capitulo 254

Yo me lancé directo contra Álvaro, quien, como era de esperarse, no dudó ni un segundo en esconderse detrás de sus monstruos.

El alejarnos peleando comenzó a surtir efecto. Lo que había inhalado de polvo de plata se iba disipando, y con cada segundo, me sentía más fuerte.

Miré hacia atrás y vi cómo los guardias comenzaban a moverse rápidamente hacia el punto que habíamos dejado abierto para la evacuación.

Pero justo cuando estaban por llegar… lo vi.

Álvaro se dio cuenta de la estrategia y levantó la mano.

Como si fuera una orden, varios de sus híbridos avanzaron, bloqueando el paso de los nuestros. Sus ojos estaban llenos de malicia.

“¡Malditos bastardos!” gruñí, con los dientes apretados, pero no podía hacer nada. Tenia a dos lobos gigantes bloqueándome el paso.

Y entonces, en cámara lenta, lo vi todo.

Santiago, uno de mis más leales guardias, voló hacia atrás con María en los brazos, como si fuera un muñeco de trapo. En mitad de su caída, un lobo lo atrapó al vuelo y le dest
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