—Creo que…—mencionó Aurora con voz ronca al sentir su garganta arder por el alcohol. — Me sigues gustando…después de todo, aunque sea un poco. — admitió Aurora con un deje de timidez.El joven magnate de cabello rubio sonrió divertido.— Si mientes juro que me enojare. — dijo Massimo mirándola a los ojos.Aurora sonrió y mordió su labio inferior, y no pudo evitar sentir unas irrefrenables ganas de que la besara…y él la vio fijamente segundos antes de hacerlo.Aurora gimió entre el beso y Massimo deslizó sus manos hasta enredarlas en su cintura.Ella estaba correspondiendo como él quería, en ese momento Massimo no pudo más que agradecer a esos imbéciles y descuidados sirvientes que la habían puesto así inintencionadamente. Una de sus manos bajó a acariciar la parte desnuda de una de sus piernas, y comenzó a subir despacio y Aurora volvió a gemir entre sus labios, él se pegó a ella y en ese instante el elevador llegó a su destino.—Maldición…— se lamentó el rubio y se separó de ella. —
El vestido de Aurora se resbaló hasta su cintura, después de que ella lo desabrochó por completo, y tomando la mano de su esposo, la pelirroja hizo que Massimo acariciara la piel desnuda de su espalda. El magnate rubio se sentía desesperado, quería tomarla, hacerla suya ya mismo…pero no se atrevió, aquella no era Aurora en su estado más consciente, y no quería que ella se arrepintiera de las decisiones tomadas por ella misma bajo los efectos del alcohol; mucho menos deseaba que ella creyera que él se había aprovechado de su condición para tener sexo.Segundos después, Massimo subió el cierre de ese diminuto vestido que Aurora llevaba puesto. De forma pasional, el rubio besó su cuello al no encontrar otra forma de controlar su creciente deseo después de comprobar que ella no usaba sostén, nunca lo imaginó, de saberlo ni siquiera habría ordenado que subieran aquella botella a su alcoba para hacer un pequeño brindis juntos antes de su viaje al extranjero. Sus sirvientes ineptos, habían t
En su lujoso departamento, Massimo se había tenido que meter en una ducha fría.—Esto me pasa por imbécil… — mencionó el rubio molesto, mientras sentía el agua fría recorrer su cuerpo desnudo.Aurora lo había dejado demasiado…emocionado, y el, se bañaba con agua helada para enfriar tanto a su mente, como a su amigo; le había costado una fuerza enorme fuerza de voluntad que no sabía que tenía el no hacerle el amor a Aurora allí mismo. Ella era tan hermosa, tan inocente y al mismo tiempo tan ardiente si se lo proponía, que se sentía francamente impactado…pero, aun así, no era el tipo de hombre que se aprovechaba de una mujer ebria. Además, deseaba respetar los sentimientos de su esposa, tal y como Giuseppe le había aconsejado hacer.Saliendo de la ducha, Massimo suspiró. Una vez que retiró el exceso de agua de su cabello dorado, acercó un par de cobijas a la cama en donde Aurora dormía tan plácidamente después de tratarlo como a su juguete, al no saber cómo controlar el alcohol.—Vamos
El amor era una cosa complicada, difícil de entender la mayoría de las veces; meditaba Aurora mirando fuera de la ventanilla en aquel avión privado perteneciente a Massimo. Mirando a su ahora esposo hablando con los pilotos antes de despegar hacia una exótica isla en el caribe, también perteneciente a él, la pelirroja se sintió completamente fuera de lugar; ella y Massimo provenían de mundos opuestos y completamente diferentes.Para la mayoría de las personas que existían en el mundo, tener un avión privado y una isla privada sobrepasaba los límites de la imaginación; ¿Cuántas personas en el mundo podían decir con tal tranquilidad que viajarían a una Isla propiedad suya y en un lujoso avión también de su propiedad? Estaba segura de que eran contadas con los dedos de sus manos y sus pies. Massimo era un hombre influyente, poderoso y multimillonario, que desde el día de su nacimiento estaba destinado a hacer grandes cosas tan solo por ser un Bensiali…ella, en cambio, naciendo en una cun
—Tome asiento señorita Hancock, debo decir que me tomó por sorpresa su repentino interés por el programa de becas, y realmente el financiamiento de su familia, nos ayudaría enormemente a otorgar más becas a jóvenes promesas que no cuentan con los recursos suficientes para pagar una educación universitaria. — decía el Decano de la facultad de Palermo.Juliana Hancock sonrió falsamente. — Por supuesto señor Harris, a los Hancock nos interesa la educación de los prometedores estudiantes, y ya que me satisfactoriamente mudado a Palermo, me gustaría ayudar y ser parte de esta tan gentil comunidad. Sin embargo, tengo mis dudas con respecto a una estudiante de la universidad de medicina, su nombre es Aurora Bianco. — dijo la caprichosa mujer.El Decano mostró un temple serio. Por supuesto, había escuchado los rumores sobre el matrimonio del importante Massimo Bensiali con una de las estudiantes más prometedoras de la carrera de medicina, y a todos les había parecido un suceso extraño; tambié
—¿Te has vuelto loco?, ¿Por qué dices esas cosas? — cuestionó Aurora mirando fijamente a su ahora esposo. — Suéltame de una buena vez. — exigió.Massimo rechisto, y Aurora vio con sorpresa la forma tan estúpidamente repentina en que se vio en esa incomoda posición. Massimo parecía un niño caprichoso e inseguro, y ella, aun cuando había sido obligada, era su esposa, y por supuesto que respetaba eso, jamás haría algo tan estúpido como engañar al hombre con el que se casó. Aurora lo miró fijamente a los ojos, estaba sobre él, y Massimo se deslizó en el asiento, en ese momento su femenina intimidad sintió el grosor del miembro del joven magnate que amenazaba con despertar, ella abrió los ojos con sorpresa y lo vio sonreír orgulloso.—Entiéndelo, no me gusta que nadie toque o vea lo que es mío — informó el rubio y sus manos acariciaron celosas la delgada cintura de la hermosa Aurora.La piel de la pelirroja se erizó.— No soy un objeto, y no soy tuya, esto solo es…— Aurora interpuso su org
“Es el momento de que hablemos seriamente, Giuseppe, como el mentor del heredero de nuestra familia, era tu deber casarlo con una mujer de familia privilegiada, no con una completa desconocida. Los Bensiali de las ramas menores, no estamos de acuerdo con la elección a esposa que ha hecho Massimo; estamos en boca de todos, y nuestra reputación se verá seriamente afectada. Esto ya había pasado una vez y las consecuencias fueron desastrosas para nosotros. ¿No fue por el abuelo Miguel, padre del tío Mauro, se casó con esa mujer de cuna inferior que tuvimos que buscar alianzas de negocios con los Hancock en primer lugar?, Massimo nos enviará directamente a la ruina al casarse con la hija de una sirvienta.”El viejo Giuseppe recordaba las palabras de Enzo Bensiali, quien había visitado la mansión para hacer saber a Massimo la opinión que la familia inferior tenía con respecto a Aurora, su esposa. Negando el silencio, el anciano de ojos cansados intentaba concentrarse en los contratos. Aun n
Aquella noche era diferente. Massimo Bensiali observaba a la luna desde la cama en la que se sentía tan solo. Los grandes ventanales estaban abiertos de par en par, y el aire salino y fresco entraba en libertad. Del otro lado de la mansión, tan alejado como le era posible de ella, Aurora ya debería de estar durmiendo. Estaban recién casados, y siendo ya una pareja de esposos como lo eran, aquella situación se sentía extraña; eran casi como un par de desconocidos, a pesar de conocerse desde toda la vida…pero no había nada que pudiese hacer al respecto, iba a esperarla tal y como le había prometido, aun cuando el deseo de su cuerpo y de su alma lo estaban consumiendo.“Yo siempre voy a detestarte.”Ella le había dicho aquello, y, sin embargo, en aquellos pasionales momentos en que las ganas casi vencieron y los instintos más salvajes afloraron, ella no se había resistido a él. Aurora era una mujer con una moral firme y una amabilidad nata mientras que el, era todo lo contrario. Era un t