Los padres de Julia se fueron a la capital el 4 de agosto a las 17:00hs, ella y Román habían decidido no encontrarse en los días anteriores con el objetivo de no ser descubiertos y que los señores Santos decidieran hacer a su hija acompañarlos, así que no fue hasta que se habían ido que Román estacionó su auto a unas casas de la de Julia para recogerla sin que los vecinos se dieran cuenta. El gobierno había pautado un toque de queda a partir de las 20:00hs y ellos se dirigían a la bahía, por lo tanto debía ser un viaje a ver el atardecer bastante preciso, durarían una hora yendo y una hora de venida. Durante el viaje ninguno podía quitar los ojos de encima del otro, hacían bromas y se burlaban, en el camino pararon por algodón de azúcar y cantaron a todo pulmón las canciones que en la radio sonaban, todo era especial, una cita en todo su esplendor, y n
Julia se despertó con los primeros rayos de sol que se colaron por su ventana, instintivamente estiró su brazo buscando en el otro lado de la cama a Román, como cada día en los últimos años, pero su lado de la cama estaba vacío, él ya había despertado, al levantarse vio tal como hace tanto tiempo sus botas junto a su cama, se levantó buscándolo por todo el apartamento que ambos compartían, pero no parecía estar por ningún lado, durante su búsqueda pasó frente al ventanal de su balcón, cuyas persianas estaban abierta y la vista robó su atención, la ciudad entera podía ser apreciada desde aquí, solo la gran montaña que la rodeaba se interponía entre la luz del sol y las partes más bajas de la capital, solo las personas que estaban en los edificios más altos habían ya disfrutado de su primera dosis de vitamina D del día. Oyó como la puerta principal se abría así que se dirigió a su entrada, y lo vio, alto y guapo, con el pequeño perro Pug que habían adoptado, Estrella. - Bu
Era una tarde atareada en la vida de Julia Santos, mientras salía de su clase de calculo II en la facultad de ingeniería conversaba con algunos de sus compañeros que se dirigían al estacionamiento trasero del campus, Miguel un compañero de Julia le preguntó si quería que le diera un aventón a casa y aunque ella se sintió agradecida por la oferta le respondió que hoy ella había traído el auto que su padre le había regalado por su cumpleaños 18 hace solo unos meses, aunque a Julia no le gustaba mucho conducir disfrutaba de esta nueva independencia que venía con ser su propia chofer. Se despidió de sus amigos y cada uno se dirigió a su auto, Julia se detuvo frente a su puerta para chequear como se veía en la ventana, vio su abundante cabello negro y rizado luciendo espectacularmente, aunque sus ojos se veían cansados con dos bolsas negras debajo de ellos,
La mudanza, y adaptación a la nueva vida de la reunida familia Santos había sido muy orgánica, debido a la naturaleza de las vidas de todos, entre los estudios de Julia, sus tutorías, los empleos de sus padres pudieron disfrutar de manera muy buena vivir juntos sin problemas de convivencia, mientras que poco a poco Julia y su madre Norman fueron dejando de lado la casa de la familia de Norma y empezaban a tratar esta casa como su hogar de nuevo, el cuarto de Julia era el que por el descuido había necesitado más reparaciones así que ella dormía en el cuarto de huéspedes mientras en sus días libres junto a su padre arreglaban esta habitación que parecía un museo de su infancia, donde su padre poco movía las cosas que ella durante sus visitas dejaba en el cuarto, hacía tantos años que no dormía en este cuarto, pero ya habían pasado dos
Cualquier ápice de ebriedad o mareo que Julia pudiera sentir desapareció con la sorpresa, había descartado completamente la posibilidad de que viniera Román y de todas maneras no lo esperaba en su puerta delantera antes de un aviso, pero no le molestaba en lo absoluto.- Estás hermosísima, increíble lo que has hecho con tu cabello, aunque la verdad estabas hermosa ya.- comentó Román con sus ojos brillosos, y tomó la mano de Julia para saludarla, le dio un beso en la mejilla y abrazó, ella devolvió el abrazo y se embriagó con el olor del perfume del chico, que mientras la abrazaba dijo- Es un placer verte después de tanto tiempo.- Hueles muy bien, y también es un placer verte.- Respondió Julia, Román rió y asintió mientras ella se separaba y le indicaba que pasara.- No te esperaba tan tarde.- La risa de
La distancia entre la casa de Julia y la casa de Román era de menos de 100 metros, pero pudo haber sido la de un paso de acuerdo a la inmediatez en la que el chico estuvo presente en la puerta de Julia, efectivamente había logrado estar ahí antes de que ella se terminara su cigarrillo, y no solo eso, sino incluso antes de que ella tuviera tiempo de procesar lo que estaba sucediendo, era obvio que Julia estaba un poco ebria, pero no lo suficiente como para que realmente fuera obvio para Román, ni al punto donde sus acciones estuviera siendo controladas por el alcohol en su organismo, pero lo suficiente como para desinhibirla, apagó su cigarro en la suela de su zapatilla y lo dejó en un cenicero improvisado que creó con un vaso, una servilleta y un poco de agua, se levantó y observo al chico iluminado bajo la luz amarilla del poste de la carretera, con una expresión que insinuaba que seguía medio dormido, un p
Al Julia recostarse en su cama aún sentía el efecto del alcohol sobre ella y se preguntó si podría adjudicarle a ello el hecho de que todo esto con Román haya sido tan surreal, incluso se cuestionaba qué la había hecho ignorar la molestia que sentía porque Román la había plantado sin siquiera dar una explicación muy clara, le molestaba pensar que no le envió un mensaje, y en el fondo aunque no lo quisiera admitir le molestaba que no hubiera considerado invitarla. Si, ella sabía que al final del día no tenían compromiso el uno con el otro de invitarse a todos lados, pero si quería pasar el día con ella realmente… sabía que a sus padres le agradaba Julia y no sería extraño verla allí para su despedida, pero solo con tenerlo frente a ella y después de unas pocas palabras de excusas y disculpas lo había dejado de lado, y
Julia había tenido un par de meses ocupados, la universidad y las tutorías, e incluyendo los exámenes finales que habían tenido lugar las últimas semanas de noviembre realmente no había dejado que su mente extrañara a Román López, y efectivamente había funcionado, incluso ella estaba usando la distracción cuando inevitablemente olas de pensamientos sobre el tema la invadían, simplemente si él llegaba a su mente ella se ocuparía de tal forma que no tuviera tiempo de dejar que esas olas disturbaran la paz que sentía. Paz… aunque ella tratase de engañarse a si misma sabía que esta así llamada paz no era más que ella ignorando sus verdaderos sentimientos, y eso había estado con sus amigos y consigo misma, desde aquella llamada con Diana no hubo mucha mención del tema o del chico por parte de ninguna de las dos, de hecho al Diana tratar de conversar con su amiga del tema la reacción de esta era fingir que no era importante aunque en el fondo sentía su corazón sufrir con el distanciamient
Román iba a su casa como quien no quería la cosa, cuando pensó que quizás Julia ya estaba por entrar de vuelta a su casa cuando instintivamente vio hacia atrás, buscando tener otro vistazo antes de irse del rostro de la chica que hacia su corazón latir extremadamente rápido y sus palabras entorpecerse, al verla se dio cuenta de que ella también lo veía a el, ella había volteado al mismo tiempo, su reacción fue totalmente natural cuando le sonrió y alzó la mano despidiéndose una vez más, esta noche había sido fantástica, todavía no podía creer que la había besado, una cosa era besar una chica medio ebrio en una fiesta, pero esta vez tuvo el valor de hacerlo sobrio, el no podía imaginarse que una chica como ella se fijara en el, claro mucha gente decía e incluso Román sabía que físicament