Diana
Íbamos en auto hacia el trabajo con mamá. Pusimos la radio pero poca atención le prestábamos por nuestra conversación.
- Creo que descubrí el misterio de los pasos que escuchaste la otra noche. ¡Daniela es sonámbula! - Dije mirando a mi madre.
- ¿La viste?
- Sí, y ya sé por qué se despierta con dolor de cabeza. La muy torpe se golpea repetidamente en la cabeza, dormida - Mi madre giró rápidamente hacia mí asombrada por mi comentario.
- Por Dios. ¡Qué peligro! - suspiró - hay que hacer algo. Me preocupa que esté toda la mañana sola. Podría pasarle algo como la otra vez.
- Mamá. Ella ya no es una niña. Puede quedarse sola.
- ¿Pero no te das cuenta de que esto antes no le pasaba? - Me dijo, y yo volví a mirar al frente.
- ¿Sabías las anécdotas de lo que pasó en el piso donde trabajo? - Quise cambiar el tema de conversación.
- No. ¿De que hablas, hija?
- De la mujer que masacró al marido, la amante y su hija.
- Oh, ¡No! ¿Quién te dijo eso? - Giró hacia mí -¿Es cierto? No escuché nada al respecto.
- ¿Y trabajas ahí? Hasta hay rumores de que se sienten pasos, que el ascensor funciona solo, y que ven la silueta de una niña... Que ahora pienso, podría tener relación con esa niña que asesinaron... ¡Qué horror!
- ¿Quién te contó esas cosas? No creas todo lo que escuchas - Dijo incrédula.
- Emm... Algunas cosas Erick, otras Leopoldo, y creo que Fabio sabe algo también.
- Ya voy a preguntar del tema. Pero si tienes miedo, será por poco. Fabio me dijo que te reubicarán.
- No... No sé si tengo miedo. Admito que un poco de escalofríos a veces, pero no soy de sugestionarme fácil.
- Me alegro - Me acarició el pelo a modo de cariño - Lo bueno es que me tienes cerca por cualquier cosa - Me sonrió.
Subí hasta el famoso tercer piso, pero esta vez por el ascensor. Hoy me decidí ser más valiente o al menos superar mis inseguridades. Al llegar a la oficina, lo primero que hice es mirar la ventana. La persiana cerrada de nuevo. Respiré hondo, me acerqué para abrirla, pero fui interrumpida por una conocida voz.
- Ni te molestes. Yo lo hago - Voltée y se trataba de Leopoldo "Uno".
- ¡Genial! - Quise sacarme la duda - ¿Usted fue el que la abrió ayer? Porque no lo vi por acá.
- Sí. Pensé que necesitarías mi ayuda nuevamente.
- Ah, eso explica todo - Me Interrumpió con el estruendoso sonido de la persiana abriéndose.
- Listo - Giró para irse.
- Espere. ¿De qué trabaja acá? - Pregunté intrigada.
- Soy guardia de seguridad.
- ¡Excelente! Es decir que debe saber mucho de la historia de este piso - Miró hacia un costado y de nuevo hacia mí.
- ¿Qué es lo que sabes? - Preguntó, y me tomé el trabajo de contarle lo que sabía.
- Entonces. ¿Es uno de los testigos de ese hecho?
- Sí, claro. Estuve trabajando ese día y me encargué de que nadie entrase a la escena del crimen. Gina era una hermosa mujer, no merecía irse así. Menos su inocente hija.
- ¿La conociste, entonces?
- ¿A Gina? ¡Pues claro! Era mi hija - Sus ojos se vieron inundados por la tristeza - Se enamoró perdidamente del hombre equivocado, y contra eso no pude ir. Me enfadé muchísimo con ella cuando me contó que se embarazó. Incluso no volví a hablarle por un tiempo. No sabes cuánto me arrepiento. Fui un cobarde como padre.
- Cuánto lo siento - Se me corrió una lágrima de conmoción.
- Está bien. Si esa loca no se hubiese aparecido aquel día... Todo sería muy distinto. Gianfranco le había pedido el divorcio a Nancy, pero era tan avara que no quería perder la fortuna de su esposo, y menos compartirla con una heredera. Al menos pagó lo que hizo, al lanzarse por la ventana... Bueno. Será mejor que me vaya.
Leopoldo "Uno" se retiró de la oficina. Al cabo de unos instantes, se me ocurrió preguntarle dónde podía encontrarlo si lo necesitaba. Pero al salir, él ya no estaba ni había rastros de él.
Volví al escritorio al escuchar el sonido del teléfono.
- ¿Hola? - Saludé.
- Sh... Sh.... Sh...
- ¿Sí? ¿Quién habla?
- Sh... No... Sh...
Se escuchaba mucha interferencia, entonces corté la llamada. Pero el aparato volvió a sonar y levanté el tubo algo molesta.
- ¡¿Holaaaa?!
- Hey. Soy Fabio. Subiré unos instantes a hablar contigo. Espérame.
- Perdón, pensé que fallaba la señal. Te espero.
Fabio llegó a la oficina y acomodé todo lo mejor que pude.
- Guau. Cómo cambia la iluminación con las persianas abiertas - Observó Fabio.
- Sí ¿Has visto? Yo me voy y las dejo abiertas porque me cuesta trabajo subirlas. Pero se ve que alguien se encarga de cerrarlas tras irme.
- Los guardias de seguridad, quizás.
- Si, eso pensé...
- Bueno, vengo a hablarte porque tengo una propuesta para ti. ¿Te gustaría ayudarme a organizar el evento del día de San Valentín?
- ¡Guau! Eso sería estupendo. Sí, ¡cuenta conmigo!
- Sabrás que es una fiesta tradicional acá. Está orientado a un público joven, viene gente de todos lados. Entonces pensé que era buena idea pedirte ayuda. Podrías encargarte de enumerar un itinerario de actividades diarias para esos días. O sugerir otras nuevas. ¿Te parece?
- ¡Sí! ¡Me encanta!
- ¿Ya tienes acompañante para ese día? - Su pregunta me descolocó, dejándome boquiabierta.
- Emmm... No, la verdad que no. ¿Necesitaré uno para el evento? - Pregunté inocentemente.
- Jajajaja - lanzó una carcajada - No, no es obligación para el trabajo. Sólo preguntaba. Pero si quieres acá tienes uno. ¿Sabías que no sólo se conmemora el día del amor de pareja, verdad?
- Oh, bueno. Perdón, jaja - Reí avergonzada - Algo escuché. Pero seguiré investigando acerca de él para aportar buenas ideas.
- Puedo ser tu acompañante en la ceremonia de Revelación, si lo deseas.
- ¿Y eso qué es? - Pregunté sin tener la más mínima idea de lo que me estaba hablando.
- Será tu nueva tarea averiguarlo - Se levantó y se fue.
Al volver a casa, me encontré con Erick que estaba arrojando una bolsa al cesto de b****a. Lo saludé y quise aprovechar para preguntarle acerca del evento que me encargaron.
- ¿Qué sabes de la ceremonia de revelación? - Pregunté y su mirada se volvió curiosa.
- ¿A qué se debe tu pregunta? ¿Crees en esas cosas?
- Si supiera de qué se trata, podría responderte - Hizo una pequeña sonrisa, y se acercó para explicarme.
- Es una especie de "rito". Consiste en que dos personas que se encuentran solteras, pero que desean encontrar a su "alma gemela", asistan el último día de la celebración por su cuenta. Se les coloca una venda en los ojos, caminan alrededor de un círculo formado por catorce personas, también vendadas. La persona que circula, debe tomar la mano de cada una. Se dice que con sólo una, sentirá una conexión mutua. Puede ser un calor diferente, la sensación de latidos aumentados, o incluso darse la "corriente" - hizo una pausa - ¿Te acuerdas del Tótem de Amor que vimos en ese paseo que dimos?
- Sí ¿Qué tiene?
- Bueno, el círculo se hace alrededor de él. También hay otro ritual, en el que parejas se acercan hasta esa escultura y se besan para "reforzar la unión".
- Ah... Interesante.
Al entrar a mi casa, mi hermana que me había visto conversar afuera, me habló.
- ¿Qué hablabas con Erick? - Dijo Daniela.
- Nada, sólo le preguntaba acerca del evento de San Valentín.
- Ah, claro.
- Dani, tenemos que hablar - Dije a mi hermana.
- ¿Sobre qué?
- Eres sonámbula. Y te golpeas la cabeza contra la puerta. ¿Has notado que descansas mal?
- ¿En serio? ¿Cómo es posible que no recuerde que me levanto?
- No lo sé. Pero es peligroso. Parecía que buscabas salir de casa. Temo que algún día lo hagas, y quién sabe lo que podría pasarte.
- Espero no llegar a ese punto - Sus ojos me observaban como queriendo decirme algo - Hay... Algo que deberías ver.
Fuimos hasta el patio trasero de la casa, entramos al quincho y Daniela se acercó al parrillero. Abrió una puerta y sacó un periódico viejo lleno de cenizas.
- ¿Qué es eso? - Pregunté con mis labios y ceño fruncidos.
- Toma. Y lee - Lo puso en mi mano y lo sacudí superficialmente.
- "Crimen y tragedia de la familia López: No hay detenidos ni se sabe con exactitud cómo se dieron los hechos, que dieron lugar al inexplicable desenlace". Ok, ¿Y que hay con esto? - Pregunté desentendida.
- Mira la foto. ¿No se te hace conocida? - Agudicé mi visión y entendí a lo que se refería mi hermana.
- Oh, por Dios. ¿Es nuestra casa?
- Eso creo... Parece que pasaron cosas malas acá.
- ¿Y cómo encontraste esto? - Le pregunté.
- Soñé por lo menos tres veces con este lugar. Y mientras pintaba me preguntaba si significaría algo. Entonces viene hasta acá y me puse a revisar. ¿Tú no sientes una extraña energía desde que estamos aquí? Y con lo que me contaste, acerca de que camino dormida... Más miedo tengo.
- No, yo no siento nada raro... Sólo esa noche que tuve esa pesadilla en que no pude moverme.
- No sé cómo explicarte. Pero a veces sueño como si fuese otra persona, no yo.
- Qué extraño. ¿Habrá más información de lo que pasó en esta casa? - Pregunté revisando las demás hojas - Sólo se menciona a un miembro de la familia: Atilio López.
- Aparentemente no hay más. Ya estuve revisando los demás papeles adentro. ¿Crees que la casa tenga algo "malo" que pueda afectarnos?
- ¿A qué te refieres? ¿A qué esté embrujada? - Pregunté con mis ojos agigantados.
- No lo sé. ¿Mamá sabrá lo que ocurrió aquí?
- Es una buena pregunta. Deberíamos hablar con ella - Sugerí llevando el periódico en la mano en busca de mi madre.
Nos reunimos con mi madre, que estaba en su habitación. Estaba en bata porque había salido de bañarse.
- Niñas. ¿Qué sucede? - Dijo mientras se cepillaba su mojado pelo.
- Tenemos algo que mostrarte - Le acerqué el periódico - ¿Sabías que algo malo sucedió en esta casa? - Ella lo sostuvo arrugando el entrecejo.
- A ver... ¿Esto fue acá? - Preguntó.
- Así parece - contestó Daniela - Pero ya lo sabías cuando compraste la casa... ¿Verdad?
- No, yo no... No pregunté mucho al comprarla. Me pareció una muy buena oferta como para cuestionarla. La casa es grande y está en excelentes condiciones. No vi nada de malo en ella. No deberían dejarse influenciar por comentarios negativos.
- Entonces, si sabías - Insistí.
- ¡Sólo sé que aprovechamos la oportunidad de nuestras vidas al adquirir esta casa! Perdón si no soy supersticiosa o no creo en historias de fantasmas. Si no les gusta, pueden ir a vivir con su padre. ¡Nadie las obliga a estar acá! - No había escuchado a mi madre tan molesta en mucho tiempo.
- No es para que te enojes. ¡Sólo queríamos saber qué pasó donde estamos durmiendo! - Dijo molesta Daniela.
- Por lo que veo, ustedes saben más que yo. ¡No me juzguen! - Respondió ofendida mi mamá.
- Está bien. Mejor después hablamos. - Le hice seña a mi hermana para que nos retiremos y la dejemos un momento sola.
Bajamos al living, y nos mirábamos sin decir palabras. Pero ambas sabíamos lo que queríamos: Averiguar qué pasó acá. No podríamos dormir tranquilas nuevamente, sabiendo que vivimos bajo el mismo escenario de un hecho trágico.
Pero para eso, tendríamos que hacerlo sin que mamá se entere. De lo contrario, podría ofenderse. Yo aprovecharía mis contactos en el trabajo, y Daniela... Hablaría con algunos vecinos. El tema nos causaba temor, pero no tanto como la incertidumbre.
Días anteriores.Daniela Ser hermana menor no es fácil. Vivo sobreprotegida, como si fuese de cristal. A veces creo que piensan que no puedo cuidarme sola. Me gustaría ser como Diana. Linda, de buen cuerpo. Independiente. Toda la ropa le queda bien. Recién ahora, estoy empezando a abandonar el cuerpo de niña y desarrollando mis rasgos de mujer. De mis amigas, soy la única que aún no tuvo su primer período. Pero según el médico al que me llevó mamá, eso está por ocurrir pronto. Quizás ahora, si le resulte atractiva a algún chico. Tengo que aprovechar que estoy en un lugar nuevo y nadie me conoce. El segundo día de mudanza me crucé con un chico muy lindo en el almacén mientras compraba. Me miró de una forma tan cautivante, que choqué con la góndola de higiene y tiré un shampoo. ¡Un papelón! Me ayudó amablemente, lo levantó y colocó en su lugar.
Diana Desperté a mitad de la noche con la boca seca y mucha sed. Entonces me levanto y me dirijo hacia cocina.Bajo las escaleras, tratando de no hacer ruido y con cuidado de no tropezar. Pues está todo muy oscuro aún. Ingreso a la cocina, pero me detengo porque está tan oscuro y yo todavía media dormida, que creo ver la silueta de una mujer sentada al final de la mesa. Se agita mi respiración por el susto, y prendo la luz. Al parecer era la interposición entre un saco colgado en la silla y un jarro en la mesa lo que dio el aspecto de esa confusa sombra. Respiro aliviada, y continúo mi camino hasta la heladera para sacar una botella de agua fresca. Mientras bebo pienso, que es todo producto de una sugestión. Guardo la botella en la heladera, y salgo de la cocina pero, al apagar la luz, ¡Tengo a alguien frente a m
DianaEntré a mi casa justo a tiempo antes de que llegase mi madre.- ¿Dani? ¿Daniela? - No obtenía respuesta - ¿Dónde estás?Revisé cocina, lavadero, baños y por último las habitaciones. Mi hermana no estaba por ningún lado. La busqué por el patio y el quincho de casa, pero tampoco pude dar con ella. ¿Había salido? En ese caso, se estaba tardando en volver. Escuché el ruido de las rejas abrirse, y pensé que si era mamá, Daniela estaría en problemas, pero... ¡Era ella! Y venía corriendo.- ¡Nena! ¿Dónde has estado? - Le grité.- No me lo vas a creer. Conseguí más información acerca de la casa - Dijo mostrando su bolso.- ¿Estás saliendo a hacer cosas mientras no estamos? A mamá no le gustará nada esto, Daniela.- Diana, no tiene por qué saberlo - Me miró como si estuviese esperando que aceptara su complicidad.- A ver
Llegué al trabajo, y ya me ubicaron una nueva oficina. Muy cerca de Fabio, por cierto. Me encuentro a sólo una oficina de distancia de la suya. Está todo impecable. Mucho más moderno. No extrañaré para nada el tercer piso. Además, aquí hay más movimiento de gente y la soledad ya no será un problema. Veo pasar desde la ventana que da al pasillo a Leopoldo, el único después de todo. Le hago seña para que entre.- Por fin te ubican en un lugar decente - Dice asintiendo con la cabeza.- Jajaja. Así es - respiré hondo y le hice la pregunta que me había planteado hacerle - Necesito preguntarle algo ¿El nombre "Atilio López", se le hace familiar? - Sus ojos se agrandaron, sorprendido por la pregunta.- Veo que has avanzado con tu investigación acerca del pueblo. Sí, claro que me es familiar. Fue un hombre de los que era mejor tenerlos de lejos. Ojo, aparentaba ser buen tipo. Era muy servicial y esta
Días anteriores.Daniela Desde que mi hermana empezó a trabajar por las mañanas, tengo mucho tiempo sola en esta casa. Limpiar me aburre. Por lo que prefiero pintar o practicar un poco de danza clásica. No volví a hablar con Erick después de lo que pasó. Pero lo extraño y me gustaría verlo. Él no tuvo la culpa. Me hace mal escuchar el sonido del silencio. Comienzo a imaginar cosas o inventar ruidos que no sé si son reales. Por ejemplo, como el sonido de los pasos de unos pies descalzos descendiendo por las escaleras. Cuando en realidad, sé que estoy sola. Por eso, es que retomé mi práctica de baile, para obligarme a escuchar música a todo volumen y olvidar la soledad del momento. Desde la ventana, que dejé abierta, descubrí que estaba siendo observada. Poco me importó, total, estoy en mi casa. No me importa tener especta
DianaEstamos recorriendo con mamá las calles contiguas a nuestra casa, observando si hay un rastro de Dani. Creo que estoy sugestionada por todo lo que leí acerca de esa fiesta y lo que descubrí de Atilio.Pero, se me ocurre que sería mejor que yo vuelva. Por si regresa.- Mamá. ¿Te parece que vuelva a casa? Por las dudas.- Oh, sí. Creo que sería una buena idea. Me cuesta trabajo calmarme en una situación así - Dice con su voz nerviosa.- Ok, nos vemos en casa - Doy la vuelta y mis ojos se direccionan hacia la casa de Erick, preguntándome si debería ir y preguntarle si la ha visto. Dudo por un instante, pero me decido a hacerlo.Toco timbre, y por mientras reflexiono en las pocas veces que he visto a su padre. Me pregunto si pasarán poco tiempo juntos, al igual que nosotras. En su caso es distinto, porque en teoría viven juntos y no a tres horas de distancia.Me abr
Me recuesto abruptamente sobre mi cama y me pregunto ¿Cómo es posible que Dani sepa acerca de Fabio y yo? Seguramente, tendré que insistirle para que me diga.Se aparece inesperadamente en mi cuarto y por la cara que trae, de seguro tiene algo que decirme.- ¿Te das cuenta? Es probable que mamá tenga un vínculo con esta casa y ese tal Atilio – Se sacude los hombros – Es escalofriante. ¿Ella también habrá vivido aquí? – Pienso en sus palabras un momento, antes de hacerle una propuesta.- Tengo una idea. Me entregas la foto y veo qué puedo averiguar.- ¿En tu trabajo? Deberás tener cuidado. Mamá trabaja ahí.- Sólo dámela. Confía un poco en mí – Aproveché la petición para hacerle la pregunta que tanto me intrigaba – Necesito saber algo. ¿A qué te referías
Luego de que mi madre se fue, reflexionamos en cómo acertamos con la fotografía, salvo por un detalle. Ella dijo que tenía dos hermanas y en la foto sólo hay dos niñas, en vez de tres. Es decir, falta una de las hermanas si contamos a mamá.Dani está pintando en el patio lateral de casa, mientras yo estoy sentada plácidamente sobre el sofá viendo una película de acción que enganché por la mitad.De vez en cuando, como buena hermana mayor, desvío la vista hacia la ventana para vigilar a la "Chiquitina" como le dice mi papá.Creo comenzar a dormitar, porque la cabeza se me empieza a relajar y cargo con una pesadez en los párpados, pero mi vigilia se interrumpe por el ruido de Daniela entrando a casa. Entonces vuelvo a prestar atención a la película.Podría jurar que vino a decirme algo, por lo rápido que entró y luego se paró tras de mí. Pero para mi sorpresa, en vez de eso, escucho que sube las escaleras.Oigo como un derrumbe