De pie en la terraza de un sexto piso, apoyando mis manos sobre el barandal observando como cae la tarde en la incansable ciudad, dejando mi mirada perderse en el vasto horizonte. Tal vez sea lo más bonito que he podido tener en meses. La suave y cálida brisa rosando mis brazos descubiertos mientras disfruto este hermoso espectáculo visual llamado “ocaso”. No había imaginado antes que estar aquí disfrutando de mi propia compañía fuese tan placentero, respiro profundo, siento el aire fresco de la tarde llenando mis pulmones, me doy cuenta que he alcanzado muchas de las metas que me había propuesto un par de años atrás. Podría decirse que, a pesar de las circunstancias tan adversas, tengo todo lo que un hombre a mi corta edad desearía tener, un amor incondicional, una vida acomodada, un trabajo que me apasiona... Pero... recuerdo el motivo que me trajo a este sexto piso y siento como se estruja mi corazón de tristeza. Sé que el amor requiere de sacrificios, pero se vuelve impensable
¿Alguna vez pensaste que las casualidades no son más que procesos aleatorios cuyo resultado es cuestión del azar? Yo también lo creía así hasta hace algún tiempo…y vaya que no podría estar más equivocado… “La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido” Voltaire Todo comenzó hace un par de años en el hermoso aeropuerto de “JEREZ” … Allí estaba yo, sentado, mirando caer las lúgubres y frías gotas de lluvia, frustrado por aquel vuelo que al parecer ya se había tardado más de lo previsto. Sin saberlo, sería la demora más gratificante que hubiese podido imaginar. Mi mirada se hallaba fija y en instantes divagando ante la imagen borrosa que se podía apreciar fuera del aeropuerto, producto de la torrencial tormenta. Mi mente invadida por cientos de pensamientos parecía trabajar a mil por hora, me olvidé por completo del tiempo y sin darme cuenta me había sumido profundamente en mis propios pensamientos. Mi visión fue interrumpida repentinamente
Me sentí un poco contrariado conmigo mismo, mi cuerpo nunca me había respondido de esa manera al tacto con ninguna otra mujer, y el no saber por qué me estaba sucediendo ese día me confundía aún más, hasta llegué a pensar que tal vez era alguna especie de efecto secundario por el hambre que tenía, tal vez eso me producía sensibilidad al tacto, o… sería el frío que hacía en el momento, sí, quizá eso era…Sé que fue algo tonto pensarlo, no estaba seguro de que era lo que me sucedía ese día. Aun no me cabía en la cabeza la idea de que fuera Lauren quien me produjera esa extraña sensación, lo peor es que era una reacción involuntaria, mi propio cuerpo me ponía al descubierto, eso me inquietaba aún más. me lo repetía a mí mismo una y otra vez sin que ella me notase distraído e inmerso en mis propios pensamientos. Era una lucha interna entre mi cuerpo, mis pensamientos y la razón. _ Y... ¿cuándo es que cumples años? –preguntó Lauren sacándome inmediatamente de mis pensamientos. Me l
En la guardia del regimiento (puerta principal)… _Pero miren nada más quien llego, el instructor de instructores, Neythan, ¿como te fue en tus vacaciones capullo?. _ ¡Hey Derek!, venga ese abrazo colega y gracias por el recibimiento. -Era mi gran amigo, como un hermano para mí, a quien confiaba mis secretos, nadie sabía tanto de mí como mi camarada de regimiento, el cabo Derek Zeneger. Como siempre me esperaba con una grata sonrisa de recibimiento. _ Ayudadme con estas maletas tío, pesan más que un matrimonio a la fuerza._ ¿Estás de broma?, por si no os habéis dado cuenta me acabo de hacer el manicure, al parecer tendremos mucho de qué hablar eh!_ ¡Anda ya! Menuda mariconaza, me importa un comino tu maniculada, cárgate la más pesada cabron. _ Y ahí estábamos descojonados de la risa por las gilipolleces que decía Derek._ ¡joder! ¡Que morro tiene este tío!, ¿No os provoca algo más su majestad? – soltó Derek con fingida cara de asombro y aguantando una carcajada que no demoró muc
Una vez en el bar… Un sitio tranquilo con música ambiental de fondo, pisos de fina y elegante madera y un característico olor a incienso hacían de este un lugar cómodo para hablar. La mayoría de la gente a esa hora se encontraba en sus sitios de trabajo por lo que el lugar estaba casi solo. Nos sentamos en una mesa alejada de la entrada y ordenamos al bartender cervezas draft rebosantes en espuma y efervescencia, esa inigualable frescura que anhelaba deleitar mi paladar. _bueno Derek… déjame ver por dónde empezar... _por el inicio ¿no? -Mi carcajada no se hizo esperar. _ Tú como siempre, al grano, el problema es que hay varios inicios mi queridísimo amigo, así que déjame ver por cual empiezo. _ ¡venga casanova!… no me digas que… ¿volviste con tu ex-novia? O… ¿estas saliendo con la morena despampanante que me presentaste hace un par de días? _venga Ney, cuenta de una buena vez ¿quieres? _ pero que cosas dices Derek, primero Con Sara no volvería ni loco y bueno… la morena “d
_ ¿y esa cara Derek? ¿Qué te traes tío? _ Ney… perdón por no habértelo dicho desde que llegaste, solo que no quería que tu recibimiento fuera tan de mal gusto, pero… me urge ponerte al tanto. _ ¿de qué me estás hablando? ¿Qué sucede? me empiezas a preocupar tío. _¿Sabes que estos días que estuviste por fuera te han mencionado cientos de veces en las oficinas del comandante? hay rumores de que el coronel Thompson espera tener una larga charla contigo, y sé, que tú no estás enterado del porqué, pero tiene que ver con el pelotón de instrucción N° 25 del que estabas a cargo antes de irte a vacaciones. _No entiendo exactamente a qué te refieres. -¡Joder! Y… ¿qué hicieron ahora los reclutas? _el mismo día que te fuiste se desertaron cuatro soldados, Ruddenski, Zikiel, Duncal y Veccio. Lo que agravó aún más la situación fue que se llevaron consigo todo el armamento de dotación, saquearon las oficinas de contrainteligencia llevándose información muy valiosa y asesinaron un centinela
Maldecía una y otra vez sin poder hallar serenidad a mis pensamientos, la angustia y el odio se hacían cada vez más evidentes en mi semblante, sabía que tenía que ponerme en acción, pues de quedarme maldiciendo no cambiaría en nada las cosas. _Sí, una unidad de inteligencia de la policía aseguró que los fugitivos estuvieron hace solo cuatro días en las “ramblas” Barcelona, se hacían pasar por turistas. Así que es allí donde debemos empezar a trabajar. -Decía Derek sacándome al instante de mis turbios pensamientos. _Pero… Derek yo nunca he trabajado como agente de inteligencia, siempre he sido parte de unidades de combate, he estado al frente de unidades tácticas, combatí en Bagdad, Kazajistán, el Congo, Somalia, Yibuti, conozco de armas, soy paracaidista, fuerzas especiales, pero… se más de cohetes intergalácticos que de ser agente de inteligencia, no tengo ni puñetera idea de que va eso… _Tranquilo colega, ya había pensado en eso antes, mira, estos tipos no son delincuentes
Mi corazón latía a ritmo desesperado, nunca me imaginé que tendría que salir huyendo de la institución que tanto respeto y admiración me infundia, siempre fui un militar subordinado, el honor y la lealtad a mis superiores estaban por encima de cualquier cosa, sentía con profundo odio como el coronel Thompson me quería hundir para él lavarse las manos y salir limpio, era una jugada muy sucia, a partir de ese momento todo cambiaría para mi > Una pequeña lágrima deslizaba a paso lento por mi mejilla, no recuerdo que algo así me hubiese ocurrido antes, pero sabía que era producto del odio que sentía, la ira y el creciente deseo por darle de baja al coronel Thompson en ese mismo instante. Tenía que actuar con cordura y no dejarme llevar por mis impulsos, era algo que había aprendido muy bien en el curso de fu