Día de San Valentín.
Coloqué el preciado objeto de nuestros persecutores en la mesa de luz, antes de acostarme a dormir.
El sueño me venció, y creí dormirme de no ser porque el más mínimo ruido me hacía abrir los ojos nuevamente. El goteo de una cañería, un búho sobrevolando el techo, el sonido de un gato trepando el árbol, el crujido de una madera.
Creo que cambié de posición en la cama unas treinta veces. Finalmente, logré conciliar el sueño pero éste se volvió extraño y turbio.
- ¿Qué crees que haces? - Recrimina una persona mayor, que está frente a mí en la puerta. Con la oscuridad, no alcanzo a verle bien. Yo sólo observo. No me sale la voz.
- ¿Te das cuenta con quién te estás metiendo? ¡Esa gente es peligrosa, Gina!El sujeto se acerca más, y por un rayo de luz que atraviesa la ventana, logro ver que se trata de una mujer.
- ¿No vas a hablarme? - Se acerca aún más. Me sorprende el parecido con mam
Todo esto cada vez se vuelve más extraño. ¿Por qué di por hecho que Nancy murió al arrojarse del tercer piso? Si antes quería saberlo todo, ahora necesitaba aún más. Leopoldo seguía en frente mío, gustoso de contarme lo que sabía.- Hay cosas que necesito confirmar. ¿Nancy tenía una gemela? - Pregunto intrigante al hombre que parece saberlo todo.- Sí. Si no mal recuerdo Beatriz es su nombre. Puedo decirte que eran dos polos opuestos. Nancy sería como una especie de "doppelgänger" o la gemela malvada. Fría y calculadora. Bea a diferencia de su hermana es atenta, desinteresada y muy cortés.- ¿Está seguro de eso? - Después de las conjeturas que escuché de Beatriz y el sueño que tuve, parecía que no me hablaba de la misma persona que había conocido.- Oh, sí. De todos modos, se fue del pueblo hace años y quién sabe. La gente cambia. Sólo puedo describir la versión de ella que conocí.- Ella volvió, Leopoldo... Está viviendo cerca de mi casa.<
Al llegar a casa, un mensaje hizo sonar mi teléfono. "A las 19:00 horas. Esperen la señal del globo aerostático". Subí a mostrarle el texto a Daniela, que se encontraba leyendo una revista en su habitación.- ¿Cómo haremos? - Preguntó, cerrando su revista y colocándola sobre la cama.- Diría que vamos las dos. No deberíamos separarnos - Sugerí.- Si... Sería lo ideal.Escribo, respondiendo el mensaje con un "Ok". A los segundos, recibo otro."Un último requisito: El objeto en cuestión deberá ser entregado únicamente por la persona interesada en el teléfono".- ¡Está loco! ¡No dejaré que vayas sola! - Dije casi alterada.- Era de esperarse. Descuida, veremos la forma de no separarnos.- ¡De ninguna manera! Ahora mismo le digo que no podremos aceptar esa condición.- ¡Diana! ¡No seas idiota! - Daniela intenta quitarme el teléfono de las manos, y en el forcejeo, golpea con el codo en el Tótem que estaba en la mesa
Llegamos al festival. Definitivamente, hay muchas personas y cualquiera que no conozca el sitio, podría perderse fácilmente.- Esperemos en esos asientos - Señala mi hermana, pero justo me atrapa en medio de una especie de trance, por contemplar aquella escultura gigante del Tótem - ¿Me escuchas?- ¿Qué? ¿Qué hay que esperar?- ¿Es joda? ¡La señal, Diana!- Ah, cierto. Perdón, me distraje.Caminamos hasta los asientos, pero alguien toma fuertemente mi brazo a mis espaldas. Del susto volteo y a propósito, descargo un golpe desde mi codo, hacia el vientre del sujeto.- ¡Fabio! Creí que... ¡Lo siento...! << En realidad no tanto, maldito mentiroso >> - Quiere hablarme, pero se ve adolorido por mi contundente golpe, que hasta a mí me sorprende.- Descuida - Su voz denota falta de aire - Necesito que hablemos ahora mismo.- No es un buen momento. Mejor luego - Respondí.- No te preocupes. Te esperaré - Dice mi hermana - En
- Disculpe, señorita. ¿Ha visto por casualidad a una chica parecida a ella, pero más chica? - Fabio se acercó a preguntar en el stand de helados artesanales, el más cercano que estuvo a nosotras al momento de separarnos.- Claro, las vi juntas - La mujer de unos treinta dos años asiente con su cabeza mirando hacia a mí.- ¿Sabe hacia qué dirección puede haber ido esa muchacha? - Vuelve a insistir.- La verdad que no. Recuerdo haberla visto sentada, por allí - Señala el mismo banco donde acordamos reunirnos - Pero luego le serví unos helados a dos jóvenes y la perdí de vista.- Bien, muy amable de todas formas - Saluda Fabio, ella le responde con una sonrisa forzada y se aparta.- Espere. ¿Cómo eran esos jóvenes? - Consulto, con la esperanza de escuchar algo relevante.- Oh... No lo recuerdo bien. Hoy vino mucha gente ¿Sabes? Lo único que se me viene a la memoria es que no se veían como chicos agradables. Quisieron colarse en la fila. P
- Creo que hay muchas cosas que no me has contado. Tampoco tienes la obligación de hacerlo, a no ser que todavía quieras mi ayuda.- Lo sé - Suspiré - Confía en mí y te iré contando de a po... - Mis palabras se cortaron al ver a los lejos salir a Beatriz de su casa, subiéndose a su auto acompañada con un joven encapuchado y de gafas negras.Tomé a Fabio de la mano y le ordené que siguiésemos aquel coche.- Debemos ir detrás de esa mujer.- En ese juego no me voy a prender, Diana. Hay cosas más importantes. Tu hermana, recuerda.- Te pedí que confiaras en mi.- Y yo te lo pedí a ti antes.- ¡Son cosas distintas, Fabio!- Estamos hablando de confianza ¿No? Deja de resistirte a mí. Puedo notar en tu cara las ganas de romper esa pared que pusiste entre nosotros - Acaricia el costado de mi rostro con su dedo índice y logra que se me erice la piel. Cierro los ojos para tratar de contenerme - ¿No vas a decirme
La mujer se alejó de ese grupo a regañadientes, y se acercó a otra de las chicas que le faltaba una quinta integrante.- Ahora sí están los grupos completos. Prosigamos - Dijo el líder. Los jóvenes que trajeron a las muchachas les repartieron látigos a los participantes. Eran en su mayoría mujeres, habían pocos hombres. El primer grupo se apartó del resto. La chica apenas reaccionaba y decidieron apartarla un momento. - Hubo una complicación y debemos empezar con el siguiente grupo - Ordenó Nancy al resto. - Debemos hacer algo, Fabio. No lo podemos permitir. Y al parecer mi hermana es la siguiente - Expresé horrorizada. Fabio estaba perplejo. No emitía sonidos ni movimientos. Luego, respondió. - Estoy pensando. Creo que lo más inteligente será esperar a que estén a punto de comenzar.- No creo que pueda soportar verlo. Aparté la mirada hacia otro lado. Me costaba trabajo creer lo que toda esa gente era capaz de hacer. - Bien, señoras y señores. Daremos incio al segundo
- Yo... No puedo creerlo. Tuve de cerca a alguien tan cínica. ¡Juraba que era una excelente persona! - Fabio se encontraba súmamente confundido.- Te hizo verla como ella quería que la vieras - Dijo su madre, mientras le colocaba una mano en su hombro. Daniela se acercó a mí y susurró en mi oído: - Me preocupa Erick. Sé que metió la pata hasta el fondo y más allá, pero después de todo, quiso ayudarme.- Y en cierto modo, lo logró. Pero es arriesgado volver. Seguramente los policías controlarán la situación y quedará a salvo.- Eso espero.- También espero volver a verlo. Nos debe muchas explicaciones - Dije, mientras todos comenzaban a irse. Fabio se acercó a mí, disimuladamente. Me dijo al oído > y se marchó. Sólo me limité a asentir. Mi madre nos observaba y seguro me esperaba un interrogatorio en casa. O quizás, en el auto. Llegó una ambulancia, sentaron a Daniela y la revisaron. - Aparentemente, está todo bien - Dij
Después de los últimos acontecimientos, me di cuenta que perdí el miedo. O al menos, eso creía.La sombra del árbol volvió a oscurecer la habitación, pero para ese entonces, ya me estaba venciendo el sueño. Lo suficiente como para averiguar el misterio de la ausencia del viento.- Qué día de locos. ¿Verdad? - Mi madre se paró en la puerta de mi habitación antes de acostarse. Supongo que venía a darme también las buenas noches.- Ajam... - No tenia fuerzas para contestar y menos, para abrir los ojos.- Ni te imaginas lo que te espera mañana.- ¿A qué te refieres? - Pregunté con mi típica voz de dormida.- Va salir a la luz, toda la verdad. Vas a volverlo a ver. - ¿A quién? - Abrí mis ojos, pero no había nadie ahí. El silencio era absoluto. ¿Había soñado?Cuando amaneció, todo estaba muy tranquilo en casa. Desayunamos en paz y cada una empezó con sus actividades. Fui con mi madre al municipio.Una vez sentándome frente al escritorio, Fabio ingresó regalándome su irresistible sonrisa.