—…me sorprendió que cerrara la puerta con llave, dijo que era para que no nos interrumpieran. Quiso obligarme a beber, pero no quería y entonces…entonces empezó…le dije que no quería y le dio igual, dijo que estaba harto de esperar…destrozó la ropa que llevaba…—Por favor no sigas—pidió él atrayéndola más hacia él.—Xavier era su compañero de cuarto, gracias a que llegó a tiempo pudo detenerlo a golpes…me protegió de él. El padre de Víctor era el director de la universidad y él lo convenció para que lo expulsaran, sobre todo porque no dejaba de acosarme después de lo sucedido. Después de eso nunca más volví a saber de él. —guardó silencio después de contar todo aquello, ahora se sentía relajada por haberlo podido soltar todo, ya no tenía nada que ocultarle.Christian se quedó quieto, ahora todo encajaba, ahora entendía del por qué de sus extraños comportamientos, todo había sido gracias a aquel desafortunado encuentro que tuvo con aquel desgraciado. ¿Qué podía hacer él? No podía cambi
Ahora estaba él frente a ella, ella que se había quedado totalmente inmóvil, hasta podía escuchar su propio corazón latir con fuerza, y ni aun así conseguía apartar su mirada de la de él.—¿Puedes darte la vuelta de nuevo? —le preguntó a ella. Lentamente se dio la vuelta encontrándose de nuevo con su reflejo en el espejo con él detrás de ella mirándola a través de aquel cristal reflector. —No sé qué habrás visto al mirarte, pero déjame decirte que lo que ahora estoy viendo es lo más bello y puro que he visto en toda mi vida. Me dejas por completo sin aliento.Karen sintió que se le detenía el corazón ante tales palabras, aún más cuando se inclinó y besó su hombro desnudo. Lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos mientras sentía escalofríos recorrer por todo su cuerpo. Él apartó su cabello hacia el otro lado de su hombro para así poder besarla el cuello mientras con su mano acariciaba suavemente su brazo.—Solo tienes que decirme que pare y lo haré—le susurró al oído. ¿Cómo podía ha
Christian entró en el cuarto con una bandeja de desayuno, lo que había preparado Karen, más un vaso de leche. Ella seguía en la cama con la sábana cubierta hasta el pecho, él en cambio solo se había puesto los pantalones para poder servir a la mujer que le había hecho pasar la mejor mañana de su vida. Se metió de nuevo en la cama y depositó la bandeja sobre ella. —Venga, bébete esto primero—le ofreció el vaso de leche. —Gracias. Ella tomó el vaso y le dio un trago. Los dos desayunaron en la cama, cualquiera que los viese reírse y sentirse a gusto en aquella simple mañana sentiría envidia por ellos. Se reían mientras conversaban y comían, era una mañana que ninguno de los dos querría olvidar. —Ojalá nos quedáramos aquí, para siempre, solos los dos, sin nada ni nadie que nos estorbe. —dijo él posando su mano sobre el vientre de ella, acariciándola suavemente. Karen tomó la bandeja y la colocó sobre la mesita, se estiró en la cama para poder pegar su cabeza sobre la almohada y tener
Karen revisó una vez más el correo que le había llegado sobre su nuevo paciente. Habían llegado en el lugar indicado, daban ya las seis, se bajó del auto y Christian también. Éste se acercó a abrir el maletero y sacó de él su bolsa, ella lo tomó.—Cuando termines avísame, estaré cerca, vendré a recogerte.—De acuerdo. —Dijo aceptando el beso que él la estaba dando.Se despidieron y se separaron. A ella le llegó una llamada de Ivonne mientras se acercaba al edificio.—Hola Ivonne. —la saludó.—Hola, desaparecida. ¿Cómo estás? Espero no estar interrumpiendo algo.—No exactamente, estoy a punto de asistir a un paciente.—¿A esta hora? Pensé que sería en la mañana.—Hubo un cambio de planes, cortesía de Noha, creo que lo hace adrede, intenta volverme loca.—No me lo puedo creer, ¿estará bien el pobre? Nunca había actuado así.—¿Todavía crees que tiene justificación? —escuchó cómo suspiraba al otro lado.—Está bien, tienes razón, dejaré de justificarlo. Dime, ¿te tomará mucho tiempo?—No m
Pasaron primero por el apartamento, ella tenía que cambiarse de ropa y ponerse algo adecuado para la ocasión.Compraron unos postres deliciosos por el camino y cuando llegaron aparcaron frente a la casa de Ivonne y su familia. Se bajaron del auto y atravesaron el portal. Christian soltó aire mientras caminaban hacia la puerta.—¿Estás segura de que es necesario que estemos aquí?—¿Es que tenías algo mejor que hacer? —él la miró con media sonrisa, era tan lindo.—Si me lo preguntas así, creo que se me ocurren muchas cosas. —ella se ruborizó en seguida pensando a qué se refería.—Contestando a tu pregunta, sí, es necesario que estemos aquí.Avanzó hacia adelante ocultando una sonrisa y una vez estuvo frente a la puerta, llamó al timbre, escucharon la voz de Ivonne desde dentro y en unos minutos se presentó ella con una gran sonrisa, su hija venía corriendo detrás de ella. Su amiga miró a Christian.—¡Bienvenidos!—Gracias. Esto es para ustedes—dijo ofreciéndole la caja de postres.—¡Oh!
Estaban los ocho en la mesa cenando mientras conversaban. Se reían por las charlas que tenían, procuraban pasarla bien, sobre todo que lo hiciera Christian, era su invitado y querían que se sintiera a gusto y aceptado.—¿Cuándo salimos a mostrarte la ciudad? —preguntó Ivonne fijándose en él. Los demás lo miraron y él se encogió de hombros.—¿Queréis mostrarme la ciudad?—Dudamos que la preciosa Karen lo haya hecho—Víctor miró a su amiga. —¿Qué habéis hecho en todo este tiempo? —Karen lo regañó con la mirada, Ivonne en cambio le dio un golpe por debajo de la mesa, él tuvo que contenerse el dolor. Christian se rio en lo bajo al escuchar la pregunta, justo lo que pensaba de Víctor, nunca se cortaba al decir lo que pensaba.—Aunque lo dudes, sí, ya conocimos algunos lugares juntos, lo llevé al Manhattan Deli y visitamos algunas zonas mientras me acompañaba a ver a mis pacientes.—Entonces no le has mostrado todavía lugares interesantes, ya sabes, para cuando tenga que regresar a su país,
Y seguía con aquellas palabras que ella detestaba, lo odiaba con todas sus fuerzas. Se dio prisa, y cuando terminó de recogerlo todo caminó hacia la puerta, sin embargo, él se adelantó y se apoyó contra ésta con los brazos cruzados mientras la miraba. El corazón de ella latió fuerte, estaba realmente asustada, era imposible creer que las intenciones de ese tipo fueran buenas sobre todo cuando él sabía cosas sobre ella. Ella metió la mano en su bolso y quitó su móvil para marcarle a alguno de sus amigos, sabía que irían por ella. El contacto de Víctor le apareció primero y le dio a llamar. Andrew arrugó la frente y se acercó rápido a ella.—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —le arrebató el móvil y canceló la llamada, lanzó luego el aparato lejos de él, el golpe contra el suelo la hizo sobresaltarse.—¿Por qué has hecho eso? —preguntó casi sin voz, estaba asustada.—Porque estabas intentando arruinar nuestro precioso momento. Venga, deja esto en el suelo. —cogió el bolso que lleva
—Supongo que ya vinieron por ti.Insistieron con el timbrazo de la puerta, hasta le dieron golpes a la misma, ella se preguntaba si la habían escuchado. Le miró al hombre que seguía agarrándola.—¿Qué piensas hacer ahora?—¿Qué tal si te desnudo y abrimos la puerta? Será más fácil librarte de él. —ella lo miró aterrada, no podía permitir que aquello sucediera.Cuando él la soltó para intentar poner en marcha su plan, ella le dio un golpe en la barbilla y consiguió apartarlo de ella. Corrió hacia la puerta sin dejar de gritar por ayuda, habían dejado de llamar al timbre. Andrew estaba más furioso que antes, ya estaba harto con aquella situación, estaba siendo demasiado blando con ella, tenía que acabar con ello de una vez por todas. La agarró por el pelo y la jaló hacia él haciéndola quejarse de dolor. Intentó zafarse como pudo, y entre tanto forcejeo, él la lanzó hacia delante haciéndola perder el equilibrio, y antes de que él pudiera sujetarla de nuevo para evitar que se cayera, acab