Habían pasado cinco años desde que se casaron y jamás se había sentido tan sola hasta que reapareció Ciabel Armstrong. Algo andaba mal, si antes había una posibilidad de ser vista por él, ya no la había. Le hablaba, le ponía cierta atención, pero no estaba presente. Realmente no le interesaba el matrimonio que tenían. Eso tenía que estar bien, pues a menudo olvidaba que eso no era real y con su distancia repentina se lo había recordado. Abrió la puerta de su cuarto. Se estaba cambiando para una reunión con una amiga, con la música alta como le gustaba.Se sorprendió al ver a Damián de pie, agitado y sudado. —Clarissa —saludó.—¿Por qué tocas y qué...? —Tenemos que hablar —dijo rápido. Tragó saliva y se tronó los dedos. Tenía que reconocer que tenía cierto miedo a la manera en la que podría reaccionar sobre eso. Lo observó fijamente por un momento y asintió. No esperaba eso. Jamás había actuado de manera similar en esos cinco años de casados, por lo que era preocupante. Se hizo a
Los Ángeles los recibió con los brazos abiertos. No se arrepintió ni por un segundo de haber tomado el avión que la llevó al otro lado del mundo, a América. Por un lado, era una fortuna haber reunido el dinero suficiente para hacerlo y seguía trabajando para Logan desde la distancia, lo que agradecía profundamente.Por otro lado, el embarazo... todavía no lo procesaba y había comenzado a dudar sobre tenerlo o no, sobre decirle al padre que estaba embarazada. La sola idea le revolvía el estómago, porque eso lo hacía real. Por lo tanto, nadie estaba enterado de lo que realmente ocurría.Ciro estaba hiperactivo, adoraba el nuevo comienzo y los tratamientos ya estaban reduciéndose a una cantidad impresionante. Los estudios mostraban una mejoría significativa de su parte. Sin embargo, incluso aunque disfrutaba la nueva instalación en un nuevo estado, seguía teniendo miedo de hablar directamente con Damián. No le gustaba mentir y nunca fue buena para eso (lo descubrió después del matrimon
Ay no.Los recuerdos del acoso y los paparazzi inundaron la cabeza de Ciabel antes de que ellos dijeran algo siquiera. Solo salió corriendo. Subió a su auto y arrancó a toda velocidad para volver a la casa. Entró, cerró con llave y tomó asiento en el sillón de la sala. Refregó su rostro, todavía agitada.—Soy una idiota, maldición.Esperaba empezar de cero en un país y continente diferente pensando que no sería reconocida. Error. Si había un estado en el que pudieran reconocerla incluso a un continente de distancia o cinco años después, era ese.No se estaba arrepintiendo, claro, pero la situación la tomó por sorpresa.Respiró hondo. Bien. Esperaba no haber sido fotografiada ni nada, aunque os dudaba que fuera así. No era tan interesante, al menos no al nivel de Clarissa.Se llevó la mano al estómago. Tarde o temprano, sería titular para los medios o quizá un poco controversial en internet. Si Damián viera la foto de su vientre abultado, se enteraría rápidamente de quién es y querría
—¿Embarazada? —repitió Logan sentado en el sofá de su sala. Rio incrédulo—Eso no es... —Fue vista en una clínica especializada en maternidad y con una ecografía. Los paparazzi no tuvieron ningún tapujos como para usar su imagen y vender el chisme. Embarazada. Es muy posible que esté embarazada. O que acaba de...Su mente ni siquiera había terminado de procesar el hecho de que Ciabel lo había dejado y se había ido a otro continente para estar lejos suyo, como ahora...La idea era imposible dentro de su mente. Bien, no sé habían cuidado como correspondía, pero estaba seguro de que Ciabel había tomado su pastilla al día siguiente. Aunque con todo lo que pasó después, nadie la culparía de haberlo olvidado entre todos los nervios.—Tiene que ser un error —dijo bajo y lo miró fijamente—¿Tú lo sabías? La pregunta lo sorprendió. Lo vio con los ojos abiertos y arrugó la frente.—¿Me crees capaz de hacer algo por el estilo? —Rio amargo y tomó aire—No, al parecer tampoco se sentía cómoda contá
Lo que estaba ocurriendo era, sin duda alguna, un desastre monumental sobre el que no tenía idea (bueno, sí tenía pero no entendía por qué) de cómo se había metido. En definitiva, Ciabel había aceptado para ese día el hecho de que nunca se llevaría bien con los medios de comunicación, el programa de chimentos o las redes sociales, ni tampoco con los fanáticos de Clarissa y los de Damián. Su reputación en la prestigiosa universidad ya tenía una carga considerable sobre lo que había sido su pasado.Como sea, ninguna de esas cuestiones era tan importante como el hecho de que Damián, Logan y cualquier persona medianamente interesada en el tema, ya sabían. Sin embargo, ella no terminaba de digerirlo. No sabía ni cómo darle la noticia a Ciro de que tendría un hermano menor en cuestión de meses.No había agarrado el celular ni siquiera para comunicarse con Logan, tampoco había ido a la universidad esa semana. Con el acoso que había sufrido durante los viejos tiempos cuando estaba casada o
Bien. Estaba ahí. No se trataba de un sueño ni mucho menos de una pesadilla. No. Damian realmente había cruzado el continente al enterarse de que estaba embarazada. Estaba ahí por ella. ¿Qué más podía pedir que eso? Sintió que se desmayaría en cualquier momento o que estaba alucinando.—Ocultaste información muy importante para mí y si no lo hubiera fotografiado ¿me habría enterado siquiera que llevas en tu vientre a nuestro futuro hijo? —habló con lentitud.Ciabel le dio la espalda y rio bajo, nerviosa y amarga. Caminó hasta la sala y tomó asiento en uno de los sillones. Damián hizo lo mismo. Estaba molesto, furioso, sí, había jugado con información trascendental. Iba a ser padre. Y Ciabel había querido mentirle al respecto.—¿Por qué demonios crees que eres la segunda opción todo el tiempo?Se tensó.—Me lo has demostrado una y otra vez con todas tus acciones. ¿Cómo esperabas que reaccionara? Empezamos el contrato porque lo necesitaba, sí, pero también lo usaste para fingir que ha
Tenerlo frente a ella sin duda nublaba todo sentido de raciocinio. No tenía otra explicación de por qué estaba callada y viéndolo a la cara sin expresar nada más que estupefacción. Realmente no quería dejarlo ir. Si había ido hasta Los Ángeles para buscarla, tenía que significar algo. Sonrió despacio, dudosa.—Bien. Voy a aceptar eso —susurró.Le pareció sorprendente la manera en la que estaba reaccionando. Estaba muy calmado, pese a saber que sería padre. —Aún así —se adelantó al ver que la vio con más esperanza en el rostro. Levantó una ceja—, tengo mis condiciones. No voy a besarte, no habrá nada raro aquí. Empezaremos de cero, como amigos. No estoy segura de si me siento bien contigo o es solo la idea que había tenido de ti tras conocerte. Por lo tanto, espero que te comportes como un amigo. No somos novios, podemos tener citas, no habrá besos ni contacto físico, nada que nuble mi juicio sobre lo que puede ser esta relación. Me acompañarás a las citas médicas sin falta y te que
Ya habían pasado dos semanas desde que se había reencontrado con Damián y por supuesto, Ciro lo recibió con los brazos abiertos. No obstante, desconfiaba de él en secreto. Era inteligente y de verdad no estaba seguro de si sería bueno tenerlo en la casa. De todas formas, no iba mucho. Generalmente, eran ellos los que salían para encontrarse con el empresario y luego conocer la ciudad. La prensa era insoportable a veces, pero esta vez Damián dobló la seguridad. Los fines de semana era cuando se iba para pasar tiempo con Demian. Aún no tenía permiso para llevarlo al otro lado del mundo, por mucho que aquello le hubiese gustado.Ciabel salió con una sonrisa de la universidad. Estaba bajando las escaleras de la entrada, eran enormes y largas. —¡Ciabel! —llamó su compañero. A quien, por cierto, le había devuelto las cosas y no le dirigió la palabra un buen tiempo.Se detuvo, miró hacia el frente y suspiró.—¿Qué pasa?—¿Te gustaría hacer el proyecto conmigo?Torció el gesto.—No. Gracias