Al día siguiente: 15 de septiembre
Ha sido el día más largo de mi vida. Jamás creí que por fin estoy regresando al hotel. De camino aquí, su mirada y la mía se han encontrado varias veces. He tenido que hacer un gran esfuerzo por no decir nada que pueda delatarnos, pero esta mañana hemos acordado que lo de nuestra cita sería un secreto solo entre nosotros dos y como consecuencia debemos disimular frente a Carlos y Daniel.
Al día siguiente: 16 de septiembreAun no me creo que anoche haya sido capaz de despedirme de ella en la puerta de su habitación de hotel con tan solo un beso... un beso que pudo ir mas allá, pero que ella decidió que no pasara. Me cuesta asimilar mi cambio de actitud, no ser aquel depredador que era con las mujeres, mucho más me ha costado asimilar que ella haya estado con un solo hombre en toda su vida. Me ha confesado sus miedos, yo le he confesado los míos, y aquí
—Se ha quedado noqueada. — Comenta mientras baja la escalera y yo me pierdo mirando la manera que la falda amplia de su vestido se mueve al compás aventurero de sus pasos.—Es normal, ya es tarde. — Respondo y muestro los folletos de un delivery de comida italiana y otro de comida china que encontré colgados con un imán en el refrigerador. —¿italiana o china? — Pregunto y ríe.&mdas
Miradas cómplices y risas nerviosas mientras que coloca los platos, las copas de vino, y la caja de pizza sobre la pequeña mesa que hay en el medio del salón; así está el ambiente ahora después de lo sucedido en la cocina. Me mira con algo de dudas e inevitablemente rio. —Puedes sentarte a mi lado. — Respondo a su pregunta no hecha, y ahora es ella quien está riendo.— ¿Seguro? — Pregunta caminando hacia mí —No quiero que me eches la culpa de nada. — Bromea.Sin que ella se lo espere, tomo su mano y la jalo hacia mí para que su cuerpo caiga sobre el mío en este sofá —Es una tortura dulce. — Le confieso mientras ella intenta acomodarse mejor sobre mi regazo.—Masoquista. — Me regaña entre risas.Asiento y llevo una de mis manos a su cuello —No puedo esperar a Los Ángeles.— Admito.M
2 días después: 18 de septiembreNo me creo que estemos aquí en este avión rumbo a Los Ángeles. Creo que es la primera vez que siento tantas ansias por ir a esa ciudad, pero se perfectamente que no es por los compromisos que nos esperan allí precisamente; es por ella, es porque la he vuelto a ver después de dos largos días y porque por fin estamos solos ella y yo.Le observo leyendo y me es inevitable no querer saber que la tiene tan concentrada. Me inclino hacia ella y leo algunas líneas de su libro haciendo que ella lo cierre y me mire como reprobando mi acción —¿Qué haces?— Pregunta.Me hace reír su reclamo —Solo quería saber que leías que te tenía tan concentrada. —Me defiendo.—Pues leo esto.— Responde y me muestra la tapa del libro el cual se llama "El Seductor."Asiento e intento
Al día siguiente: 19 de septiembreEl molesto ruido de una alarma me despierta, y sé bien que no es mi móvil. Me giro en este colchón donde anoche he pasado una de las mejores noches de mi vida, si es que no ha sido la mejor… le veo apagar la alarma, levantarse de la cama sin ropa e ir hacia su bolso. La observo buscando unas píldoras, una botella de agua de la pequeña nevera, y tomársela. Supongo que no se ha percatado que la estoy viendo, porque al darse la vuelta me mira sorprendida. —Disculpa que te haya despertado. — Me dice ya que son apenas las seis de la mañana.Le sonrió y niego —Si me despertaras con estas vistas, no tienes nada de que disculparte. — Le dejo saber y recorro su cuerpo desnudo una vez más. —Eres... uff...— Es lo único que consigo decir.Ella camina nuevamente hacia la cama y se acuesta a mi
No sé muy bien cómo actuar con naturalidad al estar entrando junto a ella al evento de mi cliente, ese al que nos ha invitado antes de la gran negociación. Ella va saludando a los diferentes empresarios que están aquí y yo voy conversando con otros colegas que me encuentro, pero el estar concentrado respondiendo preguntas no me hace ignorar como los hombres la miran. Se ve increíble con ese vestido corto de seda color azul, eso lo sabemos todos. Lo que nadie aquí sabe es que esta mujer es mía... bueno, al menos de alguna manera. Sofía sujeta mi brazo levemente y me pide que la acompañe con alguien que quiere hablar conmigo. Le miro, pero ella hace como si nada, supongo que está intentando disimular...Converso con él acerca de las ideas que tiene para su empresa y una vez que termino, caminamos hacia una de las áreas del salón, y ella se sienta en el sofá cruzando sus pier
Tener conversaciones de negocios e intentar no mirarle ha sido un martirio. He estado pendiente a ella, a sus movimientos, a quienes estaban a su alrededor, y no me reconozco. Parezco un hombre inseguro, posesivo, celoso, y sobre todo desconfiado. Este no soy yo... pero tampoco es como si no tuviese motivos. Katherine me ha convertido en esto y ahora quien paga las consecuencias es Sofía.Ella no me ha dado motivos para estar así, tampoco es mi novia como para que yo estuviese celoso, pero no sé... en mi interior hay un mundo de contradicciones que intento borrar, pero me es muy difícil.—¡Felicidades, Kilian, todos están queriendo hacer negocios contigo y no es para menos!— Me dice Leandro cuando bajo del escenario.Le sonrió —Gracias. — Es falso todo lo que hago y le digo.Sé que su interés es otro. —Quería invitarles a ti y a tu asesora comercia a c
Si pudiera describir la manera en la que me muevo en ella, la palabra correcta sería irracional... No hay piedad entre su cuerpo y el mío, es como si nos estuviéramos dejando la vida en esta cama y nunca nadie me había hecho sentir como ella lo hace en estos momentos. Pierdo la cabeza entre sus besos. Pierdo el sentido con sus uñas arañando mi espalda. Dejo de existir cuando le escucho gritar mi nombre entre gemidos.Mi cuerpo se rinde cuando el suyo también lo hace, y solo puedo mirarla a los ojos mientras intento recuperar el aire. El mundo se ha detenido en su mirada. Ríe nerviosa y respira profundo. —Eres increíblemente bueno. — Confiesa agitada y rio de sus palabras.Le beso una vez más —Tú me haces ser así. — Admito y enredo mis dedos en su cabello —Joder... me haces sentir en el cielo cada vez que te tengo así...— Le digo entrecort