Capítulo 006

Su amiga Aleja llegó a la hora acordada y Natalia no pudo hacer otra cosa que abrazarla, mientras le agradecía por el gesto de venir a ayudarla con sus hijos.

—Te lo pagaré —le dijo a la mujer, separándose de aquel abrazo. 

Aleja sacudió la mano quitándole peso a su labor de niñera por esa noche. 

—No es necesario —contestó con voz suave. Era una persona pacífica, que transmitía tranquilidad con solo observarla—. Recuerda que para eso estamos las amigas. 

—Gracias, Aleja. Gracias por todo —le agradeció nuevamente a punto de volver a estrecharla contra su pecho. 

Natalia no tenía a nadie más que pudiera brindarle apoyo.

—Mejor ve. Llegarás tarde —le recordó su misión de esa noche y sintió que los nervios la invadían por enésima vez en la última hora. 

—¿Cómo me veo?

Aleja curvo sus labios en una sonrisa pícara e hizo un gesto lascivo con su lengua. Esto era una broma juguetona que le hizo entender a Natalia que se veía apetecible con ese vestido puesto.

—Sin duda te robarás todas las miradas con ese vestido, amiga —la halago entonces, brindándole un poco de la tan necesitada confianza.

Natalia asintió ante sus palabras y se despidió de sus tres hijos con un beso en la frente, les recordó entonces que debían de obedecer a Aleja e irse a la cama temprano sin rechistar u oponerse. 

—¿A dónde vas, mami? —preguntó Damián, su hijo mayor.

Ciertamente, los chiquillos no estaban acostumbrados a ver a su madre salir a altas horas de la noche, mucho menos luciendo tan hermosa como en esa ocasión.

—Debo… acudir a un evento.

A Natalia seguía costándole la idea de decirles que ahora tenía a otra persona en su vida, una persona con la que se casaría dentro de un mes. Se suponía que ya debería ir instalando esa idea en la mente de sus pequeños, pero era muy complicado hacerlo. 

Sus trillizos amaban a Roberto y seguramente rechazarían a Fabián, por el simple hecho de creer que había venido para reemplazar a su padre, cosa que no era para nada cierta.

Natalia no se imaginaba a aquel hombre engreído convirtiéndose en una figura paterna para sus hijos, le resultaba imposible de visualizar.

Luego de despedirse, revisó el mensaje que acababa de llegarle a su teléfono y comprobó entonces que Fabián Arison la estaba esperando en la entrada del hotel.

Sin darle más vueltas a aquel asunto, se apresuró en tomar el ascensor y llegar a la planta baja para darle alcance a su futuro marido. 

—Buenas noches —le dijo al hombre luego de subirse a su lado, en el asiento trasero del auto. 

El chófer emprendió el recorrido hacia la gala benéfica dónde sería dada la noticia de su compromiso y Natalia sintió los nervios invadirla ante este hecho, pero no era únicamente eso lo que la embargaba, también sintió molestia al comprobar que Fabián Arison no le había devuelto el saludo y ni siquiera se había dignado a mirarla. 

—Creo que deberíamos ir practicando nuestra afinidad —se animó a decir, consciente del papel que estaban a punto de representar.

—¿Para qué? Basta con que nos vean juntos —ni siquiera despegó la vista de su tableta electrónica, demasiado concentrado en sus asuntos. 

—Mmm, ¿te parece suficiente? —no pudo evitar que se notará su inconformidad—. No creo que se traguen la idea de un matrimonio, así de la nada, ni siquiera compartimos una historia en común de donde nos conocimos o algo similar. 

—A nadie le importa eso, Natalia —la volteó a mirar al fin, sus ojos azules reluciendo con enfado.

La mujer se encontró con una expresión molesta de su parte y sintió el deseo de sacudirlo y exigirle que no la tratara de esa forma tan despectiva. 

Roberto era un tipo malhumorado, pero siempre la trató con cuidado, o bueno, al menos eso aparentaba, hasta que lo encaró en aquella iglesia y le mostró su verdadera cara.

—Solamente trato de hacer que esto sea creíble —se defendió ante su falta de colaboración. 

—Pues ahórrate tus intentos —la cortó hastiado—. Mantente a mi lado y cierra la boca, nada más debes hacer. 

Con esas instrucciones, Natalia guardó silencio el resto del camino, repitiéndose a sí misma que hacía todo esto por sus hijos. Serían tres años de malos tratos y órdenes absurdas, pero también serían tres años donde podría poner un techo sobre sus cabezas y comida. Además, lo más importante en todo esto era que se vengaría de Roberto.

«Puedo con esto», se repitió convencida.

Llegaron al dichoso lugar del evento e inmediatamente se sintió como un pez fuera del agua, este no era su tipo de ambiente.

El salón era amplio, con techos altos decorados con candelabros, que le daban un toque elegante y glamouroso. Las mesas se encontraban dispersas, cubiertas con manteles de satén blanco y jarrones con flores, adornándolos. 

Los meseros iban y venían por el lugar, enfundados en trajes previstos para dicha ocupación, mientras llevaban bebidas y aperitivos para todos los invitados. 

Natalia inmediatamente sintió decenas de miradas instalándose sobre ella, como dagas envenenadas que buscaban incrustarse en su cuerpo. La sola idea le ocasionó un escalofrío. 

«¿Por qué me miran así? ¿Acaso es por lo de la boda?», pensó aterrada, recordando que muy posiblemente la mayoría de estas personas habían estado en el matrimonio de Roberto. 

Ya se podía hacer una idea de los cuchicheos cuando la noticia de su compromiso con Fabián fuera revelada. 

Los minutos transcurrieron y la incomodidad no se alejó de su cuerpo. Natalia se limitó a hacer lo que Fabián le había ordenado, seguirlo en silencio, mientras saludaba a socios y allegados.

—Les presento a mi novia —decía el hombre a cada tanto y Natalia debía mostrar su mejor sonrisa. 

—Un gusto —respondía. 

Así estuvieron un rato más, hasta que Fabián tuvo que alejarse para mantener una conversación privada con uno de sus accionistas y Natalia quedó relegada en un rincón del salón. Todo estaba aparentemente bien, hasta que sintió un escalofrío invadirle el cuerpo entero. La sensación de estar siendo vigilada, de que…

—¡Suéltame! —exigió cuando Roberto la tomó del brazo bruscamente, aprovechando la ausencia de Fabián. 

—¡¿Qué demonios haces aquí?! ¡¿Viniste otra vez a armar una escena?! —siseó el hombre tratando de no alzar mucho la voz, mientras la arrastraba diligentemente hacia uno de los pasillos que daban al exterior. 

El resto de los invitados parecían estar muy concentrados en sus propios asuntos, porque nadie reparaba en la arbitraria escena que se estaba desarrollando. 

—¡Que me sueltes o gritaré! 

Roberto hizo el gesto de taparle la boca, pero alguien lo detuvo en su barbarie. 

—¡No la toques! —ordenó una voz firme y masculina.

Natalia miró a Fabián y no pudo evitar sentirse agradecida por su oportuna aparición.

—No es tu asunto, Arison —lo cortó Roberto, gélido.

—Por supuesto que lo es. 

Fabián la jaló hacia él, liberándola del yugo de su ex pareja y Roberto estuvo a punto de jalarla de vuelta, cuando la presencia de Ana Paula Colmenares interrumpió toda la escena. 

—¿Qué sucede aquí, Roberto? Te estuve buscando por toda… —De repente guardó silencio, estrechando los ojos en su dirección—. ¿Acaso esta no es…?

—Ana Paula —saludo Fabián a la mujer con voz suave. 

La susodicha apenas le dedicó un asentimiento de cabeza, mientras volvía a concentrarse en su marido para exigirle una explicación razonable. 

—Roberto, ¿dime ya mismo que hace esta mujer aquí? —exigió saber con disgusto. 

—No lo sé —contestó este, compartiendo su molestia—. No tengo idea de cómo la dejaron entrar a este lugar. Se supone que es exclusivo.

Nuevamente, hizo el ademán de tomarla del brazo, siendo detenido por Fabián. 

—Natalia viene conmigo —anunció el hombre al par de aparecidos. 

—Pero…

Roberto parecía a punto de echar espuma por la boca, igual que un perro rabioso.

—Si me disculpan —dijo Fabián tomándola de la mano y guiándola hasta el centro de la sala, dispuesto a dar un importante discurso esa noche. 

Todos volcaron su atención en la pareja, cuando Fabián, apoderándose de uno de los micrófonos, dirigió un afectuoso saludo a la multitud.

—Me complace ver que muchos de ustedes se han congregado aquí esta noche con la finalidad de contribuir en esta noble causa —su voz era fuerte y reconfortante—. Ahora, además de agradecerles por su colaboración en la gala, debo hacer un anuncio importante. 

El corazón de Natalia se disparó en ese justo instante, sabía que había llegado el momento de la verdad y pudo divisar en primera plana el rostro contorsionado de Roberto ante las siguientes palabras.

—Me enorgullezco de anunciarles que he decidido contraer matrimonio con esta hermosa mujer —la jaló hacía él, en un gesto cálido y a la vez, ridículamente falso—. Natalia Ramírez ha cautivado mi corazón y por eso, he decidido convertirla en la señora Arison. 

Los efusivos aplausos no tardaron en escucharse, al igual que un coro de felicitaciones.

Natalia se obligó a sonreír y miró entonces entre la multitud a Roberto. Una vena surcaba su frente, mientras sus puños se cerraban a su costado. Todo en él gritaba molestia y su mirada parecía querer calcinarla entera…

Daly3210

Les doy la bienvenida a esta nueva historia, la cual estará llena de mucho drama y momentos emotivos entre los personajes principales. Las actualizaciones serán diarias, y les aseguro que serán más de dos capítulos por día, así que me gustaría igualmente contar con el apoyo de ustedes en comentarios. Sin más nada que decir, gracias por leer :)

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