—¡Explícame ahora mismo qué clase de locura es esta!La revista se estrelló contra el escritorio de Fabián Arison al tiempo en que alzaba la vista para enfrentarse a su progenitora.—Es un gusto para mí también verte, madre—habló con sarcasmo, mientras la mujer frente a él parecía estar a punto de echar fuego por la boca.—¡Déjate de idioteces! —lo regañó, Orena Arison, con el ceño fruncido y con muchas arrugas enmarcando sus fracciones.—¿Y ahora qué ocurrió? —preguntó el hombre cruzándose de brazos y recargándose mejor en el espaldar de su silla de oficina—. ¿Tu tarjeta de crédito no funcionó y no pudiste seguir malgastando el dinero con la inútil de mi hermana? ¿O qué es eso que te tiene tan disgustada?—Mira, Fabián, te advierto que no estoy de humor para tus insolencias…—Mira, mamá, sé más clara, ¿quieres? No tengo idea de qué es lo que te tiene tan disgustada y además no tengo mucho tiempo para atender boberías como esta —soltó con poca paciencia, deseando que todo esto termina
Natalia tuvo sus reservas ante la idea de llevar a sus hijos a la cena de la madre de Fabián, pero sintió que esta era una oportunidad de oro para presentarle sus pequeños al hombre en cuestión. Realmente en su mente pareció ser una buena idea, sin embargo, se encontró rápidamente arrepintiéndose de su torpe decisión.—Niños, saluden a Fabián Arison —les indico a los pequeños cuando el hombre fue a buscarlos a la puerta de la habitación.Natalia le había pedido que subiera personalmente, ya que necesitaba hacer las presentaciones pertinentes antes de emprender el viaje con destino a la cena de su familia.—¡Hola, señor! —dijeron los niños al unísono con un tono educado e inocente.—Un gusto —respondió Fabián con voz seria, como si en lugar de estar conociendo a un trío de chiquillos de cuatro años, estuviera saludando a algún empresario de renombre.Natalia le dio un codazo nada disimulado y lo alentó con la mirada a que fuera un poco más afectuoso.—Me alegra finalmente conocerlos,
La planeación de la boda se llevó a cabo sin ningún tipo de contratiempo, a pesar de los intentos de Orena Arison para impedir el matrimonio, pero Orena no era la única empecinada en evitar dicha unión. Roberto era otro que no dejaba de enviar amenazas para intentar hacerla desistir de la idea de casarse. “Mis abogados te visitarán pronto, Natalia. Esta es mi última advertencia”, eso era lo que había escrito en su último mensaje. Para este punto, Natalia se había dado cuenta de que lo de Roberto eran puras palabras vacías que únicamente buscaban amedrentarla y hacerla retroceder en su decisión. Realmente el hombre no la demandaría por la simple razón de que no estaba dispuesto a asumir delante de su esposa que sí, había mentido, y en realidad los niños eran sus hijos. Un hombre como Roberto prefería llevar ese engaño hasta las últimas consecuencias sin importarle a quién lastimaba en el proceso. Él era así de cobarde. En ese tiempo, Natalia también había comprobado con aliv
Con mucho esfuerzo, Natalia logró liberarse lo suficiente como para agarrar impulso y darle una cachetada a aquel hombre que acababa de insultarla.¿Con qué derecho se atrevía a decirle “amante”?¿En qué momento fue que acordaron una cosa semejante? Al parecer a Roberto se le olvidaba que ella nunca estuvo al tanto de su mentira.Si hubiera sabido que tenía a alguien más en su vida, lo habría dejado al segundo siguiente.—¡Nunca más te atrevas a referirte a mí de esa forma! —exigió enfurecida. Su palma ardía debido al impacto y tenía el corazón acelerado por la cantidad exagerada de energía negativa que circulaba por su cuerpo. Quería gritar, llorar y soltar toda su frustración dándole golpes a aquel insensible hombre. «Pero lo que haría sería mucho mejor», pensó de pronto, recuperando su templanza y dándose cuenta de que estaba en el camino correcto.Quizás era cierto eso de que Roberto no la quería, pero de igual forma, la posibilidad de su matrimonio le molestaba. Ya fuera por
—… los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.Natalia, a duras penas, reaccionó a tiempo para captar la última frase de aquellas palabras. Antes de que pudiera hacer o decir algo, ya Fabián Arison estaba inclinándose para rozar sus labios.Se quedó de piedra, congelada, sintiendo algo cálido moverse sobre su boca.Todo fue muy rápido.Sin duda aquella no era la expresión que debería tener una novia en un momento tan especial como este, pero le resultaba imposible ocultar todo su asombro.Sus ojos estaban abiertos como platos, mientras detallaba cada uno de los rasgos de su compañero. Detalló su frente levemente fruncida, sus ojos cerrados, sus cejas tupidas, sus pestañas ridículamente voluminosas, era…Natalia no pudo seguir ahondando en su inspección, cuando Fabián la tomó de la nuca y la inclinó lo suficiente como para profundizar el beso.En ese justo instante sus ojos se cerraron y se entregaron al momento sin que pudiera oponerse.«Está bien, es solo para el teatro», se
Para el momento en que llegaron al hotel donde se llevaría a cabo la recepción de la boda, el sol se había ocultado por completo dándole paso a una hermosa noche.Natalia bajo del auto de la mano de su esposo y ambos se sonrieron el uno al otro, dándole paso así a la segunda fase de aquel teatro.El lugar elegido para tal ocasión era un espectáculo en sí mismo. Los grandes ventanales, el suelo de mármol pulido y los candelabros de cristal a la vista, era la combinación perfecta entre lo clásico y lo moderno.Un personal atento los esperaba en la entrada, dispuesto a guiarlos hasta donde la melodiosa música de fondo se escuchaba.—Bienvenidos, señor y señora Arison.El saludo le provocó a Natalia un ligero escalofrío y la sonrisa que se mostraba insistente en sus labios se transformó en una mueca deforme y tensa.«¿Le había dicho señora Arison? ¿A ella?»Aparentemente, ahora era que acababa de asimilar el hecho de que estaba casada con este hombre.Ya no sería más Natalia Ramírez, ahor
A la mañana siguiente, Natalia despertó temprano como era su costumbre. Los rayos del sol se filtraron por la ventana, haciéndole entender que aquel día recién empezaba. Estiró sus brazos entonces, aprovechando que se encontraba en una cama estilo king size y disfruto de la soledad de su dormitorio. Aquel lugar se suponía que sería el lecho donde consumaría su recién iniciado matrimonio, pero nadie se imaginaba que había pasado la noche sola y que su marido había decidido consumar otras cosas en otro sitio. Luego de ver llegar a Fabián en la madrugada completamente borracho, Natalia se dio media vuelta y lo dejó durmiendo en la sala sin mediar palabra. No era necesario. Tampoco estaba molesta por la escena o por el hecho de que se había acostado con otra mujer. Ella no sufría por esas cosas, tenía los pies sobre la tierra y sabía perfectamente que aquel matrimonio era falso. «Tres años…», pensó consciente de que tenía fecha de caducidad. La mujer se puso de pie, lavo su
Una arruga se formó en su entrecejo de inmediato. «¿Acaso había nombrado el contrato?», se preguntó, mirándolo ligeramente perpleja. —Las cláusulas son bastante específicas, aunque me temo que no te detuviste a leer lo suficiente.Natalia recordó entonces el día en que firmo el documento sin prestar mayor atención a los detalles. —¿Qué quieres decir? —balbuceó, viéndose sorprendida ante este cambio de escenario. —Digo que no vuelvas a amenazarme con mandar todo a la basura, porque no lo permitiré —se acercó peligrosamente, ocasionando que Natalia retrocediera un par de pasos para evitar así que invadiera su espacio personal—. Lo que hiciste en la fiesta no estuvo bien, aunque entiendo tus motivaciones. Pero no confundas mi amabilidad con aceptación. No permitiré este tipo de insolencias otra vez. —Tú no puedes decirme que hacer —soltó de pronto, recuperando un poco de su valor inicial—. Si necesito hacer algo, lo haré. No me interesa si estás de acuerdo o no. —En eso te equivoca