Como siempre me esperaba con una grata sonrisa de recibimiento.
_ Ayudadme con estas maletas tío, pesan más que un matrimonio a la fuerza._ ¿Estás de broma?, por si no os habéis dado cuenta me acabo de hacer el manicure, al parecer tendremosmucho de qué hablar eh!_ ¡Anda ya! Menuda mariconaza, me importa un comino tu maniculada, cárgate la más pesada cabron. _ Yahí estábamos descojonados de la risa por las gilipolleces que decía Derek._ ¡joder! ¡Que morro tiene este tío!, ¿No os provoca algo más su majestad? – soltó Derek con fingida cara de asombro y aguantando una carcajada que no demoró mucho en salir._Eres un pesado eh -refunfuñó entre dientes Derek mientras hacia un esfuerzo sobrehumano por levantar la pesada maleta y subirla al coche._ Y tu una tiquismistis lloricona._ ¡Gracias Señorita Brown!_! De nada mademoiselle zeneger! –no podía dejar de reír por las estupideces con las que salía Derek, parecía que tuviera un libro de gilipolleces memorizado por completo._ ¡lo que tú digas capullo! – concluyó Derek mientras hacía un ademán conla mano a la altura de la cien para hacer un medio saludo militar, o, a eso parecía ese gracioso y patético gesto que hizo con el dedo medio de su mano rozando su sien._Por supuesto que si colega, no te querrás perder ni un solo detalle. –contestéen medio de risas.Terminamos de bajar las maletas del coche y nos fuimos rumbo a mi barraca que quedaba a unos 200 metros de la guardia principal.En el regimiento todo seguía igual, pelotones de soldados ataviados con tanto equipaje como les fuera posible cargar, su fusil al pecho y chalecos llenos de municiones, se les veía con su peculiar equipaje trotando y animando con cantos militares bajo los rayos del imponente sol en pleno verano.Fatiga, sueño, sudor y más sudor era lo que se podía apreciar en las caras de quien entraba al regimiento. Allí parecía nunca haber descanso para los alumnos militares de las diferentes especialidades, todo se hacía sobre la marcha, nadie caminaba a excepción de los instructores, el resto corrían en todo momento, parecía una colonia de hormigas donde todos se mueven tan rápido pero a la vez con tanta sincronía que pareciera no haber margen de error en las actividades que allí se realizaban.El ruido procedente del polígono de granadas me hacía entrar en sintonía y recordar que estaba de vuelta en aquel lugar para cumplir con la misión de transformar jóvenes civiles en hombres con carácter de acero, protectores de los principios y buenas costumbres, bizarros y seguros en su actuar. Cualidades dignas de un militar de nuestra nación, justo como mi hermano mayor me hubiese pedido que hiciera.Introduje la llave en la cerradura de la puerta y al abrirla sentí un fresco aroma a lavanda que acaricio mi rostro, todo estaba en su lugar, limpio y organizado, como lo había dejado un mes atrás, al parecer alguien había limpiado el polvo de esos días que estuve ausente, el cobertor de mi cama aún tenía el mismo doblés que solía dejarle al lado de la almohada, mi aroma se conservaba intacto en las sabanas, señales de que nadie se había recostado en ella, abrí la cómoda para dejar las maletas y lo primero que vi fue mi desgastado par de botas, un recuerdo cruzó en mis pensamientos como un rayo: me visualicé a mí mismo un tiempo atrás, recordando aquel día en que había decidido seguir los pasos de mi hermano mayor e iniciarme en una vida llena de sacrificio, alejado de los seres que más amaba, una vida llena de retos pero también de oportunidades, recordé con cariño la primera vez que porté orgulloso mi uniforme. En ese momento mi corazón latió fuerte a la vez que la piel se me erizaba, recordé que esa sensación experimenté el primer día, solo me hacía falta la sonrisa de mi hermano mientras me manifestaba sentirse orgulloso por mi gran logro, eso era algo que echaría de menos por elresto de mis días…_ Neythan, cuando supe que regresarías vine y limpié un poco el polvo para quete resultase más satisfactorio el recibimiento, espero no te moleste.-Me decía Derek mientras descargaba las maletas._ ¡Pero qué cosas dices Derek!, ¿molestarme yo? No habría porque hacerlo tío, todo lo contrario, teagradezco con creces el favor, sabéis bien que puedes entrar a la hora que quieras, esta también es tu habitación.El cabo Derek aparte de ser mi gran amigo, era un agente del departamento de inteligencia, por ello casi siempre solía ausentarse sin previo aviso, casi siempre andaba atendiendo alguna operación comoagente encubierto o algo por ese estilo, cosa que rara vez me ocultaba a mí._Bueno Neythan, tomemos asiento porque al parecer tendremos mucho de que hablar. Derek estaba ansioso por saber cómo habían transcurrido mis vacaciones, aunque yo sabía que la parte que más le interesaba era lo referente a mujeres, siempre quería saber todo ¡que chismoso!_dame cinco minutos, me pongo mi uniforme y vamos al bar, nos tomamos algo y te voy contando comotranscurrieron mis gratificantes vacaciones, hay algo que te va a gustar escuchar eh! Mi risa maliciosa causaba mucha intriga a mi colega.Salimos de mi habitación y no dejaba de bombardearme con preguntas, quería saber todo en cuestión desegundos, aunque “todo” para él, era si había conocido alguna mujer interesante, y por supuesto, si tenía amigas o hermanas con las que él pudiera ligar.Me causaban mucha risa sus preguntas una detrás de la otra, ni siquiera me dejaba responder alguna.
_ ¡ey tranquilo colega! ¡Ya vas a escuchartodo! No hay prisa camarada.Una vez en el bar… Un sitio tranquilo con música ambiental de fondo, pisos de fina y elegante madera y un característico olor a incienso hacían de este un lugar cómodo para hablar. La mayoría de la gente a esa hora se encontraba en sus sitios de trabajo por lo que el lugar estaba casi solo. Nos sentamos en una mesa alejada de la entrada y ordenamos al bartender cervezas draft rebosantes en espuma y efervescencia, esa inigualable frescura que anhelaba deleitar mi paladar. _bueno Derek… déjame ver por dónde empezar... _por el inicio ¿no? -Mi carcajada no se hizo esperar. _ Tú como siempre, al grano, el problema es que hay varios inicios mi queridísimo amigo, así que déjame ver por cual empiezo. _ ¡venga casanova!… no me digas que… ¿volviste con tu ex-novia? O… ¿estas saliendo con la morena despampanante que me presentaste hace un par de días? _venga Ney, cuenta de una buena vez ¿quieres? _ pero que cosas dices Derek, primero Con Sara no volvería ni loco y bueno… la morena “d
_ ¿y esa cara Derek? ¿Qué te traes tío? _ Ney… perdón por no habértelo dicho desde que llegaste, solo que no quería que tu recibimiento fuera tan de mal gusto, pero… me urge ponerte al tanto. _ ¿de qué me estás hablando? ¿Qué sucede? me empiezas a preocupar tío. _¿Sabes que estos días que estuviste por fuera te han mencionado cientos de veces en las oficinas del comandante? hay rumores de que el coronel Thompson espera tener una larga charla contigo, y sé, que tú no estás enterado del porqué, pero tiene que ver con el pelotón de instrucción N° 25 del que estabas a cargo antes de irte a vacaciones. _No entiendo exactamente a qué te refieres. -¡Joder! Y… ¿qué hicieron ahora los reclutas? _el mismo día que te fuiste se desertaron cuatro soldados, Ruddenski, Zikiel, Duncal y Veccio. Lo que agravó aún más la situación fue que se llevaron consigo todo el armamento de dotación, saquearon las oficinas de contrainteligencia llevándose información muy valiosa y asesinaron un centinela
Maldecía una y otra vez sin poder hallar serenidad a mis pensamientos, la angustia y el odio se hacían cada vez más evidentes en mi semblante, sabía que tenía que ponerme en acción, pues de quedarme maldiciendo no cambiaría en nada las cosas. _Sí, una unidad de inteligencia de la policía aseguró que los fugitivos estuvieron hace solo cuatro días en las “ramblas” Barcelona, se hacían pasar por turistas. Así que es allí donde debemos empezar a trabajar. -Decía Derek sacándome al instante de mis turbios pensamientos. _Pero… Derek yo nunca he trabajado como agente de inteligencia, siempre he sido parte de unidades de combate, he estado al frente de unidades tácticas, combatí en Bagdad, Kazajistán, el Congo, Somalia, Yibuti, conozco de armas, soy paracaidista, fuerzas especiales, pero… se más de cohetes intergalácticos que de ser agente de inteligencia, no tengo ni puñetera idea de que va eso… _Tranquilo colega, ya había pensado en eso antes, mira, estos tipos no son delincuentes
Mi corazón latía a ritmo desesperado, nunca me imaginé que tendría que salir huyendo de la institución que tanto respeto y admiración me infundia, siempre fui un militar subordinado, el honor y la lealtad a mis superiores estaban por encima de cualquier cosa, sentía con profundo odio como el coronel Thompson me quería hundir para él lavarse las manos y salir limpio, era una jugada muy sucia, a partir de ese momento todo cambiaría para mi > Una pequeña lágrima deslizaba a paso lento por mi mejilla, no recuerdo que algo así me hubiese ocurrido antes, pero sabía que era producto del odio que sentía, la ira y el creciente deseo por darle de baja al coronel Thompson en ese mismo instante. Tenía que actuar con cordura y no dejarme llevar por mis impulsos, era algo que había aprendido muy bien en el curso de fu
> _ ¡Clac! ¡Clac! -el chasquido de dedos que hizo mi camarada me sacó de mis pensamientos y me trajo de vuelta a la realidad, a “mi realidad”. -eyyy, Neythan, mira, ahí van los soldados a relevar la guardia. Parecía que estuvieras dormido con los ojos abiertos camarada, estuve a punto de darte un buen trancazo a ver si reaccionabas. _lo siento camarada estaba pensando en lo que voy a hacer en contados minutos, aun me surgen dudas de que tan buena idea sea todo esto. _a estas alturas no deberías estar dudando Ney. _tienes razón, es solo que… ¡nada, olvídalo, a lo que vinimos Derek! – me costaba tener que aceptar que estaba huyendo por algo que sabía bien no era culpable, pero… por otro lado sabía que no tenía más alternativa, a no ser que estuviera dispuesto a pasar muchos años detrás de fríos barrotes, y eso
Empecé a adentrarme en aquel viejo bloque de edificios, dudaba que pudiesen vivir personas en tan deteriorado y fúnebre lugar, no se veía un alma por sus estrechos callejones, ninguna luz encendida se veía cerca ni mucho menos en la distancia. La hierba había empezado a crecer en casi todas las paredes, lo que le daba aún más ese aspecto sombrío e inquietante al extraño y abandonado vecindario. No era la primera vez que visitaba el lugar, pero si era la primera vez que me empezaba a preguntar por qué un sitio tan grande estaría inhabitado y carente de vida alguna, pareciera que hasta los bichos y animales lo evitaban a toda costa, nunca antes me había fijado en ese detalle, y darme cuenta justo en esos momentos me hacía erizar la piel, desgraciadamente tenía que adentrarme en el lugar si quería salvar mi pellejo. En muchas de las patrullas que solía hacer de noche normalmente pasaba por ese sector con mis soldados, solo que esta vez las circunstancias no se asemejaban en lo más
Empuñé el cuchillo en la mano izquierda y la mano derecha la empecé a mover frente a mi rostro, no lograba tan siquiera ver mis dedos, todo estaba sumido en una tenebrosa y profunda obscuridad, di un par de pasos a ciegas resultándome absolutamente frustrante el no saber en qué dirección avanzaba. Debía ingeniar un plan si no quería ser un número más en las estadísticas de personas desaparecidas en las alcantarillas. En ese momento recordé que aún conservaba el destartalado teléfono móvil conmigo, después de todo lo que había sucedido dudaba que siguiera funcionando. Para salir de dudas lo saque de inmediato. ¡Vaya! que sorpresa me llevé cuando pude constatar que aún seguía en perfectas condiciones. La tenue y lúgubre luz que emitía el dispositivo era suficiente para orientarme y permitirme avanzar en una dirección concreta por el putrefacto túnel. Empecé a caminar hasta que llegué a un punto en que la alcantarilla dejaba de ser un solo túnel y se dividía en dos, tenía que tomar
No tenía ni la más remota idea del lugar al que había llegado, pero una cosa si era segura y es que nunca antes había estado en ese sitio, un pequeño callejón rodeado a lado y lado por imponentes edificaciones de épocas muy pasadas, sus muros robustos y descoloridos eran el claro indicio de que esas viejas y exóticas obras de arte convertidas en viviendas debieron de haber presenciado el primer beso de cientos de enamorados, la huida de innumerables gibaros cometiendo sus fechorías, el reverdecer de los árboles en cientos de primaveras, los fuegos artificiales en miles de celebraciones, el pasar de generaciones completas… Si esos arcaicos y agotados muros pudieran hablar, doy por hecho que me develarían un vasto repertorio de historias fascinantes… Empecé a caminar en la desconocida urbe, presenciando a cada paso que daba las maravillas arquitectónicas más fascinantes que hubiese visto antes. El tiempo parecía haberse detenido en el lugar, las calles irradiaban un misterioso silenc