Capítulo 127: Impulso y enojo

No muchas veces la impulsividad dejaba paso a la lógica en el mundo de emociones de Ciabel. En aquel lugar tapoco lo hizo y no le importó —o más bien, no consideró ni recordó— la posibilidad de que la esposa estuviera ahí.

Sutilmente, apartó la mano de la de Damián y echó un vistazo a sus espaldas. Una pelirroja que reconoció en un instante estaba agachada a la altura de un pequeño rubio y le explicó algo a este en voz baja. Seguidamente, alzó la mirada y sus ojos se conectaron.Tomó aire. Ya casi podía imaginarse el regaño que se llevaría tanto por Damían como por Logan, si alguno de los dos se enteraba acerca de los poco escrúpulos que poseía.

—Perdón, solo… me preocupé y actué sin pensar. Lamento las molestias —murmuró en voz baja y fue directamente a la salida. Apretó las manos a los costados de su cuerpo y vio hacia el frente con el ceño algo fruncido. Se estaba regañando por dentro por haber sido tan ingenua e ir sin pensar que no sería bienvenida. Era una realidad: Damián tenía
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