Tener conversaciones de negocios e intentar no mirarle ha sido un martirio. He estado pendiente a ella, a sus movimientos, a quienes estaban a su alrededor, y no me reconozco. Parezco un hombre inseguro, posesivo, celoso, y sobre todo desconfiado. Este no soy yo... pero tampoco es como si no tuviese motivos. Katherine me ha convertido en esto y ahora quien paga las consecuencias es Sofía.
Ella no me ha dado motivos para estar así, tampoco es mi novia como para que yo estuviese celoso, pero no sé... en mi interior hay un mundo de contradicciones que intento borrar, pero me es muy difícil.
—¡Felicidades, Kilian, todos están queriendo hacer negocios contigo y no es para menos!— Me dice Leandro cuando bajo del escenario.
Le sonrió —Gracias. — Es falso todo lo que hago y le digo.
Sé que su interés es otro. —Quería invitarles a ti y a tu asesora comercia a c
Si pudiera describir la manera en la que me muevo en ella, la palabra correcta sería irracional... No hay piedad entre su cuerpo y el mío, es como si nos estuviéramos dejando la vida en esta cama y nunca nadie me había hecho sentir como ella lo hace en estos momentos. Pierdo la cabeza entre sus besos. Pierdo el sentido con sus uñas arañando mi espalda. Dejo de existir cuando le escucho gritar mi nombre entre gemidos.Mi cuerpo se rinde cuando el suyo también lo hace, y solo puedo mirarla a los ojos mientras intento recuperar el aire. El mundo se ha detenido en su mirada. Ríe nerviosa y respira profundo. —Eres increíblemente bueno. — Confiesa agitada y rio de sus palabras.Le beso una vez más —Tú me haces ser así. — Admito y enredo mis dedos en su cabello —Joder... me haces sentir en el cielo cada vez que te tengo así...— Le digo entrecort
Madrugada del 21 de septiembreHa llegado este momento que no quería que llegase, son mas de las doce de la noche y estoy queriendo retenerla lo más que puedo, pero que Carlos este conduciendo el coche, no ayuda en nada. Ella está incomoda y evita cualquier mirada que pueda delatar lo que ha sucedido entre nosotros en Los Ángeles.Respiro profundo, me inclino hacia ella y le doy un beso en la mejilla —Que tengas buenas noches. Nos vemos mañana para ir a Georgia.— Le digo y ella deja un beso en mi mejilla.Ese beso me ha quemado por dentro y estoy aquí haciendo un esfuerzo por respetar lo que hemos acordado. —Buenas noches, hasta mañana.— Dice y finalmente baja del auto con su pequeña maleta.Cierro la puerta y me quedo observando sus andares. Esos andares que me podrían llevar al mismísimo infierno si quisieran y que cuando se hacen present
Al día siguiente: 22 de septiembreQue tercos son los sentimientos cuando quieren, mucho más lo es la mente cuando te recuerda una y otra vez a esa persona. Llevo más de 24 horas pensándola y solo me pregunto si a ella le pasara igual. La espero dentro del auto para que podamos partir rumbo a Georgia, y cuando finalmente le veo salir del edificio, sonrió. Esta con su hermano y Mía. Observo la manera que se agacha y se despide de ella, y no puedo evitar pensar lo bien que le queda ser madre. Veo la forma en que la llena de besos y sonrió como un tonto. Una fingida tos me interrumpe y al ver hacia el frente, allí esta Carlos mirándome a través del espejo retrovisor y sonriendo para evitar reírse de lo que seguro es mi cara de tonto.Intento disimular haciendo de cuenta que estoy en mi móvil, pero cuando la puerta de la auto se abre y mi teatro se cae. —Buenos d&iacu
Varias horas después: Madrugada del 23 de septiembreAtlanta, GeorgiaAlmuerzo, reuniones, firma de contratos, y una ultima reunión en un bar, en fin... todo esto me ha mantenido lejos y a la vez cerca de ella y no puedo más. Camino de un lado a otro de esta habitación de hotel y miro el reloj una vez más. Una de la mañana. Me debato entre salir de este cuarto e ir al suyo o morderme la boca y dejarme consumir por estas ganas de hablar, de besarla, de hacerle el amor... Me decido por la primera opción. Tomo valor, abro la puerta de mi habitación, pero para mi sorpresa me la encuentro a ella frente a frente. —Iba a buscarte. — Digo nervioso y observo el albornoz de seda color negro que lleva puesto. —Entra, no quiero que te vean así.— Me quejo y la jalo de la mano para que entre y luego cerrar la puerta detrás de ella.Me sonríe &
—Me tengo que ir guapo...— Me dice cuando le sujeto por la cintura y pego su cuerpo al mío.—Quédate un rato más, aún es temprano...— Me quejo y ríe.La aprisiono con mis dos brazos y acerco mis labios a su cuello. Le beso detrás de su oreja y ríe nerviosa —Guapo.... Que ya noto por donde vas, pero de verdad... ya ha amanecido. — Me repite.—¿No pensaras en dejarme así? ¿no?— Pregunto eliminando toda la distancia entre su cuerpo y el mío y dejándole sentir la manera en que ella me altera.Muevo su cabello a un lado para verla y está mordiendo sus labios. 《Me encanta...》 Se las ingenia para girarse y que quedemos de frente. Me sonríe, lleva sus manos a mi rostro y me mira fijamente —Eres un pequeño demonio.— Bromea.Muerdo mis labios y me acerco a su oído —Te daré ver
Entro al café del hotel, y allí la veo a ella sentada junto a Carlos y Luis. Intento mantener mi contacto visual con ella al mínimo, pero es imposible. Me quita el aire tan solo verla. Vuelvo a revivir en mi mente todo lo que hemos hecho y todo lo que nos hemos dicho en mi habitación y se altera todo mi ser. Sacudo mis pensamientos, respiro profundo, y me acerco a ellos —Buenos días a todos.— Digo de la manera más neutral que puedo y luego tomo asiento en la única silla que hay libre y es justo la que está al lado de ella. —¿Cómo has amanecido?— Le pregunto directamente a ella.—Bien, ya he hablado a mi casa y Mía está de maravilla. Eso me tiene más tranquila. — Me dice como si nada y sonríe —¿Y tú? ¿Preparado para la gala de esta noche? ¿Ya has preparado tu discurso? — Me pregunta mirándome fijame
Horas más tardeEstoy sentado frente a ella en esta mesa, en un restaurante apartado en Atlanta, y el cual tiene una vista increíble. Sus ojos avellana brillan de una manera especial a causa de los rayos de sol que nos cubren y yo estoy perdido viéndola, se ve tan relajada, tan bella, y tan ella que me hace sentir el hombre con más suerte del mundo.—Te ves hermosa.— Le digo rompiendo nuestro silencio momentáneo.Ella me mira, sonríe y sostiene su copa de vino —Tú también te ves muy guapo. Pareces otro aquí en este lugar y solos.— Me dice sin apartar su mirada de la mía.—Nos conocemos tanto, pero a la vez tan poco...— Comento y bebo un sorbo de agua ya que nunca me gusta tomar alcohol antes de dar una charla.Ríe nerviosa — Es que lo nuestro ha comenzado de una manera poco convencional. — Dice bajito.—Digamos q
Falta un poco para que salga a dar mi charla y esta especie de camerino que me han dado para esperar cómodamente a mi turno, parece frio y desolado sin ella. Muero porque entre por esa puerta y me de uno de esos besos que ella sola puede darme, pero sé que debemos disimular frente a mis empleados y al resto de los empresarios que están aquí. Lo nuestro debe parecer tan solo una relación entre un empresario y una asesora comercial, pero honestamente se me hace demasiado difícil disimular cuando muero por ella cada vez que la veo.Casi como llamándola con mis pensamientos, Sofía entra a la habitación con esa sonrisa típica que utiliza para hacerse la profesional, pero que a mí me roba mil suspiros y cierra la puerta detrás de ella. —¿Todo listo ya?— Me pregunta acercándose a mí con su Tablet en la mano —Queda como media hora.— Me informa y la miro fij