BárbaraAún podía sentir la calidez de aquel agarre.Bárbara apoyó la barbilla en su muñeca mientras mantenía la vista fija en su otra mano. La observó con detenimiento, buscando algún cambio: un ligero temblor, una nueva coloración, un cambio en la temperatura. Sin embargo, no había nada fuera de lo normal. Su mano lucía exactamente igual, y aun así, la sensación persistía, como si el calor de la mano de Bastián hubiese dejado una huella en su piel."¿Por qué sigo sintiendo esto?"Con un movimiento brusco, Bárbara sacudió la mano, intentando desprenderse de aquella sensación que parecía aferrarse a ella. Al final, la dejó descansar sobre sus muslos, todavía percibiendo un calor que no le pertenecía.Es realmente rígido...Se reprochó, tratando de ignorar la forma en que su corazón había reaccionado al toque de BastiánEstaba segura que no la tomaría. Que el simplemente se dirigiria a Liam y ella solo se apartaria, estaba lista para que es
Bárbara—Betsy vamos, dijiste que irías si venia por ti, ahora estoy aquí así que baja.La voz de Jean resonó más alto en medio del silencio de la noche. Su corazón dio un vuelco haciendo que se aferrara a las bisagras tan fuerte que sus nudillos se pusieron blancos. Se giro hacía la puerta detrás de ella atenta a cualquier moviendo o ruido que proviniera de afuera espero unos segundos antes que sus pulmones ardieran y tuviera que soltar el aire.Cuando nada paso regreso su vista a Jean.Jean, parada justo en el patio de aquella casa vieja. Una de las más antiguas del vecindario. Rodeada de arboles sin podar y un jardín sin cuidar. Había juguetes de niños y triciclos tirados, llenos de moho y oxidados. Aun así, nadie se preocupaba por ellos. Y Jean no era la excepción. Se había escapado como varias otras noches hasta su casa para verla.Bárbara respiro con dificultad con el pasar de los minutos. Con el peso de la realidad cerniéndose sobre ella. Le adv
BastiánVer a Liam profundamente dormido fue como recibir una suave brisa. Bastián quería hacer un escudo protector donde nada tocara a su hijo, donde nada lo lastimara, quería protegerlo incluso de el mismo. Pero también estaba esa punzada de querer llevarlo a casa, quería dejar la habitación de hospital porque constantemente le recordaba lo amargo de la realidad. Las cosas no estaban bien. Y era momento de aceptarlo. Por más aterrorizado que estuviera, ese hecho tenía que aceptarlo. Porque lo rompió más ver a su hijo agazapado y temblando, sabiendo que se paralizada ante su dolor que su propio miedo a sus propias emociones.No quería volver a verlo de esa forma. Se negó a que sucediera, sabía que la pediatra de Liam había usado una cascada de tecnicismo para explicar a Bastián porque las pruebas estaban bien y a pesar de eso Liam había sufrido el ataque. La forma en que se rebuscaba para darle explicaciones era obvia que no quería decirle directame
Hola a todos, soy Day Arels es un placer que sigan acompañando a Bárbara, Bastián y Liam. Sé que no he sido consistente con la subida de los capítulos; sin embargo, intentaré hacerlo más seguido. Quiero decir que este es el primer borrador, en el proceso de reedición probablemente haya pequeños cambios que no afectarán lo fundamental de la historia, pero se hará con el fin de corregir errores en general.Quiero disculparme por la crudeza de algunas escenas y si afecta la susceptibilidad de alguno de los lectores, mis más sinceras disculpas, además de que en futuros capítulos habrá escenas fuertes, por lo que lean con precaución. Sin más que aclarar, espero que disfruten esta historia tanto como yo la estoy disfrutando escribirla. Al principio el concepto era más comedia y romance, pero poco a poco los personajes cobraron vida y no había forma en que no pudiera contar su historia, la razón de las decisiones que toman, la forma en como se abren al mundo que los rodea y cómo aprenden a
BastiánEl día siguiente Bastián tuvo bastante dificultades para dejar a Liam en la guardería de nuevo, dijeron que las actividades comenzarían por la tarde así que organizo su agenda para terminar todas sus diligencias en la mañana y poder acompañar a Liam. Dejarlo fue una algo demasiado difícil, todavía se quedó parado fuera de la guardería mientras miraba a Liam tomar asiento, solo cuando vio a Sofía acercarse y a Liam interactuar tímidamente con ella dejo escapar el aire y prácticamente obligo a sus pies subir a su oficina.Ahora estaba sentado frente a su computador, pero por alguna extraña razón solo se limitaba a ver sus reflejo en la pantalla. Estático, con excepción de alguna que otra línea de expresión más acentuada su rostro seguía siendo el mismo, las grandes bolsas debajo de sus ojos no le ayudaban demasiado. Desvió la mirada cuando escucho los dos golpes en la puerta. Se acomodó en la silla ajustando su corbata.—Adelante— invitó llevando sus manos a su teclado mucho ante
BárbaraBárbara se percató de que, aunque no llevaba corbata, Bastián a veces parecía buscarla instintivamente, como si fuera parte de su uniforme diario.Al no encontrarla, murmuraba por lo bajo, probablemente maldiciones, aunque Bárbara solo alcanzaba a escuchar el ritmo apagado de sus palabras. Quiso reír, pero se contuvo. Era raro verlo fuera de su zona de confort, cruzado de brazos y con los ojos cerrados, aparentemente al margen del mundo.Desde esa perspectiva se dio cuenta que Bastián era por mucho más ancho de hombros, no parecía tan musculoso, pero tenía un cuerpo atlético, y le sacaba casi una cabeza de altura. Todo el dorado en él estaba cubierto por capaz y capaz de cansancio. Las líneas de expresión en su frente, las ojeras no le quitaban ningún atractivo. Algunas personas murmuraban en su dirección dándole miradas de soslayo, pero toda aquella atención chocaba con un enorme muro y se perdían.Casi parecía estar en una burbuja aislado de todos a su alrededor.No supo por
BastiánLa forma en la que ella lo llamó “papá” hizo que regresara a sus sentidos. Aun se sentía en una nube hasta hace solo unos momentos. La burla en su voz hizo que el eco de sus palabras cobrara sentido.“Eres un buen padre, Bastián”Cuando lo escucho un hormigueo subió por sus piernas. Directo a su corazón. El nudo en su garganta, aunque persistente, también era una especie de candado, que evitaba que sus palabras salieran, que sus emociones se desbordaran. Así que Bastián intento concentrarse en cualquier otra cosa a la que pudiera aferrarse, pero nada parecía útil.Porque las palabras que antes le habían sonado tan imposibles. Ahora se arrastraban entre las ranuras de sus defensas y calaban en lo profundo de su ser.¿Era porque habían salido de la misma boca que lo llamo estúpido?Era porque todo estos años donde había estado luchando para devolverle algo de estabilidad al mundo de Liam. Lo único que quería era…Ser capaz de creer que, incluso si había fallado había dado lo mejo
BastiánUn pacto con el diablo. Así lo llamo Adler.A pesar de eso no había borrado esta estúpida sonrisa desde que le conto sobre el asunto.La sala de reuniones comenzó a llenarse de personas, los jefes de departamento tomaban sus puestos en la gran mesa redonda. Adler daba órdenes a las asistentes para colocar los reportes en la mesa frente a los jefes y repartir algunas copias a sus acompañantes.Bastián sentado de espalda a las puertas clavo su vista en el asiento vacío frente a él. Ahí donde había un cartel que indicaba el nombre de la jefa de radiología. Su pie no había dejado de moverse durante todo el tiempo que estuvo esperando. Llegó quince minutos antes, encontrándose que Adler lo había situado justo frente a Barbara. El dejo salir un resoplido cruzando los brazos sobre el pecho. No le importo realmente porque la “jefa de radiología” no era quien llegaba a esas reuniones. Quien ocupaba su lugar en todas las reuniones era Greta Bauer.Además, conociendo la personalidad de B