Quisiera seguir besándola toda mi vida, pero mis pulmones tienen otros planes. Ellos me piden una pausa en medio de todo este desorden, y al alejarme de sus labios veo su mirada, esta confundida, pero no mucho màs que yo.
Su pecho se mueve al compás de su agitada respiración, no despega su mirada de mí, y en su mente apuesto que hay un desorden de preguntas al igual que en la mía. —Dime algo por favor.— Le pido en un susurro.
Estoy intentando comprenderla, pero es literalmente imposible —¿Qué se supone que deba decirte? Me has besado sin que yo te lo permitiera...— Intenta decir, pero niego de inmediato.
—¿Sin que me lo permitieras? Discúlpame, pero bien que has correspondido a mi beso.— Le interrumpo y me mira con más rabia aún.
—Kilian, ¿acaso te crees irresistible, o que? — Me pregunta a modo de reclamo.
《Joder... se ve tan sexy cuando se enfada...》
Vuelvo a acercarme a ella y sonrió —Para nada guapa, yo no me considero irresistible, pero negar que ha habido una química increíble entre los dos sería un poco hipócrita, ¿no crees?— Le cuestiono, y por alguna razón, ella sujeta mi barbilla con una de sus manos y me hace mirarla fijamente.
—Y dime... ¿crees que, porque besas como lo haces, te diré que si a todo?— Dice y sonrió triunfal.
—¿Eso quiere decir que te ha gustado?— Inquiero intentando no reír y ella me suelta pero empujando mi rostro de una manera que al contrario de parecerme agresiva, me parece muy sensual.
—Eres imposible, engreído, insoportable, terco...— Intenta decir, pero antes de que pueda seguir hablando, la callo con otro beso.
Esta vez es más corto, pero al menos cumplió su objetivo —Si, seré lo que tú quieras, pero déjame decirte algo Sofía Laurent.— Expreso pronunciando su nombre de manera exagerada —Por otro beso de esos soy capaz de bajar al mismísimo infierno si es necesario.— Sentencio con toda seguridad.
Me mira con dudas —Ahora eres tu quien confiesa que beso bien...— Señala de una forma que consigue enloquecerme.
Vuelvo a acercarme a ella —Te lo digo con todas las letras, besas jodidamente bien ¿y sabes algo? — Le pregunto dejándola en silencio —Aguantare lo que deba aguantar hasta que tú y yo sepamos de que rayos va todo esto que sucede aquí. No te pienso dejar tranquila, así que... si quieres renunciar; esta es tu oportunidad. — Le advierto.
—¿Es una amenaza?— Consulta firme.
Niego —Es una advertencia. No pienso detenerme hasta no descubrir que sucede entre los dos. Seré respetuoso, pero te insistiré tanto que querrás darme la oportunidad de probar y entender que nos ocurre.—
—¿Un capricho, Arraitz?— Me pregunta y niego.
—No, esto está muy lejos de un capricho... Esto pasa porque realmente me alteras por completo cuando estas cerca y no es normal en mi.— Confieso y ríe.
—¡Por favor! Tú te alteras con cualquier mujer que pase frente de ti y que tenga un buen cuerpo...— Comenta de manera sarcástica.
Rio de sus palabras, y ahora soy yo quien sujeta su barbilla haciendo que me mire —No te confundas, preciosa. No te mentiré, tienes un cuerpazo que podría volver loco a cualquiera, pero lo que más me gusta de ti es ese carácter de los mil demonios que te cargas y que a la misma vez te hace ser un ángel cuando estas con tu hija. También me encanta lo inteligente, segura, y valiente que eres... eres una mezcla muy difícil de ignorar y por eso te voy a insistir tanto. — Le confieso y a medida que voy diciéndole estas palabras me voy dando cuenta que esto hace mucho que no me sucedía.
—¿Me dirás que has descubierto todo eso en mí en una semana?— Duda a modo de reto.
Encojo mis hombros mientras le suelto —Pues mira, he estado un año y medio con alguien y al parecer no había descubierto quien era ella realmente. Tu también, has estado con el imbécil de tu ex un tiempo muy largo y hasta te has casado con él... al parecer, tu tampoco sabias quien era Guillermo ¿entonces? ¿Qué garantía da el tiempo? — Interrogo y se queda en silencio —Exacto, ninguna. Si hay algo que he aprendido de ti, es que eres muy directa y yo me he convertido en un hombre muy directo también. Podría decirte que pasemos la noche juntos, que veamos que nos sucede, pero no creo que vayas a aceptar, entonces, simplemente te diré; prepárate porque no te pienso dejar en paz.— Le digo y luego me acomodo en el asiento como si nada hubiese sucedido.
Siento su mirada sobre mí y sé que está haciéndose mil preguntas acerca de todo lo que le he dicho, pero también yo pienso jugar mi juego y no le responderé ninguna de ellas en estos instantes.
Horas despuésNo se ha atrevido a hablarme durante el resto del camino, ni cuando hemos llegado al hotel, y ahora que caminamos rumbo a la entrada del edificio donde esta la oficina de nuestro cliente, ella me mira fijamente. Me gustaría tanto poder entrar en su mente, saber lo que piensa, lo que siente...—Kilian
Al día siguiente: 15 de septiembreHa sido el día más largo de mi vida. Jamás creí que por fin estoy regresando al hotel. De camino aquí, su mirada y la mía se han encontrado varias veces. He tenido que hacer un gran esfuerzo por no decir nada que pueda delatarnos, pero esta mañana hemos acordado que lo de nuestra cita sería un secreto solo entre nosotros dos y como consecuencia debemos disimular frente a Carlos y Daniel.
Al día siguiente: 16 de septiembreAun no me creo que anoche haya sido capaz de despedirme de ella en la puerta de su habitación de hotel con tan solo un beso... un beso que pudo ir mas allá, pero que ella decidió que no pasara. Me cuesta asimilar mi cambio de actitud, no ser aquel depredador que era con las mujeres, mucho más me ha costado asimilar que ella haya estado con un solo hombre en toda su vida. Me ha confesado sus miedos, yo le he confesado los míos, y aquí
—Se ha quedado noqueada. — Comenta mientras baja la escalera y yo me pierdo mirando la manera que la falda amplia de su vestido se mueve al compás aventurero de sus pasos.—Es normal, ya es tarde. — Respondo y muestro los folletos de un delivery de comida italiana y otro de comida china que encontré colgados con un imán en el refrigerador. —¿italiana o china? — Pregunto y ríe.&mdas
Miradas cómplices y risas nerviosas mientras que coloca los platos, las copas de vino, y la caja de pizza sobre la pequeña mesa que hay en el medio del salón; así está el ambiente ahora después de lo sucedido en la cocina. Me mira con algo de dudas e inevitablemente rio. —Puedes sentarte a mi lado. — Respondo a su pregunta no hecha, y ahora es ella quien está riendo.— ¿Seguro? — Pregunta caminando hacia mí —No quiero que me eches la culpa de nada. — Bromea.Sin que ella se lo espere, tomo su mano y la jalo hacia mí para que su cuerpo caiga sobre el mío en este sofá —Es una tortura dulce. — Le confieso mientras ella intenta acomodarse mejor sobre mi regazo.—Masoquista. — Me regaña entre risas.Asiento y llevo una de mis manos a su cuello —No puedo esperar a Los Ángeles.— Admito.M
2 días después: 18 de septiembreNo me creo que estemos aquí en este avión rumbo a Los Ángeles. Creo que es la primera vez que siento tantas ansias por ir a esa ciudad, pero se perfectamente que no es por los compromisos que nos esperan allí precisamente; es por ella, es porque la he vuelto a ver después de dos largos días y porque por fin estamos solos ella y yo.Le observo leyendo y me es inevitable no querer saber que la tiene tan concentrada. Me inclino hacia ella y leo algunas líneas de su libro haciendo que ella lo cierre y me mire como reprobando mi acción —¿Qué haces?— Pregunta.Me hace reír su reclamo —Solo quería saber que leías que te tenía tan concentrada. —Me defiendo.—Pues leo esto.— Responde y me muestra la tapa del libro el cual se llama "El Seductor."Asiento e intento
Al día siguiente: 19 de septiembreEl molesto ruido de una alarma me despierta, y sé bien que no es mi móvil. Me giro en este colchón donde anoche he pasado una de las mejores noches de mi vida, si es que no ha sido la mejor… le veo apagar la alarma, levantarse de la cama sin ropa e ir hacia su bolso. La observo buscando unas píldoras, una botella de agua de la pequeña nevera, y tomársela. Supongo que no se ha percatado que la estoy viendo, porque al darse la vuelta me mira sorprendida. —Disculpa que te haya despertado. — Me dice ya que son apenas las seis de la mañana.Le sonrió y niego —Si me despertaras con estas vistas, no tienes nada de que disculparte. — Le dejo saber y recorro su cuerpo desnudo una vez más. —Eres... uff...— Es lo único que consigo decir.Ella camina nuevamente hacia la cama y se acuesta a mi
No sé muy bien cómo actuar con naturalidad al estar entrando junto a ella al evento de mi cliente, ese al que nos ha invitado antes de la gran negociación. Ella va saludando a los diferentes empresarios que están aquí y yo voy conversando con otros colegas que me encuentro, pero el estar concentrado respondiendo preguntas no me hace ignorar como los hombres la miran. Se ve increíble con ese vestido corto de seda color azul, eso lo sabemos todos. Lo que nadie aquí sabe es que esta mujer es mía... bueno, al menos de alguna manera. Sofía sujeta mi brazo levemente y me pide que la acompañe con alguien que quiere hablar conmigo. Le miro, pero ella hace como si nada, supongo que está intentando disimular...Converso con él acerca de las ideas que tiene para su empresa y una vez que termino, caminamos hacia una de las áreas del salón, y ella se sienta en el sofá cruzando sus pier