La planeación de la boda se llevó a cabo sin ningún tipo de contratiempo, a pesar de los intentos de Orena Arison para impedir el matrimonio, pero Orena no era la única empecinada en evitar dicha unión. Roberto era otro que no dejaba de enviar amenazas para intentar hacerla desistir de la idea de casarse. “Mis abogados te visitarán pronto, Natalia. Esta es mi última advertencia”, eso era lo que había escrito en su último mensaje. Para este punto, Natalia se había dado cuenta de que lo de Roberto eran puras palabras vacías que únicamente buscaban amedrentarla y hacerla retroceder en su decisión. Realmente el hombre no la demandaría por la simple razón de que no estaba dispuesto a asumir delante de su esposa que sí, había mentido, y en realidad los niños eran sus hijos. Un hombre como Roberto prefería llevar ese engaño hasta las últimas consecuencias sin importarle a quién lastimaba en el proceso. Él era así de cobarde. En ese tiempo, Natalia también había comprobado con aliv
Con mucho esfuerzo, Natalia logró liberarse lo suficiente como para agarrar impulso y darle una cachetada a aquel hombre que acababa de insultarla.¿Con qué derecho se atrevía a decirle “amante”?¿En qué momento fue que acordaron una cosa semejante? Al parecer a Roberto se le olvidaba que ella nunca estuvo al tanto de su mentira.Si hubiera sabido que tenía a alguien más en su vida, lo habría dejado al segundo siguiente.—¡Nunca más te atrevas a referirte a mí de esa forma! —exigió enfurecida. Su palma ardía debido al impacto y tenía el corazón acelerado por la cantidad exagerada de energía negativa que circulaba por su cuerpo. Quería gritar, llorar y soltar toda su frustración dándole golpes a aquel insensible hombre. «Pero lo que haría sería mucho mejor», pensó de pronto, recuperando su templanza y dándose cuenta de que estaba en el camino correcto.Quizás era cierto eso de que Roberto no la quería, pero de igual forma, la posibilidad de su matrimonio le molestaba. Ya fuera por
—… los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.Natalia, a duras penas, reaccionó a tiempo para captar la última frase de aquellas palabras. Antes de que pudiera hacer o decir algo, ya Fabián Arison estaba inclinándose para rozar sus labios.Se quedó de piedra, congelada, sintiendo algo cálido moverse sobre su boca.Todo fue muy rápido.Sin duda aquella no era la expresión que debería tener una novia en un momento tan especial como este, pero le resultaba imposible ocultar todo su asombro.Sus ojos estaban abiertos como platos, mientras detallaba cada uno de los rasgos de su compañero. Detalló su frente levemente fruncida, sus ojos cerrados, sus cejas tupidas, sus pestañas ridículamente voluminosas, era…Natalia no pudo seguir ahondando en su inspección, cuando Fabián la tomó de la nuca y la inclinó lo suficiente como para profundizar el beso.En ese justo instante sus ojos se cerraron y se entregaron al momento sin que pudiera oponerse.«Está bien, es solo para el teatro», se
Para el momento en que llegaron al hotel donde se llevaría a cabo la recepción de la boda, el sol se había ocultado por completo dándole paso a una hermosa noche.Natalia bajo del auto de la mano de su esposo y ambos se sonrieron el uno al otro, dándole paso así a la segunda fase de aquel teatro.El lugar elegido para tal ocasión era un espectáculo en sí mismo. Los grandes ventanales, el suelo de mármol pulido y los candelabros de cristal a la vista, era la combinación perfecta entre lo clásico y lo moderno.Un personal atento los esperaba en la entrada, dispuesto a guiarlos hasta donde la melodiosa música de fondo se escuchaba.—Bienvenidos, señor y señora Arison.El saludo le provocó a Natalia un ligero escalofrío y la sonrisa que se mostraba insistente en sus labios se transformó en una mueca deforme y tensa.«¿Le había dicho señora Arison? ¿A ella?»Aparentemente, ahora era que acababa de asimilar el hecho de que estaba casada con este hombre.Ya no sería más Natalia Ramírez, ahor
A la mañana siguiente, Natalia despertó temprano como era su costumbre. Los rayos del sol se filtraron por la ventana, haciéndole entender que aquel día recién empezaba. Estiró sus brazos entonces, aprovechando que se encontraba en una cama estilo king size y disfruto de la soledad de su dormitorio. Aquel lugar se suponía que sería el lecho donde consumaría su recién iniciado matrimonio, pero nadie se imaginaba que había pasado la noche sola y que su marido había decidido consumar otras cosas en otro sitio. Luego de ver llegar a Fabián en la madrugada completamente borracho, Natalia se dio media vuelta y lo dejó durmiendo en la sala sin mediar palabra. No era necesario. Tampoco estaba molesta por la escena o por el hecho de que se había acostado con otra mujer. Ella no sufría por esas cosas, tenía los pies sobre la tierra y sabía perfectamente que aquel matrimonio era falso. «Tres años…», pensó consciente de que tenía fecha de caducidad. La mujer se puso de pie, lavo su
Una arruga se formó en su entrecejo de inmediato. «¿Acaso había nombrado el contrato?», se preguntó, mirándolo ligeramente perpleja. —Las cláusulas son bastante específicas, aunque me temo que no te detuviste a leer lo suficiente.Natalia recordó entonces el día en que firmo el documento sin prestar mayor atención a los detalles. —¿Qué quieres decir? —balbuceó, viéndose sorprendida ante este cambio de escenario. —Digo que no vuelvas a amenazarme con mandar todo a la basura, porque no lo permitiré —se acercó peligrosamente, ocasionando que Natalia retrocediera un par de pasos para evitar así que invadiera su espacio personal—. Lo que hiciste en la fiesta no estuvo bien, aunque entiendo tus motivaciones. Pero no confundas mi amabilidad con aceptación. No permitiré este tipo de insolencias otra vez. —Tú no puedes decirme que hacer —soltó de pronto, recuperando un poco de su valor inicial—. Si necesito hacer algo, lo haré. No me interesa si estás de acuerdo o no. —En eso te equivoca
Sus trillizos salieron en fila hacia el comedor y Natalia se revistió de serenidad y templanza para no permitir que ese día el par de arpías que habitaban en dicha casa le colmaran la paciencia.Al llegar al comedor, la comida estaba servida y su suegra y cuñada, ya ocupaban un lugar en la mesa; sin embargo, no había rastro alguno de su marido.No sabía dónde estaba y para ser sincera tampoco le importaba.Para esa jornada tenía un par de cosas en mente, era por eso que su teléfono estaba lleno de información respecto a los colegios más cercanos de la zona.—Buenos días —dijo Natalia en dirección al par de mujeres.Estas respondieron el saludo con un asentimiento y regresaron a sus cuchicheos.Los niños comenzaron a comer en silencio y ella los imitó también. Al poco tiempo empezó a revisar las opciones académicas mostradas en su teléfono.No sabía por dónde empezar.La educación inicial era una etapa muy importante en la vida de un niño. Sus hijos ya habían cursado estudios antes, pe
La vida de Natalia rápidamente tomó una nueva rutina: despertarse en las mañanas, alistar a sus hijos, verlos marchar con rumbo al colegio, esperar durante horas su regreso, ayudarlos en sus deberes escolares y luego dormir.En ese itinerario el nombre de Fabián no tenía ningún protagonismo. La realidad era que Natalia no lo veía casi. Ambos esposos simplemente no coincidían en lugar ni tiempo. Pero cuando Fabián estaba en casa y parecía tener algo de espacio libre en su apretada agenda, se concentraba en compartir con los niños únicamente. Natalia se limitaba a verlos convivir desde una hendidura en la puerta. Nunca se involucraba, consciente de que no era bienvenida en aquellos momentos.Ahora estaba un poco harta de todo eso, harta de que sus días fueran todos exactamente iguales. ¿Por qué de ser así, qué diferencia habría entre su vida pasada y esta? ¿Acaso no era lo mismo que hacía con Roberto? ¿Ver cómo la vida le pasaba por encima?Pero no, ya no era la misma tonta capaz