—En este momento se está llevando a cabo la celebración por el matrimonio del Magnate multimillonario Massimo Bensiali, una fuente dentro del lujoso evento nos ha informado que el nombre de la ahora esposa del magnate, es Aurora Bianco, nadie sabe quién es ella o como es que se conocieron ella y… —Leandro Fiore apagó el televisor. Dando un golpe seco sobre la mesa en su departamento, el joven estudiante se sintió frustrado. Aurora se había casado…y él no lo había impedido.Su madre debía de estar en aquella celebración sola pues su padre jamás tenía tiempo para asistir a eventos sociales. Leandro había renunciado al apellido Russo, y ahora en su lugar mantenía el apellido de soltera de su madre quien tan solo había sido, tal cual, como Aurora, una mujer de familia común. Su madre, en su juventud y aun en el presente, había sido una mujer hermosa, trabajadora e inteligente, y su padre la había conocido en un bar en el que trabajaba; se había enamorado de ella perdidamente, y haciéndol
El ambiente en aquella lujosa boda, se había puesto pesado. Massimo sabía que aquello era el plan de los Hancock, arruinar su boda a como diera lugar. Finalmente había conocido a la famosa y arrogante Juliana Hancock, y ahora más que nunca estaba convencido de que había hecho lo correcto al despreciarla, aquella mujer caprichosa era mucho peor de lo que le habían dicho que era.Aurora yacía sentada junto a Massimo esperando el comienzo del banquete; aquel ambiente no era para ella, jamás lograría encajar con gente tan horrible y pretensiosa. Los Hancock no dejaban de mirarla con desprecio, y recordando las palabras de Massimo, la pelirroja comprendió que aquella mujer había sido la prometida de su ahora esposo en algún momento; aunque jamás la había visto realmente. Mirando el elegante lugar, Aurora se sintió completamente fuera de lugar durante un momento. Todo aquello era extremadamente lujoso y costoso, y la pelirroja se lamentó por ello; con lo que Massimo había gastado en esa bo
Aquella lujosa celebración había terminado. Todos los invitados se habían marchado ya, y Aurora observaba la hermosa luna llena que había esa noche, desde el enorme balcón lleno de plantas de la habitación de Massimo, a donde le habían ordenado subir después de que el ultimo invitado se había marchado. Sus manos temblaban ligeramente, y su pecho iba y venía agitado en el vaivén de su nerviosa respiración.Massimo querría…esa noche…y ella aún era virgen.¿Qué se supone que iba hacer?; sabía que era parte de las obligaciones maritales y aun cuando ella jamás querría acostarse con ese hombre, era su deber hacerlo…pero no tenía nada de experiencia en el tema; nunca nadie le había puesto una mano encima de esa manera, y estaba convencida de que Massimo por supuesto que tenía experiencia en eso…él era un hombre después de todo, y era uno apuesto, multimillonario; cualquier chica con sangre en las venas querría acostarse con el…cualquiera, menos ella.En medio de sus estudios, sus padres, el
—Creo que…—mencionó Aurora con voz ronca al sentir su garganta arder por el alcohol. — Me sigues gustando…después de todo, aunque sea un poco. — admitió Aurora con un deje de timidez.El joven magnate de cabello rubio sonrió divertido.— Si mientes juro que me enojare. — dijo Massimo mirándola a los ojos.Aurora sonrió y mordió su labio inferior, y no pudo evitar sentir unas irrefrenables ganas de que la besara…y él la vio fijamente segundos antes de hacerlo.Aurora gimió entre el beso y Massimo deslizó sus manos hasta enredarlas en su cintura.Ella estaba correspondiendo como él quería, en ese momento Massimo no pudo más que agradecer a esos imbéciles y descuidados sirvientes que la habían puesto así inintencionadamente. Una de sus manos bajó a acariciar la parte desnuda de una de sus piernas, y comenzó a subir despacio y Aurora volvió a gemir entre sus labios, él se pegó a ella y en ese instante el elevador llegó a su destino.—Maldición…— se lamentó el rubio y se separó de ella. —
El vestido de Aurora se resbaló hasta su cintura, después de que ella lo desabrochó por completo, y tomando la mano de su esposo, la pelirroja hizo que Massimo acariciara la piel desnuda de su espalda. El magnate rubio se sentía desesperado, quería tomarla, hacerla suya ya mismo…pero no se atrevió, aquella no era Aurora en su estado más consciente, y no quería que ella se arrepintiera de las decisiones tomadas por ella misma bajo los efectos del alcohol; mucho menos deseaba que ella creyera que él se había aprovechado de su condición para tener sexo.Segundos después, Massimo subió el cierre de ese diminuto vestido que Aurora llevaba puesto. De forma pasional, el rubio besó su cuello al no encontrar otra forma de controlar su creciente deseo después de comprobar que ella no usaba sostén, nunca lo imaginó, de saberlo ni siquiera habría ordenado que subieran aquella botella a su alcoba para hacer un pequeño brindis juntos antes de su viaje al extranjero. Sus sirvientes ineptos, habían t
En su lujoso departamento, Massimo se había tenido que meter en una ducha fría.—Esto me pasa por imbécil… — mencionó el rubio molesto, mientras sentía el agua fría recorrer su cuerpo desnudo.Aurora lo había dejado demasiado…emocionado, y el, se bañaba con agua helada para enfriar tanto a su mente, como a su amigo; le había costado una fuerza enorme fuerza de voluntad que no sabía que tenía el no hacerle el amor a Aurora allí mismo. Ella era tan hermosa, tan inocente y al mismo tiempo tan ardiente si se lo proponía, que se sentía francamente impactado…pero, aun así, no era el tipo de hombre que se aprovechaba de una mujer ebria. Además, deseaba respetar los sentimientos de su esposa, tal y como Giuseppe le había aconsejado hacer.Saliendo de la ducha, Massimo suspiró. Una vez que retiró el exceso de agua de su cabello dorado, acercó un par de cobijas a la cama en donde Aurora dormía tan plácidamente después de tratarlo como a su juguete, al no saber cómo controlar el alcohol.—Vamos
El amor era una cosa complicada, difícil de entender la mayoría de las veces; meditaba Aurora mirando fuera de la ventanilla en aquel avión privado perteneciente a Massimo. Mirando a su ahora esposo hablando con los pilotos antes de despegar hacia una exótica isla en el caribe, también perteneciente a él, la pelirroja se sintió completamente fuera de lugar; ella y Massimo provenían de mundos opuestos y completamente diferentes.Para la mayoría de las personas que existían en el mundo, tener un avión privado y una isla privada sobrepasaba los límites de la imaginación; ¿Cuántas personas en el mundo podían decir con tal tranquilidad que viajarían a una Isla propiedad suya y en un lujoso avión también de su propiedad? Estaba segura de que eran contadas con los dedos de sus manos y sus pies. Massimo era un hombre influyente, poderoso y multimillonario, que desde el día de su nacimiento estaba destinado a hacer grandes cosas tan solo por ser un Bensiali…ella, en cambio, naciendo en una cun
—Tome asiento señorita Hancock, debo decir que me tomó por sorpresa su repentino interés por el programa de becas, y realmente el financiamiento de su familia, nos ayudaría enormemente a otorgar más becas a jóvenes promesas que no cuentan con los recursos suficientes para pagar una educación universitaria. — decía el Decano de la facultad de Palermo.Juliana Hancock sonrió falsamente. — Por supuesto señor Harris, a los Hancock nos interesa la educación de los prometedores estudiantes, y ya que me satisfactoriamente mudado a Palermo, me gustaría ayudar y ser parte de esta tan gentil comunidad. Sin embargo, tengo mis dudas con respecto a una estudiante de la universidad de medicina, su nombre es Aurora Bianco. — dijo la caprichosa mujer.El Decano mostró un temple serio. Por supuesto, había escuchado los rumores sobre el matrimonio del importante Massimo Bensiali con una de las estudiantes más prometedoras de la carrera de medicina, y a todos les había parecido un suceso extraño; tambié