¡Hola! Quiero disculparme por la demora, no me he sentido muy bien la semana pasada. Espero que sigan amando la historia y yo procuraré seguir subiendo capítulos tan pronto como me sea posible. ¡Besos!
El sonido del celular sobre la mesa hizo que Karen se despertara, le tomó unos segundos reubicarse y recordar que estaba acurrucada en el sofá con el mejor hombre que había dejado entrar en su vida. Se habían quedado dormidos sin darse cuenta y el móvil que ahora estaba sonando no era de ella, sino de él. Estrechó la mano para tomarlo, el brazo de Christian seguía sujetándola. Se dio la vuelta para tenerlo de frente, él tenía los ojos cerrados, se veía muy lindo, le recordaba a las veces que lo encontraba así dormido cuando entraba en su cuarto a escondidas para hablarle.—Christian—le susurró, el móvil después de colgarse había empezado a sonar de nuevo.Él abrió los ojos para coger el móvil y después de ver que se trataba de su madre, ignoró la llamada y puso el móvil en modo silencioso. Depositó de nuevo el móvil sobre la mesa y con su mano ya libre atrajo a la mujer que tenía junto a él aún más mientras volvía a cerrar los ojos.—Es mi madre, ya la llamaré después.—Pero lleva tie
—…me sorprendió que cerrara la puerta con llave, dijo que era para que no nos interrumpieran. Quiso obligarme a beber, pero no quería y entonces…entonces empezó…le dije que no quería y le dio igual, dijo que estaba harto de esperar…destrozó la ropa que llevaba…—Por favor no sigas—pidió él atrayéndola más hacia él.—Xavier era su compañero de cuarto, gracias a que llegó a tiempo pudo detenerlo a golpes…me protegió de él. El padre de Víctor era el director de la universidad y él lo convenció para que lo expulsaran, sobre todo porque no dejaba de acosarme después de lo sucedido. Después de eso nunca más volví a saber de él. —guardó silencio después de contar todo aquello, ahora se sentía relajada por haberlo podido soltar todo, ya no tenía nada que ocultarle.Christian se quedó quieto, ahora todo encajaba, ahora entendía del por qué de sus extraños comportamientos, todo había sido gracias a aquel desafortunado encuentro que tuvo con aquel desgraciado. ¿Qué podía hacer él? No podía cambi
Ahora estaba él frente a ella, ella que se había quedado totalmente inmóvil, hasta podía escuchar su propio corazón latir con fuerza, y ni aun así conseguía apartar su mirada de la de él.—¿Puedes darte la vuelta de nuevo? —le preguntó a ella. Lentamente se dio la vuelta encontrándose de nuevo con su reflejo en el espejo con él detrás de ella mirándola a través de aquel cristal reflector. —No sé qué habrás visto al mirarte, pero déjame decirte que lo que ahora estoy viendo es lo más bello y puro que he visto en toda mi vida. Me dejas por completo sin aliento.Karen sintió que se le detenía el corazón ante tales palabras, aún más cuando se inclinó y besó su hombro desnudo. Lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos mientras sentía escalofríos recorrer por todo su cuerpo. Él apartó su cabello hacia el otro lado de su hombro para así poder besarla el cuello mientras con su mano acariciaba suavemente su brazo.—Solo tienes que decirme que pare y lo haré—le susurró al oído. ¿Cómo podía ha
Christian entró en el cuarto con una bandeja de desayuno, lo que había preparado Karen, más un vaso de leche. Ella seguía en la cama con la sábana cubierta hasta el pecho, él en cambio solo se había puesto los pantalones para poder servir a la mujer que le había hecho pasar la mejor mañana de su vida. Se metió de nuevo en la cama y depositó la bandeja sobre ella. —Venga, bébete esto primero—le ofreció el vaso de leche. —Gracias. Ella tomó el vaso y le dio un trago. Los dos desayunaron en la cama, cualquiera que los viese reírse y sentirse a gusto en aquella simple mañana sentiría envidia por ellos. Se reían mientras conversaban y comían, era una mañana que ninguno de los dos querría olvidar. —Ojalá nos quedáramos aquí, para siempre, solos los dos, sin nada ni nadie que nos estorbe. —dijo él posando su mano sobre el vientre de ella, acariciándola suavemente. Karen tomó la bandeja y la colocó sobre la mesita, se estiró en la cama para poder pegar su cabeza sobre la almohada y tener
Karen revisó una vez más el correo que le había llegado sobre su nuevo paciente. Habían llegado en el lugar indicado, daban ya las seis, se bajó del auto y Christian también. Éste se acercó a abrir el maletero y sacó de él su bolsa, ella lo tomó.—Cuando termines avísame, estaré cerca, vendré a recogerte.—De acuerdo. —Dijo aceptando el beso que él la estaba dando.Se despidieron y se separaron. A ella le llegó una llamada de Ivonne mientras se acercaba al edificio.—Hola Ivonne. —la saludó.—Hola, desaparecida. ¿Cómo estás? Espero no estar interrumpiendo algo.—No exactamente, estoy a punto de asistir a un paciente.—¿A esta hora? Pensé que sería en la mañana.—Hubo un cambio de planes, cortesía de Noha, creo que lo hace adrede, intenta volverme loca.—No me lo puedo creer, ¿estará bien el pobre? Nunca había actuado así.—¿Todavía crees que tiene justificación? —escuchó cómo suspiraba al otro lado.—Está bien, tienes razón, dejaré de justificarlo. Dime, ¿te tomará mucho tiempo?—No m
Pasaron primero por el apartamento, ella tenía que cambiarse de ropa y ponerse algo adecuado para la ocasión.Compraron unos postres deliciosos por el camino y cuando llegaron aparcaron frente a la casa de Ivonne y su familia. Se bajaron del auto y atravesaron el portal. Christian soltó aire mientras caminaban hacia la puerta.—¿Estás segura de que es necesario que estemos aquí?—¿Es que tenías algo mejor que hacer? —él la miró con media sonrisa, era tan lindo.—Si me lo preguntas así, creo que se me ocurren muchas cosas. —ella se ruborizó en seguida pensando a qué se refería.—Contestando a tu pregunta, sí, es necesario que estemos aquí.Avanzó hacia adelante ocultando una sonrisa y una vez estuvo frente a la puerta, llamó al timbre, escucharon la voz de Ivonne desde dentro y en unos minutos se presentó ella con una gran sonrisa, su hija venía corriendo detrás de ella. Su amiga miró a Christian.—¡Bienvenidos!—Gracias. Esto es para ustedes—dijo ofreciéndole la caja de postres.—¡Oh!
Estaban los ocho en la mesa cenando mientras conversaban. Se reían por las charlas que tenían, procuraban pasarla bien, sobre todo que lo hiciera Christian, era su invitado y querían que se sintiera a gusto y aceptado.—¿Cuándo salimos a mostrarte la ciudad? —preguntó Ivonne fijándose en él. Los demás lo miraron y él se encogió de hombros.—¿Queréis mostrarme la ciudad?—Dudamos que la preciosa Karen lo haya hecho—Víctor miró a su amiga. —¿Qué habéis hecho en todo este tiempo? —Karen lo regañó con la mirada, Ivonne en cambio le dio un golpe por debajo de la mesa, él tuvo que contenerse el dolor. Christian se rio en lo bajo al escuchar la pregunta, justo lo que pensaba de Víctor, nunca se cortaba al decir lo que pensaba.—Aunque lo dudes, sí, ya conocimos algunos lugares juntos, lo llevé al Manhattan Deli y visitamos algunas zonas mientras me acompañaba a ver a mis pacientes.—Entonces no le has mostrado todavía lugares interesantes, ya sabes, para cuando tenga que regresar a su país,
Y seguía con aquellas palabras que ella detestaba, lo odiaba con todas sus fuerzas. Se dio prisa, y cuando terminó de recogerlo todo caminó hacia la puerta, sin embargo, él se adelantó y se apoyó contra ésta con los brazos cruzados mientras la miraba. El corazón de ella latió fuerte, estaba realmente asustada, era imposible creer que las intenciones de ese tipo fueran buenas sobre todo cuando él sabía cosas sobre ella. Ella metió la mano en su bolso y quitó su móvil para marcarle a alguno de sus amigos, sabía que irían por ella. El contacto de Víctor le apareció primero y le dio a llamar. Andrew arrugó la frente y se acercó rápido a ella.—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —le arrebató el móvil y canceló la llamada, lanzó luego el aparato lejos de él, el golpe contra el suelo la hizo sobresaltarse.—¿Por qué has hecho eso? —preguntó casi sin voz, estaba asustada.—Porque estabas intentando arruinar nuestro precioso momento. Venga, deja esto en el suelo. —cogió el bolso que lleva