PARTE IV: JULIO

 La distancia entre la casa de Julia y la casa de Román era de menos de 100 metros, pero pudo haber sido la de un paso de acuerdo a la inmediatez en la que el chico estuvo presente en la puerta de Julia, efectivamente había logrado estar ahí antes de que ella se terminara su cigarrillo, y no solo eso, sino incluso antes de que ella tuviera tiempo de procesar lo que estaba sucediendo, era obvio que Julia estaba un poco ebria, pero no lo suficiente como para que realmente fuera obvio para Román, ni al punto donde sus acciones estuviera siendo controladas por el alcohol en su organismo, pero lo suficiente como para desinhibirla, apagó su cigarro en la suela de su zapatilla y lo dejó en un cenicero improvisado que creó con un vaso, una servilleta y un poco de agua, se levantó y observo al chico iluminado bajo la luz amarilla del poste de la carretera, con una expresión que insinuaba que seguía medio dormido, un poco de sudor en su frente y se veía agitado, estaba segura que el había corrido hasta allí, a pesar de la situación le pareció gracioso el escenario y empezó a reír mientras llegaba con su llave en la mano para abrir la puerta a Román, mientras se acercaba trató de ocultar la risa pero esto solo la hizo peor.

- ¿Qué es tan gracioso? – preguntó curioso

- Nada, nada- dijo mientras su risa continuaba – solo es que viniste corriendo- Culminó mientras le abría la puerta.

- Bueno, me dijiste que debía llegar antes que se terminara tu cigarrillo – Cruzó la entrada y Julia pudo notar que usaba perfume - ¿Dónde me siento?

- Pues siéntate en cualquiera de las sillas- señaló a un juego de sillas de exteriores ubicado en un área techada donde no había mucha iluminación.

Julia siguió a Román mientras el se sentaba ella escogió sentarse en la silla que quedaba frente a la de él, lo que lo hizo verla con disgusto y dijo.

-Siéntate a mi lado, ¿por qué tienes que irte tan lejos? – tomó la silla que estaba junto a él, la acercó un poco más de lo que estaba y le hizo una seña a Julia para que se sentara en ella. - ¿Puedo tomar uno? – preguntó mientras señalaba la cajetilla de cigarrillos que se posaba en la mesa del centro junto al cenicero.

-Claro – Román se llevó un cigarrillo a la boca y mientras Julia se sentaba en la silla que él había reacomodado para ella se inclinó hacía ella y dijo aún con este entre los labios.

- ¿Puedes encendérmelo?- Julia sacó su encendedor y vio como su llama iluminaba el rostro de este chico y como sus ojos se veían como un océano de jade en llamas con el reflejo, el llevó la punta del cigarrillo a la llama y jaló, encendiéndolo, Julia tomó un cigarrillo para ella y antes de apagar su encendedor lo usó para tomar un jalón y encenderlo. Ambos se sentaron atrapados en un silencio incomodo que parecía durar una eternidad, tomaron algunas bocanas de sus cigarrillos antes de que Román dijera.

-Realmente fumas extraño –mientras reía entre sus dientes

-¿Así que viniste a burlarte de la manera en que fumo, eh?- respondió cortante

- Disculpa si te ofendí. – dijo apenado y bajando su mirada

- Solo estoy molestándote – rió y le dio un empujón amistoso a Román – me dicen eso seguido.

- ¿Cómo estuvo tu día? – Román rató de cambiar el tema.

- Bien, un poco plantada, pero me las arreglé.- contestó retándolo

-Dije que lo sentía. – reiteró.

- Pues eso no arregla la situación.

- Lo sé, no quería arruinar las buenas vibras entre nosotros.- Dijo con un tono pesado.

- Un mensaje habría bastado. – Insistió Julia en un tono brusco.

Hubo un momento en silencio durante el que se vieron a los ojos y sentían el peso de la conversación, la molestia de Julia y el desagrado que sentía Román por no ser disculpado, el mismo rompió el contacto visual,  y mientras veía hacia la carretera dijo.

- ¿Podemos no hablar de eso? En serio quiero pasar un buen rato contigo.- Dijo mientras Julia notó que su guardia bajaba así que decidió bajar la suya también, permitir que la conversación siguiera su curso natural.

- ¿Cuándo volverás de la capital?- Preguntó en un tono mucho más relajado.

- Probablemente para las vacaciones de navidad. Pero siempre es un periodo corto, menos de 10 días. – parecía un poco triste con su afirmación.

-Lamentable.

- Espero poder verte más cuando vuelva.-  Dijo mientras volvía a hacer contacto visual.

- Me pareció extraño. – Julia comentó mientras rompía contacto visual de nuevo, verlo a los ojos provocaba en ella algo con lo que no quería lidiar mientras lo tenía al frente.

-¿Qué? – preguntó Román sin entender a lo que se refería.

- Recibir un mensaje tuyo, especialmente diciendo que soy guapa y que quieres ponerte al día conmigo. – Respondió sin siquiera mirarlo.

- ¿Por qué? Siempre me has caído bien. – Román reía con picardía.

- Sabes que eso no es cierto y sabes a lo que me refiero.- El comentario hizo que su cara se arrugara y se moviera un poco de su asiento, casi como si quisiera crear un poco de espacio entre ellos para lograr capturar la mirada de Julia que estaba posada lejos de su campo visual.

- Okay, si sé a lo que te refieres, y pues eso es obvio, y ¿a que te refieres con que no es cierto? Hemos sido amigos desde que nacimos. – Dijo serio mientras ponía su mano en la pierna de Julia, lo que causó que los pulsos de ambos aceleraran, ambos pensando que acción tomar para continuar.

- ¿Obvio para quién?- Julia movió su pierna un poco y el retiró su mano, pero en ese momento ella lo vio a los ojos.

- Para mi es obvio, pero, no me cambies el tema. ¿No te caía bien de chicos? – La picardía volvía a su mirada, y su sonrisa parecía recordarle a Julia lo guapo que lo encontraba.

- Pues realmente no, pensé que era obvio, eras realmente molesto. - reía bajo su aliento

- ¿Te sigo pareciendo molesto?- mientras lo decía y guiñaba un ojo a Julia ella notaba como el sabía que estaba interesada, y para ella el pensamiento más lógico era creer que el también lo estaba, así que sin dejarse intimidar por sus actitud que tanto la provocaba respondió.

- Realmente un poco, pero me gusta. – dijo mientras se ponía más cómoda en la silla.

- Ayer parecía gustarte, solo que no parecía molestarte.

-Tienes razón, ayer no me molestabas.- hizo un gesto de asentimiento con la cabeza al terminar. Hubo un silencio de nuevo, en el que ambos ante esta respuesta sostuvieron miradas, ni Román ni Julia estaban muy seguros de cómo, cuando o por que pero el deseo que ambos sentían por el otro era palpable y bastante claro, y mientras más tiempo pasaban juntos podían darse cuenta, que quizás cualquier cosa que pudiera salir de estos encuentros entre los dos podría terminar muy bien o muy mal, eran dos personas dispuestas a arriesgarse, a pesar de no saber mucho el uno del otro, dos personas que en un momento habían marcado un antes y un después, dos personas que ponían sus corazones al mando pero sin realmente saber cuanto podrían perder. Entonces Julia preguntó- ¿Quién es tu artista favorito?

- Que radical tú cambio de tema. – respondió Román

- Solo responde.- Julia rió ante su comentario

- Travis Scott. ¿Y el tuyo?

- Taylor Swift.

- Amé su canción, ya sabes la que va sobre una larga lista de ex-amores, se llama ¨ blank space ¨  - Román cantó de forma chistosa y con un acento poco acertado, pero eso hizo a Julia sentir ternura.

- Bastante acorde a la situación. – Aseguró Julia con una expresión que mostraba complicidad- Si te fijas que ambos empiezan por TS, es curioso.

- Una casualidad curiosa, si. – Román empezó a reír y luego agregó – Es porque somos almas gemelas.- Ambos rieron y al ver que estaban haciendo bastante ruido Julia le indicó a Román que debían bajar la voz.

- ¿Cómo es tu vida de vuelta en la capital?- Preguntó Julia con bastante curiosidad, le interesaba bastante, nunca había realmente salido de su ciudad que se caracterizaba por ser realmente un pueblo grande y avanzado, había viajado con su madre y padre antes de que se separasen y con ambos por separado luego, pero nunca realmente vivido el ritmo de una ciudad realmente grande.

- Pues es mucho más movida que aquí, a veces al vivir acá me siento aburrido, no hay mucho pasando, pues obvio este no es un pueblo, pero realmente no es una ciudad, y me cuesta ir y venir, el ritmo de mi vida cambia mucho.- Explicó y su forma de expresarse era muy distinta, su voz era mucho más seria e incluso más encantadora que antes, era hipnotizante oírlo hablar, era como ver a un hombre mayor con mucha experiencia hablar, y aunque Julia sabía que solo era otro chico más hablando de su día a día, quería seguir escuchándolo.

- ¿como se diferencia?- Preguntó al darse cuenta que Román no seguía hablando.

- Pues allá puedo pasar todo el día ocupado, haciendo cosas en la ciudad y llegar a mi residencia en la noche solo para seguir con mis clases, asignaciones, exámenes  y todo lo demás, mientras que aquí todo es más confortante, despierto y tengo desayuno listo, mi madre me cocina, tengo tiempo para jugar videojuegos, y realmente en eso se basa mi día a día. ¿Cómo es el tuyo? Estudiando aquí y todo el asunto.- Julia se fijó como Román hacía muchos ademanes al hablar cuando se quería expresar, y algo que no lo había visto hacer ayer frente a los demás.

- Pues aunque estoy segura que no es tan movido como una ciudad, mis días constantemente son súper atareados.- Julia quería hablar de su día a día sin sentirse como una niña que no podía controlar tanto como él, ella estaba segura que el debía estar pensando que era imposible comparar sus vidas, pero al ver en sus ojos como la comprendía entendió que no era así y continuó- Entre quehaceres, diligencias, trabajo, la universidad y realmente también mis amigos a veces no tengo tiempo para detenerme y solo relajarme. No es que con mis amigos no me relaje es solo que…-tratando de explicarse antes de que Román se lo tomara mal, él la interrumpió.

- Entiendo, no tienes que explicarme. Son bastante amigables todos, me cayeron muy bien.- Dijo con una gran sonrisa – También quiero verlos a todos de nuevo.

- Estoy segura que tu a ellos también. – Respondió Julia con una sonrisa de vuelta.

- Besas muy bien, ¿sabes eso?- La mirada de Román cambió completamente, fue de inocente a cazador en menos de un segundo.

- Gracias, supongo.- Julia dijo sin más. No podía permitirse ser menos veloz que él y quedarse asustada así que rápidamente agregó- Tú también besas bien.

Ambos mientras se veían a los ojos sin intimidarse, por primera vez en la noche adueñándose de sus deseos se acercaron un poco cuando un repique que parecía ser el más ruidoso en la historia los interrumpió, era el teléfono de Román y en la pantalla podía verse una llamada entrante de ¨Mamá¨.

- Creo que ya debo irme.- Dijo Román decepcionado señalando a la pantalla de su teléfono.

- Así parece…- Julia se levantó de la silla y tomó a Román de la mano para abrirle la puerta.

- No dejaré de escribirte, espero no me hayas olvidado para cuando vuelva.- Decía mientras caminaba detrás del Julia aún tomando su mano, ella por un momento no respondió y al llegar a la puerta, antes de abrirla dijo.

- Creo que hay mucho tiempo de acá a diciembre- en ese momento sitió que Román jalaba su mano y la hacía voltear, fue entonces cuando al posar sus ojos sobre sus labios logró entender sus intenciones, lo vio acercarse lentamente y en su estomago sintió eso que se siente al tomar un paso en falso mientras bajas una escalera, y durante un segundo crees que vas a caer pero aterrizas de manera segura en el siguiente escalón, y mientras más se acercaba más esa sensación se apoderaba de todo su cuerpo, al sentir los labios del chico tocar los suyos fue como golpe de corriente que electrificó cada extremidad de su cuerpo y le ordenaba actuar y entonces Julia le devolvió el beso, lo besó como si no hubiera deseado más nada en su vida y Román sentía como su sangre parecía plomo hirviendo que su corazón hacía correr por sus venas quemándolo y el único alivio era continuar este beso. Como en un cuento de hadas ambos se imaginaban las chispas volar a su alrededor pero en vez de escuchar música melodiosa escuchan el repique del teléfono de Román y se separan, no sin antes verse a los ojos con sus labios tan cerca pero sin tocarse, y el solo podía pensar que desde esta distancia estaba seguro que Julia podría saber incluso lo que estaba pensando, solo esperaba que no y antes de que él pudiera decir una palabra ella dice - eso definitivamente me ayudará a recordarte.- Román sin palabras ante lo que acababa de pasar solo pudo decir sobre su acelerado aliento.

- Te extrañaré Julia.

- Espero verte pronto Román.

Entonces Román se fue, tomó su corto camino a su casa. Ella lo veía alejarse lentamente y sospechaba que el sentía lo mismo que ella estaba sintiendo aunque ni siquiera sabía muy bien que estaba sintiendo; era alegría y una prisa en el corazón, era miedo y curiosidad, era tristeza y esperanza al saber que su pequeña interacción con este chico que solo duró dos noches y ahora este se iría, a pesar de tanta duda e incertidumbre sobre lo que podría pasar en el futuro entre ellos Julia sabía que no quería que esta fuera la última vez que lo viera, ni la última vez que lo besara. Román mientras caminaba bajo la luz de la luna estaba seguro de algo, y eso era que al volver, la buscaría a ella, y se preparaba para pasar las siguientes 12 horas en la autopista pensando en ella y en lo bien que se sentía que alguien como ella mostrara interés en pasar tiempo con él, sabiendo que después de un día, y quizás un poco más, haciéndose compañía ahora todo había cambiado y el esperaba que fuera así para ambos. Los dos chicos estaban ilusionados pero ellos eran dos lados de una moneda que aún era incierto si algún día entraría en circulación.

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