Después de cenar, me fui a levantar de mi silla, pero Duncan me cogió del brazo con su mano, obligándome a seguir sentada, sirviendo seguidamente la sirvienta que él trajo el café — Rita por favor, ponlo en la mesita, mi esposa y yo tenemos que hablar — le dijo Duncan — ¿Ya puedo levantarme de la silla? — le pregunté — Cuando yo me levante podrás hacerlo tu — me respondio Cuando Duncan se levantó de su silla, cogió mi silla abriendola un poco para que me levantara, me cogió de la mano para que me sentara en el sofá, viendo encima de la mesita que había enfrente del sofá, una botella de whisky, dos vasos y las dos tazas de cafe. Mi esposo puso el whisky en sendos vasos ofreciendo una — No bebo alcohol, el whisky no me gusta — le dije — Pues querida mía, acostumbrate porque no me gusta beber solo, así que sera mejor que cojas el vaso y lo vacies antes que yo — me dijo, obligándome a beber — ¿De qué querías hablar conmigo? — pregunté — De nuestro futuro, mañana van a venir unos ob
Me llamo Tania, tengo dieciocho años y desde los catorce vivo en la calle, como lo que robo y me visto de lo que me da la gente, ¿Por qué vivo en la calle? Porque mi madre era heroinómana muriendo de una sobredosis y mi padre un alcohólico que, cuando venía borracho a casa me pegaba con su cinturón o me intentaba violar, así que decidí marcharme de mi casa, ya que sabía que nadie denunciaría mi desaparición. Aunque soy una indigente tengo muchos amigos que están en mí misma situación, nunca me han tratado mal mis compañeros, me enseñaron a robar para poder comer, pero nunca le he hecho daño a nadie, hasta ahora. Un día seguí a dos mujeres, cuando pude me acerque a ellas pidiéndoles una limosna, buscaron en sus bolsos, pero lo que no sabían era que yo ya tenía en mi poder sus monederos, así que para que no sospecharan de mí, agache mi cabeza para que tuvieran compasión conmigo y con un adiós me marche dejándolas de pie donde las había parado para pedirles. Me fui calle abajo contenta
Pase casi toda la noche pensando en la proposición que me hizo David, no pareció mal porque se acabaría de dormir en un suelo frio y tener que robar para comer, pero me preocupaba más, lo que me dijo que tenía que tener un hijo para cobrar su fortuna, yo era muy joven y si podía ayudarlo, pero no a tener bebes, ya que no sabía nada de lo que eran las relaciones sexuales y menos con un hombre que, aunque él parecía conocerme muy bien, yo no sabía nada de él. Me levanté de la cama, sin hacer ningún ruido ya que no quería me escucharan marcharme de la casa, que aunque sabia que tendria un hogar, comida caliente todos los días, casarme con un desconocido y que sabía perfectamente por lo que le escuche hablar con Lucia, todo eso no era para mi, ¿y de que me conocía David?¿porque le preguntó la mujer si estaba seguro de que era yo?, eran preguntas que rondaban en mi cabeza así que decidida, baje hasta la entrada de la casa sin encender ninguna luz, abri la puerta y con el frío de la noche
Lo primero que hice fue entrar en el cuarto de baño para ducharme, una vez que ya lo hice, cogi una de las toallas que allí había para secarme, enredando mi cuerpo con otra toalla más grande. Cogi una de las maletas que habían en el armario y empecé a elegir la ropa que quería llevarme a Londres, haciendo lo mismo con la ropa interior y los zapatos, una vez que ya tenía el equipaje preparado fui a vestirme, pero de pronto la puerta del dormitorio se abrió entrando David, que se quedo mirandome de abajo arriba y viceversa.— ¿Qué haces aquí? ¿Es que una señorita no puede tener intimidad? — pregunté— Oh si perdona, yo venía a ver si ya habías preparado tu equipaje para bajarlo a la limusina, no quería asustarte — me dijo— No me has asustado, pero podrías haber tocado a la puerta antes de abrirla ¿no te parece? — le pregunté— Bueno me voy a llevar tu equipaje, nos marcharemos después de comer — dijoCuando David se marchó del dormitorio, me puse el vestido que había elegido para el vi
Después de pasar unos días en Londres, donde David me enseñó todo lo bonito que tenia esa ciudad, regresamos en el avión privado de David a su casa de Nueva York, nada más aterrizar en el aeropuerto me pude dar cuenta de que la limusina ya estaba esperándonos para llevarnos a la casa de David.Nada más parar el vehículo el chofer en la puerta y abrirnos la puerta, nos bajamos de ella, entramos en la casa, salude a Lucia primero marchandome a mi dormitorio entre en el cuarto de baño, me quite la ropa, metiendome en la ducha, después de ducharme, enrede mi cuerpo en una toalla volviendo al dormitorio, me vestí acercándome, después a la cocina para comer algo viendo a Lucia preparando una especie de almuerzo . — Buenos días, ¿también eres la cocinera? -- le pregunté — Todo mi niña, hago de todo, estoy con David desde que nació y antes estuve con su padre — me dijo — Entonces conoces muy bien a David, ¿Cómo es? — le pregunté — Como hombre, es un ser muy bueno y muy dulce, lo quiero mu
Al día siguiente desayunando, se sentó David a mi lado en la mesa, fui a levantarme, pero me lo impidió cogiendo mi brazo con su mano erizando mi piel con su toque. — Tenemos que hablar Tania, no podemos seguir así, aunque anoche lo pase muy bien contigo — me dijo David — ¿De qué quieres hablar David, de cómo follas con Madelein? — le dije — Por favor, Tania, desde esa noche lo dejamos, pero es que tu —-- me dijo — Yo que David, ya sabes que nunca he estado con un hombre y comprendo que quieras a las que ya son expertas, tranquilo sigue con tu vida, no me importa — le dije levantándome de la mesa — Nos han invitado esta noche a una recepción y me gustaría que me acompañaras como mi esposa. — me dijo — Lo siento, pero no voy a ir, no voy a ser el hazme reír de nadie — le contesté — Nadie en la recepción sabe lo que tuvimos Madelein y yo, nada más que tú — me dijo — Me da igual, no voy a ir — dije escuchando seguidamente, como David daba un puñetazo a la mesa. Aunque David vo
— Lo siento no te he visto — le dije — ¿Trabajas aquí? — me preguntó David— Si, perdona pero tengo que seguir trabajando — le dije — Tania él bebe tiene hambre, dale de comer que yo sigo haciendo lo tuyo — me dijo la encargada chillando Cuando me giré para marcharme, David me cogió del brazo parándome. — ¿Tienes un hijo? — me preguntó — Sí y por favor suéltame, no quiero que mi jefa me riña — le dije Entre en los vestuarios para darle de comer a mi pequeño entrando también David detrás mía. — ¿Es mío? — me preguntó — No tranquilo, no es tuyo, es de otro tío — contesté — Si ya, es de un sinvergüenza que la embauco prometiéndole una vida sin que le faltara de nada y cuando tuvo a otra a su lado, a la pobre Tania la tiró a la calle, el sinvergüenza multimillonario —dijo mi jefa, dejándome inerte, ya que no quería decirle nada a David — Ese del que habla tu jefa, era yo ¿verdad Tania?--- me preguntó — No le hagas caso David y tranquilo que no es tuyo — le repetí — Lo siento T
Me hizo poner las manos en la cama doblando mi cuerpo, me bajó el tanga hasta mis tobillos y abriéndome las piernas, sentí como me poseía con su miembro en una embestida fuerte, moviéndose cada vez más. — Muévete, me gustas mucho Tania y me encanta follarte, te siento como si fueras mi puta particular — me dijo Siguió moviéndose cada vez más deprisa mientras gemía y me apretaba las caderas con sus manos hasta correrse, dejándome la marca de sus dedos en mis caderas. — Quiero vivir contigo lo que me arrebataste con mi hijo, ¿Tomas la píldora? — me preguntó cuando se apartó de mí — No quiero otro embarazo, David por favor — suplique — No te he preguntado eso Tania, ¿tomas la píldora? — Si, la tomo — contesté — Tíralas o te las tiraré yo, quiero otro bebe y vivir lo que no me dejaste con mi hijo cuando te marchaste de mi casa — me dijo — Yo me marché de tu casa porque tú me echaste — le contesté, no diciéndome David nada más. Después de arreglarse la ropa, se fue al cajón de mi