Capítulo 08.

Narra Bibiana.

Viernes 25 de marzo 2022.

Me termino de acomodar al ritmo de mi canción favorita. Al estar lista bajo corriendo las escaleras, no obstante, reduzco la velocidad cuando recuerdo que a mi madre estos sonidos la molestan. Es por eso que para escuchar música tengo que usar siempre audífonos, entre otras cosas.

Suena mi teléfono y mi estómago se retuerce de la emoción al ilusionarme con la idea de quién será el mensaje.

Logan: Espero que tengas un buen día. Suerte.

Resoplo con desgana. Por un momento pensé que Peitton tendría la delicadeza de escribirme al menos un “suerte”. Todos mis amigos saben que hoy es un día importante.

Yo: Gracias.

Sé que no debería ser cortante con èl. Después de todo, Logan siempre ha estado para mí. Fue al primero que conocí de mis tres amigos, solíamos ser muy unidos, pero al conocer a Noah y Peitton las cosas cambiaron. Ni siquiera me di cuenta cuando mi relación con Logan comenzó a pesar, a tornarse incomoda y distante. Y aunque debo alegar que cuando noté lo que estaba pasando intenté acercarnos nuevamente, algo simplemente cambió.

Logan es un misterio completo para mí, y por más que he intentado descífralo, no lo logro.

Sonrío al recordar esos ojos claros que tiene y esa dulce sonrisa que tiene cada que viene a visitar a mi mamá. Desde que se enteró de la condición de mi madre él ha estado al pendiente de ella, y eso solo me hace sentir culpable porque hace mucho no comparto con su familia y no sé de la salud de su madre. Y todo porque no puedo evitar sentirme así… cuando estamos juntos.

—Mamá, la bendición.

Mi madre se voltea para mirarme aunque nuestros ojos no conectan.

—Dios te bendiga —Dice haciendo la señal de la cruz a distancia.

—Amén.

Corro lo más rápido que puedo para que el autobús no me deje. Y en cuanto se detiene le agradezco al conductor. No debería comenzar precisamente este día así. Aunque no voy sobre la hora, siempre tengo la costumbre de llegar tarde a todo, por lo que quiero que hoy sea la excepción. Será la primera vez que pisaré la universidad y eso me ha dejado días sin dormir por las ansias.

Suspiro mientras observo el paisaje quitando mis audífonos para contagiarme de la buena música del autobús.

—¡Pare, pare! —Casi grito. El conductor me mira confundido y algo molesto —Gracias —Le entrego otro billete como forma de disculparme antes de bajarme, apenada.

En ocasiones dejo que mis emociones me dominen haciendo que me comporte de forma impulsiva. Sin embargo, la emoción de ver la cafetería favorita de Peitton, ha sido un gran motivo.

Peitton <3 : Suerte en tu día.

La vida me está sonriendo, como dice Peitton. No es casualidad que justo cuando estoy por entrar a nuestro lugar èl me escriba.

Yo: Gracias, cariño <3

Nuevo mensaje.

Noah: ¿Sabes algo de Abigail?

¡Vaya forma de arruinarme el día!

Me carcajeo un poco al leer el mensaje de Noah, ¿cómo por qué yo sabría algo de esa víbora? Ni siquiera me molesto en responder, es más que evidente que la última persona que sabría de Abigail soy yo, y la verdad no me interesa…

Aunque pensándolo bien… Si Noah no sabe de ella ¿Peitton sabrá? ¿Y si su desaparición es la razón de que Pei haya estado más pendiente de mí en los últimos días? Pues realmente agradecería que fuera asì, porque no voy a mentir, las cosas entre nosotros están yendo mejor que antes.

—Un café D'orzo, por favor —Miro con curiosidad a la persona que ha pedido el mismo café favorito de Peitton. Es una chica con una sonrisa dulce.

Me siento en nuestra mesa de costumbre cerca de la ventana y pienso en lo mucho que ambos amamos ver a través de esta mientras hablamos de nuestras vidas.

—Mi vida es más fácil desde que llegaste  —Me dijo una vez el rubio.

Sus palabras me sorprendieron, por lo que desvié mi mirada hacia èl de inmediato. Este tomaba un sorbo de su café y miraba a una niña que nos estaba saludando desde hacía unos cinco minutos.

—También me siento afortunada de tenerte —Lo vi forzar una sonrisa cuando hablé.

 Sé lo que piensa porque me lo ha dicho muchas veces.

 “Tú mereces un amigo y persona mejor”

Pero, ¿quién dijo que yo quiero un amigo? Yo veo algo más en él. Y sé que muchos pensaran que estoy loca, por cómo a veces se comporta; pero conozco una faceta de Peitton que nadie conoce.

Él me demuestra que soy importante en su vida cuando me deja recoger sus pedazos con mis palabras y caricias; cuando me mira a los ojos pidiéndome ese “no te vayas y abrázame”, cuando justo como ese día me dice palabras bonitas. Porque sé que él es solo así conmigo, porque sé que ni siquiera Abigail ha recibido la cuarta parte que èl capaz de darme.

Seguro que Abigail lo ha tenido como tú lo deseas.

Maldición. Ojalá desaparezca para siempre.

Debes tener cuidado con lo que deseas. Si se te cumple, serás la responsable.

Respiro profundo. Odio que el solo pensar en esa mujer junto a Peitton me desestabilice.

Un niño siendo perseguido por su madre junto a sus gritos me hace volver a la realidad, una en donde con una sonrisa su nombre en mis notificaciones.

Peitton <3 : No voy a poder pasar por ti, tengo algo importante que resolver.

Yo: ¿Todo bien? Voy saliendo para allá.

Le respondo con las manos temblando. Solo pensar que algo pudo pasarle me aterra.

Peitton <3 : No es necesario, estoy bien cariño. Solo necesito resolver algo con Noah.

Dejo de recoger mis cosas para volver a sentarme. Que esté con Noah no me tranquiliza del todo, no después del último encuentro en la disco, pero confío en que Noah sabrá sobrellevar la situación; mi amigo es un chico tan noble y bueno que sé que entenderá a Peitton. Porque yo sé que lo que tiene con Abigail no es nada serio, por lo tanto no es motivo de discusión, lo que me hace llegar a una conclusión.

Peitton solo ha querido llamar la atención como solía hacerlo en la escuela. Trago hongo al recordar. Se metía en muchos problemas solo para preocupar a su padre, pero dejó de hacerlo cuando esa “preocupación” se convirtió en violencia física.

El señor Anderson es un cobarde.

Yo: Espero que resuelvan todo. Solo debes ser sincero.

Peitton <3 : Te lo voy a compensar. Mañana nos tomas un café en el lugar de siempre.

Con una sonrisa y sintiendo mi pecho precipitarse, me tomo una foto y se la envió con una nota que dice: “lo espero con ansias”. Bloqueo mi teléfono después de recibir  un: “nos vemos mañana, cariño <3”

Cómo no suspirar por él si tiene tan lindos detalles conmigo. Sé que iría al fin del mundo por mí.

¿Estás segura? Logan sí lo haría.

Quiero romper cada uno de los miedos que tiene Peitton, principalmente el de confiar y amar, pero primero debo empezar por lo básico. Aun me causa risa recordar esa tarde soleada cuando lo convencí de subir al tobogán.

Recuerdo que mientras subíamos las escaleras, noté cómo sus risitas fueron desapareciendo, y cómo cada vez más se aferraba a mi brazo y al barandal de las escaleras. Lo miré confundía, pero él me desviaba la mirada. Grave error, porque al mirar hacia abajo se tambaleó hasta el punto de casi caerse. Y pesar de ello, y con otras dificultades, llegamos a la cima.

—Creo que no voy a poder —Susurró con los brazos aferrado en el barandal de la escalera.

—¿Tienes miedo? —Cuestioné confundida. ¿A qué le podría tener miedo? Èl asintió como respuesta —Vamos, eres surfista, no le puedes tener miedo al agua —Lo observé mirar a un lado y encogerse en el suelo después de ello en el suelo de metal —No puedes tenerle miedo a las alturas —Dije con una risita, pero èl volvió a asentir con lentitud. Suspiré. Se veía tan tierno que parecía un cachorro asustado —¿Cómo vas a hacer la prueba de paracaidismo en la academia si le tienes miedo a las alturas?

Por más que le insistí en que nos lanzáramos juntos, no pudo, por lo que terminé haciéndolo sola.

Al salir a la superficie no tuve señal de mi amigo, esperé por unos minutos pero no pareció. Así que con algo de temor porque algo le hubiera pasado, tuve que ir a las escaleras del tobogán para saber si aún estaba allí. Tal vez le había dado un ataque por el vértigo.

—¿Pero qué…?

No pude aguantar las risas al ver al rubio terminando de bajar los cinco escalones restantes mientras tomaba el brazo de un señor de tercera edad.

El sonido del celular me devuelve al presente, y me ruborizo al darme cuenta que las miradas de las personas están puestas en mí. Incluso la de la chica que pidió el café favorito de Peitton me mira con una ceja alzada pero con una sonrisa.

Estoy segura de que no pude contener la risa por el recuerdo.

Observo a la chica pararse apurada después de mirar su reloj, por lo que yo hago lo mismo cuando mi alarma vuelve a sonar para indicarme que tengo tres minutos de retraso.

No, no, ¡no puede pasarme otra vez! Le pagué demás al conductor, pagué el café y ahora no tengo dinero.

Salgo corriendo de la cafetería y sin darme cuenta estoy siguiendo los pasos de esa chica.

—¡Hey, hey! —La llamo. No tengo dinero suficiente para pagar un taxi, y mi plan es saber si ella va por la misma zona para compartir.

Porque sí, porque eres Bibiana.

Aichs.

—¿Me llamas a mí? —Me pregunta entre temida y sorprendida, y cuando echo un vistazo a sus manos confirmo que vamos al mismo lugar por los folletos de la universidad.

—Sí vamos a ir a la misma universidad entonces… —A penas recupero el aire por lo que tengo que hacerle una seña para que espere hasta poder hablar —Tal vez podemos compartir taxi…

La chica retrocede mientras sus ojos se expanden.

 —¡Eres una acosadora! ¿Me estás siguiendo?

—¿Qué? ¿Yo? ¡No!

—¿Y cómo sabes a dónde voy?

Hablo antes de que siga retrocediendo.

—¡Tienes el mismo boleto de la universidad por eso lo sé! —Apunto hacia sus manos y saco rápido el de mi cartera.

Después de unos minutos de conversación la chica entiende que yo bajo ninguna circunstancia podría estarla acosando, por lo que termina trayéndome a la universidad en su carro.

Sí, su auto. Otra persona de ¿veinte años? Que tiene seguramente esta vida independiente que algunas veces anhelo tener.

—Soy Adeline Graham —Me extiende la mano antes de que con un botón abra nuestras puertas para salir.

Por el afán de llegar a tiempo se nos pasó presentarnos.

—Mucho gusto, me llamo Bibiana Ortiz.

Mientras caminamos veo la mano de la chica ir rápido a mi antebrazo por lo que segundos después termina enganchándolos. Su mano piel está fría y sudorosa.

—Lo siento —Se disculpa viendo de soslayo nuestro toque —Es que estoy un poco nerviosa. Es la primera vez que voy a estar entre… tantas personas.

—¿Nunca habías estudiado?

Ella ve todo, como si realmente fuera otro mundo y me contagia.

—Sí, estudié en casa.

—Bueno, no vas a estar sola, ya tienes una amiga —La miro para guiñarle un ojo por lo que ella extiende una sonrisa que aún luce nerviosa.

Nunca en mi vida he tenido una amiga. Mi círculo de amigos comenzó con Logan y terminó con Noah.

Mi nueva amiga y yo caminamos una al lado de la otra, mientras aún descolocadas por las amplias, limpias y bellas instalaciones escuchamos a nuestro guía.

—Disculpa —Me suelto del agarre de Adeline y me retiro un poco de ella cuando la vibración de mi teléfono me alerta una llamada.

—Hola, cariño —Sonrío aunque no me vea —¿Me extrañas tanto que no aguantaste y me llamaste?

Un largo suspiro del otro lado de la línea hace que los latidos de mi corazón comiencen a subir. Peitton suele hacerlo cuando tiene algo muy grave que decirme.

—¿Le paso algo a Noah? —Cuestiono de inmediato.

—No, es Abigail.

Respiro tranquila, porque no se trata de una persona que me importa. Seguro que la pelinegra apareció e hizo un acto de drama y manipulación para enredarlo por lo que me preocupo aún más. No obstante, antes de protestar lo obvio, Peitton habla.

—Está desaparecida, desaparecida de verdad.

Siento cómo todo a mí alrededor pierde el tiempo. Mi pecho se oprime y mi vista se nubla hasta trasportarme al baño de aquél día en Pacha.

—¿Qué es lo que quieres? —Le pregunté a Abigail, quien se lavaba el rostro como si mis amigos no estuvieran matándose a golpes por su culpa.

—Tener el control de todo.

Verla con esa sonrisa socarrona me causaba tantas ganas de…

—No te voy a permitir que nos separes, Abigail.

La pelinegra ladeando un poco su cabeza hacia la derecha, observándome con una sonrisa burlona, se acercó a mí.

—¿No te diste cuenta que ya lo hice? —Soltó una risita mientras volvía a enderezarse para sacar un labial de su cartera para ponérselo con lentitud y jugar con sus labios —Así como te quité la atención de Peitton.

—¿Qué estás diciendo?

—Vamos, Bibianita. No creerás que no sé qué te mueres por él —Me miró por el espejo, mientras volvía a echarse labial —Sé que te encantaría tenerlo en tu cama, arañar cada uno de los lunares que posee en su exquisita espalda mientras se introduce en ti con fuerza… —Se mordió el labio mientras dibujaba una carita triste con su labial en el espejo —Así como lo hace conmigo. ¿Te gustaría sentirlo como yo lo siento?, ¿verdad, Bibi?

Lo hizo al propósito. Ese fue su plan todo el tiempo; dejarme fuera de la vida de mis amigos.

—Jamas serás mi rival porque eres tan poca cosa, Bibi, que Peitton solo te ve como una hermanita —Clavó sus ojos verdes en mi al girarse —Eres tan bastarda como tu mami.

Esas últimas palabras me hicieron perder el control. Tanto, que de un momento a otro sentí mis manos arder por el golpe en la cabeza que le había proporcionado a la pelinegra.

Asustada, salí del baño dejando a Abigail tirada en el suelo, sin moverse.

—¡Bibiana! ¿Estás bien? —Escucho la voz de Adeline tan lejano como los recuerdos de aquella noche.

Siento que mi cuerpo está a punto de colapsar.

Se cumplió lo que deseaste.

Desaparecí y tú eres la culpable, Bibi…

Escucho susurros en el aire, es su voz. Miro a mi alrededor, estoy rodeada de árboles secos, grises y fríos.

Con mi vista nublosa paso las manos por mis ojos, y cuando las retiro mi corazón se detiene al ver a Abigail acercarse a mí con el cabello hecho añicos, el vestido de aquella noche sucio y la frente llena de sangre.

—¡Bibiana, por favor! —Vuelven a gritar haciéndome reaccionar.

Miro sus ojos, un poco parecidos a los de… ella.

Adeline con un rostro realmente preocupado me toma de los hombros e intenta sostenerme, y antes de desplomarme puedo escuchar mi propia voz en la lejanía.

—Desapareció y es mi culpa…

KFM

¡Muchas gracias por todo el apoyo que nos están brindado con este proyecto! Por la paciencia y por dejarse cautivar con solo el inicio de lo que es ir detrás de un rastro. Esperamos puedan disfrutar de cada uno de nuestros capítulos, con amor y suspenso; Corazón De Espinas ;)

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