Entro a su piso localizado en el ultimo piso de este edificio ubicado en una muy buena zona de Nueva York, y al mirar a mi alrededor me doy cuenta de que no es un piso cualquiera, es el pent-house. —Me encanta tu casa.— Digo mirando la increíble arquitectura y decoración tan sofisticada, es muy ella, y no tiene nada que envidiarle a mi piso, el cual casualmente también es el pent-house del edificio donde vivo.
—Gracias, algo le ha tocado darme en el divorcio.— Comenta de manera sarcástica y sonrió. Ella deja su bolso a un lado, y va hacia la cocina —¿Puedo cambiarte el café por una copa de vino?— Me pregunta mientras me siento sobre uno de los banquillos localizados al otro lado del desayunador.
—Por supuesto, dado que ninguno de los dos ira a la oficina, creo que es mucho mejor.— Accedo y ella saca una botella del pequeño frigorífico especialmente dedicado a una colección de vinos. Un detalle más que sé de ella, le gusta el vino.
—¿Te gusta el moscato D'Asti?— Pregunta mostrándome una de las botellas.
—Mucho, yo lo abro.— Me ofrezco y deja la botella frente a mi para luego buscar dos copas.
Deja las copas, y luego camina hasta llegar a mi lado. Se sienta sobre el otro banquillo, y cruza sus piernas haciéndome imaginar cosas que no debería. 《No seas como su ex esposo.》 Me regaño y decido dedicarme a abrir la botella con el descorchador automático que me ha dado.
Sirvo las dos copas hasta la mitad y levanto mi copa —Por este día de negocios y el cual estamos conociendo el pasado del otro.— Propongo y sonríe.
—Porque has conocido el patético pasado de tu nueva asesora comercial después de haber cerrado un contrato increíble.— Expresa y rio.
Chocamos nuestras copas y bebemos un sorbo de este exquisito vino —Es increíble, mira que soy exigente con los vinos, pero tienes muy buen gusto.— Señalo y me da una media sonrisa.
—Me alegro de que te haya gustado.— Responde y bebe otro sorbo.
—En cuanto a tu patético pasado... créeme que el mío no es mucho mejor.— Informo y su mirada expresa confusión.
—¿Cómo es eso? — Me pregunta con gran interés.
—Como lo oyes, que sea Kilian Arraitz, y que triunfe en los negocios, no quiere decir que me vaya bien en el amor.— Explico.
Ella arquea sus cejas —¿Y porque no te ha ido bien en el amor?— Me pregunta y comienza a agradarme que se interese en el asunto.
《¿Y si se siente atraída? Basta Kilian, no seas idiota...》
—Sabes, el éxito es un arma de doble filo. Antes de ser exitoso en los negocios, las mujeres no se fijaban en mi como lo hacen ahora. Me han destrozado el corazón unas cuantas veces.— Confieso.
—¿Te han engañado?— Interrumpe.
—Si, por supuesto. Me han dejado por hombres con mas dinero, o simplemente porque podían ofrecerles un futuro mejor. Cuando mi vida cambio y empecé a ser reconocido en el mundo de los negocios, se acercaron muchas mujeres a mi. Todas decían estar enamoradas, querían una relación formal, en fin... yo no les prestaba atención hasta que llego ella.— Explico y el solo hecho de recordarla me duele —Se llamaba Katherine Carbajal. La conocí en una fiesta de cumpleaños que me organizaron unos amigos hace seis años atras y caí rendido a sus pies.— Confieso.
—Era guapa imagino...— Comenta sonriente.
—Bellísima, era rubia de ojos marrones, curvas proporcionadas… en fin aquella noche me propuse conseguir su número y lo hice. Fueron pasando los días, las semanas, los meses y nuestra relación iba tomando más fuerza. Te juro que pensé que era el amor de mi vida...— Admito.
—¿Y que sucedió?— Me pregunta con gran curiosidad.
—Llevábamos un año y medio juntos y me había decidido a pedirle matrimonio. Aquella noche, quise darle una sorpresa y entre a su casa con la llave que ella me había dado. Creía que no estaba allí porque me había dicho que iría a casa de sus padres por algunas cosas, pero no fue así. Cuando entre, vi su ropa tirada en el suelo y al llegar a su cuarto, escuche como hablaba con un hombre. Le estaba diciendo que seguramente el idiota de Kilian Arraitz le pediría matrimonio, que se lo veía venir y que aceptaría porque luego podría divorciarse de mi conseguiría una buena suma de dinero... No sabes lo que sentí aquella noche.— Le cuento sintiendo el mismo dolor que sentí aquel día.
—¡Que horrible!— Expresa sorprendida —¿Y que hiciste aquella noche?— Me pregunta analizándome.
—Abrí la puerta de aquella habitación, le lancé el ramo de rosas que traía para ella sobre la cama y di por terminada nuestro supuesta relación... cuando me has contado lo que te ha sucedido a ti, te he entendido a la perfección. La única diferencia es que yo no me he escudado en una hija, porque no la tengo.— Explico.
—¿Y en que te has escudado?— Me pregunta bajito.
Levanto mi mirada y clavo mis ojos en los suyos —En mujeres. Comencé a acostarme con cualquier mujer que se me acercaba, les seguía el juego y simplemente la pasaba bien hasta que me cansaba de ellas. Me volví frio, calculador...— Admito y me mira sorprendida.
—Vaya...— Es lo único que dice.
—Te he escuchado hablar del miedo que te dio cuando has descubierto la infidelidad de tu esposo, y me he dado cuenta de que tienes razón. Si bien siempre he tomado precauciones, creo que estas en lo cierto. Imagino que algún día me volveré a enamorar y que querer formar una familia. Sofía, yo apenas te conozco, pero lo que has dicho hoy en ese auto me ha hecho ver una realidad que yo no era capaz de ver por mi rabia. Supongo que ya es tiempo de que yo cambie de vida también.— Admito y una tímida sonrisa se dibuja en su rostro.
—Guau… parece que sin saberlo he influenciado a mi jefe de manera positiva en mi primer día de trabajo.— Dice haciéndome reír.
—Deberías ser mi asesora de vida— Bromeo y levanto mi copa.
—No sé si pueda, apenas puedo manejar mi vida.— Indica y levanta la suya.
—Por ti, porque en menos de 24 horas me has hecho ver cosas que no me había dado cuenta. Creo que tu llegada traerá cosas muy buenas.— Propongo y es ella quien ríe.
—Por ti jefe, porque nuestros pasados queden en eso, y nuestros futuros sean mejores.— Plantea y chocamos nuevamente nuestras copas.
—No me digas jefe... eres unos años menor que yo, pero no soy mucho mayor que tú.— Bromeo.
—Tienes 36 años, me lo dijo Laura— Confiesa —Y está bien, no te diré jefe pero, al final del día eso es lo que eres.— Comenta y asiento.
—Digamos que si... termino esta copa y me voy ¿sí?— Le digo y sonríe.
—Mañana tenemos un día lleno de reuniones.— Me recuerda.
—Llamare enfermo.— Bromeo y reímos a la vez.
Creo que después de todo, esta es la verdadera Sofía... y quizás, yo este volviendo a ser el verdadero Kilian ¿es eso posible?
Al día siguiente: 9 de septiembreMiro mi reloj y no puedo creer que ya sean las ocho de la noche, ¿Tan ocupado he estado el día de hoy?Hemos pasado todo el día yendo de un lugar a otro cerrando acuerdos y recolectando información de algunos clientes para poder prepararles planes
4 días después: 13 de septiembreLo mejor que he podido hacer después de abrir mi boca de más en su piso aquella noche, ha sido intentar mantener mi postura de jefe. Me ha sido muy difícil, pero preferí eso a que ella me volviera a mirar así de nerviosa como lo hizo en ese momento. En mi mente aún se pasean los recuerdos de cómo es que tuve que ponerme a conversar acerca de tenis y de las playas a las que hemos ido para poder zafarme de aquella situaci&
Cuando la vi vestida así, supuse que seria un problema y no me equivoque. La atención de muchos de los hombres que han venido a este coctel, esta focalizada en ella, especialmente los que están solteros. Ella camina a mi lado como si nada sucediera y solo saluda a alguna que otra persona que conoce de camino a nuestra mesa. Realmente no comprendo cómo puede actuar así, otra mujer en su lugar estaría haciendo alarde de su manera de seducir e intentaría identificar quien le interesa para así ir detrás de su “presa.” Al día siguiente: 14 de septiembreLlevamos más de la mitad del recorrido a Toronto, un viaje que hemos decidido hacer acompañados del abogado de la empresa ya que el cliente es un tanto complicado. Dada la poca distancia acordamos en venir todo es una van de lujo que hemos alquilado, y a pesar de que ya llevamos la mitad del recorrido hecho, ella apenas ha pronunciado palabra. Solo ha respondido alguna que otra pregunta relacionada con el trabajo, pero después de allí ha estado m10. Lucha de Poderes
Quisiera seguir besándola toda mi vida, pero mis pulmones tienen otros planes. Ellos me piden una pausa en medio de todo este desorden, y al alejarme de sus labios veo su mirada, esta confundida, pero no mucho màs que yo.Su pecho se mueve al compás de su agitada respiración, no despega su mirada de mí,
Horas despuésNo se ha atrevido a hablarme durante el resto del camino, ni cuando hemos llegado al hotel, y ahora que caminamos rumbo a la entrada del edificio donde esta la oficina de nuestro cliente, ella me mira fijamente. Me gustaría tanto poder entrar en su mente, saber lo que piensa, lo que siente...—Kilian
Al día siguiente: 15 de septiembreHa sido el día más largo de mi vida. Jamás creí que por fin estoy regresando al hotel. De camino aquí, su mirada y la mía se han encontrado varias veces. He tenido que hacer un gran esfuerzo por no decir nada que pueda delatarnos, pero esta mañana hemos acordado que lo de nuestra cita sería un secreto solo entre nosotros dos y como consecuencia debemos disimular frente a Carlos y Daniel.
Al día siguiente: 16 de septiembreAun no me creo que anoche haya sido capaz de despedirme de ella en la puerta de su habitación de hotel con tan solo un beso... un beso que pudo ir mas allá, pero que ella decidió que no pasara. Me cuesta asimilar mi cambio de actitud, no ser aquel depredador que era con las mujeres, mucho más me ha costado asimilar que ella haya estado con un solo hombre en toda su vida. Me ha confesado sus miedos, yo le he confesado los míos, y aquí