En el departamento de Massimo y Aurora, aquella noche daba comienzo.—¿Qué tal tu día? — preguntó el rubio magnate al ver a su esposa tomar un par de platos y luego sacar una botella de soda.—Algo cansado, ¿El tuyo qué tal? — dijo y preguntó Aurora al servir un par de porciones de pizza en cada plato.—Bien. — respondió Massimo secamente, al no desear recordar su pesada tarde en la lectura del testamento de su padre. — ¿Y la universidad? ¿Saliste temprano? — volvió a cuestionar el, sin necesitar respuesta para su última pregunta…cada día, desde que había comenzado su vida junto a Aurora, él esperaba por ella después de volver de la empresa que prontamente quedaría completamente bajo su responsabilidad, y si no, los hombres que había destinado a protegerla, se mantenían al pendiente…no había otra manera, pero no podía evitarlo, Aurora lo preocupaba, esos lugares no eran seguros.—Todo bien, creo que comienzo a acostumbrarme a todo. — dijo la pelirroja sin darle importancia.—Y dime, J
Aquella noche pasional, Aurora gimió sobre los labios de Massimo, mientras él la levantaba luego de haberla privado del placentero tormento de sus dedos en su interior. Ella bajó su mirada y apreció la masculinidad de su hombre, perderse entre sus piernas al ser guiado por una de las manos de Massimo… los ojos de ella temblaron ante la impaciencia de experimentar ese placer de sus cuerpos unidos; ese placer que la quemaba en pasión y angustia—Massimo…— musitó la pelirroja.Escuchando su nombre en los labios de su esposa, Massimo gimió roncamente al interrumpir las palabras de la pelirroja y comenzar a penetrarla al dejarla caer sobre su rigidez… la piel de ambos ardió y Aurora compartió su gemido.—Massimo… — lo nombró ella y apretó sus piernas a los costados de las de él y sus brazos en el fuerte cuello del rubio. Gimió en su oído provocando que el rubio reaccionara apretando sus manos en su cadera y obligándola a caer sobre su erección, introduciendo la totalidad de la misma dentro
Aquella mañana en la mansión de los Russo, Leandro miraba a su medio hermano desayunado en la misma mesa que él, mientras hablaba calmadamente con su padre. En aquel momento, sentía no existir para ninguno de ellos, y comenzaba a sentirte cada vez más y más frustrado. Aurora lo había despreciado nuevamente, y él se sentía completamente humillado y rechazado; ver a su padre siendo tan condescendiente, le irritaba de sobre manera, pues no estaba dispuesto tampoco a perder su lugar como el heredero, ahora que había decidido retomar su posición.—Supe que estas representando a Enzo Bensiali y su familia extendida, ¿Tiene algo que ver con el testamento que Mauro dejó? — cuestionó Alessandro Russo.Henry se limpió educadamente el rostro con su servilleta.—Sabes que no puedo dar detalles de mis casos, padre, pero puedo decirte que nada es lo que parece… — respondió el abogado dando una mirada de soslayo a su medio hermano mayor.Leandro resoplo molesto al escuchar la respuesta de Henry.—Es
—Serás el encargado de planear todo, Akira, no quiero que nada salga mal…estoy seguro de que Brunella, está planeando algo. — decía Massimo al teléfono, mirando desde las escaleras a su hermosa esposa durmiendo en la habitación. — Nada puede salir mal, ¿Me escuchaste?, me marcharé por unos días, no le voy a dar la oportunidad de arruinar nada de lo que he planeado, por ello lo he mantenido todo en secreto. — terminó de decir el rubio magnate.Del otro lado de la línea, Akira asentía mientras miraba el mensaje de su madre, quien le suplicaba saber algo de su hermana, Brunella.—No tienes nada de qué preocuparte, he estado averiguando todo lo que me has pedido y he reunido toda la información y tantas pruebas como me ha sido posible conseguir, pero Brunella ha cubierto bien sus huellas…la gente realmente cree que ella tuvo un desafortunado accidente en el que perdió la memoria, y nadie la vio durante todos esos años en que se mantuvo viviendo en las sombras, sin embargo, encontré un nom
Aquella tarde, Massimo movía inquietamente su pierna. Cuatro días habían pasado desde que había entregado aquellos cabellos de Aurora a Martin Calloway, y ahora ambos esperaban en aquel mostrador, a que los resultados, finalmente, fueran entregados.Un silencio sepulcral se había instaurado en medio de los dos hombres, y moviendo su pie en ansiedad, Martin, finalmente, decidió hablar.—Su matrimonio con Aurora, señor Bensiali…sé que esté tal vez no es el mejor momento de decirlo, pero de descubrirse que ella en realidad es mi hermana, quiero saber todos los detalles sobre su relación…mi padre ha sufrido mucho desde que perdió a su primera esposa y a su primer hijo…y debo decirle, que a las espaldas de mi padre he ordenado retirar la lápida de Alba y del recién nacido…no existió tal recién nacido, es decir, los Vani o los Bianco como ahora se hacen llamar, mintieron…hicieron que mi padre ordenara sepultar un ataúd vacío junto al de su esposa, y el, en medio de su dolor, jamás sospecho
En aquel paraíso, todos aquellos problemas que los acontecían, parecían haber desaparecido por completo.—No puedo creerlo. — aseguró Aurora y casi se quedó sin aliento al ver la belleza tropical que cubría todo lo que abarcaba su vista.Massimo sonrió de medio lado y negó en silencio, se limitó a tomarla de la mano y fascinarse con la capacidad de asombro que su joven amante tenía. Aurora no prestó atención a la forma como Massimo tomaba su mano, acariciando con un par de sus dedos su dedo anular de forma insistente.La vista de Aurora estaba puesta en el mar, ese mar azul profundo del horizonte y que conforme parecía acercarse, se aclaraba suavemente hasta casi desaparecer en un tono verde tan suave que lograba fascinarla; justo en ese momento acababan de bajar del vuelo de varias horas que los tenía ahí, en Hawái, específicamente, cruzando ese puente que unía la enorme isla con su destino final, la mansión que los Bensiali tenían ese lugar; era increíble que su esposo tuviera una p
En Hawái.Altas palmeras se dispersaban por los jardines, pequeños arbustos y flores de vistosos colores, ya para ese entonces la pelirroja tenía idea de cómo eran los chalet en los que se quedarían, pues había varios a lo lejos; un par de personas también caminaban por ahí y algunos niños corrían por los amplios jardines.—Este será el lugar donde pasaremos la noche. — informó el rubio y Aurora sintió un escalofrío recorrerle la piel por la idea que eso le traía.El camino de granito se hacía ancho, y subía por un par de escalones circulares, que eran enmarcados por varias plantas de hojas grandes y brillantes, sus maletas estaban a los pies de la puerta de madera, un pequeño candil colgaba del techo blanco, y el mismo color se extendía a las paredes con grandes ventanas por las cuales se podría fácilmente apreciar la hermosa y privilegiada vista que tendrían en ese lugar. El reservado era de dos pisos, el segundo menos extenso que el primero, pero Aurora casi podía adivinar que la p
Al día siguiente y pese a amanecer perfectamente acomodados, uno sobre el cuerpo desnudo del otro, Aurora y Massimo se levantaron temprano, desayunaron y recorrieron a pie la isla; durante el mediodía se adentrarían al mar en un recorrido de buceo, admirando tanto flora como fauna marina, tras buscar agotado más de lo que Aurora pretendía, la cena la tomarían en el chalet; al final, Massimo había decidido que era mejor pasar el resto de aquel corto viaje en ese lujoso resort, en lugar de la vieja mansión de los Bensiali en la isla.La pelirroja suspiró cansadamente mientras esperaba que Massimo saliese de la ducha, se levantó del camastro sobre el cual descansaba y se acercó a la baranda de cristal para observar la luna inmensa reflejarse en el mar, apreció el romper de las olas a lo lejos y como la espuma que emanaban, brillaba más por la noche, decir que era más de lo que esperó, era realmente poco. Las luces de las torres en ese lugar estaban encendidas, dando un espectáculo que co