—Serás el encargado de planear todo, Akira, no quiero que nada salga mal…estoy seguro de que Brunella, está planeando algo. — decía Massimo al teléfono, mirando desde las escaleras a su hermosa esposa durmiendo en la habitación. — Nada puede salir mal, ¿Me escuchaste?, me marcharé por unos días, no le voy a dar la oportunidad de arruinar nada de lo que he planeado, por ello lo he mantenido todo en secreto. — terminó de decir el rubio magnate.Del otro lado de la línea, Akira asentía mientras miraba el mensaje de su madre, quien le suplicaba saber algo de su hermana, Brunella.—No tienes nada de qué preocuparte, he estado averiguando todo lo que me has pedido y he reunido toda la información y tantas pruebas como me ha sido posible conseguir, pero Brunella ha cubierto bien sus huellas…la gente realmente cree que ella tuvo un desafortunado accidente en el que perdió la memoria, y nadie la vio durante todos esos años en que se mantuvo viviendo en las sombras, sin embargo, encontré un nom
Aquella tarde, Massimo movía inquietamente su pierna. Cuatro días habían pasado desde que había entregado aquellos cabellos de Aurora a Martin Calloway, y ahora ambos esperaban en aquel mostrador, a que los resultados, finalmente, fueran entregados.Un silencio sepulcral se había instaurado en medio de los dos hombres, y moviendo su pie en ansiedad, Martin, finalmente, decidió hablar.—Su matrimonio con Aurora, señor Bensiali…sé que esté tal vez no es el mejor momento de decirlo, pero de descubrirse que ella en realidad es mi hermana, quiero saber todos los detalles sobre su relación…mi padre ha sufrido mucho desde que perdió a su primera esposa y a su primer hijo…y debo decirle, que a las espaldas de mi padre he ordenado retirar la lápida de Alba y del recién nacido…no existió tal recién nacido, es decir, los Vani o los Bianco como ahora se hacen llamar, mintieron…hicieron que mi padre ordenara sepultar un ataúd vacío junto al de su esposa, y el, en medio de su dolor, jamás sospecho
En aquel paraíso, todos aquellos problemas que los acontecían, parecían haber desaparecido por completo.—No puedo creerlo. — aseguró Aurora y casi se quedó sin aliento al ver la belleza tropical que cubría todo lo que abarcaba su vista.Massimo sonrió de medio lado y negó en silencio, se limitó a tomarla de la mano y fascinarse con la capacidad de asombro que su joven amante tenía. Aurora no prestó atención a la forma como Massimo tomaba su mano, acariciando con un par de sus dedos su dedo anular de forma insistente.La vista de Aurora estaba puesta en el mar, ese mar azul profundo del horizonte y que conforme parecía acercarse, se aclaraba suavemente hasta casi desaparecer en un tono verde tan suave que lograba fascinarla; justo en ese momento acababan de bajar del vuelo de varias horas que los tenía ahí, en Hawái, específicamente, cruzando ese puente que unía la enorme isla con su destino final, la mansión que los Bensiali tenían ese lugar; era increíble que su esposo tuviera una p
En Hawái.Altas palmeras se dispersaban por los jardines, pequeños arbustos y flores de vistosos colores, ya para ese entonces la pelirroja tenía idea de cómo eran los chalet en los que se quedarían, pues había varios a lo lejos; un par de personas también caminaban por ahí y algunos niños corrían por los amplios jardines.—Este será el lugar donde pasaremos la noche. — informó el rubio y Aurora sintió un escalofrío recorrerle la piel por la idea que eso le traía.El camino de granito se hacía ancho, y subía por un par de escalones circulares, que eran enmarcados por varias plantas de hojas grandes y brillantes, sus maletas estaban a los pies de la puerta de madera, un pequeño candil colgaba del techo blanco, y el mismo color se extendía a las paredes con grandes ventanas por las cuales se podría fácilmente apreciar la hermosa y privilegiada vista que tendrían en ese lugar. El reservado era de dos pisos, el segundo menos extenso que el primero, pero Aurora casi podía adivinar que la p
Al día siguiente y pese a amanecer perfectamente acomodados, uno sobre el cuerpo desnudo del otro, Aurora y Massimo se levantaron temprano, desayunaron y recorrieron a pie la isla; durante el mediodía se adentrarían al mar en un recorrido de buceo, admirando tanto flora como fauna marina, tras buscar agotado más de lo que Aurora pretendía, la cena la tomarían en el chalet; al final, Massimo había decidido que era mejor pasar el resto de aquel corto viaje en ese lujoso resort, en lugar de la vieja mansión de los Bensiali en la isla.La pelirroja suspiró cansadamente mientras esperaba que Massimo saliese de la ducha, se levantó del camastro sobre el cual descansaba y se acercó a la baranda de cristal para observar la luna inmensa reflejarse en el mar, apreció el romper de las olas a lo lejos y como la espuma que emanaban, brillaba más por la noche, decir que era más de lo que esperó, era realmente poco. Las luces de las torres en ese lugar estaban encendidas, dando un espectáculo que co
—Ella es una chica hermosa…y la quiero para mí. — decía el adolescente Massimo Bensiali mirando por el ventanal de su estudio a Aurora Bianco.Aquella jovencita limpiaba la maleza de los jardines junto a su padre, y su bonito rostro estaba manchado con barro. Sus cabellos eran rojos como el fuego que llevaba por dentro, y sus ojos eran de un verde esmeralda que siempre miraban a Massimo con desprecio desde que eran solo unos niños y por razones desconocidas. Tocándose la mejilla golpeada, Massimo Bensiali sonrió. Esa chica, nuevamente, acababa de rechazarlo.—Ella es solo la hija de un par de viejos sirvientes y es dos años más joven que usted, no está a la altura del heredero Bensiali. Su deber es casarse con una mujer de su mismo rango y posición, y ya se hablado de ello; la señorita Juliana Hancock será su prometida; Juliana ha nacido en la cuna de una poderosa familia estadounidense que traerá mayor prestigio aun a los Bensiali, así que cuando tenga edad suficiente… ——Cuando tenga
—Lo lamento, señor Bensiali, pero no tengo nada que celebrar con usted. Con su permiso. — respondió Aurora a Massimo, cuando esté la tomó abruptamente de la mano.—¿Quién es el? — cuestionó Massimo mirando a aquel joven de cabellos negros y ojos grises que lo miró a cambio extrañado.Aurora, con discreción y esperando que nadie hubiese notado aquella conducta tan cuestionable de Massimo, le sonrió y se acercó a él.—Eso no es de su incumbencia, señor. Me retiro, y le pido sea lo que el señor Mauro esperaba que fuera, mantenga la compostura propia del heredero Bensiali. No debe olvidar que yo solamente soy la hija de los sirvientes, como bien usted me lo recordó cuando éramos niños, así que no pierda la calma por causa de una mujer insignificante. — respondió Aurora sagaz, dejando a Massimo con una expresión de enojo marcada en su rostro.—¿Vas a dejarme aquí viviendo mi luto en soledad?, ¿Cuánto tiempo más vas a estar enojada por eso? Pasó hace tantos años que ya no tiene la mayor impo
—Tu madre tiene cáncer…y no tenemos dinero para costear el tratamiento. — dijo el padre de Aurora con seriedad.Aurora sintió como todo su mundo se desmoronaba a pedazos, ¿Qué era lo que iban a hacer?, sus padres se abrazaban dejando ver su evidente sufrimiento, y ella se sintió impotente y frustrada al no contar con dinero suficiente para apoyarlos…pero no se rendiría.—Yo buscare un empleo más, dejare el departamento para no pagar esa renta y regresaré a su casa, mamá tiene que dejar de trabajar en la mansión Bensiali para que pueda descansar, no sé cómo es que lo haré, pero les juro que conseguiré el dinero para pagar los tratamientos. Los apoyare como sea para que mi mamá pueda sanar. — dijo Aurora llevándose una mano al pecho.Armani y Giorgia Bianco, se miraron el uno al otro, y luego miraron a la pelirroja, una sonrisa se había dibujado en sus rostros.—¿En verdad estas dispuesta a hacer lo que sea para apoyarnos? — cuestionó Giorgia mirando fijamente a su hija.Aurora asintió.