Volví... espero que me puedan disculpar por la poca actividad, pero se me ha hecho costa arriba poder seguir la historia. Aun así volví con todo, él animó para terminarla y que podamos ver el hermoso final, gracias por la espera a los que aún están interesados de leerla, este mes regresamos con el final de esta historia, espero que lo disfruten.
—¡Oye espera! Te digo… ¡Que esperes! —exclame enojada, soltándome de su agarre, con agilidad me empujo con su cuerpo hacia la puerta, provocando que cerrar la puerta tras de mí, quedando a unos centímetros de nuestros rostros.—¿Podemos hablar ahora?—Para que me lo preguntas, si harás lo que te dé la gana. —Sonrió levemente y apoyando su mano a mi lado, encerrándome entre la puerta y él. Le parecía muy gracioso jugar conmigo, de esta manera, hacía unos minutos estaba con su novia.—Matt, no estoy para tus juegos… No tienes — indiqué con desdén apartándolo. Todo en él me llamaba… y los intensos impulsos que susurraban mi mente, venían de ella… de esa loba.—Necesito… que me prometas algo.—¿Yo? ¡Jah! Porque tendría que prometerte algo a ti… —dije con nerviosismo intentando mantener la calma. Me crucé de brazos apartando mis ojos débiles de él.—Angela… estás en peligro —le miré con rapidez y pude ver la seriedad en su mirada.—Por esa mujer… —dije con—Si… y más. Por eso debes manten
—¡No! No quiero que me confundas más… si estás con esa mujer, soluciona tus problemas con ella. —Inquirí levantándome de la silla de los vestuarios.—¡Ángela no están fácil! —le mire incrédula y señalándolo con mi dedo propine.—¿Que no es fácil? Es tan simple como ser sincero… si sientes algo por mí me lo dices sin tonterías. No te das cuenta de que esto es real… Lo que siento por ti. —dijo esas últimas palabras en voz baja.—Solo intento por una vez en mi vida hacer las cosas bien, sin sentir que he defraudado a gente importante para mí. Eres importante para mí Ángela… y sé que cuando estés con tu alma gemela no abra cabida para lo que sientas por mí, funciona así… estasis unidos. Y yo también lo estoy… ¡Es una maldición! —increpo alterado como jamás había visto a Matt, aquella sonrisa que siempre quitaba hierro a las circunstancias, hoy había desaparecido. Se veía—¿Y qué pasa si no quiero seguir esos designios? —me miro con frialdad y soltó.—No puedes ir contra la propia naturale
—Es tan absurdo, y estúpido… —solté guardado todo en una caja mientras no podía dejar de pensar en lo mismo.—Sea lo que sea, podría parar de azotar el inmobiliario del gimnasio. Con tus arrebatas terminaremos en bancarrota —propino Paul entrando en la habitación con una caja que dejo en el suelo.—Perdón… —soltó un suspiro y dijo.—¿Ahora qué te pasa? —me gire para mirarle mientras recogía el almacén de suministros de limpieza.—Quieres saberlo…. ¿De verdad?—Para eso pregunto, tonta.—Pues déjame que dude un poco de tu amabilidad, si no me entero bien… repruebas todo lo que tenga que ver conmigo.—Eso es verdad, y no creo que cambie, pero es mejor que tenerte rezongando y suspirando todo el rato. —Me miro y sonreí levemente.—Tienes razón, eres el único aquí... que siempre ha sido sincero conmigo. Prefiero que me odies toda la vida a tener que aguantar el peso de las mentiras de las personas.—No juzgues las motivaciones de las personas por querer mentirte…. Querían protegerte.—Com
—Quieres morir… —susurro con una voz carrasposa desnudo de torso para arriba, mientras su aliento caliente acariciando mi piel. Solo estaba a unos centímetros de mí.—¿Eso es lo que quieres hacer? —inquirí sintiendo como golpeaba con fuerza mi corazón.—No sabes dónde te has metido…—¿En la boca del lobo? — indiqué jocosa, pero por dentro una ola de nervios me mantenía a la expectativa.—No bromeó, Ángela… vete, ahora.—No quiero.—¡Tú no decides esto! Tiene que irte ahora mismo antes de que te haga daño. Estoy… estoy intentando controlarlo y cada vez se me hace más difícil. No me lo hagas más difícil…—Yo no te tengo miedo… y si piensas que estoy aquí por tu estado… es que tal vez no me conoces lo suficiente. Además… lo veo en tus ojos, eres tú Matt. —Indique alzando mi mano hasta su mejilla… me miro a los ojos y poco a poco se tiñeron de sangre.—Tú lo has querido… —propino jalando mi mano de repente, provocando que pegara un chillido, poso mi brazo con agilidad detrás de mi espalda
—¡Abre la maldita puerta! —propino de nuevo Berenice pateando la puerta.—¡matt, que esperas ábrele ya! —propine al ver que se había quedado en shock.—¿que…? em… si tienes razón. —le mire con desagrado y el soltó con rapidez.—espera, y tu… que quieres hacer. —dijo vistiéndose con rapidez.—¿cómo que quiero hacer? —propine enojada con la situación y de paso con él, por no ser mucho más fácil. Pero en resumidas cuentas yo había venido aquí por mis propias decisiones. Me levante enojada conmigo misma y él indico.—¡espera! Porque estás enojada… yo no sabía que vendría, no es mi culpa —indico interfiriendo en mi camino para tomarme de los provocando que le mirara.—Si, matt… tu jamás nunca sabes nada.—y que quieres que haga, para mi esto tampoco es fácil.—Sabes que quiero que hagas, que termines con una mujer que claramente no soportas ni tu mismo, deja de mentirle y de mentirte a ti —increpe apuntándole con mi dedeo en su pecho —aparto la mirada soltando un fuerte suspiro.—No es tan
Que corra la sangre….—¿Te has quedado a gusto con lo que has hecho? Ni siquiera te importo lo que he estado haciendo todo este tiempo… ¡entonces porque joderme ahora!—¡Porque es una Hackett! Cógete a la que te de la gana, pero no voy a aceptar que traiciones a nuestra raza, con una homicida… ¿has olvidado lo que nos han hecho?—¡¿que nos han hecho, Berenice…?! No habías ni nacido cuando toda esta guerra empezó. Lo único que conozco en esa manada es odio y a su propia gente y sangre inocente derramada. Si mi padre fuera un buen líder, un buen alfa… se preocuparía por la vidas de su gente, no las podría en peligro. ¿Porque no lo puedes entender Berenice? No esta bien lo que hacen… ¿no estas cansada de vivir una vida así?—Prefiero ser leal a mi gente que un traidor cobarde como tú. ¡Debiste haber aceptado el ritual con tu padre y volverte alfa… viviríamos juntos en la manada como era debido, pero tu me decepcionaste y para colmo te fuiste deseando que yo fuera tras de ti… eres una ver
Rechazo—¡Claramente, esa era una chica a la que conocías, Daniel, pretendes que me haga la tonta y finja! —Increpe siguiéndolo de cerca, buscando su rostro que escondía mientras nos dirigíamos a nuestra habitación de hotel.—Sería mucho pedir que hicieras eso entonces, ser prudente es digno de una buena novia. —Dijo con una leve sonrisa de medio lado, burlándose de mi inteligencia.—¡Deja de burlarte de mí! Eres un mentiroso manipulador — tapé mi boca con rapidez sorprendida de mí, extraño arrebato, yo jamás había insultado a nadie, ni siquiera estando molesta. Detuvo sus pasos, se giró hacia mí con una expresión de ira, acercándose rápidas zancadas.—¡Te parece poco todo lo que he sacrificado! Obligándome a casarme con la cerda andante de los Hacket, tú sabes lo que supuso eso a mí, reputación familiar, todo el mundo se burla de mí —aparte mi mirada con dolor al escuchar sus palabras —¿Querías sinceridad? Pues a
Pervertido—Buen día, señorita Ángela —dijo la señora Rotermaller deslumbrándome al abrir las cortinas, me queje con molestia poniendo mis ojos en blanco para taparme con la sabana. —Ya es casi medio día, hoy tiene clases de piano a la 1. Su madre la ha apuntado a clases de spinning. También me aviso que no quiere que vuelva a faltar al desayuno —indico jalando mi cobija para sacarme de la cama, me revolví con enojo levantándome, era una batalla que no iba a ganar.—Voy al baño, bajaré en 30 minutos. —indique con pesadez mientras arrastraba mis pies.—Como usted ordene, señorita.¿En serio? Clases de pilates, no me estaba muriendo en una máquina corredora por hipertensión desde hace más de un año, para ella era tan fácil como ahora decidir algo nuevo para mí con tan solo el chasquido de sus dedos sin siquiera preguntarme si eso era lo que quería hacer, ya no sabía cuántas veces había seguido los deseos de mi madre solo por buscar su aceptación, cuando llegue al salón kara estaba senta