Tomo mis cosas y salgo corriendo de mi casa, doy por perdidas las primeras tres horas, voy a preguntar las tareas a uno de mis compañeros. Como siempre, parece que el autobús va más lento de lo normal, parece que lo hace a propósito, pero no es su culpa, el tráfico no ayuda en nada. Resoplo con fuerza y miro al frente, siento que hoy será el día más aburrido de mi vida.
Las clases han terminado y mis maestros han dejado una espantosa pila de tareas, lo peor no es eso, lo peor es que, se acercan los exámenes y tengo que estudiar, espero que esta noche, el señor “voy a tirar miles de dólares por una alfombra” no haga mucho desastre hoy, que me urge volver temprano a casa, dormir un rato y ponerme a estudiar y hacer tarea.
Estando en el trabajo, limpio lo más rápido que puedo, pero sin dejar de ser cuidadosa, no quiero que luego me vengan a reclamar que se ha roto algo o que se les perdió algo, que no tengo paciencia ni ganas de lidiar con esas tonterías. Una vez que he terminado con los cubículos, me voy hacia el despacho del señor jefe, pero antes de entrar, me acerco lo suficiente para ver si no están ahí atorados otra vez.
Gracias a Dios, no escucho nada del otro lado, así que abro un poco la puerta y asomo la cabeza, miro a mi alrededor y no se ve a nadie, aunque claro, con las luces apagadas apenas se puede ver algo. Sin perder tiempo, me giro sobre mis talones y me voy por mis cosas, luego enciendo las luces del despacho y un resoplo se me escapa.
—¿A quién se le ocurre poner exámenes y exceso de tarea? A mis maestros... desgraciados, no saben cómo lo sufre uno— Murmuro entre dientes.
—¿Siempre te quejas de todo? O ¿Es que tienes un mal día?
La voz de mi jefe hace que se me escape un grito del susto, volteo en dirección al escritorio y veo como gira su silla en mi dirección, si esto sigue así, voy a terminar renunciando, lo digo enserio... tantos sustos en mi vida me van a terminar matando.
—Pues... si... un poco de ambos.
Se levanta de su asiento y sus fríos ojos se clavan sobre mí, su expresión seria da mucho miedo, peor aun cuando se acerca a mí a paso firme y seguro, sacando el pecho, se nota que tiene mucha confianza en el mismo y no es para menos. No conozco mucho de él en realidad, solo sé que Derek Baker es un hombre reservado y dice pocas cosas de su vida privada a los medios, como cuando anuncio su ruptura con la señorita Mónica LaVein, la hija más chica de la familia LaVein, una familia con mucho poder y renombre en Europa, pero aquí, en América, es la familia Baker, aunque también tienen negocios en algunos países de Europa. Decían que su unión sería algo del otro mundo, ambas familias con tanto poder juntas... no me quiero ni imaginar que harían, me miedo.
—Tengo una pregunta para ti— Se para frente a mí, mirándome desde arriba... me siento como una pulga. —Tu trabajo es limpiar ¿Verdad?
Asiento con la cabeza, confundida por esa pregunta tan obvia, basta con verme en el uniforme de limpieza, estoy por hacerle ver que su afirmación es absurda, pero la mirada que tiene me da a entender que debo tener la boca cerrada si no quiero perder mi trabajo y eso hago.
—Bien... gracias por aclararme eso— Repentinamente me toma del brazo con fuerza y me arrastra hasta su escritorio, luego me arroja contra él. —Ahora explicame esto.
Señala de forma despectiva los papeles que he organizado, lo miro por encima de mi hombro y ladeo la cabeza, tratando de entender su enfado puesto que.... ¡TODOS ESOS PAPELES ESTABAN REGADOS POR EL SUELO! No tenía ni idea como los tenia organizados o como iba a revisarlo al día siguiente, simplemente los clasifique como lo creía más conveniente.
—Pues... son sus documentos... obviamente— Me giro sobre mis talones y lo observo con detenimiento. —¿Hay algo malo en ellos?
—¿Quién te enseñó a organizarlos?
—Bueno... estudio Administración de Empresas y pues... por eso he organizado los documentos de esa forma, siento que es más eficiente tratar esos papeles más rápido si sabe cuáles son los que urgen dependiendo del mes que fueron emitidos.
—Me sorprendes ¿Sabes que ese es el trabajo de mi secretaria?
—N-No.… no lo sabía— Me pego más al escritorio, tengo miedo de hacerle enojar o hacerle enojar aún más. —Solo quiero saber ¿Hice algo malo? Si desea, ya no lo vuelvo a hacer y simplemente los recojo como estén en el suelo.
—Mis disculpas por mi rudeza, no suelo ser amable ni amigable con nadie— Se acomoda el traje. —Agradezco la ayuda prestada.... — Me hace un ademán con la mano para que diga mi nombre.
—Astrid, Astrid Williams, pero puede decirme Tris.
—Señorita Williams— Responde enseguida. —Me alegra saber que no eres una simple cara bonita y que tengas aire en la cabeza.
No puedo evitar reírme por su... extraño cumplido, mi reacción lo ha dejado confundido, parece ser que normalmente se ofenden por sus palabras, pero yo estoy acostumbrada, mi hermano es igual, la única diferencia es que, a él sí puedo golpearlo. Le dedico una sonrisa sincera.
—¿Necesita algo más? Porque tengo que empezar a limpiar, que mañana tengo que ponerme a estudiar y a hacer tarea.
—Sí, necesito que me ayudes a...
Me empieza a explicar todo lo que necesita que revise con detenimiento, que se lo remarque y que lo organice mientras él firma unos documentos. Parece ser que tendremos una noche larga y tendida trabajando, vaya suerte de perro de la calle que tengo, yo solo venía a limpiar el despacho, no a hacer el trabajo de la secretaria, que parece ser que para lo único que sirve es abrir las piernas, maquillarse y tomar vino. Antes de iniciar con nuestro trabajo, pongo la cafetera y me pongo a preparar las tasas de café... va a ser una noche muy, pero muy larga.
Teniendo todo listo, me desplomo sobre uno de los sillones, pongo música y me pongo a trabajar, espero que sea cosa de una vez, no quiero tener un trabajo secreto que me lleve toda la noche, si no tuviera nada que hacer, lo haría con gusto, pero las clases no ayudan en nada. Revisando unos documentos, suena una de mis canciones favoritas Sonne, esto hace que me ponga a mover la boca de forma disimulada como si estuviera cantando, lo bueno es que mi jefe está demasiado ocupado como para notar esto.Concentración, eso es lo que necesito para poder hacer mi trabajo, pero... con los padres que tengo es fácil salir de ella y como siempre, ellos son muy oportunos en ese aspecto, ya que, después de pasadas varias horas y de que he entrado en una zona de confort, mi teléfono suena, desconcentrándome por completo. Rápidamente contesto la llamada.Mi madre se escucha angustiada, le he dicho que me ofrecí a ayudar a mi jefe con unos documentos y que apenas termine con todos mis pendientes iré de
—Muy bien, entonces no aflojes el paso, te necesito preparada y que trabajes al cien.—¡Claro que sí! No voy a decepcionarlo, lo prometo.Llegamos a la primera planta, él me dice que va a traer su auto mientras yo voy a dejar mis cosas de limpieza e ir por mi bolso. Una vez que dejo todo en su lugar, corro hacia la entrada, apenas cierro la puerta detrás de mí esta hace un clic bastante curioso, trato de abrirla, pero esta no cede ni un poco, decido dejarlo e irme a la calle principal.No tarda mucho cuando un auto negro se detiene enfrente de mí, de él desciende mi jefe, que me abre la puerta del copiloto y me invita a entrar; ¿Quién lo diría? Tiene buenos modales o tal vez este agradecido de que haya accedido a ayudarle, no lo sé. En cualquier caso, me siento deslumbrada por su forma de ser. Le doy las indicaciones de mi casa y él sin problemas las sigue, parece que tiene un GPS integrado. Impresionante.Llegamos hasta el bloque de apartamentos, varias luces de la entrada están ence
—¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar frente a mi jefe? — Le golpeo el brazo con fuerza. —Eres de lo que no hay, Leo.Ambos miramos por encima de nuestro hombro y vemos que el auto negro arranca y se va, que vergüenza que el señor Baker haya visto esto, pero todo es culpa del baboso de Leo, en fin... a saber que pasará por su cabeza después de ver esto.—¿Estas saliendo con tu jefe? Mira, no me importa... de igual forma sigo enamorado de ti ¿Por qué estoy tan enamorado de ti, Tris?—Porque te hice un amarre— Me río entre dientes y niego con la cabeza. —No, mentira... tu no necesitas que alguien te haga un embrujo de amor, en realidad, cualquier mujer bonita te hace un amarre imaginario.—¡Claro que no! Pienso que hay mujeres hermosas, sí, pero ninguna tiene un cabello rojo como el fuego como el tuyo, ni esa hermosa mirada llena de inocencia... no.... tu eres única Tris.—Qué lindo, pero sigue siendo un no— Le reprocho entre pequeñas risas.Él se siente ofendido por mis palabras,
—Ya lo he pensado, madre— Me levanto de mi asiento y me acerco a ella, agachándome a su lado. —Por eso tardé mucho en proponerle matrimonio, sé que ella es la indicada, no te preocupes.—¡Al menos dime que se van a casar por bienes separados! — Exclama asustada y llena de angustia.—Si madre, bienes separados, tranquila— Río entre dientes.Su rostro recupera los colores ya que, al ver mi negativa de detener mi matrimonio se puso pálida, sé que parece que a mi madre lo único que le importa es el dinero, pero teniendo en cuenta todo lo que tuvieron que pasar para poder levantar su imperio desde abajo, no me impresiona y nosotros, como sus hijos, es nuestro deber mantenerlo próspero y si es posible, hacerlo más fuerte.—Madre... ¿De verdad te preocupa que ella no sea la indicada o es el dinero? No te enojes, pero me gustaría saber, en caso hipotético de que lo nuestro no funcione y te trajera otra mujer ¿Dirías lo mismo?—Te lo he dicho, algo en ella no me cuadra... siento que oculta alg
—¿Quién eres y que quieres? — Pregunto con brusquedad y enojo.—Tranquilo señor Baker, quiero demostrarle que soy alguien de confianza, soy un gran admirador de su trabajo y también quiero que sepa que estoy aquí para cuidarle la espalda.—Supongo que tienes algo muy interesante que decirme como para llamarme a altas horas de la noche e interrumpir mi trabajo, así que te escucho.—En efecto, en estos momentos estoy enviando unos archivos a su computadora junto con algunos audios, revíselos con cuidado y cuando termine, vuelta a tomar el teléfono, le espero.Estoy por increpar al tipo, pero en eso, la notificación de que me ha llegado un correo llega a mis oídos, enseguida me giro al monitor y empiezo a revisar todo lo que me ha mandado. Abro los ojos de par en par al ver que son fotos de mi prometida con otro hombre que conozco a la perfección, es Barón Burgos, un hombre sin oficio ni beneficio, todo un hijo de mamá y papá. Sigo revisando las otras fotos y veo que están tomados de las
—Creí que su accidente le haría más prudente al manejar.Al escuchar esto, bajo la velocidad del auto, por mi mente pasan miles de recuerdos que me atormentan, estando en estas condiciones no puedo manejar, así que me detengo frente a un parque, resoplo con fuerza varias veces para contener mi llanto, no vale la pena derramar ni una lagrima por esa mujerzuela. Al no poder contenerme, bajo del auto y camino hacia el frente apoyando mi cuerpo sobre él, luego escucho como la puerta del copiloto se abre.—¿Por qué me has ayudado? Y quiero saber la verdad.—Se lo he dicho señor Baker, soy fan de su trabajo, además... le estoy completamente agradecido por lo que hizo por mí— Suelta un largo suspiro y se acerca a mí. —Hace unos meses atrás, el gobierno quería demoler nuestros departamentos porque estaban en muy mal estado y eran un peligro para los habitantes, pero.... no teníamos a donde ir y ninguna constructora quiso hacerse cargo del proyecto, hasta que usted...—¿Te refieres a los apart
—Sí, pero... no vuelvas a decirlo de esa forma, de verdad se escucha horrible. No dice nada más y se va, pongo los ojos en blanco y sigo trabajando. Caída la noche, tal y como le dije a Rose, la empecé a coger por toda mi oficina, como a ella le gusta. No parada de gritar como una desquiciada, incluso noté que trataba de fingir su voz, trataba de sonar algo más.... ¿tierna? ¿sensual? La verdad no tengo ni idea de qué carajo trataba de hacer, lo cierto es que odiaba que lo hiciera, pero no le dije nada, solo quería acabar con este asunto y listo. Estando en el clímax, ella no parada de gritar mi nombre, es la primera vez en toda mi vida que me daba vergüenza y pena ajena escuchar esto, creo que debo pensar seriamente en buscarme otra amante, porque ella.... Pfff.... definitivamente está empezando a ponerme los nervios de punta. Ella se arregla y sale primero de la oficina, yo le sigo algo de cerca y antes de salir, miro por encima de mi hombro y veo el desastre que ha hecho, le dije
Mientras el día pasa, no puedo dejar de pensar en la chica de la limpieza, gracias a su ayuda, si es que fue ella, pude avanzar bastante en mi trabajo, lo único que me distrae de mi labor es recordarla. Al sentir un ardor en mis ojos, los cierro por unos instantes y luego miro mi reloj de mano, resoplo con fuerza al ver que apenas son las siete de la noche y ella llega hasta las nueve. Llega la hora de salida y Rose me pide que la acompañe a casa, pero le he dicho que no, que tengo mucho que hacer. Amablemente se ofrece a ayudarme, pero enseguida le digo que no es necesario, que pida un transporte y que se vaya a casa, que no se preocupe, yo pago su transporte. Sin decir nada más, se da media vuelta y se va. Reviso la información que me ha mandado Rayan, debo admitir que las jóvenes son hermosas, pero... no me llaman la atención, en realidad... quisiera tener a esa chica. Paso los perfiles de las chicas de forma desinteresada, mientras me pierdo en la pantalla del celular, giro mi si