Lluvia y cigarrillos

Isabela del Monte

Llevo conduciendo a toda velocidad por más de tres horas bajo esta lluvia infernal, la ira me consume. Cuando ella despertó me sentí el ser más afortunado del mundo, pero hoy al saber que todo el infierno que está viviendo es por mi culpa me siento la más despreciable de las criaturas, ¡fui tan egoísta! tan miserablemente egoísta al querer solo mi felicidad suplicando que viviera. Mierda soy una mierda, yo deseaba tenerla a toda costa, pero el precio para ella a sido demasiado alto.

Y como buena estúpida que soy solo pensé que todo estaría bien, que viviríamos ese amor de cuentos que todo el mundo desea, pero desde que despertó no hace más que despreciarme y alejarme, y no puedo evitar los celos, esa noche esa puta noche al verla bailar con ese maldito mocoso, el ver como se le pegaba al cuerpo, como la besaba, como la tocaba, que ganas tenia de arrancarle la cabeza, y dársela de comer a los perros, dios o diablo ya no se ni a que le rezo, estoy