Rechazo
—¡Claramente, esa era una chica a la que conocías, Daniel, pretendes que me haga la tonta y finja! —Increpe siguiéndolo de cerca, buscando su rostro que escondía mientras nos dirigíamos a nuestra habitación de hotel.
—Sería mucho pedir que hicieras eso entonces, ser prudente es digno de una buena novia. —Dijo con una leve sonrisa de medio lado, burlándose de mi inteligencia.
—¡Deja de burlarte de mí! Eres un mentiroso manipulador — tapé mi boca con rapidez sorprendida de mí, extraño arrebato, yo jamás había insultado a nadie, ni siquiera estando molesta. Detuvo sus pasos, se giró hacia mí con una expresión de ira, acercándose rápidas zancadas.
—¡Te parece poco todo lo que he sacrificado! Obligándome a casarme con la cerda andante de los Hacket, tú sabes lo que supuso eso a mí, reputación familiar, todo el mundo se burla de mí —aparte mi mirada con dolor al escuchar sus palabras —¿Querías sinceridad? Pues ahí la tienes, primor. Si, me acosté con cuanta mujer se me cruzo por la vista, pero no me culpes… tan solo mírate a un espejo por un segundo, no despiertas ni el más mínimo deseo en ningún hombre Ángela… eres una ballena andante —algunas lágrimas brotaron de mis ojos, volviendo mi mirada aunó de los espejos de aquel pasillo tan elegante. Aparte mis ojos de aquel reflejo y le mire de nuevo temblorosa.
—Estoy harto de ti… quería casarme con tu hermana, y mira con quien termine comprometiéndome, solo porque tu madre me lo pidió, porque de otra manera ni te dirigiría la palabra. —Paso por mi lado dejándome en aquel solitario pasillo, puse mis manos en mis oídos intentando acallar esas malditas voces de mi cabeza.
¶
—¿Señorita Ángela, donde está? —indico en susurros la señorita Rotermaller nuestra ama de llaves. Me estiré en la cama del hotel y un fuerte dolor de cabeza me acoso el cerebro, me quede con dolor abriendo uno de mis ojos.
—Estoy en cama lidiando con una fuerte resaca, ¿por qué susurras?
—Estoy en el salón de actos escuchando el acto protocolario de su madre, está a punto de llamaros para elegir a la persona que la acompañara
—¿Q-q-qué? No, no, no, no… —increpé mirando la hora y sentí que me desmayaba. Me levanté con rapidez corriendo de un lado para otro, como pudo olvidarlo, estoy completamente loca, tiene que ser eso… me estoy volviendo loca. —¡Porque no me llamaste antes! —increpe al recordar que seguía en llamada.
—Señorita Ángela, usted no llega tarde a ningún lado, además… ha esperado este día como nadie más —cerré mis ojos con disgusto porque sus palabras no podían tener más razón. Me senté en la cama mientras recolocaba mis zapatos.
—Lo sé… lo sé… solo ignórame, soy una completa descuidada. Estaré ahí en 30 minutos —colgué, me miré en el espejo arreglando mi conjunto de falda y saco confeccionado, pero como siempre me quedaban ajustados haciéndome ver ridícula, pero ¿por qué? Si hacía solo unos días lo había preparado con mis medidas exactas, aparte mi mirada de aquella ridícula broma y me centré en lo verdaderamente importante, mi futuro… en lo que había estado trabajando desde que nací, lo que significaba llevar el apellido Hacket, había estudiado toda mi vida para llegar aquí. Trabajar al lado de mi madre y en un futuro no muy lejano ser la próxima alcaldesa de Hacket Stown, ya casada con Daniel, solo esperaba una vida tranquila y maravillosa, aunque sabía perfectamente que él no me amaba, tenía el ferviente deseo que me amara con el tiempo, pero creo que espere mucho de algo imposible.
Baje del auto con rapidez y sin esperar ni un segundo camine directo al parlamento donde se estaba convocando la reunión, camine con pasos acelerados siguiendo la voz de mi madre bajo el micrófono. Cuando llegue al salón de actos, me asome por la puerta doble viendo a todo ese público mirar a la mujer elegante que hablaba con seguridad detrás del atril. Respire hondo, sintiendo como el corazón me bombeaba mientras me preguntaba cómo sería capaz de alguna vez hablar con tanta seguridad.
—Este es tu momento, Ángela, no debes temer… no hoy. —Me llene de valor y entre en el lugar llamando la atención de todos, mi hermana ya sentada detrás de mi madre me miro, los murmullos de la gente se hicieron eco en la sala y en mi mente, cada palabra de las personas era como dagas a mi putrefacta protuberancia llamada inseguridad, que crecía y crecía afeándome más. Alce mis ojos donde se encontraba mi madre lanzándome una dura mirada dé desapruebo, mis preocupaciones crecieron preguntándome de nuevo que ¿había hecho mal? De nuevo era quien la avergonzaba. Y sin darme cuenta pisé mal un escalón cayendo de bruces en el suelo, mi madre respiro hondo y encaminándose hacia mí me levanto fingiendo una falsa sonrisa al público. Aprisiono mi brazo con fuerza para luego susurrarme.
—¿Qué haces vestida así? Ni para este nombramiento puedes intentarlo… —nerviosa caminé al lado de mi sombra, la persona que era mi sangre y al mismo tiempo mi rival en todo, ella era todo lo que a mí me faltaba, pero este puesto era mío, tal vez yo jamás tendría la belleza y el carisma de ella, pero tenía la inteligencia y el conocimiento que un puesto así requería, mi madre vería eso a pesar de que no fuera su favorita.
—Disculpen la interrupción, como os decía. Nuestras familias llevan de generación en generación guiando a nuestro querido pueblo de Haket Stown, llenándolos de orgullo con las personas que pones a disposición del pueblo. Hoy es el día que otorgaré el cargo de sub alcalde, preparando al futuro líder de este pueblo —todos aplaudieron mientras la rigidez de los nervios surcaba cada extremo de mí.
—No te escogerá — escuché decir a Kara que también miraba el público.
—No sabes nada, esta vez estoy más preparada que tú —indique manteniendo una imperturbable expresión, no iba a dejar que me afectaran sus comentarios.
—Sé mucho más que tú de nuevo, la escuche… ¿Crees que me importa ese estúpido cargo? Si hoy me escogen es por decisión de Carmila no mía, se enteró de que Daniel quiere el divorcio —me volví con rapidez hacia ella recibiendo su fría expresión.
—Tú le dijiste…
—¿Tú qué crees? —asustada, aparte mi mirada, apretando mis puños.
—Mis hijas Ángela y kara —las personas empezaron aplaudir y vi como kara se levantó con elegancia, la observe de nuevo y me levante con rapidez sintiendo inseguridad de sus palabras. Si era así como ella lo había dicho…. Mi madre puso sus manos en nuestros hombros.
—Una de ellas me ayudará en mis labores como alcaldesa y en un futuro tomará mi puesto y ya tengo mi elección.
—Madre necesito decirte…. —susurre levemente tensa, me lanzo una dura mirada para decir.
—Kara será mi nueva subalterna, quiero que ella aprenda las labores de alcaldesa para que en el futuro se prepare para las elecciones de Haket Stown —apreté mis dientes aguantando las inminentes lágrimas que intentaban brotar. Los aplausos no se hicieron de esperar, mientas la aburrida expresión permanecía como siempre, era el mismo rostro de mi madre.
¶
—Ángela, Ángela… ¡Ángela! —me giré par mirarla mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
—Te estás comportando como una niñita. —Indico ignorando mi evidente dolor, me adelanto para luego seguirla mi hermana.
—Que importa el recato cuando tu propia madre no confía ni una vez en ti.
—¡¿Basta ya Ángela! Llevas haciendo esa pataleta de niña chica desde que entramos en el auto, ¿ahora pregúntate por qué no confió en ti? —dijo deteniendo sus pasos para girarse hacia mí.
—No lo sé madre, dímelo tú. Ni una… ni una sola oportunidad me das para demostrarte que puedes estar orgullosa de mí.
—Deja el victimismo, confió en ti Ángela, pero me vas a negar que no bebiste la noche anterior, te ves deplorable. Sabes la vergüenza que sentí al verte entrar con ese traje que ni te queda, el cabello echo una porquería. —Agazape mi mirada y con rabia propine.
—¡Mentira! Jamás confías en mí por delante de Kara. Tú sabías lo mucho que me he estado esforzando por obtener este puesto a tu lado, kara no ha hecho nada y aun así la escoges a ella, ¿dime por qué mamá? Soy suficiente dame la oportunidad. —Me miro en silencio con aquella dura mirada gélida.
—Los Golding quieren el divorcio, ha estado contándolo por todo el comité, sabes que detesto esos chismes de intimidad maritales, y más si viniendo de nuestra familia.
—¡¿Y qué?! No es mi culpa que….
—¿Y qué? —propino dura provocando que la mirara.
—Como es posible que me pidas ser mi mano derecha cuando ni siquiera puedes cuidar la imagen de tu apellido, la alcaldesa no solo es buena en sus deberes, sino que debe cuidar tanto su vida íntima, como su vida pública. Jamás debes permitir que ensucien tu buen nombre. Que no puedas cuidar algo tan simple como un matrimonio me hace pensar que no estas listas para un cargo mucho más pesado, así que busca a tu marido, arregla tu matrimonio, y replantéate arreglar tu apariencia, últimamente te veo más gorda que el mes pasado es terrible.
—Así… como si no hubiera desperdiciado meses de mi vida en obtener ¡Ese maldito puesto! —grite como si otra voz saliera muy dentro de mí, una voz que no parecía ser yo.
—¡Esa boca Ángela! No te reconozco, ¿qué te pasa? —entre lágrimas me dirigí hacia mi habitación en silencio, estaba cansada de seguir las leyes de mi madre, de un apellido que no me definía quien era, entonces si no era Ángela Haket la próxima alcaldesa como lo dicta mis ancestros, ¿qué debía hacer? ¿Quién debía ser…? No había respuesta que pudiera calmar el remolino de inquietud dentro de mí, pero si algo había aprendido hoy era que solo seguiría mis propios deseos de ahora en adelante.
Pervertido—Buen día, señorita Ángela —dijo la señora Rotermaller deslumbrándome al abrir las cortinas, me queje con molestia poniendo mis ojos en blanco para taparme con la sabana. —Ya es casi medio día, hoy tiene clases de piano a la 1. Su madre la ha apuntado a clases de spinning. También me aviso que no quiere que vuelva a faltar al desayuno —indico jalando mi cobija para sacarme de la cama, me revolví con enojo levantándome, era una batalla que no iba a ganar.—Voy al baño, bajaré en 30 minutos. —indique con pesadez mientras arrastraba mis pies.—Como usted ordene, señorita.¿En serio? Clases de pilates, no me estaba muriendo en una máquina corredora por hipertensión desde hace más de un año, para ella era tan fácil como ahora decidir algo nuevo para mí con tan solo el chasquido de sus dedos sin siquiera preguntarme si eso era lo que quería hacer, ya no sabía cuántas veces había seguido los deseos de mi madre solo por buscar su aceptación, cuando llegue al salón kara estaba senta
No captas mis coqueteos PARTE 1¿Qué es esto? ¿Y dónde se mete? Empecé a trastear con curiosidad aquella máquina de ejercicio cambiando y nivelando las pesas, creo que ya empezaba a entenderla, si aprendía cómo funcionaba, tal vez la usara como recompensa por mi esfuerzo. Sonriente tome otra de las pesas, retirando el sudor de mi frente, sin aviso escuche a alguien decir.—Qué buenas magdalenas estoy viendo… —pegue un buen salto girándome con rapidez para posar mis manos sobre en mi trasero. Acaso acababa de mirarme el trasero, su sonrisa fue lo primero que capto mi atención, sus dientes blancos relucieron sobre los voluptuosos labios. Le pego un mordisco a su magdalena y entonces supe que se había referido eso, agazape mi mirada, sintiéndome tonta, por supuesto Ángela, que esperabas… un hombre como él no insinuaría nada sobre ti. Apreté entre mi puño el sobresaliente de mi pantalón.—Ey… ¿Helloooo? Tierra llamando a la luna, ¿estás aquí? —Le miré de nuevo, saliendo de mí ensimismo, c
No captas mis coqueteos parte 2Matt me sentó de nuevo donde estaba con Galaxy hace tan solo unos segundos sosteniendo a un mi mano entre la suya, mis nervios estaban a flor de piel como si una brisa erizara mi piel dándome un fuerte escalofrío, le mire de reojo mientras ignoraba sus dichosas miradas intensas. Cansada ya de su insístete sonrisa pregunté.—¿Qué? Porque me mira así.—Porque me divierte tu nerviosa actitud. Hubieras visto tu cara cuando te dije que le haría el amor a tu mano.—No estoy nerviosa, soy cuidadosa con los extraños que es diferente.—Prometo cuidarte y hacerlo con mucho cuidado —dijo levantando su mano en una solemne promesa mientras sonreía alegre por las tonterías de doble sentido que soltaba. —¿Y por qué tendría que confiar en alguien como voz? —increpe soltando mi mano de nuevo de sus manos. —Lo único que has hecho es molestarme y burlarte de mí, nada profesional de su parte si trabaja aquí —increpe mirándolo mal levantándome.—Okey, tienes razón, me he c
Como no me di cuenta«—Digámosle que tenemos que ir a otro lugar.—Tú crees que se lo crea.—Lo que crea o no, no es de nuestro problema. No aguanto que nos vea con ella ni un minuto más. ¿Has visto su aspecto? Da mucha vergüenza.—Si no fuera porque es una Hakett, te juro que ni le hablaba, son tan diferentes entre kara y ella. —Soltaron unas carcajadas entre ellas. Cuando de repente Abrí la puerta del baño provocando que dejaran de reír asustadas, me acerqué hasta el lavabo fregando mis manos mientras el silencio reinaba en el baño. Las miré y dije.—Oye Angela solo estamos bromeando, así que no lo tomes en cuenta.—No necesitan quedarse conmigo si querían quedar bien, así que precinto de ustedes… ya pueden irse. —Seque mis manos con una toallita cuando una de las chicas propino.—¿Qué? pero quien te crees que eres marrana. —Increpo tomando mi mano para que la mirara, con expresión seria la observe mientras la presión en mi mano crecía bajo su puño, con una sonrisa mordaz.—Crees qu
Como no me di cuenta. Parte 2Ay dios mío, me sentía como una de esas rebeldes incomprendidas por su familia escapando todas las noches para quedar con su novio y luego unos mese darse cuenta que estaba embarazada. Creo… que exageraba un poco, pero estaba muy nerviosa y todo parecía muy malo, este no era mi mundo… era una chica de libros que pasaba sus horas estudiando para algún día ser la mejor. Y ya ni siquiera era una niña, rondaba los 25 debía dar ejemplo de madurez.—¿Están listas para mover el bote? —inquirió Galaxy en voz alta por encima de la fuerte música que retumbaba en nuestros oídos, me miro esperando unas repuesta cuando sentí como aparto mi nerviosa mano del mechón de mi cabello. La miré sorprendida y dije.—¿Qué pasa?—No estes nerviosa Angela, estarás con nosotros todo el tiempo. —Kiara poso una mano en mi hombre, y rápidamente intenta mantener la calma, no quería verme como una tonta.—Y mas le vale que sea así —increpo cruzado de brazos delante de nosotras, capitan
Como no me di cuenta. Parte 3—Vaya… tu sí que eres el alma de la fiesta —Ángela alzo su mirada de la mesa, mostrándome un rostro de mejillas sonrosadas. Esbozo una sonrisa embriagada, alzo su botella de cerveza en alto.—Bienvenido Matthew… —sonreí levemente bajando su mano mientras me sentaba a su lado.—Ahora me siento mal, no era un cumplido exactamente, era sarcasmo lindura. —Río levemente para decir.—Ya lo sé… estoy ebria, más no he perdido mis funciones primarias. Así que te presentaré a mis amigos; Botella número… botella número… ¿Diez? Creo… ya no sé cuánto llevo la verdad —indico soltando con una risilla que me pareció la más genuina. Creo que al menos el alcohol hizo algo bueno en ella, siempre está con una regida expresión, como si todo el tiempo intentara contenerse.—Bueno, por lo menos hiciste nuevos amigos — indiqué burlón.—Ya sé que me veo penosa, no tienes que seguir burlándote de lo aburrida que soy. —Yo no diría aburrida, en palabras vulgares lo definirá como si
De vuelta al mundo real—Gracias… —dijo con ignorancia de lo que estaba provocando, parecía inmersa en su mundo. Hipnotizado la miré sin poder aguantarme las ganas de acercarme hasta sus labios, sentir su aliento cálido sobre mis labios, deslice mi mano por su cadera siguiendo su ritmo lento, pero no pareció tener ganas de alejarse esta vez… Era ella y un deseo voraz. Apoyó su rostro en mi pecho mientras movía sus caderas, podía sentir su suave cabello y el dulzor de su champú de anís, dulce… completamente pegados, inmersos en mi deseo de disfrutarla y su deseo de bailar «Quiero devorarla… quiero hacer la mía» Pose mi mano en mi ojo izquierdo conteniendo la abrumadora fuerza. Ángela se volvió hacia mí, deteniéndose, dejándome a medias de mi fantasía. Tomo mi rostro en sus manos seduciéndome con esa, introducían inocente, no tenías idea de nada, Ángela Haket…—Hazlo… sé que quiere hacerlo. —Puse un mechón en detrás de su oreja mirándola con necesidad.—Voy…—Si, lo sé… yo lo deseo igua
Devuelta a la realidadAntes de salir del baño, entreabrí la puerta buscando a ese descarado, al no escucharlo abrí la puerta al completo tapando mi cuerpo con preocupación, eche una mirada a la habitación y no parecía que hubiera rastro de él, solo había un desorden a su paso y el olor de lo que perecía una habitación de soltero. Embriagada de aquel olor tan intenso, mi respiración empezó a acelerarse sin entender el porqué de mi malestar, caminé hasta su cómoda y lentamente abrí su cajón, sintiéndome una sucia, pero simplemente era más fuerte que yo aquella curiosidad, metí la mano dentro tocando la tela de sus bóxeres… ¿Y si lo olía? Encontraría aquella fragancia que llamaba como una dulce melodía, pase, saliva, con dificultad cuando escuche decir.—¿No recuerdo que tuviera tu ropa interior en mi cómoda? —cerré con fuerza el cajón, sorprendida, me volví hacia atrás con rapidez, viendo su leve sonrisa maliciosa brillar en su rostro —Y-yo… es que… —indique nerviosa tomando un mechón