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2. Bienvenida al Equipo

Rose ha sido muy amable en traernos una taza de café a cada uno a pesar de la negativa inicial de Sofía. Ella me mira seriamente y todo indica que esta esperando a que hable, al menos eso es lo que yo interpreto. Bebe un sorbo de su café y vuelve a mirarme —Entonces, ¿de que quieres conversar? — Pregunta firme, y realmente me llama mucho la atención su actitud fría y distante. Entiendo que apenas nos hemos conocido hace unos minutos, comprendo que no somos amigos, confidentes, ni nada parecido, pero ¿es necesario ser así? En otra ocasión no hubiera admitido este tipo de actitudes de parte de nadie que este a punto de contratar, pero por alguna razón, me gusta que sea así; la hace diferente. 

—Me gustaría saber de ti. Si trabajaras conmigo, creo que es necesario conocernos un poco ¿no crees? — Respondo finalmente, y por primera vez creo que mis palabras le han sorprendido un poco ya que sus ojos se han abierto de par en par.

—¿Estas queriendo decir que me has contratado? — Me pregunta algo confundida, y creo que aquí ha habido un malentendido. 

¿Acaso creía que esto era una entrevista de trabajo para saber si le daba el empleo o no?

—Sofía, tú vienes recomendada por Laura, y si ella dice que tu eres la mejor para reemplazarla; yo no tengo nada que objetar, pero si quieres, cuéntame de tu experiencia como asesora comercial. — Le propongo y su pose cambia drásticamente. Sus manos entrelazadas sobre el escritorio, su postura es perfecta, y su sonrísa es una de esas que conozco muy bien cuando alguien quiere negociar. 

—Le agradezco mucho a Laura que me haya recomendado, y claro que te contare de mi experiencia. — Dice con orgullo —Tengo un grado en marketing, otro en comercio y una especialidad en relaciones publicas del Imperial College de Londres. — Expone con orgullo y por dentro sonrió ya que parece que no es tan solo un rostro bonito.

—¿Has vivido en Londres? — Interrumpo con bastante entusiasmo.

—Si, mi padre es Ingles. He vivido allí bastantes años y luego regrese para estudiar. He sido asesora comercial de varias empresas establecidas y algunas otras emergentes tanto en Londres como aquí en Nueva York logrando llevar a cabo grandes negociaciones de vital importancia para esas empresas. Mi trabajo más actual me ha llevado a recorrer gran parte de Estados Unidos firmando acuerdos de alianzas estratégicas entre las dos compañías. — Me explica y vaya que me ha sorprendido gratamente su experiencia y su manera de expresarse.

—Impresionante, ¿Hace cuanto que trabajas en esto? — Indago con gran curiosidad. 

—Exactamente cinco años, pero uno de ellos se ha visto interrumpido. — Explica misteriosamente.

—Entiendo, pareces muy joven para tanta experiencia laboral ¿puedo preguntar tu edad?— Consulto.

—No se muy bien que tenga que ver eso con mi trabajo, pero si cree que es relevante, tengo 31 años. — Responde fría. 

—Vaya, me sorprende todo lo que has hecho profesionalmente con tal solo 31 años— Comento e intento no sonreír como un estúpido.

—Muchas gracias— Expresa y vuelve a beber café.

—Como te habrá explicado Laura, este trabajo requerirá que estés fuera de la ciudad muchas veces, y por tal motivo debo preguntarte ¿que hay de tu vida personal? ¿Soltera... casada? — Cuestiono y ella me mira fijamente.

—¿Eso afectara en algo mi trabajo? — Pregunta firme y me acomodo un poco mejor en mi silla.

—No, solo pregunto por curiosidad, necesito saber si habrá algún novio o esposo que vaya a quejarse de tus viajes, como entenderás no quiero problemas— Invento. 

—Divorciada. — Responde finalmente y yo me quedo sin saber que decir. —No tendrás problemas con nadie ni yo tampoco. — Añade y solo se me ocurre asentir levemente.

—Entonces, ¿No tienes problemas con viajar ni tener pocos días de descanso?— Pregunto y supongo que es necesario que advierta lo que le espera.

Ella niega —Para nada, mi hermano, mi madre, y mi exesposo pueden cuidar de mi hija perfectamente mientras yo este de viaje. — Informa, y ahora si que siento que me ha caído una cubeta de agua helada encima, esto no lo esperaba.

—¿Tienes una hija? ¿Cuántos años tiene? — Averiguo con interés a pesar de la sorpresa.

Por primera vez, la veo sonreír de manera genuina —Ha cumplido tres años hace poco y es la luz de mis ojos.— Expresa con orgullo y me agrada esta nueva faceta.

—¿Y como se llama? — Consulto sonriendo yo también. 

—Mia Sofía Siller, si... el idiota de su padre ha querido que tuviese mi nombre. — Explica e intento no reír de sus palabras.

—Mejor no preguntare por tu ex esposo; supongo que no es un tema del que te agrade hablar. — Bromeo.

—No, no me agrada... y tampoco es que a ti deba interesarte. — Dice firme y levanto mis manos.

—Tienes razón... Lo siento, es que con Laura teníamos demasiada confianza y bueno, ahora me tocara acostumbrarme a ti— Me defiendo dándome por vencido. —Bueno, si en algunos de los viajes que tengamos que hacer quieres traer a tu pequeña; por mi no hay problema. Se muy bien lo que se siente estar lejos de la familia y supongo que de un hijo es mucho peor. — Ofrezco.

—De verdad que muchas gracias. Pensare el ofrecimiento. — Me deja saber con una tímida sonrisa. —¿Quieres ponerme al tanto de tu agenda? Laura me ha 

dado algo de información, pero supongo que es mejor si nos ponemos al día ¿no? — Propone y asiento.

—Claro, ven siéntate a mi lado y te muestro todo lo que tengo pactado en la agenda que llevo en mi móvil, uno al que tu tendrás acceso por supuesto.— Propongo y ella se pone de pie para venir a mi lado. 

Caballerosamente traigo una de las sillas hacia este lado del escritorio y es en el preciso momento en el que ella se sienta a mi lado, que me doy cuenta que el perfume que lleva es una invitación directa a los sentidos de cualquier hombre. Es dulce, sexy, y provoca querer morder su cuello... 

Ya Kilian... No seas el mismo imbécil de siempre. Me grita mi subconsciente.

Supongo que debo intentar cambiar esa costumbre de querer enredarme con cualquier mujer guapa que se me presenta enfrente. Supongo que Sofía esta en la lista de mujeres prohibidas para mi. Es mi nueva asesora comercial y debo mantener las formas. 

—De acuerdo, ¿entonces mañana inicia todo con la reunión con empresarios extranjeros? —  Pregunta sacándome de mis pensamientos.

—Si, mañana inicia toda nuestra agenda juntos, ¿preparada? — Pregunto mirándola fijamente y asiente de inmediato.

—Claro que si, a partir de ahora seré la mejor asesora comercial que puedas tener. — Afirma y me ofrece su mano.

—Bienvenida al equipo Sofía. — Respondo y estrecho su mano.

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