—Muchas medias de seguridad.
—Te digo, es donde los hombres con mucho poder buscan compañía, pero no la de cualquier ramera— Hace un puchero. —Cuando mi padre salga de sus terapias, voy a darle de baja a mi perfil, no me veo haciendo esto eternamente, lo bueno es que he guardado dinero en una tarjeta.
Guardo el pedazo de papel en mi bolsa, arrugándola y enterrándola entre el montón de cosas que tengo ahí, espero nunca necesitarlo, pero... “Nunca digas nunca”, dejando atrás el tema, hablamos de cosas más agradables, como que ya nos queda menos para terminar la universidad, que por fin vamos a dejar los días de instituto, sólo esperamos a que nos vaya bien a la hora de conseguir trabajo.
Estuvimos por horas platicando hasta que mi madre me ha llamado, diciéndome que regrese a casa porque ya era muy tarde, menos mal que mi amiga y yo vivimos en el mismo bloque de apartamentos, nos regresamos juntas a casa.
Durante las próximas semanas, el trabajo ha sido demasiado sencillo, la verdad es que pensé que me costaría más adaptarme a él, pero lo cierto es que no y doy gracias por ello, ya que me ha permitido llevar a paso ligero mi escuela, sin estar presionada por las tareas o los proyectos. Como todas las noches, me toca limpiar mi piso, mientras espero a que el ascensor llegue a mi destino, saco mi teléfono de mi bolsillo y también mis audífonos inalámbricos, luego abro mi reproductor de música y busco mi playlist favorita. Para cuando el ascensor hace “tin” yo ya tengo todo preparado para empezar con mi jornada.
Como siempre, inicio con los cubículos, muchos de ellos están súper asquerosos, llenos de basura, con café derramado, los cestos de basura hasta rebosar, incluso me he topado con chicles pegados debajo de los escritorios. Limpiar toda esta zona es la que me toma más tiempo, pero lo que son los baños y el despacho del jefe, es mucho más rápido.
Luego de un rato, he terminado con todo, bueno, CASI todo, ya que lo único que falta es la oficina del jefe. Antes de entrar, reviso que tengo todo lo necesario para empezar con mi trabajo y una vez de que me cercioro de que tengo todo, me dirijo a la oficina, emocionada de que hoy he terminado temprano.
Estando en la entrada, reviso la batería de mi celular y de mis audífonos, pero unos sonidos provenientes del despacho hacen que me quite los audífonos para escuchar mejor, hasta donde yo recuerdo, sólo estoy yo en este piso. Un escalofrío me invade por todo el cuerpo y no dejo de temblar, pego mi teléfono a mi pecho y abro bien los ojos, la idea de que un ladrón se cuele hasta este piso es imposible ¿no? O.... ¿Sera uno de esos famosos fantasmas que aparecen en las oficinas? ¡Espero que no, soy demasiado miedosa con esas cosas! Trago saliva con dificultad y me acerco más a la puerta, pero enseguida detengo mi paso cuando escucho como una mujer suelta un fuerte gemido de placer seguido del nombre de “Derek”, enseguida los colores se me suben a las mejillas y me alejo del lugar lo más rápido que puedo.
—¡Qué vergüenza! Menos mal que no he entrado a la oficina para saber de qué se trataba, menuda sorpresa me iba a llevar.
Decido darles tiempo e ir a yo perder el mío en algún lugar, no muy lejos de ahí, me daría harta pereza tener que volver a llevar todo ahí. Ha pasado un rato y decido asomarme por una de las esquinas para saber si ya se han ido, pero veo todo tranquilo y pasible, frunzo el ceño y me acerco un poco, pero en eso la puerta hace clic, haciendo que salte en mi lugar y regrese rápido a donde están mis cosas, lástima que no me da tiempo a llegar, ya que escucho a mis espaldas unas risitas coquetas, lo bueno, es que tengo mi escoba entre mis manos y los audífonos puesto, con esto debería poder salir del problema.
Le doy la espalda enseguida a la puerta y me pongo a “barrer” el piso que... hace horas atrás ya había limpiado. Alcanzo a escuchar tacones golpeando el piso, mi corazón se acelera, mi respiración se agita y mi cuerpo se pone tieso, mis piernas tiemblan de ansiedad y mis nervios están a mil por hora, en estos momentos soy un manojo de nervios andante.
Los pasos se detienen, unas gotas de sudor se deslizan por mis sienes, aprieto la mandíbula al igual que el palo de la escoba, luego siento que alguien me toca el hombro, haciendo que pegue un brindo del susto y un chillido se me escapa, la persona que me ha tocado, también se ha asustado. Mi pobre corazón ya no puede con tantas emociones.... creo que me va a dar un infarto en cualquier momento.
Pongo mi mano sobre mi pecho, sintiendo con claridad los fuertes latidos de mi corazón, observo con claridad a la mujer que me ha dado el susto de muerte, ella tiene una expresión seria en el rostro, parece ser que no le gusto que la asuste... ¡Imagínense yo! Que ya estaba asustada por pensar que había un fantasma aquí adentro.
Ella me dice algo, pero no le entiendo, así que me quito uno de mis audífonos y le pregunto que, si me dijo algo, la mujer resopla con fuerza y me vuelve a repetir, que, cuando vaya a acomodar su escritorio, que no mueva su bolsa de maquillaje, que la otra vez la estuvo buscando por todas partes, pareciera que se va a estar quejando por siglos, ya que no para de reprocharme todo lo que le “escondo”, pero sus quejas se ven apagadas cuando la otra persona sale de la oficina.
—Rose, vamos que es tarde— Su voz masculina y poderosa hace que me estremezca.
Un hombre alto, fornido y de un aspecto altamente atractivo sale de la oficina, acomodándose los puños del saco, viéndolo a contra luz, da demasiado miedo ¡Qué bueno que no me lo encontré a él primero en toda esta oscuridad! Seguramente si me muero de un infarto si lo veo.
—Sigue soñando— Murmura la mujer de forma algo maliciosa.
Regreso la vista a ella, sorprendida por sus palabras, ¿De verdad cree que me interesa tener un hombre en mi vida? Bueno... sí, pero no en estos momentos, no me veo con cabeza para estar dividiéndome entre tantas labores, no quiero añadir más estrés a mi vida.
—Siempre lo hago, pero desafortunadamente los sueños no me dan nada— Respondo entre pequeñas risitas. —Si me quedará en el mundo de los sueños, sería ideal, no tendría que pagar tanto por la inscripción de mi universidad— Me acerco un poco más a ella, como si fuera a contarle un secreto. —¿Sabe en cuanto están las inscripciones? ¡Carísimas! — Exclamo con fuerza mientras me alejo de ella. —¡Entre un fantasma en la oficina y la cuenta de mi universidad, definitivamente me da más miedo la cuenta! Creame, incluso el fantasma tendría miedo de ver semejante numero— Sacudo el cuerpo con miedo de tan solo recordar la deuda que tengo con la universidad. —Cada día la educación está más cara, que terrible.
Rose arquea una ceja y me mira como si fuera un bicho raro, estoy acostumbrada a ese tipo de miradas, de hecho... incluso yo creo que soy un bicho raro, pero no me importa, a estas alturas de mi vida, lo único que me importa es sacar la universidad, ayudar con los gastos de la casa y de que mi hermano no haga idioteces.El hombre enciende un cigarro y lo miro espantada, veo como algunas cenizas caen sobre la alfombra, enseguida paso mi dedo pulgar y mi dedo anular por mi lengua y corro hacia él, apagándolo enseguida ¡Hijo de su madre, es él quien deja esas quemaduras y manchas, muy difíciles de quitar u ocultar!Él me voltea a ver como si fuera a matarme, esa mirada gélida hace un perfecto contraste con sus ojos azules, trago saliva con dificultad, pero luego recuerdo las horribles manchas que quedan en la alfombra y se me pasa casi por completo el miedo. Tomo un poco de aire y le frunzo el ceño, limpiándome los dedos, cuando estos tocan la tela, me doy cuenta de que me he quemado y d
Tomo mis cosas y salgo corriendo de mi casa, doy por perdidas las primeras tres horas, voy a preguntar las tareas a uno de mis compañeros. Como siempre, parece que el autobús va más lento de lo normal, parece que lo hace a propósito, pero no es su culpa, el tráfico no ayuda en nada. Resoplo con fuerza y miro al frente, siento que hoy será el día más aburrido de mi vida.Las clases han terminado y mis maestros han dejado una espantosa pila de tareas, lo peor no es eso, lo peor es que, se acercan los exámenes y tengo que estudiar, espero que esta noche, el señor “voy a tirar miles de dólares por una alfombra” no haga mucho desastre hoy, que me urge volver temprano a casa, dormir un rato y ponerme a estudiar y hacer tarea.Estando en el trabajo, limpio lo más rápido que puedo, pero sin dejar de ser cuidadosa, no quiero que luego me vengan a reclamar que se ha roto algo o que se les perdió algo, que no tengo paciencia ni ganas de lidiar con esas tonterías. Una vez que he terminado con los
Teniendo todo listo, me desplomo sobre uno de los sillones, pongo música y me pongo a trabajar, espero que sea cosa de una vez, no quiero tener un trabajo secreto que me lleve toda la noche, si no tuviera nada que hacer, lo haría con gusto, pero las clases no ayudan en nada. Revisando unos documentos, suena una de mis canciones favoritas Sonne, esto hace que me ponga a mover la boca de forma disimulada como si estuviera cantando, lo bueno es que mi jefe está demasiado ocupado como para notar esto.Concentración, eso es lo que necesito para poder hacer mi trabajo, pero... con los padres que tengo es fácil salir de ella y como siempre, ellos son muy oportunos en ese aspecto, ya que, después de pasadas varias horas y de que he entrado en una zona de confort, mi teléfono suena, desconcentrándome por completo. Rápidamente contesto la llamada.Mi madre se escucha angustiada, le he dicho que me ofrecí a ayudar a mi jefe con unos documentos y que apenas termine con todos mis pendientes iré de
—Muy bien, entonces no aflojes el paso, te necesito preparada y que trabajes al cien.—¡Claro que sí! No voy a decepcionarlo, lo prometo.Llegamos a la primera planta, él me dice que va a traer su auto mientras yo voy a dejar mis cosas de limpieza e ir por mi bolso. Una vez que dejo todo en su lugar, corro hacia la entrada, apenas cierro la puerta detrás de mí esta hace un clic bastante curioso, trato de abrirla, pero esta no cede ni un poco, decido dejarlo e irme a la calle principal.No tarda mucho cuando un auto negro se detiene enfrente de mí, de él desciende mi jefe, que me abre la puerta del copiloto y me invita a entrar; ¿Quién lo diría? Tiene buenos modales o tal vez este agradecido de que haya accedido a ayudarle, no lo sé. En cualquier caso, me siento deslumbrada por su forma de ser. Le doy las indicaciones de mi casa y él sin problemas las sigue, parece que tiene un GPS integrado. Impresionante.Llegamos hasta el bloque de apartamentos, varias luces de la entrada están ence
—¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar frente a mi jefe? — Le golpeo el brazo con fuerza. —Eres de lo que no hay, Leo.Ambos miramos por encima de nuestro hombro y vemos que el auto negro arranca y se va, que vergüenza que el señor Baker haya visto esto, pero todo es culpa del baboso de Leo, en fin... a saber que pasará por su cabeza después de ver esto.—¿Estas saliendo con tu jefe? Mira, no me importa... de igual forma sigo enamorado de ti ¿Por qué estoy tan enamorado de ti, Tris?—Porque te hice un amarre— Me río entre dientes y niego con la cabeza. —No, mentira... tu no necesitas que alguien te haga un embrujo de amor, en realidad, cualquier mujer bonita te hace un amarre imaginario.—¡Claro que no! Pienso que hay mujeres hermosas, sí, pero ninguna tiene un cabello rojo como el fuego como el tuyo, ni esa hermosa mirada llena de inocencia... no.... tu eres única Tris.—Qué lindo, pero sigue siendo un no— Le reprocho entre pequeñas risas.Él se siente ofendido por mis palabras,
—Ya lo he pensado, madre— Me levanto de mi asiento y me acerco a ella, agachándome a su lado. —Por eso tardé mucho en proponerle matrimonio, sé que ella es la indicada, no te preocupes.—¡Al menos dime que se van a casar por bienes separados! — Exclama asustada y llena de angustia.—Si madre, bienes separados, tranquila— Río entre dientes.Su rostro recupera los colores ya que, al ver mi negativa de detener mi matrimonio se puso pálida, sé que parece que a mi madre lo único que le importa es el dinero, pero teniendo en cuenta todo lo que tuvieron que pasar para poder levantar su imperio desde abajo, no me impresiona y nosotros, como sus hijos, es nuestro deber mantenerlo próspero y si es posible, hacerlo más fuerte.—Madre... ¿De verdad te preocupa que ella no sea la indicada o es el dinero? No te enojes, pero me gustaría saber, en caso hipotético de que lo nuestro no funcione y te trajera otra mujer ¿Dirías lo mismo?—Te lo he dicho, algo en ella no me cuadra... siento que oculta alg
—¿Quién eres y que quieres? — Pregunto con brusquedad y enojo.—Tranquilo señor Baker, quiero demostrarle que soy alguien de confianza, soy un gran admirador de su trabajo y también quiero que sepa que estoy aquí para cuidarle la espalda.—Supongo que tienes algo muy interesante que decirme como para llamarme a altas horas de la noche e interrumpir mi trabajo, así que te escucho.—En efecto, en estos momentos estoy enviando unos archivos a su computadora junto con algunos audios, revíselos con cuidado y cuando termine, vuelta a tomar el teléfono, le espero.Estoy por increpar al tipo, pero en eso, la notificación de que me ha llegado un correo llega a mis oídos, enseguida me giro al monitor y empiezo a revisar todo lo que me ha mandado. Abro los ojos de par en par al ver que son fotos de mi prometida con otro hombre que conozco a la perfección, es Barón Burgos, un hombre sin oficio ni beneficio, todo un hijo de mamá y papá. Sigo revisando las otras fotos y veo que están tomados de las
—Creí que su accidente le haría más prudente al manejar.Al escuchar esto, bajo la velocidad del auto, por mi mente pasan miles de recuerdos que me atormentan, estando en estas condiciones no puedo manejar, así que me detengo frente a un parque, resoplo con fuerza varias veces para contener mi llanto, no vale la pena derramar ni una lagrima por esa mujerzuela. Al no poder contenerme, bajo del auto y camino hacia el frente apoyando mi cuerpo sobre él, luego escucho como la puerta del copiloto se abre.—¿Por qué me has ayudado? Y quiero saber la verdad.—Se lo he dicho señor Baker, soy fan de su trabajo, además... le estoy completamente agradecido por lo que hizo por mí— Suelta un largo suspiro y se acerca a mí. —Hace unos meses atrás, el gobierno quería demoler nuestros departamentos porque estaban en muy mal estado y eran un peligro para los habitantes, pero.... no teníamos a donde ir y ninguna constructora quiso hacerse cargo del proyecto, hasta que usted...—¿Te refieres a los apart