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PARTE V: JULIO - OCTUBRE

Al Julia recostarse en su cama aún sentía el efecto del alcohol sobre ella y se preguntó si podría adjudicarle a ello el hecho de que todo esto con Román haya sido tan surreal, incluso se cuestionaba qué la había hecho ignorar la molestia que sentía porque Román la había plantado sin siquiera dar una explicación muy clara, le molestaba pensar que no le envió un mensaje, y en el fondo aunque no lo quisiera admitir le molestaba que no hubiera considerado invitarla. Si, ella sabía que al final del día no tenían compromiso el uno con el otro de invitarse a todos lados, pero si quería pasar el día con ella realmente… sabía que a sus padres le agradaba Julia y no sería extraño verla allí para su despedida, pero solo con tenerlo frente a ella y después de unas pocas palabras de excusas y disculpas lo había dejado de lado, y ahora sentía dentro de si un torbellino de emociones, no sabía si sentirse bien por lo que acababa de pasar o molesta porque su molestia fue tratada como algo que no significa lo suficiente como para tener una conversación seria al respecto, lo que si estaba claro que sentía era un poco de desilusión al saber que Román no estaría aquí durante sus vacaciones de verano, pero no iba a dejar que eso la detuviera de tener experiencias increíbles como la que tuvo con el, ahora que había sentido esto intentaría replicarlo y sentirse así más constantemente, permitirse interesarse lo suficiente como para sentir algo, Julia se fue a dormir esa noche con una tormenta en su mente.

     Román llegó a casa y empezó su viaje en carretera decidido  a seguir en contacto con Julia durante el tiempo que iba a tomar hasta que se volvieran a ver, quizás estaban lejos pero cada momento cerca era algo que no podía pensar en dejar pasar sin aprovechar su compañía, apenas llegó a su casa y terminó de montar su equipaje en su automóvil, le dejó un mensaje a Julia, nada muy elaborado, solo algo para mantener la conversación viva.

El contacto entre los dos fue constante, hubo días donde pasarían desde la salida del sol hasta que se ocultara conversando, contándose sobre las cosas que les alegraban o importunaban como también hubo días donde no sabrían el uno del otro. Julia le contó sobre su verano, como iba a fiestas y a clubes, viajes a la playa y cenas con amigos, como vivió al limite y disfruto mucho de la oportunidad de vivir su libertad de manera completa por primera vez, de todas maneras se aseguró de no hablar de cómo en cada una de estas oportunidades, cuando algún chico buscaba su atención ella trataba de replicar lo que sintió con Román pero ningún chico, ninguna mano, ningunos labios podían hacerla sentir ni siquiera como la hacía sentir la mención del nombre de Román, ni mucho menos como se sentía cuando en medio la noche en sus sueños la visitaba y con sus ojos verdes iluminaba su rostro, a la larga Julia empezó a decepcionarse con todo chico con el que trataba de involucrarse, es como si algo hubiera cambiado, como si pudieras por un momento volar y luego fueras condenado a quedarte en el suelo y desde la distancia pudieras ver tus alas, mientras que Román le hablaba de su universidad, sus clases y sus amigos pero nunca mencionando como con ella había logrado sentir lo que había anhelado sentir toda su vida. Los días pasaban, las semanas, el verano terminaba y este par solo se volvía más cercano, al punto donde para ambos sus presencias era un apoyo, eran a quién recurrían cuando algo estaba mal, y ambos deseaban verse de nuevo. Una noche pasada la media noche mientras Julia estaba en una fiesta con sus amigos se fijó de la fecha en su teléfono y vio que era cinco de septiembre, hoy era el cumpleaños número 19 de Román, y aunque el nunca la mencionase ella lo recordaba de cuando eran chicos y se apartó de la música estridente, yendo a una pequeña azotea a la que se tenía acceso desde el segundo piso de esta casa donde nunca había estado antes, encendió un cigarrillo y marcó el número de Román mientras apreciaba la vista de el centro de su pueblo, que al no contar con infraestructuras muy altas podía parecer poco impresionante, pero entre las luces de los autos, casas y establecimientos comerciales logró cautivar a Julia que en su oído escuchaba su teléfono sonar y sonar, pero sin una respuesta de Román, un poco desilusionada terminó su cigarrillo y dejó un mensaje de felicitaciones y buenos deseos a su amigo antes de entrar a la fiesta, eran pasadas las cinco de la madrugada cuando estaba durmiendo en su casa y recibió una llamada de Román que contestó aun estando medio dormida.

-(¿Julia? ¿Cómo estás? Gracias por tus buenos deseos, lo siento por no poder…) –rió ante algo que sucedía del otro lado de la línea, ella podía notar que estaba ebrio por como arrastraba un poco las palabras y gritaba para que su voz estuviera más alta que la música a su alrededor y luego de reír continuó – (lo siento por no poder responder antes, mis amigos me sorprendieron y me han mantenido ocupado.) – Hubo una pequeña pausa – (Te extraño Julia).

- Yo también te extraño, me alegra que estés pasando un buen rato.- Julia habló con la voz ronca por recién haber despertado.

-(Dios mío, ¿Te desperté?)- Aún más risas y gente llamando a Román se oían en el fondo – (Disculpa si te desperté. Mañana te llamaré de nuevo, debo irme)

- Está bien, feliz cumplea- Julia fue cortada en medio de la oración al la llamada ser terminada y aunque un poco desconcertada por ello solo se lo adjudico a que Román estuviera ebrio y siguió durmiendo. Este tipo de interacciones entre ellos eran normales, cuando siempre que alguno tomaba tragos de más terminarían teniendo conversaciones en medio de la noche, sin realmente importar si seguían en las fiestas o ya de vuelta en casa. Todo parecía ir bien entre ellos hasta que en octubre todo se vino abajo.

Diana llamó a Julia en la mañana de su primer día de clases de vuelta a la universidad después de las vacaciones de verano al menos seis veces antes de que ella pudiera revisar su teléfono, ya que mientras ella veía clases acostumbraba configurar las notificaciones a silencio, no le gustaba tener distracciones si pretendía poner su atención en algo más importante así que reducía las posibilidades de que sucediese de esta manera, Julia al ver las llamadas perdidas de su amiga se preocupó e imaginó más de 100 situaciones que podrían incitar a Diana a hacer seis llamadas en un periodo menor a 45 minutos, pero ninguna de sus predicciones estaban en lo correcto, la verdad es que el motivo de estas llamadas no era algo que directamente afectara a Diana, más bien era algo que involucraba a alguien actuando de una forma que definitivamente afectaría a Julia quién antes de devolver la llamada pretendía enviar un mensaje por w******p a su amiga, pero que al ver los mensajes que la esperaban en el chat pudo aclarar las dudas que la preocupaban, estos mensajes la alertaban de que se sorprendería y quizás querría saber que sucede sin compañía que pudiera ver su reacción, ella ignoró las advertencias y simplemente fue hasta el mensaje más nuevo que era un l**k que llevaba hasta un perfil de i*******m de una chica llamada Isabel Mattheus, según la foto del perfil Julia encontraba este rostro familiar pero no podía saber realmente de donde lo recordaba, así que entró primero en sus historias y no vio nada extraordinario, la chica compartía publicaciones sobre la conciencia y el cuidado del planeta, y aunque Julia estaba totalmente de acuerdo con esto, sabía que no podían ser el motivo por el que Diana la había llamado y aconsejado discreción, Julia procede a revisar la última publicación de esta chica Isabel… Encontró un collage con más de 20 fotos con Román, donde cocinaban, bailaban, nadaban, caminaban, posaban, se besaban e incluso dormían juntos en la misma cama, algunas de estas fotos incluso Julia podía recordar estaban en el perfil de este chico, Isabel era la misma chica que hace meses ella había querido con todas sus ganas que no fuera novia de Román y no entendía que significaba esto y no fue hasta que leyó el pie de foto que entendió todo

¨ Estoy muy agradecida con Dios y con la vida por poner en mi camino una persona como tu, hoy son tres años que estás a mi lado. No pude haber pedido un mejor compañero de vida y sin dudarlo te escogería una y otra vez, porque aunque no siempre es fácil tú y yo siempre salimos adelante, en las buenas, en las malas y en las peores. Recuerdo cuando nos conocimos, tu sonrisa como la de un niño y mis frenillos que me hacían insegura, y como viste en mi lo que ni siquiera yo pude ver, viste todo lo que podía llegar a ser y me acompañaste en el camino a convertirme en ello. Me has curado, contigo mis cicatrices ya no duelen, ahora son como una pintura que retrata las guerras de mi pasado. Sé que hemos crecido y hemos cambiado, pero logramos madurar juntos, ya no somos los chicos de secundaria pero cuando veo tus ojos aún está ese brillo que recuerdo haber presenciado cuando tuvimos nuestro primer beso. Te amo y espero la vida nos permita estar muchos años más juntos.¨

Julia leyó esto y se sintió desconcertada, ¿tres años? , no podía creerlo, no podía sentirse aún más idiota, no sabía como actuar, pensó todo lo que le diría a Román, incluso escribió varios mensajes que terminaba borrando, donde lo llamaba mujeriego, infiel, mentiroso pero no se atrevía a enviarlos. Sentía como había sido utilizada por un chico que solo quería divertirse a costa de jugar con los sentimientos de los demás, y después de mucho pensar en por qué esto le causaba tanta rabia era porque incluso aunque sabia que estaba mal lo que el estaba haciendo, le dolía pensar que para el solo era un juego y ella solo era ¨ la otra ¨ mientras que para ella sus interacciones habían sido tan significativas, volvió a abrir la publicación y la seguía viendo, entonces notó que en los comentarios incluso había una respuesta de Román y esto fue la gota que derramó el vaso, incluso ni se molestó en leer qué decía el comentario cuando abrió el perfil su perfil y lo bloqueo de i*******m, procedió a abrir w******p y bloquearlo de ahí también, hasta bloqueó las llamadas y mensajes que pudiera hacer, si había algo que Julia tenía claro era que no quería volver a oír las mentiras de Román de nuevo. Contemplaba la idea de dejarle saber a esta chica Isabel lo que había sucedido, pero realmente no se sentía cómoda involucrándose aún más en la relación y parte de ella solo quería hacer como si nada pasó, solo borrar a ese chico de su vida, en su mente sentía culpa, ingenuidad, tristeza y un vacío, después de tanto tratar de construir algo que pudiera dar vida a quizás una relación estaba ahora viendo la parte mala de abrir su corazón, el dolor y ver la ilusión que tenías de un futuro con alguien desaparecer y escaparse de sus manos como agua sin poder hacer nada al respecto, ya abrumada con todo lo que estaba sintiendo Julia decide llamar a Diana, y oye el teléfono sonar dos veces aunque para ella podrían haber sido nueve.

- No puedo creer que tenga novia. – Dijo Julia con un nudo en la garganta a traves del teléfono, ella no se había dado cuenta de que tenía los ojos llenos de lagrimas que casi se desbordaban de sus parpados hacia sus mejillas – No puedo creer que me usara.- Con cada palabra que decía Julia sentía como el llanto se acercaba, pero lo último que quería hacer era llorar en medio de la facultad.

- (Estoy igual de sorprendida que tu)- Diana sabía lo interesada que estaba Julia en Román hacía que trataba de escoger sus palabras con cuidado.- ¿Cómo te sientes? ¿Le dijiste que sabes que tiene novia?

- Me siento fatal. No le dije nada, no voy a seguir desperdiciando mi tiempo con él, es un sinvergüenza. – Y aunque Julia de verdad estaba segura de lo que decía, tenía esta voz interna diciéndole que debería hablar con él, darle la oportunidad de explicarse, pero su sentido común no se lo permitiría-

- (¿Y lo dejarás pasar? ¿Así como así?)- Diana parecía incluso ofendida ante la respuesta que Julia le acababa de dar. -(Estoy de acuerdo en que no merece tu tiempo, pero si merece aprender una lección)

- Si merece una lección, solo que tendrá que buscarse a alguien más que se la enseñe. – Julia se preguntaba si realmente había sido una buena idea llamar a Diana, aunque era su mejor amiga no estaba recibiendo lo que necesitaba en este momento, aunque claramente ella no sabía que necesitaba solo no sentía que pudiera continuar esta conversación y recibir el apoyo de la forma necesaria para sentirse mejor, así que dijo – Di, debo entrar a clases. Hablamos luego.

- Cariño, lo siento tanto que no salieran las cosas bien, recuerda que no es tu culpa. Eras demasiado para el de todas formas. – Dijo Diana con dulzura – Que te vaya bien.

- Seguro, luego te llamo, gracias.

Julia continuó sintiéndose mal los siguientes días, culpándose a ella misma, a la chica y a Román, a todos y luego a ninguno, su mente no le daba descanso. Pensaba en si Román había tratado de comunicarse con ella y se preguntaba por qué no recibía respuesta, o qué pasaba, o quizás el sabía muy bien que esa publicación llegaría a los ojos de ella y estaba preparado para esto, ninguna de estas situaciones le parecían correctas o adecuadas, mucho menos le parecía correcto rebajarse y seguir pensando en él y en lo que hacía o no hacía, no podía seguirle dando importancia, ni darle la oportunidad de ocupar espacio en su mente pero en contra de los deseos de Julia, el seguía ahí, aunque se había ganado el desprecio ya sea que supiera o no de lo que ella se había enterado no le importaba, tarde o temprano se daría cuenta, nadie puede permitirse ir por la vida actuando de manera irresponsable, lastimando personas y jugando con ella y esperar que dichas personas no corten sus lazos, y aunque Julia sospechaba lo mucho que le costaría sentirse bien de nuevo luego de esto, estaba segura que podía con eso, solo se recordaba a si misma que no puede permitirse ser usada ni lastimada en nombre de encontrar el amor, el amor no se supone que te dañe, ella sabía que el amor puede doler, pero aquí ella ponía el límite.

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