"Felicidades, pequeña Cassandra" me dijo con sinceridad, y no pude evitar reír otra vez.Vuelvo al jet y doy la orden de regresar a casa. Me dejo caer en el asiento, abrazando la pequeña caja entre mis manos como si fuera un secreto sagrado. Ahora solo queda resolver lo de la cena... o quizás algo aún más íntimo, más hermoso. Quiero que sea romántico, pero no obvio. Quiero que sea inolvidable, pero sincero.Pensé en la comida, en esconderlo en el postre, pero no. No... eso es demasiado típico. No es suficiente. Quiero ser creativa. Quiero que se le quede grabado en la piel, en el alma. Que cada vez que lo recuerde, le tiemble el corazón.Aún tengo varias horas de vuelo para idear algo perfecto. Algo tan cursi y romántico que me haría reír de mí misma si no fuera porque sé, muy dentro de mí, que ella lo merece todo.Vuelvo a sonreír como una idiota. Sí... esto va a ser perfecto.Al llegar a casa, lo primero que hago es ir directo a mi despacho para guardar el preciado tesoro que traigo
El comedor está completamente alegre. Los niños comentan las travesuras que hicieron en la mañana y cómo les fue en sus clases. Sus risas y voces llenan el ambiente con una calidez que me reconforta. Es un verdadero almuerzo familiar.A los pocos minutos, Clara se nos une con una expresión de aturdida felicidad. Parece en otro mundo, con una sonrisa que delata que su mañana fue... interesante. No digo nada, pero la mirada cómplice de Samantha me hace suponer que ella también lo ha notado.Justo cuando estoy a punto de hacerle un comentario para molestarla, Estefan aclara la garganta y llama nuestra atención."Familia, tenemos una noticia que darles" comienza con voz firme. "Sé que tal vez los tiempos no están para esto, pero no queremos esperar a que la vida se nos vaya sin dar este paso que estamos a punto de dar."Mierda. Mi cerebro comienza a conectar sus palabras."¿Te postularás a presidente? Porque te pusiste muy cursi" le lanza Isabela."Amor, déjalo hablar" la regaña Jeanet.T
Estábamos en plena sesión de 'este velo no me convence' cuando, sin previo aviso, Jeanet se cruzó de brazos, se giró hacia Isabela y soltó: “¿Y el anillo para cuándo, eh?” Lo dijo así, con tono de canto y todo, pero lo peor vino después. No contenta con eso, se subió al banco donde minutos antes Clara había estado probándose tacos y empezó a cantar a viva voz, con una voz demasiado buena para no molestar: “¡Y el anillo pa’ cuándoooo! ¡Y el anillo pa’ cuándoooooo!” Casi me caigo del sofá de la risa. Clara tuvo que sentarse porque se estaba doblando de la risa y no quería arrugar el vestido. Isabela solo cerró los ojos como si invocara a todos los santos y demonios conocidos para no tirarle un cojín a la cara. “¡No empieces con eso otra vez, Jeanet!” gruñó Isa, pero ya era tarde. El resto del séquito empezó a corear el estribillo con palmas. Yo también me uní, por supuesto. Si una va a morir entre satín y tul, al menos que sea cantando. Jeanet bajó del banco como una diva, se ace
Y aquí estamos. En el bar de Blue. Buena música, algunos amigos… y bailarinas.Dios. Samantha me matará si se entera. Y Clara... Clara cancelará la boda, la luna de miel, y posiblemente la existencia de Estefan.Pero al parecer a Isabela no le importa en lo más mínimo. Está encantada. Fascinada. En su elemento. La muy bruja ha hecho bailar a dos mujeres prácticamente encima de Estefan, que solo se ríe y niega con la cabeza mientras intenta no mirar demasiado. O al menos lo finge bien.Isabela siendo Isabela."¡Vamos, te toca!" me grita sobre la música, con una copa en una mano y su teléfono grabando con la otra."¡Estás loca! ¡Yo no me voy a casar!" le grito de vuelta, pero no me escucha.Ni siquiera me da tiempo de escapar. Me tira de la mano como si fuera una muñeca de trapo y me empuja hacia el centro, justo frente a una silla."Siéntate, Cassandra. Sé una buena vampira y disfruta," dice con una sonrisa endemoniada."Esto es una trampa, Isa. Una trampa de alto nivel.""Y tú caíste
Y su nueva víctima es... oh no. "¡JAIMITO!" grita como si anunciara al ganador de un concurso. El pobre —o afortunado, según cómo se mire— la sigue con una sonrisa estúpida y los brazos levantados, gritando: "¡La vida es una sola, yujuuuu!" Estefan se ríe tan fuerte que casi se le cae el vaso. Y yo… yo solo me recuesto contra el respaldo de la silla, respirando hondo, agradeciendo que por ahora nadie se haya dado cuenta de mi pequeño colapso interno. Mientras Jaimito sube al escenario como si fuera el protagonista de un musical demente, pienso que definitivamente esto ya se salió de control. Y aún no es medianoche. Las chicas estarán haciendo lo mismo o su despedida será más tranquila. Después de un largo rato salgo a la zona de fumadores. No fumo pero necesito un respiro. "Así que así se divierten los asquerosos chupa sangre." Otra vez su voz. Reconocería ese tono sarcástico en medio de un huracán. Me doy vuelta despacio, intentando fingir que no me remueve nada, que no me
“Los invitados están llegando” anunció María desde la puerta, con una sonrisa radiante y el rostro iluminado por la emoción. Su vestido en tono lavanda pastel le sentaba de maravilla; nunca la había visto tan elegante, y al mismo tiempo tan ella. “Los guardias se encargan de recibirlos, y la verdad… todo está saliendo de maravilla afuera.” Asentí mientras me levantaba para mirar por la ventana. Desde allí podía ver los autos acercarse por el camino de piedras, uno tras otro, como si todos los mundos hubieran decidido reunirse aquí hoy. Vampiros y humanos… todos con sus mejores galas, todos con una invitación en el bolsillo y la emoción en los ojos. “¡Dios, falta muy poco!” soltó Clara con un quejido ahogado, apretando los dedos en su regazo mientras se retorcía en la silla. La maquilladora la miró por encima de los lentes con una expresión que decía más que mil palabras. “Si te sigues moviendo así, vas a llegar a tu boda pareciendo payasita de circo” le dijo sin rodeos, mientras s
Ella sonríe contra mis labios. “Estás hermosa” susurra, y siento que el mundo se vuelve un poco más brillante solo por cómo me mira. Dios… estoy enamorada hasta las patas de esta mujer. No hay otra forma de decirlo. No hay metáfora bonita ni palabras elegantes que lo expliquen mejor. Es un amor que me quema por dentro, que me sostiene, que me vuelve loca y al mismo tiempo me da paz. Es ella. Mi vampirita. Mi caos y mi calma. Acaricio su mejilla con el dorso de los dedos, mientras el bullicio de la casa parece desvanecerse por un instante. “Me alegra que llegaste a tiempo” le digo en voz baja. “Estaba empezando a pensar que tendría que ir a buscarte para arrastrarte de las orejas hasta aquí.” “No me tientes” responde con esa sonrisa suya que me desarma. “me encanta cuando te pones brava.” Rodé los ojos y contuve la risa, pero no pude evitar besarla una vez más. Rápido, suave, como un suspiro. No había tiempo para más… pero me habría quedado ahí el resto del día. La música empez
Los votos fueron maravillosos. Las palabras de amor que se intercambiaron no solo sellaron su compromiso, sino que también arrancaron más de una lágrima entre los presentes. Las mías, por supuesto, y las de Jeanet, que intentaba disimularlas con una sonrisa torcida mientras le pasaba un pañuelo a Grettel que no entendía por qué todos lloraban, pero igual imitaba nuestras emociones. Fue perfecto. Y entonces llegó el momento de sellar el pacto. Clara y Estefan firmaron los registros con manos temblorosas pero firmes, mientras el maestro de ceremonia declaraba que la unión era oficial. Y luego... vino el beso. Ese beso que ambos esperaron con ansias, que no era solo una tradición, sino una promesa viva. Fue suave, pero cargado de intensidad. Largo, pero lleno de ternura. Un beso que hablaba de todas las batallas superadas, del fuego y del hielo que aprendieron a templar juntos. Los aplausos estallaron como una ola imparable. Vitoreos, risas, aullidos y silbidos llenaron el jardín,