Rose arquea una ceja y me mira como si fuera un bicho raro, estoy acostumbrada a ese tipo de miradas, de hecho... incluso yo creo que soy un bicho raro, pero no me importa, a estas alturas de mi vida, lo único que me importa es sacar la universidad, ayudar con los gastos de la casa y de que mi hermano no haga idioteces.
El hombre enciende un cigarro y lo miro espantada, veo como algunas cenizas caen sobre la alfombra, enseguida paso mi dedo pulgar y mi dedo anular por mi lengua y corro hacia él, apagándolo enseguida ¡Hijo de su madre, es él quien deja esas quemaduras y manchas, muy difíciles de quitar u ocultar!
Él me voltea a ver como si fuera a matarme, esa mirada gélida hace un perfecto contraste con sus ojos azules, trago saliva con dificultad, pero luego recuerdo las horribles manchas que quedan en la alfombra y se me pasa casi por completo el miedo. Tomo un poco de aire y le frunzo el ceño, limpiándome los dedos, cuando estos tocan la tela, me doy cuenta de que me he quemado y duele, un poco, pero duele.
—¿Sabe lo difícil que es quitar esas manchas? Demasiado, tardo horas en quitarlas y muchas de ellas no se van, porque ya esta tan quemada la alfombra que no se quitan.
Vuelve a sacar otro cigarro de su saco, lo enciende de forma descarada enfrente de mí para después tirarme el humo que tenía en la boca, luego tira el cigarro al suelo, pisándolo como si fuera un insecto, abro los ojos de par en par al ver esto, tengo ganas de golpearlo en la cara, pero no me atrevo, es demasiado grande y musculoso para mí ¡Tiene mucha suerte de ser mucho más alto, grande y músculos que yo!
—¿Crees que me importa? — Su voz da escalofrío, además de ser bastante gruesa y pesada. —Ese es TU trabajo, para eso te pago— Da un paso en mi dirección, haciendo que me encoja en mi lugar. —Además, ya tenía planeado cambiar esta alfombra, ya estaba aburrido de verla.
Resoplo con fuerza y me sobo la frente con la yema de mis dedos, no me puedo creer que vaya a hacer eso, si esta alfombra todavía tiene vida por delante, pero si sigue quemándola no va a durar mucho y es una pena, es demasiado hermosa como para... quitarla por un simple capricho.
—Que desperdicio, la verdad— Inflo levemente los cachetes, pero al hablar, vuelven a su estado normal. —Todavía está en buenas condiciones esta, si se le cuida bien, puede durar un tiempo más, va a gastar miles de dólares por una nimiedad, la verdad.
La expresión de su rostro lo dice todo, le importa tres hectáreas de tierra lo que diga y de todas formas va a mandarla a cambiar, tampoco es que pueda hacer mucho la verdad, él es quien tiene el poder adquisitivo en esta empresa. Sin tenernos nada más que decir, el hombre camina hacia el ascensor en compañía de la señorita Rose. Pensando que ya se han ido, corro hacia mi carrito de limpieza, agarro un cepillo y un líquido para limpiar alfombra, enseguida me pongo a limpiar y aspirar las cenizas antes de que sigan manchando la alfombra.
Una vez que he terminado, me levanto del suelo con las rodillas adoloridas, un gemido de dolor se me escapa y me sobo la espalda baja, parezco una anciana, pero estar horas agachada haciendo esto no es fácil, tomo bastante aire y me dirijo a la oficina de mi jefe.
Apenas abro la puerta, un fuerte olor a alcohol golpea mi nariz, haciendo que la arrugue casi enseguida, resoplo con fuerza al ver una botella vaciá en el suelo junto con unas copas, el escritorio esta hecho un desastre, papeles esparcidos por todas partes, lápices y plumas.... en fin... parece que se la pasaron de maravilla. Dejo caer los hombros y me pongo a limpiar sin darle más vueltas al asunto.
Mientras recojo los papeles, los voy organizando por fecha, desde el más antiguo al más reciente, pero luego me doy cuenta de que, son varios meses de diferencia, así que... por única ocasión, me siento en el sillón de mi jefe, tomo un bolígrafo junto con un lápiz y un pos it de color amarillo fosforescente y me pongo a separarlos primero por meses, luego por fechas más antiguas, una vez que tengo el primer montón, lo separo y le pongo la nota encima, diciendo que documentos se encuentran ahí junto con las fechas y el mes. Esto me lleva más tiempo del debido, para cuando termino, mi teléfono se ha apagado junto con mis audífonos, pero ha valido la pena ¡Todo ha quedado bien organizado y limpio! Me levanto del sillón y me voy a dejar todas mis cosas a su lugar, no creo que mañana tenga fuerzas para levantarme, ni siquiera sé qué horas son.
Bajo por el ascensor y un suspiro se me escapa, llego a la primera planta y arrastro los pies hasta la pequeña bodega, tomo mis cosas y me voy a mi casa, debo parecer un zombi, espero no asustar a nadie en el camino. Sentir la fresca brisa acariciando mi rostro es tan aliviador, que me dan ganas de acostarme en el suelo y dormir.
Cuando por fin llego a mi casa, me voy directo a mi cuarto, pongo a cargar mi teléfono y me tiro sobre la cama, hundiendo mi rostro en la almohada, de lo cansada que estaba, ni siquiera pude quitarme la ropa y zapatos, pero poco me importa... al menos hoy.
Una de las cosas que más odio es cuando el idiota de mi hermano hace ruido por toda la casa como si fuera el único que vive aquí, lo peor es, cuando entra a mi cuarto a robarme mi cargador, según él, es silencioso, pero lo cierto es que no, sus pisadas son fuertes y cuando cierra la puerta lo hace con brusquedad. Bueno... ni siquiera por ser viernes me deja descansar tranquila y hace lo de siempre.
—Tris ¿Qué haces aquí? ¿No tienes clases hoy?
Arrastro las palabras, totalmente cansada, me giro un poco hacia él con los ojos entrecerrados, esperando a que me repita la pregunta o preguntas, mi hermano suelta una fuerte carcajada y se tira sobre mi cama, aplastándome en el proceso y sacándome el aire.
—¿Qué si no tienes clases hoy? — Grita en mi oído a todo pulmón.
—¡Si, si tengo! — Le contesto enojada mientras le doy codazos para que se quite de encima de mí.
—Entonces ¿Qué haces acostada? Ya son las diez de la mañana.
Abro los ojos de par en par y como por arte de magia, obtengo la fuerza necesaria para quitar a mi hermano y reviso mi teléfono, he olvidado por completo prenderlo cuando lo puse a cargar, sin esperar a que ese chisme reaccione, me levanto de mi cama, escojo un cambio de ropa y corro hacia el baño para arreglarme lo más rápido que puedo. Detrás de mí escucho las risas burlonas de mi hermano, desgraciado.
Tomo mis cosas y salgo corriendo de mi casa, doy por perdidas las primeras tres horas, voy a preguntar las tareas a uno de mis compañeros. Como siempre, parece que el autobús va más lento de lo normal, parece que lo hace a propósito, pero no es su culpa, el tráfico no ayuda en nada. Resoplo con fuerza y miro al frente, siento que hoy será el día más aburrido de mi vida.Las clases han terminado y mis maestros han dejado una espantosa pila de tareas, lo peor no es eso, lo peor es que, se acercan los exámenes y tengo que estudiar, espero que esta noche, el señor “voy a tirar miles de dólares por una alfombra” no haga mucho desastre hoy, que me urge volver temprano a casa, dormir un rato y ponerme a estudiar y hacer tarea.Estando en el trabajo, limpio lo más rápido que puedo, pero sin dejar de ser cuidadosa, no quiero que luego me vengan a reclamar que se ha roto algo o que se les perdió algo, que no tengo paciencia ni ganas de lidiar con esas tonterías. Una vez que he terminado con los
Teniendo todo listo, me desplomo sobre uno de los sillones, pongo música y me pongo a trabajar, espero que sea cosa de una vez, no quiero tener un trabajo secreto que me lleve toda la noche, si no tuviera nada que hacer, lo haría con gusto, pero las clases no ayudan en nada. Revisando unos documentos, suena una de mis canciones favoritas Sonne, esto hace que me ponga a mover la boca de forma disimulada como si estuviera cantando, lo bueno es que mi jefe está demasiado ocupado como para notar esto.Concentración, eso es lo que necesito para poder hacer mi trabajo, pero... con los padres que tengo es fácil salir de ella y como siempre, ellos son muy oportunos en ese aspecto, ya que, después de pasadas varias horas y de que he entrado en una zona de confort, mi teléfono suena, desconcentrándome por completo. Rápidamente contesto la llamada.Mi madre se escucha angustiada, le he dicho que me ofrecí a ayudar a mi jefe con unos documentos y que apenas termine con todos mis pendientes iré de
—Muy bien, entonces no aflojes el paso, te necesito preparada y que trabajes al cien.—¡Claro que sí! No voy a decepcionarlo, lo prometo.Llegamos a la primera planta, él me dice que va a traer su auto mientras yo voy a dejar mis cosas de limpieza e ir por mi bolso. Una vez que dejo todo en su lugar, corro hacia la entrada, apenas cierro la puerta detrás de mí esta hace un clic bastante curioso, trato de abrirla, pero esta no cede ni un poco, decido dejarlo e irme a la calle principal.No tarda mucho cuando un auto negro se detiene enfrente de mí, de él desciende mi jefe, que me abre la puerta del copiloto y me invita a entrar; ¿Quién lo diría? Tiene buenos modales o tal vez este agradecido de que haya accedido a ayudarle, no lo sé. En cualquier caso, me siento deslumbrada por su forma de ser. Le doy las indicaciones de mi casa y él sin problemas las sigue, parece que tiene un GPS integrado. Impresionante.Llegamos hasta el bloque de apartamentos, varias luces de la entrada están ence
—¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar frente a mi jefe? — Le golpeo el brazo con fuerza. —Eres de lo que no hay, Leo.Ambos miramos por encima de nuestro hombro y vemos que el auto negro arranca y se va, que vergüenza que el señor Baker haya visto esto, pero todo es culpa del baboso de Leo, en fin... a saber que pasará por su cabeza después de ver esto.—¿Estas saliendo con tu jefe? Mira, no me importa... de igual forma sigo enamorado de ti ¿Por qué estoy tan enamorado de ti, Tris?—Porque te hice un amarre— Me río entre dientes y niego con la cabeza. —No, mentira... tu no necesitas que alguien te haga un embrujo de amor, en realidad, cualquier mujer bonita te hace un amarre imaginario.—¡Claro que no! Pienso que hay mujeres hermosas, sí, pero ninguna tiene un cabello rojo como el fuego como el tuyo, ni esa hermosa mirada llena de inocencia... no.... tu eres única Tris.—Qué lindo, pero sigue siendo un no— Le reprocho entre pequeñas risas.Él se siente ofendido por mis palabras,
—Ya lo he pensado, madre— Me levanto de mi asiento y me acerco a ella, agachándome a su lado. —Por eso tardé mucho en proponerle matrimonio, sé que ella es la indicada, no te preocupes.—¡Al menos dime que se van a casar por bienes separados! — Exclama asustada y llena de angustia.—Si madre, bienes separados, tranquila— Río entre dientes.Su rostro recupera los colores ya que, al ver mi negativa de detener mi matrimonio se puso pálida, sé que parece que a mi madre lo único que le importa es el dinero, pero teniendo en cuenta todo lo que tuvieron que pasar para poder levantar su imperio desde abajo, no me impresiona y nosotros, como sus hijos, es nuestro deber mantenerlo próspero y si es posible, hacerlo más fuerte.—Madre... ¿De verdad te preocupa que ella no sea la indicada o es el dinero? No te enojes, pero me gustaría saber, en caso hipotético de que lo nuestro no funcione y te trajera otra mujer ¿Dirías lo mismo?—Te lo he dicho, algo en ella no me cuadra... siento que oculta alg
—¿Quién eres y que quieres? — Pregunto con brusquedad y enojo.—Tranquilo señor Baker, quiero demostrarle que soy alguien de confianza, soy un gran admirador de su trabajo y también quiero que sepa que estoy aquí para cuidarle la espalda.—Supongo que tienes algo muy interesante que decirme como para llamarme a altas horas de la noche e interrumpir mi trabajo, así que te escucho.—En efecto, en estos momentos estoy enviando unos archivos a su computadora junto con algunos audios, revíselos con cuidado y cuando termine, vuelta a tomar el teléfono, le espero.Estoy por increpar al tipo, pero en eso, la notificación de que me ha llegado un correo llega a mis oídos, enseguida me giro al monitor y empiezo a revisar todo lo que me ha mandado. Abro los ojos de par en par al ver que son fotos de mi prometida con otro hombre que conozco a la perfección, es Barón Burgos, un hombre sin oficio ni beneficio, todo un hijo de mamá y papá. Sigo revisando las otras fotos y veo que están tomados de las
—Creí que su accidente le haría más prudente al manejar.Al escuchar esto, bajo la velocidad del auto, por mi mente pasan miles de recuerdos que me atormentan, estando en estas condiciones no puedo manejar, así que me detengo frente a un parque, resoplo con fuerza varias veces para contener mi llanto, no vale la pena derramar ni una lagrima por esa mujerzuela. Al no poder contenerme, bajo del auto y camino hacia el frente apoyando mi cuerpo sobre él, luego escucho como la puerta del copiloto se abre.—¿Por qué me has ayudado? Y quiero saber la verdad.—Se lo he dicho señor Baker, soy fan de su trabajo, además... le estoy completamente agradecido por lo que hizo por mí— Suelta un largo suspiro y se acerca a mí. —Hace unos meses atrás, el gobierno quería demoler nuestros departamentos porque estaban en muy mal estado y eran un peligro para los habitantes, pero.... no teníamos a donde ir y ninguna constructora quiso hacerse cargo del proyecto, hasta que usted...—¿Te refieres a los apart
—Sí, pero... no vuelvas a decirlo de esa forma, de verdad se escucha horrible. No dice nada más y se va, pongo los ojos en blanco y sigo trabajando. Caída la noche, tal y como le dije a Rose, la empecé a coger por toda mi oficina, como a ella le gusta. No parada de gritar como una desquiciada, incluso noté que trataba de fingir su voz, trataba de sonar algo más.... ¿tierna? ¿sensual? La verdad no tengo ni idea de qué carajo trataba de hacer, lo cierto es que odiaba que lo hiciera, pero no le dije nada, solo quería acabar con este asunto y listo. Estando en el clímax, ella no parada de gritar mi nombre, es la primera vez en toda mi vida que me daba vergüenza y pena ajena escuchar esto, creo que debo pensar seriamente en buscarme otra amante, porque ella.... Pfff.... definitivamente está empezando a ponerme los nervios de punta. Ella se arregla y sale primero de la oficina, yo le sigo algo de cerca y antes de salir, miro por encima de mi hombro y veo el desastre que ha hecho, le dije