Capítulo 110

Darío no quería tocarla.

No necesitaba que se lo dijera con palabras, podía leerlo claramente en toda su cara.

Orena no dejaba de retorcerse los dedos, ansiosa, mientras se encontraba encerrada en el baño.

Se suponía que debía salir del cubículo y enfrentarse a su marido, quien debería estarla esperando en la cama.

Era su noche de boda, lo normal era que… hicieran cosas.

La madre de Darío le había comprado una hermosa pieza de lencería y no estaba muy convencida de que le quedara bien.

Su piel era pálida y su cuerpo era pequeño y huesudo.

Sentía que el muchacho no se excitaría al verla y eso le aterraba.

—Eres hermosa —dijo débilmente a la chica en el espejo.

Su reflejo le sonrió tristemente y entonces decidió que era el momento de enfrentarse a su nueva realidad.

Era una mujer casada.

Y debía cumplir con su primera labor como tal.

Unirse en cuerpo y alma a su marido.

El problema era que…

Orena finalmente salió del baño para encontrarse con una habitación completamente vacía.
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