Una buena madre era una madre con dinero. Elena no había estado en su habitación en un año y un par de meses, sin embargo, de alguna manera ya no se sentía como suyo en lo absoluto. Los colores azules resplandecían fuerte como la identidad de otra persona, algo que jamás fue suyo, pero se aferró a creer que sí. Aun así, fue un buen lugar para sentarse y simplemente llorar. No estaba segura de cómo, pero sí sabía porque, había algo en su madre que la asustaba más de lo que quería admitir, incluso cuando jamás fue siquiera golpeada por ella.Eran sus silencios los que hacían a su corazón temblar. Miedo, tristeza, rabia, era una acumulación de emociones que no podía entender cómo podían hacerle tanto daño, pero que definitivamente ocurrió porque ahí estaba llorando justo como hace un año con la prueba de embarazo entre sus dedos.Elena observó a su alrededor, secándose las lágrimas con más fuerza de la que debería, dándose cuenta de que podía sentir el olor de Harry en algún lado. Era
Elena necesitaba hacer más dinero. El pensamiento ya le estaba rondando en la cabeza hace semanas, primero porque era una de sus principales preocupaciones y porque parte de ella se sentía inutil con la vida que tenía. Apenas y sobrevivía porque Peter resultó ser un copo de nieve bajo toda esa dura fachada del inicio y le seguía brindando, no solo su paga correspondiente por su descanso de maternidad, sino que todos los días que llegaba a su casa llegaba con pañales, comida, leche, todo lo que Paul alguna vez necesitaría. En pocos meses su pequeño niño cumpliría un año, Elena tenía que comenzar a hacerse cargo de sus otros gastos.Así que, una vez se sintió cómoda consigo misma, tomó a su hermoso hijo y lo puso en el coche que le habían regalado en el babyshower de su madre. Tenía que admitir que le había encantado recibirlo, era muy diferente al que ella había pensado comprar con lo que le alcanzaba, ya que ese modelo era caro, en un estilo versace elegante que llenaba a Elena de or
El nuevo trabajo de Elena pagaba bien, pero era más demandante de lo que hubiera deseado, solo era mesera en un pequeño café hogareño y concurrido, muy diferente a su trabajo en el bar, pero igual de movido. Afortunadamente en ese lugar le dejaban usar su ropa normal, por lo que, cómodamente se acercó los primeros días usando de forma tentadora conjuntos de ropa que mostraran un poco más su identidad. En dicho lugar trabajaba veinte horas, lo que le daba una buena cantidad de dinero, por lo que, no podía perderlo, sobre todo porque sus horas se repartieron equitativamente en tres días. Al comienzo había sido un caos, tener que dejar a Paul con Noah, luego con la niñera, luego corriendo de un lugar a otro, había hecho a toda su rutina darse vueltas. Pero no hubo un problema hasta que eventualmente, Rich notó que no había tanto tiempo para él como antes. El día domingo Elena trabajaba diez horas, lo que siempre chocaba con las salidas de Richards. Fue por eso que estaban viéndose esa n
Eventualmente, ambos se quedaron en el sillón viendo la película y eso era todo lo que harían, sino fuera porque en medio de ella, de alguna manera terminó con más sueño del que debería tener. La noche estaba tan fría y la omega estaba tan cansada, que de alguna manera terminó poniendo su cabeza en el hombro de Richards, en un intento patético de encontrar un poco de su calor. Rich era un poco como Peter en ese sentido, solo que Peter lo hacía sin necesitar nada a cambio, cuando estaba así como el alfa, no podía evitar compararlos, Rich no era Peter, nunca lo sería, pero eso estaba bien… por ahora, porque ahora lo que ella necesitaba solo era un poco de calor. Rich la sostuvo a su lado, congelado ante su peso. No supo si el alfa se quedó dormido junto a ella, pero al día siguiente, cuando abrió los ojos, se encontró con que ya era de mañana, su teléfono estaba sonando a su lado y Rich tenía su mentón junto a su rostro. Ella se movió lentamente, fregando sus ojos y levantándose con ra
No debió haberle gritado de esa manera a Elena. Peter no solía ser así y ella no merecía ser tratada con fuerza, el alfa había perdido la cabeza por el olor de otro alfa en un lugar que consideraba íntimo, sobre todo cuando notó que estaba todo sobre Paul y Elena. Era solo que Peter podía ver directamente a través de él y sus malas intenciones, no había manera que el chico buscara algo más que lo que ya les había dicho que quería y estaba haciendo un muy buen trabajo si Elena no había puesto un alto a su relación.El alfa se preguntaba qué tenía el ricachón que pudiera hacerla sentir tan bien como para olvidar lo que les había hecho hace unos meses.—Beber a las dos de la tarde es la peor idea que se te pudo haber ocurrido —Escuchó que le decía Noah, mientras se acercaba a él con una carpeta entre las manos. Peter había estado sentado en el sillón principal del bar, sin tanta clientela se le hacía fácil disfrutar su tristeza y arrepentimiento con un vaso de whiskey—. ¿Estás bien? —¿
Elena abrió su puerta a las cuatro de la mañana para encontrarse con Peter. El hombre estaba sudando por alguna razón, sin embargo, eso no fue lo que llamó su atención, sino que la vulnerable mirada atravesando sus ojos. De hecho, apenas se vieron por unos segundos, el alfa dio un paso adelante, envolviendola en sus brazos como si necesitara un poco de su calor en una noche tan fría. Elena lo abrazó de vuelta, por supuesto, porque no podía evitar desear que todo se arreglara con él, incluso si ninguno estaba diciendo una sola palabra. Ella respiró su aroma directamente de su cuello. Y luego Peter la perfumó. —Lamento mucho lo que dije —comenzó a decir el chico, oyéndose roto de alguna manera, como si tuviera el corazón partido en dos—. Me volví loco ante su olor, no quise… No, es todo mi culpa, lo siento demasiado. —No, no lo lamentes —Elena abrazó más fuerte su cintura, sintiéndose tan envuelta en su calor, que comenzaba a sonrojarse—. Tienes razón, jamás debí dejarlo cuidar a P
Elena puso con cuidado la mascarilla de skin care sobre su piel, de alguna manera perdida en su mente ante lo que estaba pasando. Habían pasado días desde su pelea con Peter, por lo que consecuentemente también habían sido días de su beso con Rich. Su mente no había detenido los pensamientos y las culpas, primero porque se suponía que el ricachón tenía que ser su amigo… o ese había sido el trato consigo misma… y luego, por supuesto estaba Peter. Porque siempre estaba Peter al final de su mente.—¿Por qué te ves de esa manera? —murmuró Noah a su lado, mientras acomodaba su propia mascarilla sobre su rostro—. Has estado rara todo el día. —Estoy normal. —Si, normal como al comienzo de nuestra amistad y ese normal no era tan normal —Noah la miró con grandes ojos curiosos—. ¿Será por el nuevo alfa en tu vida? —¿Rich? Noah asintió. —Por que por Peter no pondrias esa mueca. —¿Que mueca? —Como de confusion. Elena suspiró, entonces. —La verdad es que si estoy un poco confundida —murm
Unas cuantas semanas después Elena se encontró a sí misma trabajando nuevamente en el bar que tanto le había dado en el inicio de su embarazo, estaba cansada, con sueño, eran las siete de la tarde y su turno termina a las nueve, pero de alguna forma estaba feliz de poder volver al mismo ambiente húmedo que la había hecho sentir tan segura. A pesar de los problemas con Peter. Ahora Peter era de hecho la mejor parte. Elena se acercó a la barra del bar por los tragos de la mesa siete, unos que Noah ya tenía preparados para ella, mientras ponía su mirada directo en los bailarines haciendo sus acrobacias. Ella miró sobre sus hombros, levantando una ceja al ver una pareja simulando el sexo. —Nos hemos vuelto más explícitos con los meses —Noah se inclinó sobre la mesa con una sonrisa enamorada—. U la la, ¿A quien estamos mirando? —A nadie —respondió, pero tampoco apartó la mirada del escenario—. ¿Es tu lado convervador de princesa de pueblo el que se asusta ante el sexo? —No me alarma