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Tras su rastro
Tras su rastro
Por: KFM
Capítulo 01: El juego ha empezado.

Narra Abigail.

Martes 08 de marzo 2022.

    Desenredo con el cepillo especial mi cabello largo azabache y al darme vuelta veo mi figura esplendida  en el gran espejo. Soy divina, no hace falta que nadie me lo diga, pero me encanta escucharlo, sobretodo de la boca de cuyos hombres deseo tener bajo mi control.

Escucho pasos acercarse y de inmediato tomo mi teléfono fingiendo que hablo con alguien. Me encanta este jueguito, en donde las personas piensan que no sé el nombre del protagonista principal cuando ya he decidido el epilogo de la historia.

—Es una pena… de verdad —Hago un puchero viéndome al espejo mientras el celular descansa entre mi oreja y mi hombro derecho para poder coger el hermoso vestido amarillo que cuelga en mi armario —Sí, es que… aunque la mona se vista de ceda, mona se queda ¿no? Jajajaja sí, nosotras somos como Julia Roberts, somos guapas, triunfadoras y siempre llamamos la atención de todos… —Hago un pequeño silencio —No como otros… qué pena.

Estallo en carcajadas un rato y al escuchar los pasos alejarse vuelvo a reír con más ganas. De verdad esta situación me divierte.

—You're the champion, girl —Me guiño el ojo a mí misma a través del espejo después de terminar con mi make up.

Siempre luzco radiante pero la bromita de hace unos minutos le da un cierto toque de maldad a mis ojos verde agua que me encanta. Una de las cosas que amo de la herencia genética de mis maravillosos padres.

No tardo mucho en llegar a mi objetivo porque, como siempre, con una mirada coqueta allí y una sonrisa brillosa allá, llego a cualquier sitio sin dar un solo centavo. Algo heredado, quizás. Algunas nacen con el encanto y algunas no, así de sencillo.

—¡Hey!

—¡Guapa!

Escucho un par de silbidos y sonrío ampliamente. Con pasos firmes pero sueltos, cual modelo de pasarela, mi cabello azabache con ondas y mi trabajado cuerpo, llego a la mesa que espera por mí.

Muchos hombres de este asqueroso bar llamado como la peor cosa que se les pudo ocurrir no dejan de verme. Siento asco por algunos, tan solo por algunos.

—Abigail, es un gusto tener tu compañía esta encantadora noche.

Noah besa mi mano tras decir aquello y ladeo un poco la cabeza por lo tierno y caliente que se ve. Luce un traje gris platinado, con el cabello negro liso bien peinado, un reloj que seguramente es carísimo y una sonrisa… quizás demasiado dulce para mi gusto, pero vaya, lo bien que se ve su cuerpo debajo de tanta etiqueta sí que podría comprarlo. Es el blanquito que todas quisieran tener.

—Déjate de palabritas, Noah, que no solo ha venido por ti —Peitton, el guapo rubio ojos azules, con su aura tan segura, arrogante y juguetón muestra sus dientes en una sonrisa.

Esta noche sí que será interesante.

Hace mucho tiempo me hice “amiga” de este par de chicos, precisamente en la secundaria, pero al salir de ella fui de viaje con mis padres a Francia y regresé hace un mes, cansada de ver tantas narices perfiladas y escuchar ese dialecto confuso.

—¿Qué han hecho chicos? —Les doy una mirada fugaz a ambos para luego concentrarme en la gentuza —¿Y quién les recomendó este asqueroso sitio?

Noah se aclara la garganta parpadeado varias veces. Me gusta este chico porque es demasiado correcto y tímido como para corromperse, y eso solo es un reto no imposible para mí.

—De hecho, Abi… aquí trabaja Logan ¿lo recuerdas?

Hago un ademán con la mano llamando a un mesero cualquiera y en dos segundos ya tengo uno a mi lado.

—Ah sí, el morenito ¿no? ¿Qué fue? ¿Ya se quitó los frenillos y se le activó el apetito? —Rio divertida —Tráeme un Gimlet.

La cara de Peitton se contagia, pero por otro lado Noah se ha puesto rojo.

—Sí, Abigail  —La voz ronca a mi lado me tensa sobremanera —Me quité los frenos, fui con un especialista y ahora voy al gimnasio ¿y tú? ¿Ya te quitaste la capa de maquillaje, te hiciste pobre y saboreaste la humildad por fin?

—Ay Logan, tú siempre tan gracioso jaja —Noah suelta, nervioso.

De arriba abajo veo al sujeto a mi costado derecho cuya voz me ha cautivado. Por supuesto que Logan no es el mismo chico de la secundaria, la verdad ha cambiado bastante en un año, lo suficiente como para llamar mi atención.

—Logan, ¿ya no eres el chico caballeroso que abría las puertas para las chicas buenas eh? —Disfruto ver cómo se cruza de brazos y estos resaltan por su piel morena.

Juro que he soltado un gruñido de ansiedad, espero nadie lo haya escuchado.

—Exacto, Abigail, para las chicas buenas.

Abro la boca sorprendida por aquello y sonrío gustosa. Bien, se lo ha ganado ¡Él también será parte de mi plan esta noche y las que vienen!

—Tráele el Gimlet a Abigail y a mí un Sidecar —Esta vez Peitton habla, serio.

No sé por qué el cambio de su actitud, ¿será porque he sido obvia con Logan? Uhm… Probaré.

Le sonrío a Noah para después guiñarle un ojo. Disfruto ver sus mejillas coloradas, de nuevo, como también la cara ahora enfurecida de su rubio amigo.

¡Bingo! Qué celoso, me encanta.

—No lo creo, Pei, tu padre dijo que…

—Nada, Logan. Tengo diecinueve años, mi padre no me controla así que hago lo que me venga eh, mueve el traste y haz tu condenado trabajo.

—Peitton…—Noah le advierte con la mirada.

—¿Qué? —Peitton se gira hasta él —Para eso le pagan, ¿o no? —Asiento con una sonrisa hacia su dirección. Amo que no se limite con las palabras —No para cumplirle palabra a un tipo que está lejos de ser el padre que tanto anhela.

—¡Peitton!

—¿Qué? —Suelta una risa burlona que me hace verlo con admiración —Solo estoy jugando ¿cierto, bro?

—Un Gimlet, un Sidecar… —Logan anota en la libreta, como si nada hubiese pasado —¿Y tú, Noah? ¿Una malteada como siempre?

—Sí, hermano, por favor…

Veo a Logan alejarse con esa parte trasera tan bien crecida que tiene  y me muerdo el labio. Espero el momento entre ambos solo haya sido una mala iniciación porque haré lo que sea con tal de que esté en mi cama hoy también junto a sus dos mejores amigos diciendo mi nombre a los cuatro vientos.

Como dije antes, Logan también se ha vuelto un reto no imposible para mí, aunque pensándolo bien ¿qué se me hace imposible? Pues nada.

Saboreo el cóctel que Logan me ha traído segundos después de estar hablando sobre la vida de algunos de nuestros desafortunados ex-compañeros.

—Como te dije, Abi, ehm… como amiga que eres de todos nosotros… decidimos invitarte a ver nuestras cartas de solicitudes así que, sé que tu buena energía nos ayudará esta noche, ¿no es así, Pei?

—Por supuesto que sí.

Noah le silba a Logan y este se acerca rápido. Creo que ha llegado su descanso porque se ha quitado el delantal y luce relajado.

Ni siquiera me ve.

—¿Y Bibi? ¿No van a esperarla? —Toma una de las sillas y la voltea de modo que al sentarse sus muslos atrapen el espaldar de esta.

De nuevo, me muerdo el labio, y no me mira.

Mis uñas suenan como caballos cabalgando sobre el vidrio de la mesa.

—Siempre llega tarde ¿para qué esperar?

—Oh, hablando de esta hermosura…

Veo a Noah levantarse con una sonrisa que me hace girar. Y mi piel se eriza ante la molestia de la escena, primero la patética Bibiana Ortiz ha llegado, y segundo: Logan la ve como si fuera un ángel caído del cielo.

Esa chica y yo jamás hemos podido llevarla bien, principalmente porque siempre intenta llamar la atención de los chicos, y ese es trabajo mío. Así que en un grupo conmigo no puede estar, además, no tiene gracia alguna, aunque quizá sus labios en forma de corazón hinchados naturales luzcan envidiables, no tiene más. No me llega ni a los talones, y eso todos lo saben.

—Chicos qué ner… —Su voz alegre se apaga al sentarse al lado de Peitton y verme, por lo que sonrío ampliamente —Qué sorpresa… —Me sonríe, pero seguramente hasta Noah se ha dado cuenta que su sonrisa es falsa —¿No estabas en París?

—Me cansé del sabor de sus tipos, son tan… —Ruedo los ojos —Clásicos.

—Oh vaya…—Ella aprieta los labios, tensa.

—No tienes idea, cariño, y quizás jamás la tendrás —Disfruto la reacción de todos y me llevo una mano al frente abanicándome —Peitton, ¿puedo decirte algo antes de que den la noticia? —Lo miro con cara de niña traviesa.

El rubio de un tiro toma su trago y se levanta extendiéndome la mano, la cual tomo con una sonrisa burlona disfrutando de la mirada disgustada de Bibiana.

Siento tanta lastima por ella… ¡Mentira! Me encanta saber que la irrito con mi presencia.

—¿Quieres besarme verdad?

La voz de Peitton, tan atrevido, me arrastra hasta un callejón cerca del bar por lo que sonrío mientras meneo la cabeza a los lados.

—Yo te quiero besar a ti... —Confieso abriendo ligeramente los labios, coqueta y ansiosa.

Siento su cuerpo formado rozando el mío y lo demás espero no tener tiempo para pensarlo.

Puedo durar un mes de turismo espacial con solo hacerle un puchero a mis padres.

Puedo conquistar a cualquier persona solo con mi presencia.

Puedo volverlos adictos a mí, y eso es lo que haré.

El juego ha empezado.

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