BastiánMüller entro a la sala dando zancadas con todo el semblante visiblemente tenso. Detrás de el iba Bauer con el rostro tan lleno de oscuridad murmurando algo que Bastián no lograba entender, pero seguramente no era nada bueno.Ambos tomaron asientos en la esquina de la sala de reuniones que constaba solo de una mesa ovalada y seis sillas además de una pantalla del lado de Bastián.Solo poco después entro la última integrante del departamento de radiología. Las otras personas en la esquina estaban visiblemente irritadas a diferencia de la mujer de cabello rizado y mirada angelical. Ella se sentó algo o lo bastante lejos de los dos primeros.Supuso que había sucedido algo antes de la reunión, pero no podía preguntar, así como así. Intento armonizar el ambiente aclarándose la garganta.Él se acercó a la mesa deslizando un folder con todos los datos desglosados de su plan para recaudar los fondos.—Esto es una de las propuestas que les tengo para conseguir los seiscientos mil dólare
HansEscucharla decir aquello hizo que la poca paciente de Hans llegara a su límite. Arrecostado sobre el asiento se enderezo como un resorte y se aferro con fuerza a los apoyadores del asiento dispuesta a levantarse. Pero una mano lo detuvo. Greta no lo miraba porque estaba concentrada en la mujer del otro lado de la mesa. Solamente levanto su palma sin aflojar su postura.Hans respiro profundo y comenzó a contar. Lo que sea que Greta planeara tenía que confiar en ella. Además, alterarse en ese momento solo podría terminar beneficiando a esa mujer.Como si ignorara por completo la tensión que había en la sala siguió hablando sin mirarlos. Sus ojos estaban puestos en el señor rígido.—Creo que será un trabajo difícil por una semana, pero los resultados valdrán el tiempo invertido.Cecilia hablo con soltura, tranquila y sin perder la sonrisa.Así como no le importaba ser amedrentada por las palabras duras de Greta cuando salieron de la cirugía por haber comenzado sin su autorización, t
BárbaraLas risas explotaron en el lugar. La cocinera ya había tomado más de tres latas de cerveza y comenzaba a arrastrar las palabras mientras otras pacientes se congregaban en un grupo de más de diez personas, escuchando su anécdota. Hablaban sobre su infancia, experiencias compartidas, anécdotas graciosas.La competencia había terminado hace unas horas, el público se dispersó y los que querían continuar la fiesta se dirigieron a un almacén cerca de la clínica. Era clandestino definitivamente, pero Barbara sospechaba que las autoridades ya conocían a los pacientes que se escapaban para reunirse así. No conocía al alma benevolente que le permitió a un puñado de pacientes oncológicos hacer esa clase de cosas, pero tampoco podía juzgarlo por impedirlo.Las terapias de grupo no podían compararse con eso. De alguna forma aquella interacción se sentía mucho más íntima, más real. Barbara barrió el lugar con la mirada. El más joven parecía tener dieciocho, el mayor quizás cincuenta. Las se
¡Hola a todos!Espero que se encuentren disfrutando la historia y acompañando a Bastián, Liam y Bárbara hasta el final.Ha sido un proceso largo y hermosamente doloroso continuar esta historia. Quiero decir que, más de una vez, tuve que detenerme y pensar bien en lo que quería seguir escribiendo, pero algunas cosas se sintieron... "necesarias" para entender.Aclaro que las escenas que continúan pueden dañar la susceptibilidad de más de algún lector. Pido, por favor, disculpas en ese caso. Tratar temas como el trauma, el abuso, la violencia y el abandono nunca es fácil para nadie que lo haya vivido.Gracias a todos por seguir.Espero que disfruten este último tramo del libro.Probablemente haya un segundo libro...
Bastián Guardo las cosas y arreglo la sala. Frente a el, Hans y Greta continúan hablando entre ellos lanzándole miradas a Cecilia poco amistosas. La mencionada tomo el reporte que Bastián estaba a punto de agarrar. —¿Necesitas más ayuda? —Cecilia acomodo la carpetas y se las tendio en el aire. Bastián dudo un momento. Sin pensarlo miro de reojo hacía Hans y Greta que seguían hablando entre ellos. Tomo las carpetas. —No, gracias. Cecilia entre cerro los ojos mirando a Bastián con cautela. Inclino su rostro y le dedico una sonrisa. —Se que soy nueva aquí y puede que no me haya adaptado al ritmo del departamento de Barbara, pero estoy interesada en que funcione. Cecilia miro a Bastián paciente. No parecía tener intenciones de marcharse o si quiera dejarlo ir. Y Bastián ya tenia bastante experiencia en los asuntos sociales para notar que había cosas que todavía quería decirle. En definitiva, hay cosas que quería decir. Bastián miro hacía ella. Aun sí el no haría nada sin pruebas o
Bastián La mujer que apareció frente a el distaba mucho de la imagen que tenía en mente de una psiquiatra y sobre todo de niños. La sonrisa dientuda de la mujer fue en lo primero que se fijó. Tenía un semblante animado, y los colores pasteles que la adornaban le daban un toque cálido. —Debes ser el señor Schneider —hablo con voz suave—y ese pequeño de ahí debe ser Liam ¿Verdad?La cafetería no estaba tan rebosante de personas, pero aún se sentía incomodo por estar en un lugar tan público. Bastián se levantó del sofá de inmediato extendiendo su mano hacía ella. Liam estaba sentado frente a la mesa de juegos armando una torre con cubos que caían mientras él los apilaba de nuevo, ajeno a la recién llegada. —Gracias por venir hasta aquí— ella le devolvió el saludo tomando asiento frente a él.—No se preocupe, iba a venir de todas formas, hay una vieja amiga ingresada en una clínica de aquí, así que todo encajo perfecto—canturreo sin borrar la sonrisa, parecía feliz genuinamente. Bast
BarbaráLiam se aferró a sus piernas y su bolso como si no la hubiera visto en años. No pudo evitar sonreír y tocar su mejilla para comprobar que era real. Sabía que Liam tenía la cita con Annaliese estaría en la ciudad para visitar a Isabela. Desde que se fueron la ciudad no se habían logrado encontrar hasta ahora. Lo que no espero es que ella fuera aprovechar la oportunidad para encontrar con Liam y Bastián. Al pensar en su nombre el recuerdo del aroma y la forma en cómo se durmió aferrándose a su saco llegó. Ignorando la forma en como Annaliese, evaluaba la situación y ataba cabos en su mente miró a Bastián. El se encontraba parado a unos pocos pasos de distancia mirándola, ella pudo notar como dejó escapar un suspiro, la forma en cómo su mirada se suavizó con un alivio inesperado.—Entonces—comenzó Bastián cerrando el espacio entre ellos— la persona tan fuerte como un roble de la que hablaba la doctora Vogt ¿Eres tú? Ella abrió los ojos confundida. La mirada de Bastián era prof
Bárbara Liam se sentó en medio de Bastián y Barbara. Ella podía sentir los ojos del niño mirándola de soslayo sin decir una palabra. Además, que Annaliese estaba enfrascada en la conversación con el taxista. Barbara capturó la mirada de Liam. Sus mejillas se sonrojaron bajando la mirada a sus manitas. Ella no pudo evitarlo. Con dos dedos comenzó a caminar en su estómago dando pequeños saltitos y ejerciendo presión hasta llegar a su nariz. Liam soltó una suave risa ante esa tonta acción. Se enfocó en la forma en que Liam intentaba capturar sus dedos, pero ella le ganaba en velocidad. Inconscientemente levantó la mirada hacía Bastián, siendo atrapada de inmediato. Sus ojos dorados se sentían cercanos. Un hormigueo se disparó por sus brazos, hasta la punta de sus dedos. —Te tengo—farfulló Liam riendo. —Eso fue trampa, papá me distrajo— contestó incapaz de apartar la mirada.Bastián fue tomado por sorpresa al ser arrastrado a esa conversación. Liam se giró para ver a su padre acusado