Si estas leyendo este capitulo o lo esperaste mucho, quiero decir que aunque no lo crean, tuve un accidente jajaja Ya por fin pude volver a tener todo en orden! asi que gracias, espero que les guste lo que viene!!! -Day
Les obsequio una cuna. Elena no podía estar más molesta al respecto. Tenía un cabezal con dibujos de estrellas y un eclipse lunar, con medio lado lleno de soles y medio lado lleno de lunas llenas. El fondo estaba pintado como en la noche estrellada de Van Gogh, pero de un azul mucho más intenso. Elena se cruzó de brazos viendo como lo habían dejado en medio de su pequeño departamento, obstaculizando el camino hacia todos lados. Peter detrás suyo guardó silencio un momento, mientras cargaba a Paul. —Es grande —mencionò, mientras hacía el favor de cerrar la puerta detrás de ellos. —Lo peor es que ella sabe que es grande, por eso la pidió hacer de tal manera, para recordarme mi lugar y el de Paul —Elena se movió un poco más cerca, viendo los miles de regalos que había dentro—. Tenemos que regalar todo esto. —¿Cómo dices? —Si lo mantenemos ella sabrá que lo necesitamos. —Pero lo necesitamos. —La cuna que me dio el hospital es perfectamente funcional, ningún niño necesita una
Elena no estaba feliz de ver a Richards. Mucho menos de saber que su ex prometida había aparecido como un fantasma simplemente para hacerse ver, sobre todo el día de hoy, que era el día donde pensaba recompensar a Peter por toda la ayuda que había recibido de su parte. Ahora tenía a su antiguo prometido y a la antigua prometida del supuesto padre de su bebe. Era una relación complicada, por supuesto, en lo absoluto algo con lo que quería lidiar ahora mismo, así que dio un paso adelante, encarando a Rich incluso cuando a lo mejor no era lo que debería hacer ahora mismo, al final, eso solo creaba una reacción para el muchacho, le hacía ver que era la manera de hacerla reaccionar. —¿Qué haces aquí? —le pregunto, frunciendo el ceño. —Luces hermosa hoy —respondió el chico. Ella frunció los labios, porque le había gustado el cumplido. —Te pregunte qué haces aquí —siguió diciendo la chica, cruzándose de brazos—, no me siento cómoda contigo viniendo a mi casa desde que se robaron a m
Para ser justos, Elena supo que era un error apenas había enviado el mensaje, sin embargo, eso no iba a detener a su culpa, ni mucho menos a Richards. Los fuegos artificiales ya habían ocurrido, Peter había sostenido a Paul todo el camino por el muelle y la había ido a dejar a su casa intacta, sin haberle cobrado un simple dólar, cuando le llegó la llamada de su ex prometido. Claramente luego de enviarle ese primer mensaje, Elena había ignorado su telefono, sin embargo, jamás espero que luego de eso, lo que Richards hiciera fuera enviarle mensaje tras mensaje, contándole su vida, todo de ella y luego, diciéndole que no buscaba molestarla que llamaría luego de dos horas. Bueno, luego de dos horas era justo el momento en el que ella había dejado a Paul recostado a su lado y ahora estaba sentada en su nido frío. Y podía ser eso o todo lo demás, pero en ese momento, parecía una falta gravísima de respeto no responderle al hombre que estaba ofreciendo no solamente calentar su cama, sino,
Elena Moonflower se prometió a sí misma que el día en que cayeran pétalos de rosas del cielo purpura sería el día en el que se entregaría a otro alfa. Antes había sido la luna prometida para un poderoso alfa, también había dejado que otro de esos se metiera entre sus piernas y la embarazara, aunque no juzgaba muy duro ese pequeño detalle, porque le había dado la cosa que más amaba en la vida; su hijo. Aun así, no quería nada que ver con otro alfa, no importaba de qué manada fuera, ni del sol, ni oscura, ni de nada, los quería lejos, los necesitaba lejos, lejos de ella y de su hijo. Ni siquiera aunque no supiera exactamente cómo vivir sin dinero, sin amigos y por otra persona. Sin embargo, luego de un tiempo, sabía que se le haría imposible evitarlos, de manera que la forma en la que conoció a Peter Bluenight fue justo cuando todo se le iba de las manos. Peter era un alfa dueño del bar cabaret más famoso de la ciudad, usualmente se enfocaban en el arte detrás de la sensualidad, pero a
Elena había llorado tanto que casi no podía sentir las mejillas mientras el frío del otoño la golpeaba repentinamente mientras corría por las calles de su pueblo hacia su escondite especial. Lo había llamado hace horas, de manera que sabía que él tenía que estarla esperando en su lugar, su pequeño nido de amor. Tenían que ser rápidos, era por eso que ella había corrido en su encuentro, todo el mundo estaba celebrando que era su cumpleaños en unos días, lo que quería decir que cumplía los dieciocho años necesarios para por fin lograr comprometerse con el sol de su manada, con su alfa. Eso quería decir, por supuesto, que todo el mundo estaba como loco en casa, buscando medidas, haciendo vestidos, comida, decoraciones, todo lo que se requería para un cumpleaños y eventualmente al casamiento que les habían prometido hace años.Ella había creído para convertirse en la esposa del líder, sin embargo, mientras llegaba por fin al bosque y entraba apuradamente, temblando como un animal, no se
Realmente hasta la llegada de su bebe, iba a pasar toda la vida junto a él, en un matrimonio donde no habían sentimientos y lo mejor que se iban a dar entre ellos eran hijos que no querían tener. Richard sonrió ante su respuesta, alejándose en completo satisfecho y sin haberla tocado en lo más mínimo. Ellos tampoco pasaban tanto tiempo juntos y no pensaba que eso fuera a cambiar si se casaban. Le esperaba una vida de soledad, de engendrar hijos y ser la bonita esposa “líder” del alfa de la manada. —Nos vemos en tu fiesta, querida florecilla —murmuró el hombre, haciendo una pequeña reverencia antes de caminar a la puerta.—Si, nos vemos. Elena se quedó sentada un momento, viendo la pequeña joya entre sus dedos, que sin dudar tenía que ser tan cara como lo parecía, sino es que más. Él había elegido un collar porque quería que todos supieran que él lo había comprado para ella en su fiesta de cumpleaños. Eso a pesar de que ella tendría que asistir con el vestido plateado que habían ele
Elena abrió los ojos como platos al sentir su cercanía, porque realmente la había tomado por sorpresa, de manera que se demoró un poco antes de alejarse, poner una mano entre ellos y mirarlo a los ojos como si recién la hubiera abofeteado en el rostro. Sin embargo, era Fred quien parecía más afectado, quitando toda la calidez de sus ojos, pero manteniendo una intensidad que ella no terminaba de comprender. Lo único que sabía, era que, esto era lo que se suponía que tenía que ocurrir, porque Fred le acababa decir que trabajaba con intercambio y él había intercambiado sus recursos por su cuerpo. Ella se dio cuenta de que eso iba a pasar, le gustara o no. —¿Qué haces? —le preguntó ella, frunciendo el ceño a pesar de que sentía que no debería hacerlo. Debería estar triste, no molesta. —Vamos, sabes que quieres un poco de amor —Fred intentó acercarse nuevamente a ella, solo para que Elena terminara alejándose, incluso levantándose más rápido de lo que debería, por lo que sintiendo un re
Lo que sí sabía era que ella haría todo por proteger a su hijo. No importaba que tan crudo fuera el invierno y que tan mal estuviera el mundo, Elena de alguna manera encontraba fuerza en la idea de utilizarse como escudo para que todas las balas que el universo quería enviarle a su hijo, le llegaran a ella, pero ella era solo una niña, que al parecer, jamás había logrado desarrollar esa pequeña habilidad que le decía cuando una decisión era buena o mala. De esa manera, todo lo bueno que le pasaba parecía como buena suerte y todo lo malo, seguía siendo su culpa. Ese día, luego de siete meses de embarazo, siete meses sin familia, sin alfa, sin manada y sin apellido, la buena suerte le volvió a dar un respiro.Lo siguiente para que siguiera adelante. Se le habían perdido las llaves de su departamento.—Jodeme —murmuró para sí misma, mientras se dejaba caer al suelo. Junto a su departamento, estaba la escalera para subir a los siguientes, de manera que con complejidad se sentó en el p