“estaré aquí cuando despiertes y no te preocupes que ningún dios del rayo entrara”

“como sabes que le temo a eso”

“me lo contaste una vez, en una noche de tormenta”

“hablábamos mucho? Ósea debimos hablar mucho para contarte esa ridícula historia”

“no es ridícula, nuestros miedos no son ridículos, especialmente cuando son nuestros padres quienes nos los inculcan desde pequeños” me dice con voz dulce, entonces si le conté la historia de que mis padres me amenazaban con que entraría por mi ventana el demonio con un rayo para rostizarme, es una estúpida historia, pero me asustaban con ella, a veces hasta abrían la ventana para que me muriera del miedo. Esa noche soñé algo extraño, estábamos ella y yo en un auto, viajando con un montón de juguetes a ver unos niños, después estábamos en una habitación en donde ella estaba con tubos en su cuello y muchas heridas y yo lloraba junto a su cama. Desperté asustada, pero ella estaba allí, tan hermosa como siempre, con esa mirada que me transmite c