Me llamo Tania, tengo dieciocho años y desde los catorce vivo en la calle, como lo que robo y me visto de lo que me da la gente, ¿Por qué vivo en la calle? Porque mi madre era heroinómana muriendo de una sobredosis y mi padre un alcohólico que, cuando venía borracho a casa me pegaba con su cinturón o me intentaba violar, así que decidí marcharme de mi casa, ya que sabía que nadie denunciaría mi desaparición. Aunque soy una indigente tengo muchos amigos que están en mí misma situación, nunca me han tratado mal mis compañeros, me enseñaron a robar para poder comer, pero nunca le he hecho daño a nadie, hasta ahora. Un día seguí a dos mujeres, cuando pude me acerque a ellas pidiéndoles una limosna, buscaron en sus bolsos, pero lo que no sabían era que yo ya tenía en mi poder sus monederos, así que para que no sospecharan de mí, agache mi cabeza para que tuvieran compasión conmigo y con un adiós me marche dejándolas de pie donde las había parado para pedirles.
Me fui calle abajo contenta hasta que paró delante de mí bloqueando mi camino una limusina, me quedé mirando hasta que vi como el chofer bajó y abrió la puerta del vehículo.
— Sube al coche — me dijo un hombre muy guapo y muy bien vestido que había dentro sentado
— ¿Para qué? No lo conozco — contesté
— Sube no tengas miedo no te voy a hacer nada, te invito a comer, no quiero hacerte nada de verdad, solo quiero hablar contigo — me dijo
No soy muy atractiva, pero más o menos mido uno setenta, tengo el pelo color castaño claro y el color de mis ojos son verdes, por eso llamó mucho la atención de los hombres.
Temerosa subí al vehículo, el hombre se le notaba que iba a un gimnasio ya que era corpulento, piel bronceada, moreno y el color de sus ojos eran de un azul precioso.
— ¿A dónde vamos? — pregunté
-- A mi casa, después de comer, te voy a dar ropa que, seguro que te gustara, no esos harapos que llevas -- me dijo
— Todo eso a cambio de que ¿sexo? Lo siento, pero conmigo se equivoca, nunca me he acostado con ningún hombre por dinero y no empezaré ahora — le dije
— ¿Eres virgen? — me pregunto
— Si y me llamo Tania — le dije
— Yo me llamo David y no, no me interesa acostarme contigo, lo único que quiero es hacerte una proposición, pero cuando hayas comido y te hayas bañado hablamos — me dijo
La limusina entró en un camino que llevaba a una gran mansión, dejándome sin palabras mirando lo grande y bonita que era, rodeada de unos lindos prados. Cuando el chofer paró en la misma puerta de la casa, abrí la puerta del vehículo sin esperar a que el chofer me abriera.
— ¿Te gusta? — preguntó David
— Tu casa es preciosa — le dije
— Vamos dentro, aún te gustara más — contestó
Cuando entramos en la casa, me quedé mirando a todas partes, cuadros preciosos que debían de valer mucho dinero, muebles preciosos y que parecían de última moda.
— Tania te presento a Lucía mi ama de llaves, cualquier cosa que necesites se lo puedes pedir a ella — me dijo
— Vamos cariño, te enseñaré el dormitorio, cuando me llamo David diciendo que venias con él, te preparé el baño y la ropa te la deje encima de la cama — me dijo Lucia
— ¿Mi dormitorio? ¿para que?, solo he venido porque ese señor me ha invitado a comer
Acompañé a la ama de llaves hasta el dormitorio, parándome de vez en cuando para mirarlo todo ya que tanto lujo yo nunca tuve y me llamaba la atención todo lo que había en esa casa. Después de bañarme y ponerme un vestido precioso, me dirigí a la sala donde estaba David. Cuando me vio, se quedó inmóvil mirándome de arriba abajo.
— ¿Qué te parece? — le pregunté
— Estas, preciosa de verdad — me contestó
— Bueno ahora sí ¿de qué querías hablarme? — le pregunté
— Primero come algo y luego hablamos, Lucia te ha preparado algo de comer, te lo ha dejado en la mesa de la cocina -- me dijo
Me marché hacia la cocina, sentándome en una de las sillas que habían alrededor de la mesa.Cuando termine de comerme lo que me había preparado Lucia y contenta, me fui de la cocina, pero al ir a entrar en la sala escuche a David hablar con Lucia.
— ¿Estás seguro de que es ella? — le preguntó Lucia
— Si estoy muy seguro, pero ya hablaremos, mira haber si Tania termino de comer no quisiera que nos escuchara — le dijo David
— Estaba todo delicioso, muchas gracias — les dije entrando en la sala mirándome los dos sorprendidos
— Me alegro mucho de que te haya gustado Tania, yo me retiro señor — dijo Lucia marchándose
Cuando nos quedamos solos David me invitó a sentarme en un sillón muy cómodo enfrente suyo.
— Bueno pues tu dirás, de qué querías hablar conmigo — dije rompiendo el hielo, ya que mi benefactor me miraba con sus preciosos ojos azules poniéndome nerviosa
— Tania quiero que nos casemos — me dijo de pronto, dejándome sin saber qué contestar
— ¿Tu estas bien de la cabeza?, ¿casarme contigo? Si no te conozco, puedes ser un asesino o un loco que se ha escapado de un manicomio — contesté fijandome en la sonrisa tan bonita que tenía cuando reía
— No soy un loco ni me he escapado de ningún sitio, mi padre hizo un testamento antes de morir, Tania me quedan dos meses solamente para ser dueño de mi empresa y de la fortuna de mi padre — me dijo
— ¿No tienes amigas para casarte con una de ellas? — contesté
— No, no es tan fácil, ellas solo quieren el dinero y yo necesito a una mujer a mi lado, que sea esposa y compañera, no una barbie que nada más le interesa mi dinero. — me dijo
— Mirándolo así tienes razón, pero ¿Por qué yo? -- pregunté
— Llevo días vigilándote, sé que eres buena persona y que tu niñez no ha sido como diría muy feliz, tu madre era heroinómana y tu padre un borracho violador, ¿Qué me dices? Si aceptas, sería todo firmando en un documento y después de que reciba lo que es mío, puedes pedir el divorcio y te daría una buena suma de dinero para que nunca te falte nada. -- me dijo
— Mirándolo así como me lo estás proponiendo, aceptaría, pero con la condición de que no tendré que acostarme contigo y puedo hacer lo que me dé la gana — le dije
— Hay otra cosa que no te he comentado, para recibir la fortuna de mi padre, tengo que tener un heredero o sea un hijo mío — me dijo muy serio
— Pero eso lo puedes tener con cualquiera de tus amigas, te casas conmigo y tus amigas te dan un hijo, y todo arreglado — le dije haciéndolo reír contagiándome a mí su risa.
— Si decides aceptar mi proposición, mañana iremos al despacho de mi abogado a firmar el contrato prematrimonial. ¿qué me dices Tania?
— No sé David, tendré que pensarlo primero — le respondí
Pase casi toda la noche pensando en la proposición que me hizo David, no pareció mal porque se acabaría de dormir en un suelo frio y tener que robar para comer, pero me preocupaba más, lo que me dijo que tenía que tener un hijo para cobrar su fortuna, yo era muy joven y si podía ayudarlo, pero no a tener bebes, ya que no sabía nada de lo que eran las relaciones sexuales y menos con un hombre que, aunque él parecía conocerme muy bien, yo no sabía nada de él. Me levanté de la cama, sin hacer ningún ruido ya que no quería me escucharan marcharme de la casa, que aunque sabia que tendria un hogar, comida caliente todos los días, casarme con un desconocido y que sabía perfectamente por lo que le escuche hablar con Lucia, todo eso no era para mi, ¿y de que me conocía David?¿porque le preguntó la mujer si estaba seguro de que era yo?, eran preguntas que rondaban en mi cabeza así que decidida, baje hasta la entrada de la casa sin encender ninguna luz, abri la puerta y con el frío de la noche
Lo primero que hice fue entrar en el cuarto de baño para ducharme, una vez que ya lo hice, cogi una de las toallas que allí había para secarme, enredando mi cuerpo con otra toalla más grande. Cogi una de las maletas que habían en el armario y empecé a elegir la ropa que quería llevarme a Londres, haciendo lo mismo con la ropa interior y los zapatos, una vez que ya tenía el equipaje preparado fui a vestirme, pero de pronto la puerta del dormitorio se abrió entrando David, que se quedo mirandome de abajo arriba y viceversa.— ¿Qué haces aquí? ¿Es que una señorita no puede tener intimidad? — pregunté— Oh si perdona, yo venía a ver si ya habías preparado tu equipaje para bajarlo a la limusina, no quería asustarte — me dijo— No me has asustado, pero podrías haber tocado a la puerta antes de abrirla ¿no te parece? — le pregunté— Bueno me voy a llevar tu equipaje, nos marcharemos después de comer — dijoCuando David se marchó del dormitorio, me puse el vestido que había elegido para el vi
Después de pasar unos días en Londres, donde David me enseñó todo lo bonito que tenia esa ciudad, regresamos en el avión privado de David a su casa de Nueva York, nada más aterrizar en el aeropuerto me pude dar cuenta de que la limusina ya estaba esperándonos para llevarnos a la casa de David.Nada más parar el vehículo el chofer en la puerta y abrirnos la puerta, nos bajamos de ella, entramos en la casa, salude a Lucia primero marchandome a mi dormitorio entre en el cuarto de baño, me quite la ropa, metiendome en la ducha, después de ducharme, enrede mi cuerpo en una toalla volviendo al dormitorio, me vestí acercándome, después a la cocina para comer algo viendo a Lucia preparando una especie de almuerzo . — Buenos días, ¿también eres la cocinera? -- le pregunté — Todo mi niña, hago de todo, estoy con David desde que nació y antes estuve con su padre — me dijo — Entonces conoces muy bien a David, ¿Cómo es? — le pregunté — Como hombre, es un ser muy bueno y muy dulce, lo quiero mu
Al día siguiente desayunando, se sentó David a mi lado en la mesa, fui a levantarme, pero me lo impidió cogiendo mi brazo con su mano erizando mi piel con su toque. — Tenemos que hablar Tania, no podemos seguir así, aunque anoche lo pase muy bien contigo — me dijo David — ¿De qué quieres hablar David, de cómo follas con Madelein? — le dije — Por favor, Tania, desde esa noche lo dejamos, pero es que tu —-- me dijo — Yo que David, ya sabes que nunca he estado con un hombre y comprendo que quieras a las que ya son expertas, tranquilo sigue con tu vida, no me importa — le dije levantándome de la mesa — Nos han invitado esta noche a una recepción y me gustaría que me acompañaras como mi esposa. — me dijo — Lo siento, pero no voy a ir, no voy a ser el hazme reír de nadie — le contesté — Nadie en la recepción sabe lo que tuvimos Madelein y yo, nada más que tú — me dijo — Me da igual, no voy a ir — dije escuchando seguidamente, como David daba un puñetazo a la mesa. Aunque David vo
— Lo siento no te he visto — le dije — ¿Trabajas aquí? — me preguntó David— Si, perdona pero tengo que seguir trabajando — le dije — Tania él bebe tiene hambre, dale de comer que yo sigo haciendo lo tuyo — me dijo la encargada chillando Cuando me giré para marcharme, David me cogió del brazo parándome. — ¿Tienes un hijo? — me preguntó — Sí y por favor suéltame, no quiero que mi jefa me riña — le dije Entre en los vestuarios para darle de comer a mi pequeño entrando también David detrás mía. — ¿Es mío? — me preguntó — No tranquilo, no es tuyo, es de otro tío — contesté — Si ya, es de un sinvergüenza que la embauco prometiéndole una vida sin que le faltara de nada y cuando tuvo a otra a su lado, a la pobre Tania la tiró a la calle, el sinvergüenza multimillonario —dijo mi jefa, dejándome inerte, ya que no quería decirle nada a David — Ese del que habla tu jefa, era yo ¿verdad Tania?--- me preguntó — No le hagas caso David y tranquilo que no es tuyo — le repetí — Lo siento T
Me hizo poner las manos en la cama doblando mi cuerpo, me bajó el tanga hasta mis tobillos y abriéndome las piernas, sentí como me poseía con su miembro en una embestida fuerte, moviéndose cada vez más. — Muévete, me gustas mucho Tania y me encanta follarte, te siento como si fueras mi puta particular — me dijo Siguió moviéndose cada vez más deprisa mientras gemía y me apretaba las caderas con sus manos hasta correrse, dejándome la marca de sus dedos en mis caderas. — Quiero vivir contigo lo que me arrebataste con mi hijo, ¿Tomas la píldora? — me preguntó cuando se apartó de mí — No quiero otro embarazo, David por favor — suplique — No te he preguntado eso Tania, ¿tomas la píldora? — Si, la tomo — contesté — Tíralas o te las tiraré yo, quiero otro bebe y vivir lo que no me dejaste con mi hijo cuando te marchaste de mi casa — me dijo — Yo me marché de tu casa porque tú me echaste — le contesté, no diciéndome David nada más. Después de arreglarse la ropa, se fue al cajón de mi
La fiesta estaba siendo un éxito, acudiendo los socios de David con sus parejas estando la casa llena de gente y por el orgullo de su padre, nuestro hijo fue de brazos en brazos, hasta que le tocó la hora de comer, lo cogi en brazos, entrando en la casa, me fui al dormitorio de mi hijo sentandome en la mecedora para darle de mamar. Después de quedarse dormido, le cambie el pañal que lo tenia sucio, lo deje en su cuna marchándome, para salir al jardín donde estaban los invitados, pero escuche hablar a David con otro hombre en su despacho con la puerta entreabierta, me quede parada en el exterior de la puerta escuchando, quedándome inmóvil cuando escuche lo que estaban hablando David y uno de los invitados a la fiesta. — ¿Sabe ya Tania ya que es nieta de Lord Carrington? — le preguntó el hombre a David— Si, ya hable hace dos días con los abogados del abuelo de mi futura esposa, estoy esperando sus respuestas — dijo David — David, no puedes negarle a Tania sus derechos ¿y si se enter
Despues de recuperarme del aborto, David dejo su empresa en manos de sus asesores, para que pudieramos hacer un viaje a inglaterra y asi yo pudiera conocer donde verdaderamente naci y cual era mi sitio, ya que mi abuelo fue un Lord segun me entere en la fiesta que hicimos en nuestra casa. Lucia nos preparo el equipaje a nosotros ya que no quería que mi hijo viniera con nosotros a Inglaterra, siendo David el que le dio la razón, ya que nada más pensábamos quedarnos una semana hasta que yo arreglara con los abogados de mi abuelo, lo que me tocaba la parte de mi herencia. Después de darle muchos besos y carantoñas a nuestro pequeño, David y yo subimos a la limusina sentandonos dentro, arrancando el chofer con dirección al aeropuerto donde David tenía su avión privado.Cuando llegamos a Londres, y con nuestro equipaje en nuestras manos, nos marchamos del aeropuerto acercándose a nosotros un hombre de pelo canoso y muy bien vestido.— Señores Anderson, bienvenidos a Inglaterra, permitan qu