Cuando la vi vestida así, supuse que seria un problema y no me equivoque. La atención de muchos de los hombres que han venido a este coctel, esta focalizada en ella, especialmente los que están solteros. Ella camina a mi lado como si nada sucediera y solo saluda a alguna que otra persona que conoce de camino a nuestra mesa. Realmente no comprendo cómo puede actuar así, otra mujer en su lugar estaría haciendo alarde de su manera de seducir e intentaría identificar quien le interesa para así ir detrás de su “presa.”
Al llegar a nuestra mesa, aparto su silla en un intento por ser caballero y ella tan solo me sonríe para luego sentarse cruzando sus sensuales piernas que se dejan ver a causa del atrevido tajo que tiene su vestido. —¿Todo en orden?— Me pregunta cuando tardo un poco mas de lo debido en sentarme.
Asiento y me ubico en mi lugar. —Si, todo bien.— Miento. 《No, no esta todo bien. Me siento completamente atraído hacia ti y a ti parece no importarte nada.》 Esa es la respuesta que le da mi mente.
[...]
Es una noche larga, llena de discursos, premiaciones a diferentes empleados de la empresa, y por supuesto el famoso momento de recolectar el dinero para una de las tantas fundaciones las cuales apoya mi cliente. Una vez que el coctel parece llegar a su fin, termino de saludar a algunas personas, y veo a uno de mis mejores amigos que al parecer estaba sentado del otro lado del salón. Me acerco a él, lo abrazo y lo saludo —Amigo, que bueno verte de nuevo— Le digo a Raúl.
—Lo mismo digo, llegue un poco tarde, por eso no pude saludarte antes— Explica un poco avergonzado.
—Lo supuse, sino te hubiera saludado antes, pero dime, ¿Cuándo nos juntamos a cenar o por unas cervezas? Le pregunto y se que nos es difícil poder concretar una fecha ya que ambos estamos muy ocupados con nuestras respectivas empresas. Estamos conversando de posibles días y horarios, cuando él deja de mirarme y centra su mirada en otro sitio.
—Kilian, disculpa que te interrumpa, pero hay una persona que quiere hablar contigo acerca de un negocio.— Le escucho decirme y ahora entiendo que le sucedió a Raúl.
—Siempre tan ocupado él.— Bromea Raúl y Sofía tan solo sonríe tímidamente —Soy Raúl Di Santi, amigo de Kilian— Se presenta sin que yo diga nada.
—Mucho gusto Raúl, soy Sofía asesora comercial y tal parece que relacionista publica de Kilian Arraitz.— Añade y estrecha su mano.
—El gusto es mío.— Le dice con una enorme sonrisa y luego me mira a mi —Bueno amigo ya has escuchado...— Me dice y le miro con dudas.
—Si, bueno... hablamos después entonces para quedar.— Le digo a mi amigo y emprendo camino hacia el dónde ella me ha indicado que esta esa persona esperándome con la intención de que Sofía me siga, pero no lo hace.
Volteo para ver que sucede, y allí esta mi mejor amigo sujetándola del brazo haciéndole preguntas. Ella niega y le sonríe para que luego él la suelte. 《¿Qué ha sido eso?》
Disimulo y sigo mi camino, pero a los pocos minutos escucho el ruido de sus tacones cerca de mi. —Disculpa, tu amigo me entretuvo un instante.— Explica y me alcanza.
—¿Acaso te estaba invitando a un bar?— Pregunto ya que conozco demasiado a Raúl.
—¿Y tu como sabes?— Cuestiona sorprendida y rio.
—Eres exactamente el tipo de mujer que a él lo vuelve loco y cuando eso sucede él quiere conocerla invitándola a un trago.— Explico sin siquiera mirarla.
Se hace un corto silencio entre los dos y luego ella ríe —Interesante...— Comenta.
—¿Interesante?— Pregunto mirándola —¿Acaso te agrada Raúl?— Indago con algo de rabia y no me gusta sentirme así.
《¿Celos? ¿Acaso estoy sintiendo celos?》
—Ya Kilian, termina con ese asunto. No se que piensas que soy, pero de seguro estás muy equivocado. — Me regaña y nuestra conversación se ve interrumpida ya que hemos llegado cerca de donde esta el hombre de cabello rubio esperándome para hablarme de su propuesta.
[...]
Me desconozco, Sofía tiene el poder de ponerme de mal humor cada vez que veo como alguien se interesa en ella. No me gusta sentirme así, sobre todo porque no quiero que esto me suceda. No sé si es que el auto es muy pequeño, o es que su perfume es muy intenso. De lo único que tengo certeza es que sentir su fragancia de esta manera me esta asfixiando de una forma que me asusta.
—Has estado en silencio todo el camino, ¿He hecho algo que te ha molestado?— Me pregunta cuando Carlos estaciona en frente de su edificio.
Ni siquiera se que responderle. Aprovecho que Carlos ha bajado para abrirle la puerta y le hago una seña disimuladamente para que no lo haga aun y la miro. —Seré muy directo Sofía.— Sigo finalmente.
—Por favor.— Me pide y desabrocha su cinturón.
Respiro profundo, y tomo valor —No quiero que le coquetees a nadie que este relacionado a mi empresa o que sea mi amigo, ¿has entendido?— Pregunto firme y me mira extrañada.
—¿Disculpa?— Pregunta con ¿enfado? —Yo no le he coqueteado a nadie, que ustedes los hombres no puedan ver a una mujer con un vestido porque piensan con la cabeza que tienen entre las piernas, no es mi problema.— Dice con rabia y abre la puerta del auto antes de que Carlos lo haga con toda la intención de bajarse de este, pero yo se lo impido sujetándola de la muñeca.
—Espera.— Le pido firme —No he terminado.— Continuo y ella me mira con rabia.
—¿Qué?— Pregunta exasperada.
—Es que no es el vestido, es todo...— Intento explicar —Te juro que nunca me había pasado esto.— Confieso con un hilo de voz.
Ella entrecierra sus ojos y luego ríe —Kilian, por favor... No quieras verme la cara de idiota, ¿crees que me creeré el cuento de que te gusto de verdad?— Me pregunta y cierra sus ojos para luego abrirlos y mirarme de nuevo —No confundas atracción y ganas de follar con otras cosas, y menos conmigo, por favor, no hagas que todo esto sea más difícil.— Me pide.
—¿Tu acaso tienes ganas de estar conmigo?— Pregunto intentado no reír y ella resopla.
—Eres imposible, como empresario eres un diez, pero como hombre... joder ¿crees que todas caeremos en tu cama o que?— Me reclama con furia y no se porque, pero me gusta mas cuando se enfada.
—Quizás si no te hubieras vestido así, yo no estaría pensando esto ¿no crees?— Pregunto de manera sarcástica, pero me esta matando con la mirada.
—Eres un idiota, madura y cuando lo hayas hecho hablaremos de algo que no sea trabajo. Por ahora, si tu aun quieres, solamente hablaremos de temas laborales.— Sentencia firme y hace que suelte su muñeca para luego finalmente bajar del auto y cerrar la puerta de un portazo detrás de ella.
《Perfecto, creo que lo he jodido todo.. ¿puedo ser mas idiota?》 Me pregunto a mi mismo y golpeo mi cabeza contra el apoya cabeza del auto.
《¿Qué me esta sucediendo? ¿Por qué me comporto así?》
Al día siguiente: 14 de septiembreLlevamos más de la mitad del recorrido a Toronto, un viaje que hemos decidido hacer acompañados del abogado de la empresa ya que el cliente es un tanto complicado. Dada la poca distancia acordamos en venir todo es una van de lujo que hemos alquilado, y a pesar de que ya llevamos la mitad del recorrido hecho, ella apenas ha pronunciado palabra. Solo ha respondido alguna que otra pregunta relacionada con el trabajo, pero después de allí ha estado m
Quisiera seguir besándola toda mi vida, pero mis pulmones tienen otros planes. Ellos me piden una pausa en medio de todo este desorden, y al alejarme de sus labios veo su mirada, esta confundida, pero no mucho màs que yo.Su pecho se mueve al compás de su agitada respiración, no despega su mirada de mí,
Horas despuésNo se ha atrevido a hablarme durante el resto del camino, ni cuando hemos llegado al hotel, y ahora que caminamos rumbo a la entrada del edificio donde esta la oficina de nuestro cliente, ella me mira fijamente. Me gustaría tanto poder entrar en su mente, saber lo que piensa, lo que siente...—Kilian
Al día siguiente: 15 de septiembreHa sido el día más largo de mi vida. Jamás creí que por fin estoy regresando al hotel. De camino aquí, su mirada y la mía se han encontrado varias veces. He tenido que hacer un gran esfuerzo por no decir nada que pueda delatarnos, pero esta mañana hemos acordado que lo de nuestra cita sería un secreto solo entre nosotros dos y como consecuencia debemos disimular frente a Carlos y Daniel.
Al día siguiente: 16 de septiembreAun no me creo que anoche haya sido capaz de despedirme de ella en la puerta de su habitación de hotel con tan solo un beso... un beso que pudo ir mas allá, pero que ella decidió que no pasara. Me cuesta asimilar mi cambio de actitud, no ser aquel depredador que era con las mujeres, mucho más me ha costado asimilar que ella haya estado con un solo hombre en toda su vida. Me ha confesado sus miedos, yo le he confesado los míos, y aquí
—Se ha quedado noqueada. — Comenta mientras baja la escalera y yo me pierdo mirando la manera que la falda amplia de su vestido se mueve al compás aventurero de sus pasos.—Es normal, ya es tarde. — Respondo y muestro los folletos de un delivery de comida italiana y otro de comida china que encontré colgados con un imán en el refrigerador. —¿italiana o china? — Pregunto y ríe.&mdas
Miradas cómplices y risas nerviosas mientras que coloca los platos, las copas de vino, y la caja de pizza sobre la pequeña mesa que hay en el medio del salón; así está el ambiente ahora después de lo sucedido en la cocina. Me mira con algo de dudas e inevitablemente rio. —Puedes sentarte a mi lado. — Respondo a su pregunta no hecha, y ahora es ella quien está riendo.— ¿Seguro? — Pregunta caminando hacia mí —No quiero que me eches la culpa de nada. — Bromea.Sin que ella se lo espere, tomo su mano y la jalo hacia mí para que su cuerpo caiga sobre el mío en este sofá —Es una tortura dulce. — Le confieso mientras ella intenta acomodarse mejor sobre mi regazo.—Masoquista. — Me regaña entre risas.Asiento y llevo una de mis manos a su cuello —No puedo esperar a Los Ángeles.— Admito.M
2 días después: 18 de septiembreNo me creo que estemos aquí en este avión rumbo a Los Ángeles. Creo que es la primera vez que siento tantas ansias por ir a esa ciudad, pero se perfectamente que no es por los compromisos que nos esperan allí precisamente; es por ella, es porque la he vuelto a ver después de dos largos días y porque por fin estamos solos ella y yo.Le observo leyendo y me es inevitable no querer saber que la tiene tan concentrada. Me inclino hacia ella y leo algunas líneas de su libro haciendo que ella lo cierre y me mire como reprobando mi acción —¿Qué haces?— Pregunta.Me hace reír su reclamo —Solo quería saber que leías que te tenía tan concentrada. —Me defiendo.—Pues leo esto.— Responde y me muestra la tapa del libro el cual se llama "El Seductor."Asiento e intento