Susurros en la OscuridadCassandra VossAl llegar a la entrada de la mansión, sentí la mano de Samantha apretando la mía, brindándome un reconfortante sentimiento de conexión y seguridad. Subimos juntas la amplia escalera de mármol blanco, que conducía a enormes puertas dobles de color caoba, adornadas con detalles dorados. La fachada de la casa brillaba bajo la luz de la luna, con sus paredes de piedra caliza y amplios ventanales, que dejaban entrever el resplandor interior. Dos imponentes estatuas de leones flanqueaban la entrada, añadiendo un aire de majestuosidad al lugar. Isabela jamás celebraría su cumpleaños por lo bajo.Unos atentos mayordomos vestidos de frac abrieron las puertas, y al entrar, nuestros sentidos fueron asaltados por la opulencia y el lujo. El vestíbulo era vasto, con un techo abovedado decorado con frescos que narraban historias mitológicas. Un gigantesco candelabro de cristal de Baccarat colgaba en el centro, iluminando el espacio con una luz cálida y relucie
La noche avanzaba y la atmósfera se volvía cada vez más animada. En el salón principal, un grupo de bailarinas apareció de repente, realizando un espectáculo deslumbrante que combinaba danza clásica y acrobacias. Aplaudimos juntas, maravilladas por la destreza y la gracia de las artistas.Finalmente, cuando la fiesta parecía estar en su apogeo, Isabela hizo su entrada triunfal, descendiendo por una escalera central junto a Jeanet, a quien tomaba firmemente de la mano, saludando a sus invitados con una sonrisa encantadora. Su presencia irradiaba carisma y poder, y todos los ojos se volvieron hacia ella, agradecidos por la oportunidad de ser parte de una noche tan mágica y lujosa."Oh, te amo, al fin viniste a una de mis fiestas. Creo que tendré que accidentarme más seguido para que aparez..." no terminó la oración porque Jeanet le soltó la mano con fuerza, llamando su atención."No seas estúpida diciendo eso," le regañó con los ojos acuosos."Pésima broma, no lo vuelvo a hacer, amor, p
Subimos a la camioneta y puse su dirección en el GPS. Conduje tranquilamente el camino a su casa mientras ella dormía en el asiento del copiloto. Se veía tan tierna, era como llevar un ángel a mi lado. Agradezco al infinito este momento y esta tranquilidad que me provoca. ¿Se puede estar más enamorada? ¿Se puede tener un momento más hermoso junto a ella que éste?"Cachorrita, despierta, ya llegamos," le dije tiernamente cerca del oído."¿Mmm ya, en serio? Recién cerré los ojos," murmuró ella, viendo hacia afuera con ojos soñolientos."Vamos, te ayudaré a bajar," le dije mientras desabrochaba su cinturón de seguridad."¿Te quedarás conmigo hoy? Por favor," pidió, poniendo esa carita de niñita castigada que hacía casi imposible decirle que no."Por supuesto, lo que usted quiera, pequeña," respondí con una sonrisa, sintiendo una ola de ternura y amor.Salimos de la camioneta y caminé a su lado hacia la puerta de su casa. La ayudé a entrar, y ella se aferró a mi brazo, todavía medio dormi
Mis gemidos llenan la habitación, y siento que mi control se desvanece con cada segundo que pasa, pum pum. Sus caricias se vuelven más rápidas, más intensas, y estoy al borde de la locura cuando ella se detiene abruptamente. "No tan rápido", susurra con una sonrisa pícara. "Quiero disfrutar de cada momento contigo."Me arde la piel por la necesidad mientras ella se inclina y desliza mis pantalones de pijama, dejándome completamente expuesta ante su mirada ardiente. "Eres tan hermosa", dice, sus ojos recorriendo mi cuerpo desnudo antes de inclinarse y besarme profundamente.Nos perdemos en la sensación de nuestras pieles entrelazadas, en el placer de cada caricia, el roce suave y constante de nuestros cuerpos, en cada susurro, cada beso. El mundo exterior se desvanece, dejando solo el ritmo de nuestros corazones y el susurro de nuestros nombres en la oscuridad.Finalmente, nos quedamos abrazadas, nuestras respiraciones volviendo lentamente a la normalidad. Siento su cuerpo relajarse co
"Wuakala. Bueno, entonces, por sus nervios no hace nada"."No lo sé. Un día me dijo que me respetaba más que a nadie"."Jaja, que romántica. Y tú que quieres darle como a cajón que no cierra, jajaja"."Eres la peor amiga que podría pedir", le digo."Ok, ya, está bien. Lo que tienes que hacer es decirle que quieres sexo y listo"."No, no es tan fácil. O sea, no lo sé. Igual me pongo nerviosa y me da vergüenza. Va a pensar que ando pensando en sexo todo el día"."¿Y no es así?", me dice con un tono de burla. "Bueno, mira, inicia tú. Busca el momento en que puedan estar solas y lánzate"."...."."Ahora que son novias, yo ya la hubiera hecho gritar". La miro con mala cara. "¿Qué? Si para los años que tiene, igual está bastante buena y para saber que se siente tener una mujer entre mis piernas".le golpeo la cabeza con ambas manos y la miro con el seño fruncido, "esos pensamientos están prohibidos para ti y para cualquiera""Jaja, celosa. No te preocupes, me gusta la verga", me dice sin ni
Al despertar, mientras ella aun dormía, retiré la sábana que nos cubría y me dediqué a ver cada detalle de su cuerpo desnudo: su cuello, sus pechos, esa fea cicatriz de la que soy responsable, su abdomen marcado, su monte de Venus, sus piernas y sus hermosos pies. ¿Cómo una mujer puede ser tan hermosa? Parece que la hubieran esculpido a mano. Sus labios, su pequeña nariz y sus ojos, que se encuentran cerrados en este momento, sus oídos... todo en ella parece un detalle perfecto para conseguir la perfección. Es una obra de arte. Dicen que los vampiros son lindos por ser demonios, pero yo he cazado varios y la verdad la mayoría son bastante feos. Pero ella, ella es la excepción a cualquier regla. Inspiro lentamente su olor, ese aroma exquisito que me hace perder la razón. Vuelvo a recorrerla, quedando prendada de sus senos, de sus pezones. Muerdo mi labio en un acto reflejo y comienzo a sentir nuevamente ese calor y esas sensaciones de anoche. ¿Será muy malo si la despierto?"¿Sonríes d
"¿Por qué una lacaya contesta por mi hija? ¿Por qué? ¿Acaso mi hija no tiene boca o lengua?""Padre, yo..." pone un dedo en mi boca, callando mis palabras. Está tan cerca. Veo el destello de sus ojos amarillos, su odio. Su odio está allí."¿Sabes que tú eres la más débil? Siempre fuiste la más débil, pero tu madre te cuidaba como si fueras lo más preciado, un tesoro único decía ella al igual que tus hermanas. Me hicieron jurar que te protegería, que te enseñaría a cuidarte, que te daría las armas para ser una líder, y te juro que lo intento", se aleja nuevamente "te deje crecer como uno mas de la manada, te deje aprender de los maestros de la manada, te deje aprender a luchar con la manada, todo esperando que algún día seas digna de dirigirla, así como me lo pidió tu madre"."Padre, yo...""¿Tú, tú eres débil? A veces me pregunto si recuerdas el pasado. ¿Recuerdas sus gritos? ¿Recuerdas cómo gritaban pidiendo ayuda, cómo sangraban, cómo se sentía el miedo?" Al escucharlo, los recuerdo
-Sam, no vayas, sabes que es fuerte. Sam, por favor - la rabia corría por mis venas y no me detendría ante nadie ni nada. Llegué a la zona donde estaba ella, Cassandra. Frené en seco, observé a mi objetivo y ella estaba allí, al lado de un gran oso muerto. Un oso, que tal vez dejó un hijo huérfano por su culpa. No lo pensé y me lancé con todas mis fuerzas hacia ella, hacia su cuello. Se dio vuelta a tiempo y puso su brazo como escudo. Lo mordí con fuerzas y sentí como sus huesos se quebraron por la fuerza de mi mordedura. "Ah, mierda", se quejó, moviendo su brazo para todos lados con intención de liberarse, y lo logró. Caí a varios metros, chocando con un árbol. Me miró desconcertada, como identificando algo, así que volví a la lucha. No me dejaría ganar. Al volver, ella me atrapó del cuello."Sam, ¿eres tú?" Al escucharla, no pude evitar transformarme nuevamente en humana, y allí estábamos las dos, viéndonos cara a cara. Su cara era de desconcierto y felicidad, y la mía era odio, ema