Como no me di cuenta. Parte 3—Vaya… tu sí que eres el alma de la fiesta —Ángela alzo su mirada de la mesa, mostrándome un rostro de mejillas sonrosadas. Esbozo una sonrisa embriagada, alzo su botella de cerveza en alto.—Bienvenido Matthew… —sonreí levemente bajando su mano mientras me sentaba a su lado.—Ahora me siento mal, no era un cumplido exactamente, era sarcasmo lindura. —Río levemente para decir.—Ya lo sé… estoy ebria, más no he perdido mis funciones primarias. Así que te presentaré a mis amigos; Botella número… botella número… ¿Diez? Creo… ya no sé cuánto llevo la verdad —indico soltando con una risilla que me pareció la más genuina. Creo que al menos el alcohol hizo algo bueno en ella, siempre está con una regida expresión, como si todo el tiempo intentara contenerse.—Bueno, por lo menos hiciste nuevos amigos — indiqué burlón.—Ya sé que me veo penosa, no tienes que seguir burlándote de lo aburrida que soy. —Yo no diría aburrida, en palabras vulgares lo definirá como si
De vuelta al mundo real—Gracias… —dijo con ignorancia de lo que estaba provocando, parecía inmersa en su mundo. Hipnotizado la miré sin poder aguantarme las ganas de acercarme hasta sus labios, sentir su aliento cálido sobre mis labios, deslice mi mano por su cadera siguiendo su ritmo lento, pero no pareció tener ganas de alejarse esta vez… Era ella y un deseo voraz. Apoyó su rostro en mi pecho mientras movía sus caderas, podía sentir su suave cabello y el dulzor de su champú de anís, dulce… completamente pegados, inmersos en mi deseo de disfrutarla y su deseo de bailar «Quiero devorarla… quiero hacer la mía» Pose mi mano en mi ojo izquierdo conteniendo la abrumadora fuerza. Ángela se volvió hacia mí, deteniéndose, dejándome a medias de mi fantasía. Tomo mi rostro en sus manos seduciéndome con esa, introducían inocente, no tenías idea de nada, Ángela Haket…—Hazlo… sé que quiere hacerlo. —Puse un mechón en detrás de su oreja mirándola con necesidad.—Voy…—Si, lo sé… yo lo deseo igua
Devuelta a la realidadAntes de salir del baño, entreabrí la puerta buscando a ese descarado, al no escucharlo abrí la puerta al completo tapando mi cuerpo con preocupación, eche una mirada a la habitación y no parecía que hubiera rastro de él, solo había un desorden a su paso y el olor de lo que perecía una habitación de soltero. Embriagada de aquel olor tan intenso, mi respiración empezó a acelerarse sin entender el porqué de mi malestar, caminé hasta su cómoda y lentamente abrí su cajón, sintiéndome una sucia, pero simplemente era más fuerte que yo aquella curiosidad, metí la mano dentro tocando la tela de sus bóxeres… ¿Y si lo olía? Encontraría aquella fragancia que llamaba como una dulce melodía, pase, saliva, con dificultad cuando escuche decir.—¿No recuerdo que tuviera tu ropa interior en mi cómoda? —cerré con fuerza el cajón, sorprendida, me volví hacia atrás con rapidez, viendo su leve sonrisa maliciosa brillar en su rostro —Y-yo… es que… —indique nerviosa tomando un mechón
El dolor de un almaSería mal amiga, si pensara siempre mal de Matt, tantos años a su lado apoyándolo hasta en las decisiones más difíciles de su vida, hasta habíamos escapado juntos como hermanos, y nuestra unión era mucho más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo. Le apreciaba, pero le conocía tan bien… sabía el dolor que cargaba, y como le encantaba destruirse a sí mismo. Así que cuando se llevó a Ángela me preocupe. Al despertarme esta mañana y llegar al gimnasio para empezar mi rutina no vi ni Ángela ni a Matt, supe que nada bueno había pasado.—Estás preocupada, lo puedo sentir esta mañana —indico sky con su suave voz. Mire de nuevo la entrada suspirando con malestar.—Imposible no estar preocupada con Matt. Y por lo que me contó paúl, lo pillo mintiéndole descaradamente cuando le pregunto si se había acostado con Ángela.—No podéis intervenir con el deseo interno de las personas. —Indico sky leyendo su libro con atención.—No me quejaría si la mujer con la que se quiere re
El dolor de un alma parte 2 —Ya estamos llegando a la casa vacacional, papá, cuando lleguemos te llamo. —Daniel colgó volviendo a poner su atención al volante, las curvas por las que manejaba se acentuaban cada vez más, y las vistas de un espeso bosque en la carretera se extendía como una tupida alfombra verde.—Vamos a dejar las cosas claras —Índico Daniel, sacándome de mí ensimismo, le miré de reojo.—¿Le dijiste a tu madre sobre las mujeres?—Que pasa ¿Te da vergüenza que lo sepan? —me lanzó una mirada rápida, para decir.—¿Le dijiste, sí o no?—No tienes nada de que preocuparte, puedes seguir fingiendo ser el príncipe delante de todo el mundo. —dije jactándome de lo hipócrita que era. —Príncipe, ya soy por aceptar de nuevo seguir casado a tu lado —me lanzo una asqueada mirada.—Nadie te pone una pistola para seguir a mi lado.—Nadie me obliga, pero aun así lo tengo que hacer. Agrádesele a nuestros padres que tengas siquiera un hombre que te soporte.—¡Respétame, Daniel! —le grit
Deseos «—Tú solo me tienes que dejar entrar, ¿no era lo que deseabas…? Es por eso que estoy aquí —susurro aun con sus manos, entre mis piernas, solo un movimiento de mi parte y seguramente me hundiría en el infierno o en el cielo.«Lo deseas... no mientas» —No… Esto no es real… e-es un sueño. Me golpeé en la cabeza y… por eso te imaginé —dije negando lo que esto estuviera pasando, ¿por qué no podía despertar, porque?—Si no es real, como sientes esto…. —con su otra mano acaricio mi mejilla provocando que alzara mi mirada y ver su encantadora sonrisa. Mi corazón bombeó con tanta rapidez como aquel día en su habitación, mis piernas flaquearon y sus dedos se deslizaron vía libre al fuego de mí, deseo. Jadee débilmente agazapando mi mirada abrumada de lo intenso de aquellas caricias, ¿cómo podía sentirse tan real? Se inclinó hasta mí, oído susurrando.—¿Lo sientes? Es tu deseo palpitar en lo más profundo. —Le miré temblorosa, cuando de repente jalo algunos bellos de intimidad por encima
El llamado—¿Te das cuenta de la estupidez que hiciste? Eres estúpida ¿verdad? No te pudo pasar por esa pequeña cabeza tuya que tu madre querría habla con su hija. Imagínate lo que le tuve que decir para justificar tu ausencia, mientras los guardabosques buscaban tu putrefacto cuerpo en los bosques dándote por muerte, ¿cómo le hubiera explicado esto a tu familia? —Increpo caminando de un lado para otro.—L-lo siento, n-no sé qué me paso…—¡Me quieres ver la cara de estúpido! Esa escusa no me vale de nada, y me estoy empezando a cansar de ti. —Propino deteniendo sus pasos de repente para tomarme del brazo con fuerza, levantándome del sillón en el que estaba sentada.—¿A qué te refieres con eso…? ¡Que respeto puedes merecer tú si ni siquiera me tratas como un ser humano! —increpe con una ira nacida de lo más profundo de mi ser, me miro con asco al ver que lo altanero de mis palabras.—Vas a empezar hacer todo lo que yo te ordene, estoy cansado de seguir los caprichos de una niñita mimad
Una luna entre gotas de lluvia—Tu madre me volvió a llamar, estoy cansado de sus estúpidas intervenciones. Se ha olvidado la vieja esa que le estoy haciendo un favor a su estúpida hija. Estoy seguro de que no sabe que tienes un problema cognitivo. Mira que irte de noche al bosque y quedarte dormida en ese lugar es de estar completamente loca, y para colmo ni sexo puedo tener con semejante mujer. —Propino llamando al mesero para que nos sirviera.«Dile que se calle o lo mataré»—Estás en mi cabeza… —murmure temblorosa apretando el pliegue de mi vestido mientras agazapaba mi mirada hacia mis muslos. Mi cabeza… me estaba volviendo loca, ¿qué me está pasando?—¡Joder, me estás escuchando! Es que ni para vestirte sirves, te dije que iríamos aún restaurante elegante, ¿y mira cómo te vez? Me avergüenzas —alcé mi mirada llena de rencor.«¡No te quedes callada! »—Tú compraste este vestido… —rio con sorna mirándome desde la mesa.—Tu madre me había dicho que estabas yendo a un gimnasio, pero