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2/ EN LA CASA DE MI PROTECTOR

Pase casi toda la noche pensando en la proposición que me hizo David, no pareció mal porque se acabaría de dormir en un suelo frio y tener que robar para comer, pero me preocupaba más, lo que me dijo que tenía que tener un hijo para cobrar su fortuna, yo era muy joven y si podía ayudarlo, pero no a tener bebes, ya que no sabía nada de lo que eran las relaciones sexuales y menos con un hombre que, aunque él parecía conocerme muy bien, yo no sabía nada de él. Me levanté de la cama, sin hacer ningún ruido ya que no quería me escucharan marcharme de la casa, que aunque sabia que tendria un hogar, comida caliente todos los días, casarme con un desconocido y que sabía perfectamente por lo que le escuche hablar con Lucia, todo eso no era para mi, ¿y de que me conocía David?¿porque le preguntó la mujer si estaba seguro de que era yo?, eran preguntas que rondaban en mi cabeza así que decidida, baje hasta la entrada de la casa sin encender ninguna luz, abri la puerta y con el frío de la noche me marché a donde yo sí que consideraba que era mi hogar, las calles. Al día siguiente, nos fuimos mi amigo Carlos y yo a buscar algo de comer por los contenedores de basura, cuando vi la limusina de David parándose enfrente nuestra, quise echar a correr, pero el maldito chofer me cogió de la cintura con su brazo y aunque le di patadas y puñetazos, mientras mi amigo le pegaba gritándole que me soltara, ninguno de los dos lo conseguimos, sentandome el chofer dentro del vehículo donde estaba David sentado mirándome.

—  Tania tenemos que hablar por favor, no quiero que sigas mendigando por las calles  — me dijo

— ¿Que no comprendes, que la calle es mi hogar? y que no me voy a casar contigo y menos tener un bebe, buscate a una niña rica como tu, pero dejame tranquila a mi  — pregunté

— Está bien, no nos casemos por ahora, tengo que hacer un viaje a Inglaterra, acompáñame por favor y si a la vuelta decides marcharte, no te lo impediré ¿de acuerdo? — me preguntó ofreciéndome su mano

— Yo que quieres que haga allí, que represente que soy  ¿tu amada prometida? — pregunte con sarcasmo

— Precisamente eso es lo que quiero, te pagaré bien, tanto que nunca más tendrás que vivir en la calle, que me dices ¿aceptas mi proposición? saldremos ganando los dos te lo aseguro — me dijo mientras sus preciosos ojos azules se clavaban muy dentro de mi

— Esta bien acepto, pero nada de sexo, tu no eres mi tipo y por supuesto nada de bebes, quiero disfrutar primero ya que soy muy joven— le dije riendo los dos

— De acuerdo, nada de bebés por ahora — me dijo David

El chofer cerró la puerta de la limusina, poniendose después en el asiento del conductor, marchandonos de lo que fue durante años mi único hogar, a un futuro incierto el cual, yo no sabía lo que me esperaría. Acercándose el vehículo a la casa de David, este cambió completamente el semblante de su cara, al darnos cuenta de que había aparcado en la puerta de la casa un coche de alta gama. Nada más parar el chofer, bajo abriéndonos la puerta, entramos a la casa dirigiéndose David al salón, mientras yo me iba a la cocina para saludar a Lucia.

— Me alegro que hayas vuelto a casa, ¿quieres comer algo? — me preguntó

— Un café por favor, aunque estos bollos se ven buenisimos — respondí cogiendo un bollo que había encima de la mesa para comermelo.

Estando en la cocina hablando con Lucia, empezamos a escuchar gritos que provenían del salón, mirándonos ella y yo con cara de sorprendidas

— ¿Con quién está discutiendo David? — pregunte

— Com Madelein, pero tu no hagas caso, veras lo bien que vas a estar con nosotros — me dijo Lucia

— Ya lo sé pero ¿quién en Madelein? — pregunté

— Es una cazafortunas para mi, no me gusta nada esa chica, salió con David un año hasta que mi niño se dio cuenta de lo que ella pretendía, solo quería una buena posición social al lado de un CEO millonario y su dinero — me dijo

Después de un buen tiempo escuchando gritos, se quedó todo en silencio, escuchando poco después abrirse la puerta de salón, viendo pasar por delante de la cocina a una mujer rubia, muy alta y bien vestida, nos miramos las dos, pero me sentí mal, al mirarme ella como si yo le diera repugnancia o asco 

— Madelein por favor marchate, ya seguiremos con nuestra conversación cuando vuelva de Londres — le dijo David abriéndole la puerta de la calle

— Está bien me marcho querido, adiós mugrienta asquerosa, — me dijo con desprecio

— No le hagas caso Tania, ella es asi, bueno vete a tu dormitorio a preparar tu equipaje, esta tarde mismo saldremos en mi avión privado hacia Londres — me dijo David

Me fui al dormitorio donde la primera noche que pase en casa de David preguntandome ¿qué equipaje quería que me preparara? ya que la única ropa que tenía, era la que llevaba puesta, entrando de pronto David en el dormitorio,

— Perdona Tania, pero no te lo he dicho –dijo– aquí tienes el vestidor lleno con ropa tuya que te compre, espero que sea de tu talla, puedes elegir lo que quieras para llevarte, ya que toda esta ropa es para ti — me dijo abriendo un armario vestidor, lleno de ropa y zapatos nuevos

— Gracias, todos son preciosos,--- le dije viendo uno por uno todos los vestido sorprendida

— Bueno te dejo sola para que elijas los que te vas a llevar y por cierto, en Londres te compraré varios vestidos de gala, para ir a los eventos que tengo en mi agenda — me dijo marchandose después de mi dormitorio.

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