Como no me di cuenta«—Digámosle que tenemos que ir a otro lugar.—Tú crees que se lo crea.—Lo que crea o no, no es de nuestro problema. No aguanto que nos vea con ella ni un minuto más. ¿Has visto su aspecto? Da mucha vergüenza.—Si no fuera porque es una Hakett, te juro que ni le hablaba, son tan diferentes entre kara y ella. —Soltaron unas carcajadas entre ellas. Cuando de repente Abrí la puerta del baño provocando que dejaran de reír asustadas, me acerqué hasta el lavabo fregando mis manos mientras el silencio reinaba en el baño. Las miré y dije.—Oye Angela solo estamos bromeando, así que no lo tomes en cuenta.—No necesitan quedarse conmigo si querían quedar bien, así que precinto de ustedes… ya pueden irse. —Seque mis manos con una toallita cuando una de las chicas propino.—¿Qué? pero quien te crees que eres marrana. —Increpo tomando mi mano para que la mirara, con expresión seria la observe mientras la presión en mi mano crecía bajo su puño, con una sonrisa mordaz.—Crees qu
Como no me di cuenta. Parte 2Ay dios mío, me sentía como una de esas rebeldes incomprendidas por su familia escapando todas las noches para quedar con su novio y luego unos mese darse cuenta que estaba embarazada. Creo… que exageraba un poco, pero estaba muy nerviosa y todo parecía muy malo, este no era mi mundo… era una chica de libros que pasaba sus horas estudiando para algún día ser la mejor. Y ya ni siquiera era una niña, rondaba los 25 debía dar ejemplo de madurez.—¿Están listas para mover el bote? —inquirió Galaxy en voz alta por encima de la fuerte música que retumbaba en nuestros oídos, me miro esperando unas repuesta cuando sentí como aparto mi nerviosa mano del mechón de mi cabello. La miré sorprendida y dije.—¿Qué pasa?—No estes nerviosa Angela, estarás con nosotros todo el tiempo. —Kiara poso una mano en mi hombre, y rápidamente intenta mantener la calma, no quería verme como una tonta.—Y mas le vale que sea así —increpo cruzado de brazos delante de nosotras, capitan
Como no me di cuenta. Parte 3—Vaya… tu sí que eres el alma de la fiesta —Ángela alzo su mirada de la mesa, mostrándome un rostro de mejillas sonrosadas. Esbozo una sonrisa embriagada, alzo su botella de cerveza en alto.—Bienvenido Matthew… —sonreí levemente bajando su mano mientras me sentaba a su lado.—Ahora me siento mal, no era un cumplido exactamente, era sarcasmo lindura. —Río levemente para decir.—Ya lo sé… estoy ebria, más no he perdido mis funciones primarias. Así que te presentaré a mis amigos; Botella número… botella número… ¿Diez? Creo… ya no sé cuánto llevo la verdad —indico soltando con una risilla que me pareció la más genuina. Creo que al menos el alcohol hizo algo bueno en ella, siempre está con una regida expresión, como si todo el tiempo intentara contenerse.—Bueno, por lo menos hiciste nuevos amigos — indiqué burlón.—Ya sé que me veo penosa, no tienes que seguir burlándote de lo aburrida que soy. —Yo no diría aburrida, en palabras vulgares lo definirá como si
De vuelta al mundo real—Gracias… —dijo con ignorancia de lo que estaba provocando, parecía inmersa en su mundo. Hipnotizado la miré sin poder aguantarme las ganas de acercarme hasta sus labios, sentir su aliento cálido sobre mis labios, deslice mi mano por su cadera siguiendo su ritmo lento, pero no pareció tener ganas de alejarse esta vez… Era ella y un deseo voraz. Apoyó su rostro en mi pecho mientras movía sus caderas, podía sentir su suave cabello y el dulzor de su champú de anís, dulce… completamente pegados, inmersos en mi deseo de disfrutarla y su deseo de bailar «Quiero devorarla… quiero hacer la mía» Pose mi mano en mi ojo izquierdo conteniendo la abrumadora fuerza. Ángela se volvió hacia mí, deteniéndose, dejándome a medias de mi fantasía. Tomo mi rostro en sus manos seduciéndome con esa, introducían inocente, no tenías idea de nada, Ángela Haket…—Hazlo… sé que quiere hacerlo. —Puse un mechón en detrás de su oreja mirándola con necesidad.—Voy…—Si, lo sé… yo lo deseo igua
Devuelta a la realidadAntes de salir del baño, entreabrí la puerta buscando a ese descarado, al no escucharlo abrí la puerta al completo tapando mi cuerpo con preocupación, eche una mirada a la habitación y no parecía que hubiera rastro de él, solo había un desorden a su paso y el olor de lo que perecía una habitación de soltero. Embriagada de aquel olor tan intenso, mi respiración empezó a acelerarse sin entender el porqué de mi malestar, caminé hasta su cómoda y lentamente abrí su cajón, sintiéndome una sucia, pero simplemente era más fuerte que yo aquella curiosidad, metí la mano dentro tocando la tela de sus bóxeres… ¿Y si lo olía? Encontraría aquella fragancia que llamaba como una dulce melodía, pase, saliva, con dificultad cuando escuche decir.—¿No recuerdo que tuviera tu ropa interior en mi cómoda? —cerré con fuerza el cajón, sorprendida, me volví hacia atrás con rapidez, viendo su leve sonrisa maliciosa brillar en su rostro —Y-yo… es que… —indique nerviosa tomando un mechón
El dolor de un almaSería mal amiga, si pensara siempre mal de Matt, tantos años a su lado apoyándolo hasta en las decisiones más difíciles de su vida, hasta habíamos escapado juntos como hermanos, y nuestra unión era mucho más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo. Le apreciaba, pero le conocía tan bien… sabía el dolor que cargaba, y como le encantaba destruirse a sí mismo. Así que cuando se llevó a Ángela me preocupe. Al despertarme esta mañana y llegar al gimnasio para empezar mi rutina no vi ni Ángela ni a Matt, supe que nada bueno había pasado.—Estás preocupada, lo puedo sentir esta mañana —indico sky con su suave voz. Mire de nuevo la entrada suspirando con malestar.—Imposible no estar preocupada con Matt. Y por lo que me contó paúl, lo pillo mintiéndole descaradamente cuando le pregunto si se había acostado con Ángela.—No podéis intervenir con el deseo interno de las personas. —Indico sky leyendo su libro con atención.—No me quejaría si la mujer con la que se quiere re
El dolor de un alma parte 2 —Ya estamos llegando a la casa vacacional, papá, cuando lleguemos te llamo. —Daniel colgó volviendo a poner su atención al volante, las curvas por las que manejaba se acentuaban cada vez más, y las vistas de un espeso bosque en la carretera se extendía como una tupida alfombra verde.—Vamos a dejar las cosas claras —Índico Daniel, sacándome de mí ensimismo, le miré de reojo.—¿Le dijiste a tu madre sobre las mujeres?—Que pasa ¿Te da vergüenza que lo sepan? —me lanzó una mirada rápida, para decir.—¿Le dijiste, sí o no?—No tienes nada de que preocuparte, puedes seguir fingiendo ser el príncipe delante de todo el mundo. —dije jactándome de lo hipócrita que era. —Príncipe, ya soy por aceptar de nuevo seguir casado a tu lado —me lanzo una asqueada mirada.—Nadie te pone una pistola para seguir a mi lado.—Nadie me obliga, pero aun así lo tengo que hacer. Agrádesele a nuestros padres que tengas siquiera un hombre que te soporte.—¡Respétame, Daniel! —le grit
Deseos «—Tú solo me tienes que dejar entrar, ¿no era lo que deseabas…? Es por eso que estoy aquí —susurro aun con sus manos, entre mis piernas, solo un movimiento de mi parte y seguramente me hundiría en el infierno o en el cielo.«Lo deseas... no mientas» —No… Esto no es real… e-es un sueño. Me golpeé en la cabeza y… por eso te imaginé —dije negando lo que esto estuviera pasando, ¿por qué no podía despertar, porque?—Si no es real, como sientes esto…. —con su otra mano acaricio mi mejilla provocando que alzara mi mirada y ver su encantadora sonrisa. Mi corazón bombeó con tanta rapidez como aquel día en su habitación, mis piernas flaquearon y sus dedos se deslizaron vía libre al fuego de mí, deseo. Jadee débilmente agazapando mi mirada abrumada de lo intenso de aquellas caricias, ¿cómo podía sentirse tan real? Se inclinó hasta mí, oído susurrando.—¿Lo sientes? Es tu deseo palpitar en lo más profundo. —Le miré temblorosa, cuando de repente jalo algunos bellos de intimidad por encima