Hola a todos, soy Day Arels es un placer que sigan acompañando a Bárbara, Bastián y Liam.
Sé que no he sido consistente con la subida de los capítulos; sin embargo, intentaré hacerlo más seguido. Quiero decir que este es el primer borrador, en el proceso de reedición probablemente haya pequeños cambios que no afectarán lo fundamental de la historia, pero se hará con el fin de corregir errores en general.
Quiero disculparme por la crudeza de algunas escenas y si afecta la susceptibilidad de alguno de los lectores, mis más sinceras disculpas, además de que en futuros capítulos habrá escenas fuertes, por lo que lean con precaución.
Sin más que aclarar, espero que disfruten esta historia tanto como yo la estoy disfrutando escribirla. Al principio el concepto era más comedia y romance, pero poco a poco los personajes cobraron vida y no había forma en que no pudiera contar su historia, la razón de las decisiones que toman, la forma en como se abren al mundo que los rodea y cómo aprenden a confiar, además en cómo lidian con los traumas que nunca se desvanecen. Una vez alguien me dijo una frase que jamás olvidé:
"Aprende a vivir con lo roto que estás, si no, no habrá forma de avanzar"
Y no lo entendí hasta que la vida misma me obligo a hacerlo.
Gracias por su compañía. Espero que puedan seguir hasta el final.
¡Adios!
BárbaraBárbara se percató de que, aunque no llevaba corbata, Bastián a veces parecía buscarla instintivamente, como si fuera parte de su uniforme diario.Al no encontrarla, murmuraba por lo bajo, probablemente maldiciones, aunque Bárbara solo alcanzaba a escuchar el ritmo apagado de sus palabras. Quiso reír, pero se contuvo. Era raro verlo fuera de su zona de confort, cruzado de brazos y con los ojos cerrados, aparentemente al margen del mundo.Desde esa perspectiva se dio cuenta que Bastián era por mucho más ancho de hombros, no parecía tan musculoso, pero tenía un cuerpo atlético, y le sacaba casi una cabeza de altura. Todo el dorado en él estaba cubierto por capas y capas de cansancio. Las líneas de expresión en su frente, las ojeras no le quitaban ningún atractivo. Algunas personas murmuraban en su dirección dándole miradas de soslayo, pero toda aquella atención chocaba con un enorme muro y se perdían.Casi parecía estar en una burbuja aislado de todos a su alrededor.No supo por
BárbaraEran dos personas rotas. En mayor o en menos medida ambos peleaban su propia guerra en puntos opuestos del mapa.La dificultad con la que Bastián hablo sobre su ex esposa y la forma en como la manzana de Adán subía y bajaba con esa mirada amarga le decía lo obvio. Tal vez era la primera vez que decía una verdad tan dolorosa en voz alta.Y por experiencia sabia que había una extraña forma de autotortura en aceptar el peso de la realidad en voz alta. Una especie de recordatorio de las cosas que una vez tubo y no volvería a tener.Así que a pesar de todo tuvo un poco de empatía hacía el.Ambos eran dos extraños con un sinfín de malentendidos entre ellos, pero por alguna extraña ironía de la vida parecían tener más en común de lo que creyó posible.Así que tal vez… partiendo de ahí podía hablar de lo que le importaba, del objetivo que ambos compartían.—¿Entonces esos episodios han sucedido con frecuencia?Bastián negó. Toco su cabello hacie
BastiánLa forma en la que ella lo llamo “papá” hizo que regresara a sus sentidos. Aun se sentía en una nube hasta hace solo unos momentos. La burla en su voz hizo que el eco de sus palabras cobrara sentido.“Eres un buen padre, Bastián”Cuando lo escucho un hormigueo subió por sus piernas. Directo a su corazón. El nudo en su garganta, aunque persistente también era una especie de candado, que evitaba que sus palabras salieran, que sus emociones se desbordaran. Así que Bastián intento concentrarse en cualquier otra cosa a la que pudiera aferrarse, pero nada parecía útil.Porque las palabras que antes le habían sonado tan imposibles. Ahora se arrastraban entre las ranuras de sus defensas y calaban en lo profundo de su ser.¿Era porque habían salido de la misma boca que lo llamo estúpido?Era porque todo estos años donde había estado luchando para devolverle algo de estabilidad al mundo de Liam. Lo único que quería era…Ser capaz de creer que, incluso si había fallado había dado lo mejo
BárbaraEran dos personas rotas. En mayor o en menos medida ambos peleaban su propia guerra en puntos opuestos del mapa.La dificultad con la que Bastián hablo sobre su ex esposa y la forma en como la manzana de adán subía y bajaba con esa mirada amarga le decía lo obvio. Tal vez era la primera vez que decía una verdad tan dolorosa en voz alta.Y por experiencia sabia que había una extraña forma de auto tortura en aceptar el peso de la realidad en voz alta. Una especie de recordatorio de las cosas que una vez tubo y no volvería a tener.Así que a pesar de todo tuvo un poco de empatía hacía el.Ambos eran dos extraños con un sinfín de malentendidos entre ellos, pero por alguna extraña ironía de la vida parecían tener más en común de lo que creyó posible.Así que tal vez… partiendo de ahí podía hablar de lo que le importaba, del objetivo que ambos compartían.—¿Entonces esos episodios han sucedido con frecuencia?Bastián negó. Toco su cabello haciendo una expresión amarga.—Una vez… en
BastiánLa forma en la que ella lo llamo “papá” hizo que regresara a sus sentidos. Aun se sentía en una nube hasta hace solo unos momentos. La burla en su voz hizo que el eco de sus palabras cobrara sentido.“Eres un buen padre, Bastián”Cuando lo escucho un hormigueo subió por sus piernas. Directo a su corazón. El nudo en su garganta, aunque persistente, también era una especie de candado, que evitaba que sus palabras salieran, que sus emociones se desbordaran. Así que Bastián intento concentrarse en cualquier otra cosa a la que pudiera aferrarse, pero nada parecía útil.Porque las palabras que antes le habían sonado tan imposibles. Ahora se arrastraban entre las ranuras de sus defensas y calaban en lo profundo de su ser.¿Era porque habían salido de la misma boca que lo llamo estúpido?Era porque todo estos años donde había estado luchando para devolverle algo de estabilidad al mundo de Liam. Lo único que quería era…Ser capaz de creer que, incluso si había fallado había dado lo mej
CAPÍTULO 35: LiriosBárbaraDe rodillas frente al inodoro, sus manos se aferraban a los bordes del frío porcelanato, temblando como si algo en su interior estuviera desgarrándose.Sintió su estómago convulsionarse de nuevo, incluso aunque ya no quedaba nada por expulsar. El ácido quemaba su garganta, dejándole una sensación áspera y punzante que se extendía hasta su nariz. Su cabello, húmedo por el sudor, se pegaba a su frente y sus mejillas. Cerró los ojos con fuerza mientras nuevas arcadas la sacudían, como si su cuerpo intentara expulsar algo más que solo el contenido de su estómago.El baño era pequeño y estrecho, con paredes de azulejos blancos que reflejaban la luz fría del fluorescente del techo. El olor a desinfectante no lograba disimular la humedad estancada en las juntas del suelo. Había logrado llegar al departamento apenas conteniendo todo para no desplomarse.Las voces del pasado arremetían con fuerza abriéndose paso hasta que no pudo evitar que salieran.Jamás había con
HANSTragó saliva, incapaz de apartar la mirada del desastre que tenía frente a él. No era la Bárbara mordaz que siempre tenía una respuesta para todo. Era alguien más... alguien rota. Y esa imagen le golpeó más fuerte de lo que esperaba.Tal vez porque se podía ver reflejado en ella hace años cuando llego a Sierra Verde huyendo, no esperaba encontrar nada, pensó que solo estaba de paso, casi era como un cronometro que al cumplir una cantidad de tiempo establecido saltaba de una ciudad a otra. Acostumbrado a ver sobre su hombro todo el tiempo.Jamás se imaginó conocer a esa mujer con complejo de Héroe mostrándole todo lo que pensó que había perdido para siempre. Ver a Barbara así hizo que su corazón se hundiera.Cuando vio su expresión al ver a la mujer llamada Cecilia supo que algo andaba mal. No todos tenían la capacidad de sacarla de su papel de desquiciada. Sabía que era algo más, y se terminó de asegurar cuando se acercó junto a Becker y ella murmuro algo de “Hazte cargo” para sa
Bárbara—Te ves como el asco—señalo HansBárbara dejo salir un resoplido recostada en el sofá con las piernas cruzadas. Usando un intento de paño húmedo en el rostro.El sonido de la tiza trazando en el papel fue todo en lo que se quiso concentrar en ese momento antes de responder. Sabiendo que Liam seguía concentrado en colorear los dibujos anatómicos que Barbara encontró en su casillero se quitó el paño del rostro dándole un vistazo a Hans. Quien estaba de cuclillas recostado en la pared frente al sofá.—¿Cuánto tiempo estuvieron ahí afuera?Hans rodo los ojos exasperado.—Lo suficiente.Bárbara lo pensó un minuto, el sabor acido de su garganta provoco que su voz carraspeara y se volviera más ronca. El dolor punzante en su abdomen hizo que no se moviera de lugar así que mejor se quedó ahí.—¿Quieres hablar de eso? —pregunto Hans, sus ojos estaban puestos en Barbara, irradiaban honestidad y genuina preocupación.Barbara sonrió levemente, sus labios ardían.—¿Cuándo cambiamos de posic