El dolor de un alma parte 2 —Ya estamos llegando a la casa vacacional, papá, cuando lleguemos te llamo. —Daniel colgó volviendo a poner su atención al volante, las curvas por las que manejaba se acentuaban cada vez más, y las vistas de un espeso bosque en la carretera se extendía como una tupida alfombra verde.—Vamos a dejar las cosas claras —Índico Daniel, sacándome de mí ensimismo, le miré de reojo.—¿Le dijiste a tu madre sobre las mujeres?—Que pasa ¿Te da vergüenza que lo sepan? —me lanzó una mirada rápida, para decir.—¿Le dijiste, sí o no?—No tienes nada de que preocuparte, puedes seguir fingiendo ser el príncipe delante de todo el mundo. —dije jactándome de lo hipócrita que era. —Príncipe, ya soy por aceptar de nuevo seguir casado a tu lado —me lanzo una asqueada mirada.—Nadie te pone una pistola para seguir a mi lado.—Nadie me obliga, pero aun así lo tengo que hacer. Agrádesele a nuestros padres que tengas siquiera un hombre que te soporte.—¡Respétame, Daniel! —le grit
Deseos «—Tú solo me tienes que dejar entrar, ¿no era lo que deseabas…? Es por eso que estoy aquí —susurro aun con sus manos, entre mis piernas, solo un movimiento de mi parte y seguramente me hundiría en el infierno o en el cielo.«Lo deseas... no mientas» —No… Esto no es real… e-es un sueño. Me golpeé en la cabeza y… por eso te imaginé —dije negando lo que esto estuviera pasando, ¿por qué no podía despertar, porque?—Si no es real, como sientes esto…. —con su otra mano acaricio mi mejilla provocando que alzara mi mirada y ver su encantadora sonrisa. Mi corazón bombeó con tanta rapidez como aquel día en su habitación, mis piernas flaquearon y sus dedos se deslizaron vía libre al fuego de mí, deseo. Jadee débilmente agazapando mi mirada abrumada de lo intenso de aquellas caricias, ¿cómo podía sentirse tan real? Se inclinó hasta mí, oído susurrando.—¿Lo sientes? Es tu deseo palpitar en lo más profundo. —Le miré temblorosa, cuando de repente jalo algunos bellos de intimidad por encima
El llamado—¿Te das cuenta de la estupidez que hiciste? Eres estúpida ¿verdad? No te pudo pasar por esa pequeña cabeza tuya que tu madre querría habla con su hija. Imagínate lo que le tuve que decir para justificar tu ausencia, mientras los guardabosques buscaban tu putrefacto cuerpo en los bosques dándote por muerte, ¿cómo le hubiera explicado esto a tu familia? —Increpo caminando de un lado para otro.—L-lo siento, n-no sé qué me paso…—¡Me quieres ver la cara de estúpido! Esa escusa no me vale de nada, y me estoy empezando a cansar de ti. —Propino deteniendo sus pasos de repente para tomarme del brazo con fuerza, levantándome del sillón en el que estaba sentada.—¿A qué te refieres con eso…? ¡Que respeto puedes merecer tú si ni siquiera me tratas como un ser humano! —increpe con una ira nacida de lo más profundo de mi ser, me miro con asco al ver que lo altanero de mis palabras.—Vas a empezar hacer todo lo que yo te ordene, estoy cansado de seguir los caprichos de una niñita mimad
Una luna entre gotas de lluvia—Tu madre me volvió a llamar, estoy cansado de sus estúpidas intervenciones. Se ha olvidado la vieja esa que le estoy haciendo un favor a su estúpida hija. Estoy seguro de que no sabe que tienes un problema cognitivo. Mira que irte de noche al bosque y quedarte dormida en ese lugar es de estar completamente loca, y para colmo ni sexo puedo tener con semejante mujer. —Propino llamando al mesero para que nos sirviera.«Dile que se calle o lo mataré»—Estás en mi cabeza… —murmure temblorosa apretando el pliegue de mi vestido mientras agazapaba mi mirada hacia mis muslos. Mi cabeza… me estaba volviendo loca, ¿qué me está pasando?—¡Joder, me estás escuchando! Es que ni para vestirte sirves, te dije que iríamos aún restaurante elegante, ¿y mira cómo te vez? Me avergüenzas —alcé mi mirada llena de rencor.«¡No te quedes callada! »—Tú compraste este vestido… —rio con sorna mirándome desde la mesa.—Tu madre me había dicho que estabas yendo a un gimnasio, pero
¿Amigos?—Ey, ey… tranquila, mírame, estrellita… estoy aquí. —Indico tomando mi rostro en sus manos, alzándolo hasta la altura de su rostro, me sonrió levemente y con angustiada solté algunas lágrimas que se perdían entre la lluvia.—E-es que yo lo ataque… p-pero —alce mis manos frente a él temblorosas, matt abrió sus ojos, tomo mi mano con rapidez y propino con rapidez.—Estás herida, Angela, déjame ver la gravedad —aparte mi mano enojada y propine.—Eso no es importante, te estoy diciendo que ataque aún civil, y escape como una delincuente. D-debe estar tirado allí… —¡Y qué carajo me importa a mí, no conozco a esa gente! Te conozco a ti, y estás herida, así que deja de decir estupideces. —Increpo enojado arrancando con facilidad de papel un pedazo de tela de su camiseta. Tomo de nuevo mi mano y la levanto con rapidez. Cuando termino me volvió a mirar, tomo mi otra mano y sin preguntarme indico certero.—Vámonos — caminé con torpeza detrás, viendo su ancha espalda. Mire mi mano vend
Una difícil decisión Porque no llegaba, mire hacia afuera por decimosexta, ves caminando de un lado otro mientras mordía mis pobres uñas, me encontré con la seria expresión de pocos amigos de paúl, estaba igual de preocupado que yo, aunque no lo demostrara, el temor de ser encontrados de nuevos por ese hombre… nos carcomía por dentro como un veneno. Suspire cuando escuche la voz de sky.—Puedo sentir el sabor de tu preocupación Galaxy… podéis calmaros —me giré con rapidez hacia ella tomando su mano.—¿Cómo te sientes, linda? Te quedaste dormida —me sonrió acariciando mi rostro para decir.—Ya me siento mucho más tranquila, creo que Matt logro apaciguar su alma… —muchas de las veces no entendían lo que decía sky, pero la amaba y solo quería verla bien.—Lo importante es que estés mejor, y si es como dices, matt debe estar de regreso pronto y eso me calma, temía que pudiera enojar a quien ya sabes.—Temer no es vivir, tarde que temprano tendremos que enfrentárnosle —me quede mirándola
Familia—Ángela ha escapado de casa, necesita caridad y amabilidad de nosotros —le miré incrédula para golpear su hombro empujándolo. Galaxy y sky se quedaron mirando nuestras manos tomadas, avergonzada le solté con rapidez sin caer en cuenta como estaba empezando acostumbrarme a aquel cálido apretón.—N-no es como matt cuenta, no he escapado de casa y tampoco estoy buscando caridad de vosotros, solo estoy pasando por una etapa de independencia.—Si, pero no tienes amigos que te ayuden, estrellita. En un resumen bastante corto, eres una antisocial —le lancé otra mirada despectiva viendo su jocosa sonrisa.—No me llames estrellita, y eso tampoco es verdad.—Bueno… dejando de lado los comentarios estúpidos de Matt, discúlpanos esta noche Ángela… hemos sido bastante groseros. Si necesitas ayuda podemos darte una mano.—No están obligados ayudar solo porque conocieron a una Hakett. —Dije tocando mi mano vendada con amargura.—¿Entonces que haces aquí? —mire a Paul con rapidez, que, con un
Sol y luna—Ya fue suficiente, ¿No, Paul? —inquirió Matt posándose frente a mí mientras deshacía mi puño lentamente, alce mi mirada viendo su seria expresión sobre su amigo, cuando mi mano se relajó la tomo aferrándose de nuevo en ella.—¿Ya no habíamos hablado de esto?—Tú hablaste, pero eso no significa que tenga que estar de acuerdo contigo.—No hagas más difícil esta situación, no crees que ya están lo suficientemente nerviosos. —Le miré confundida sin entender muy bien que decían, ¿nerviosos? ¿De qué?—Si algo sale mal….—Paul, déjamelo a mí, sabes que siempre os velo por todos. —me miro de nuevo con molestia y tomo su maletín desgastado para soltar.—Haced lo que queráis… —y después de esas cuatro palabras, se escuchó la puerta de la entrada del edificio cerrarse con fuerza. Un fuerte jadeo de fastidio salió de los labios de matt. Cuando se giró hacia mí, para mirarme me sonrió y dijo.—Supongo que ya es tarde, todos hemos tenido una larga noche, deberías irte con ellas. —Asentí