Miro la hora de mi despertador y veo que ya van a dar las dos de la mañana, me levanto de mi asiento y me estiro con toda la pereza del mundo, luego guardo mis cosas y me meto a la cama, debo dormir, aunque sea un poco ya que tengo varias cosas que hacer mañana.
La alarma suena de forma estruendosa, mi mano busca el despertador sin éxito, un gruñido de enojo se me escapa y vuelvo a buscar de forma torpe el despertador, pero al no usar los ojos, el endiablado reloj se cae al suelo.
Un bufido de enojado se me escapa y ahora si decido separar la cara de mi almohada, busco en el suelo el despertador y veo el reloj, lo tomo torpemente entre mis manos para por fin apagarlo, cuando el silencio se apodera de mi cuarto, un suspiro de alivio se me escapa. Decido no darle más vueltas al asunto y me resigno a levantarme de mi cama, menos mal que hoy simplemente voy a la entrevista de trabajo.
Estando arreglada, tomo mi bolso, reviso que tengo mis cosas y después salgo de mi casa a paso apresurado, no quiero tener que llegar tarde, en especial por el horrible tráfico que va a hacer mientras llego, mientras camino a la estación de camiones, le mando un mensaje a mi mamá, avisándole que me he ido temprano a una entrevista de trabajo y que no se preocupe.
Al ser tan temprano, el autobús está casi vacío y tengo el enorme privilegio de tomar lugar, de los nervios, reviso mi teléfono y me pongo a jugar una novela interactiva; me encantan este tipo de juegos, que me dejan elegir mi ruta con el hombre que más me gusta, es muy entretenido. Mientras juego, recibo un mensaje de mi amiga, preguntándome si me he levantado para ir a la entrevista.
Platicar con ella me relaja más que jugar, ella me dice que va a pasar a verme a las oficinas y que de ahí me va a invitar a comer algo; me siento aliviada de que ella se ha ofrecido a invitarme algo de comer, que salí tan rápido de mi casa que no me dio tiempo de comer nada.
El autobús se ha detenido de forma un tanto brusca en la parada, miro a mi alrededor y noto que va a ser bastante difícil salir de aquí, pero si no me bajo ahora, voy a tener que caminar cinco cuadras y no quiero eso.... son demasiado grandes. Me levanto de mi asiento con mucha dificultad y empiezo a abrirme paso entre la multitud, en algunas ocasiones tengo que dar algunos codazos, creo que incluso, alguien me ha tocado el trasero, pero es difícil saber si lo hicieron a propósito o si fue un accidente, en cualquier caso, he logrado bajar de ese infernal lugar.
Un suspiro de alivio se me escapa, antes de empezar a caminar o quizás correr como una desquiciada, decido mirar la hora de mi reloj de muñeca, siento que mi alma casi abandona mi cuerpo al ver que estoy a nada de perder la entrevista, así que me pongo a correr a toda prisa; ¡Justo cuando necesito llegar a tiempo, el trafico esta terrible desde temprano!
Escucho como mis tacones golpean contra el pavimento con fuerza, mi respiración se empieza a agitar poco a poco y mis fosas nasales me duelen por respirar el aire frío de la mañana, en mi carrera por llegar a las oficinas, a veces choco con la gente, en muchas ocasiones no alcanzo a disculparme.
A lo lejos distingo las oficinas y empiezo a relajar el paso, mientras camino, me acomodo la ropa, de mi pequeño bolso saco un mini espejo y reviso mi cabello, que se ha alborotado un poco, lo arreglo lo mejor que puedo para después volver a guardar mi espejito. Tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir suavemente, me duelen horrible las piernas y los pies.
Entro al edificio y voy directo a recepción, la chica que está detrás de un enorme escritorio posa sus ojos cafés sobre mí en el momento en que he cruzado la puerta de cristal. Ahora tengo los nervios a flor de piel y mi corazón martillea con fuerza contra mi pecho.
Me doy ánimos a mí misma mientras llego hacia la joven, que me dedica una pequeña sonrisa amable, para mi, quizás, buena suerte, le llega una llamada y enseguida la atiende. Estando frente al escritorio, trato de aclarar mi mente y formulo lo mejor que puedo lo que le voy a decir.
Cuelga su llamada, se acomoda en su asiento y me mira amablemente, le regreso la sonrisa y recargo un poco mi cuerpo sobre la recepción, ya que está un poco alto. A mi nariz llega un delicioso aroma dulzón, seguramente debe ser su perfume, huele bastante bien.
—¿En qué puedo ayudarle?
—Si...ehh... — Me quedo petrificada y he empezado a tartamudear, que ridículo. —Vera... vine por el trabajo de limpieza.
La chica abre los ojos de par en par y se levanta de un salto de su asiento, la sonrisa que me dedica ahora, es mucho más sincera que la de hace unos instantes. Se acerca un poco más al escritorio, pareciera que me quiere murmurar algo.
—¿Eres la hija de Eugenia?
—No, mi amiga me dijo sobre el trabajo y por eso he venido.
Ríe entre dientes y niega suavemente con la cabeza, incluso su forma de reír es tan dulce, pareciera que es la chica ideal, la que cualquier hombre mataría por tener a su lado. Hace para atrás su larga cabellera dorada y me pide que la siga.
Caminamos por un pasillo que está a la izquierda del lobby, ella camina de forma muy coqueta y femenina; siempre quise verme así de femenina y guapa, pero en cambio, soy demasiado simple e insípida. Mira por encima de su hombro y se detiene por unos instantes, me paro a su lado y sigue caminando.
—Creí que vendría la hija de Eugenia ya que me contó que le avisaría del trabajo y la mandaría.
—Mi amiga no es de esas mujeres que les guste hacer este tipo de trabajos.
—Imagino que a ti no te molesta.
—No, trabajo es trabajo y lo necesito con urgencia.
Ella asiente con la cabeza y me lleva hasta una bodega en donde me explica todo lo que hay que hacer, que me va a tocar limpiar los pisos de hasta arriba ya que los otros encargados de limpieza ya están grandes y les cuesta mucho trabajo estar moviendo todo lo que necesitan para limpiar, ya que en la última planta está la oficina del jefe.
Una vez que termina de darme la explicación de lo que tengo que hacer, me pide que vaya al piso veinte a hablar con el de recursos humanos y a ver el trámite de mi contrato. Entusiasmada, hago lo que me dice y me voy directo al ascensor, lista para irme a encontrar con el de recursos humanos, estoy nerviosa.Una vez que llego con el encargado, me hace una serie de preguntas en cuestión al trabajo, pero he sido completamente honesta con él de que es mi primer empleo, que no tengo experiencia pero que estoy dispuesta a aprender todo lo que haga falta y que no me da miedo quedarme hasta tarde a limpiar las oficinas; que ese es el turno que me ha de tocar, el turno nocturno.... qué horror, pero es mejor ese ya que así me da tiempo de estudiar y hacer mi tarea. El señor me da el contrato y cuando lo termino de leer lo firmo.—Hoy mismo inicias, recuerda, entras a las 9:00 pm, no llegues tarde.—Está bien.Me despido del señor y salgo de su despacho con una enorme sonrisa dibujada en mi ros
—Muchas medias de seguridad.—Te digo, es donde los hombres con mucho poder buscan compañía, pero no la de cualquier ramera— Hace un puchero. —Cuando mi padre salga de sus terapias, voy a darle de baja a mi perfil, no me veo haciendo esto eternamente, lo bueno es que he guardado dinero en una tarjeta.Guardo el pedazo de papel en mi bolsa, arrugándola y enterrándola entre el montón de cosas que tengo ahí, espero nunca necesitarlo, pero... “Nunca digas nunca”, dejando atrás el tema, hablamos de cosas más agradables, como que ya nos queda menos para terminar la universidad, que por fin vamos a dejar los días de instituto, sólo esperamos a que nos vaya bien a la hora de conseguir trabajo.Estuvimos por horas platicando hasta que mi madre me ha llamado, diciéndome que regrese a casa porque ya era muy tarde, menos mal que mi amiga y yo vivimos en el mismo bloque de apartamentos, nos regresamos juntas a casa.Durante las próximas semanas, el trabajo ha sido demasiado sencillo, la verdad es
Rose arquea una ceja y me mira como si fuera un bicho raro, estoy acostumbrada a ese tipo de miradas, de hecho... incluso yo creo que soy un bicho raro, pero no me importa, a estas alturas de mi vida, lo único que me importa es sacar la universidad, ayudar con los gastos de la casa y de que mi hermano no haga idioteces.El hombre enciende un cigarro y lo miro espantada, veo como algunas cenizas caen sobre la alfombra, enseguida paso mi dedo pulgar y mi dedo anular por mi lengua y corro hacia él, apagándolo enseguida ¡Hijo de su madre, es él quien deja esas quemaduras y manchas, muy difíciles de quitar u ocultar!Él me voltea a ver como si fuera a matarme, esa mirada gélida hace un perfecto contraste con sus ojos azules, trago saliva con dificultad, pero luego recuerdo las horribles manchas que quedan en la alfombra y se me pasa casi por completo el miedo. Tomo un poco de aire y le frunzo el ceño, limpiándome los dedos, cuando estos tocan la tela, me doy cuenta de que me he quemado y d
Tomo mis cosas y salgo corriendo de mi casa, doy por perdidas las primeras tres horas, voy a preguntar las tareas a uno de mis compañeros. Como siempre, parece que el autobús va más lento de lo normal, parece que lo hace a propósito, pero no es su culpa, el tráfico no ayuda en nada. Resoplo con fuerza y miro al frente, siento que hoy será el día más aburrido de mi vida.Las clases han terminado y mis maestros han dejado una espantosa pila de tareas, lo peor no es eso, lo peor es que, se acercan los exámenes y tengo que estudiar, espero que esta noche, el señor “voy a tirar miles de dólares por una alfombra” no haga mucho desastre hoy, que me urge volver temprano a casa, dormir un rato y ponerme a estudiar y hacer tarea.Estando en el trabajo, limpio lo más rápido que puedo, pero sin dejar de ser cuidadosa, no quiero que luego me vengan a reclamar que se ha roto algo o que se les perdió algo, que no tengo paciencia ni ganas de lidiar con esas tonterías. Una vez que he terminado con los
Teniendo todo listo, me desplomo sobre uno de los sillones, pongo música y me pongo a trabajar, espero que sea cosa de una vez, no quiero tener un trabajo secreto que me lleve toda la noche, si no tuviera nada que hacer, lo haría con gusto, pero las clases no ayudan en nada. Revisando unos documentos, suena una de mis canciones favoritas Sonne, esto hace que me ponga a mover la boca de forma disimulada como si estuviera cantando, lo bueno es que mi jefe está demasiado ocupado como para notar esto.Concentración, eso es lo que necesito para poder hacer mi trabajo, pero... con los padres que tengo es fácil salir de ella y como siempre, ellos son muy oportunos en ese aspecto, ya que, después de pasadas varias horas y de que he entrado en una zona de confort, mi teléfono suena, desconcentrándome por completo. Rápidamente contesto la llamada.Mi madre se escucha angustiada, le he dicho que me ofrecí a ayudar a mi jefe con unos documentos y que apenas termine con todos mis pendientes iré de
—Muy bien, entonces no aflojes el paso, te necesito preparada y que trabajes al cien.—¡Claro que sí! No voy a decepcionarlo, lo prometo.Llegamos a la primera planta, él me dice que va a traer su auto mientras yo voy a dejar mis cosas de limpieza e ir por mi bolso. Una vez que dejo todo en su lugar, corro hacia la entrada, apenas cierro la puerta detrás de mí esta hace un clic bastante curioso, trato de abrirla, pero esta no cede ni un poco, decido dejarlo e irme a la calle principal.No tarda mucho cuando un auto negro se detiene enfrente de mí, de él desciende mi jefe, que me abre la puerta del copiloto y me invita a entrar; ¿Quién lo diría? Tiene buenos modales o tal vez este agradecido de que haya accedido a ayudarle, no lo sé. En cualquier caso, me siento deslumbrada por su forma de ser. Le doy las indicaciones de mi casa y él sin problemas las sigue, parece que tiene un GPS integrado. Impresionante.Llegamos hasta el bloque de apartamentos, varias luces de la entrada están ence
—¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar frente a mi jefe? — Le golpeo el brazo con fuerza. —Eres de lo que no hay, Leo.Ambos miramos por encima de nuestro hombro y vemos que el auto negro arranca y se va, que vergüenza que el señor Baker haya visto esto, pero todo es culpa del baboso de Leo, en fin... a saber que pasará por su cabeza después de ver esto.—¿Estas saliendo con tu jefe? Mira, no me importa... de igual forma sigo enamorado de ti ¿Por qué estoy tan enamorado de ti, Tris?—Porque te hice un amarre— Me río entre dientes y niego con la cabeza. —No, mentira... tu no necesitas que alguien te haga un embrujo de amor, en realidad, cualquier mujer bonita te hace un amarre imaginario.—¡Claro que no! Pienso que hay mujeres hermosas, sí, pero ninguna tiene un cabello rojo como el fuego como el tuyo, ni esa hermosa mirada llena de inocencia... no.... tu eres única Tris.—Qué lindo, pero sigue siendo un no— Le reprocho entre pequeñas risas.Él se siente ofendido por mis palabras,
—Ya lo he pensado, madre— Me levanto de mi asiento y me acerco a ella, agachándome a su lado. —Por eso tardé mucho en proponerle matrimonio, sé que ella es la indicada, no te preocupes.—¡Al menos dime que se van a casar por bienes separados! — Exclama asustada y llena de angustia.—Si madre, bienes separados, tranquila— Río entre dientes.Su rostro recupera los colores ya que, al ver mi negativa de detener mi matrimonio se puso pálida, sé que parece que a mi madre lo único que le importa es el dinero, pero teniendo en cuenta todo lo que tuvieron que pasar para poder levantar su imperio desde abajo, no me impresiona y nosotros, como sus hijos, es nuestro deber mantenerlo próspero y si es posible, hacerlo más fuerte.—Madre... ¿De verdad te preocupa que ella no sea la indicada o es el dinero? No te enojes, pero me gustaría saber, en caso hipotético de que lo nuestro no funcione y te trajera otra mujer ¿Dirías lo mismo?—Te lo he dicho, algo en ella no me cuadra... siento que oculta alg