10. ¿Quién es él?
Seguía tirada en la hierba, incapaz de levantarme, el dolor era insoportable, el dolor de mi alma me impedía seguir luchando. Tan sólo podía mirar hacia la oscuridad, hacia el lugar dónde él y mi hermana habían estado besándose horas antes. Pero ya hacía mucho de eso, hacía bastante que se habían marchado, dejándome allí tirada.
No podía dejar de pensar en él, era como si le hubiese perdido, cómo si hubiese muerto, pues al fin y al cabo la persona a la que amaba no había existido jamás. Y eso tan sólo hacía que todo doliese un poco más.
Ni siquiera sabía que haría si me levantaba de allí. No podía volver a casa en aquel estado, no quería preocupar a papá. Ya ni siquiera sabía si podría volver a mi
11. Un sueño muy real.Desperté con una cálida sensación en mi rostro, como si alguien hubiese besado ese punto. Intenté recordar en qué momento había sucedido, si en algún momento alguien… Caleb.Me toqué el rostro, justo en el lugar en el que él me había besado la noche anterior, mientras yo permanecía con ojos cerrados.Lo siento – susurró, al mismo tiempo que yo seguía fingiendo que dormía – siento no poder decirte la verdad, pero no puedo perder a Elena.Me quedó claro en ese justo instante, él estaba enamorado de ella, de mi hermana, no había otra explicación para lo que estaba haciendo.Todo había sido mentira, cada una de las situaciones que habíamos vivido.La lluvia caía sobre la
12. Luchando contra el miedo.Cuando era niña me encantaba esconderme entre la hierba y escuchar a mis hermanos buscándome por todo el lugar, me gustaba escuchar a Aaron decirme lo mucho que me cuidaría si aparecía frente a él, a Elena prometerme que me dejaría jugar con sus juguetes si dejaba de esconderme. Pero lo que más me gustaba era ver sus caras cuando aparecía de pronto.Siempre estuve unida a mis hermanos, pero un día todo cambió, el día en el que le detectaron a mi hermano el cáncer. Ese día todo cambió en mi familia, y la relación con mis hermanos se volvió más fría e impersonal.Luego sucedió lo del granero de Caleb, y me separé de mi hermana mucho más, llegando hasta a odiarla, por haberme quitado lo único que me devolvía la sonrisa después de unos dí
13. Mentiras.¿Qué está pasando aquí? – preguntó su novia al verme en su habitación junto a él – Me dijiste que habías terminado de hacerle encargos a Elena – espetó, haciendo que mi miedo volviese, y me diese cuenta de que mis sospechas eran ciertas, él tan sólo estaba fingiendo.Me marché sin tan siquiera despedirme y él no me detuvo, lo que me hizo comprobar que era cierto. Él nunca había sido sincero conmigo, tan sólo hacía todo aquello por mi hermana.Elena los había alejado a todos de mí, y todo por lo que pasó aquella noche, la noche en la que perdí a mi hermana para siempre…“Buscaba entre las cosas de mi hermana, una prueba, algo que me dijese que ella y Caleb realmente eran novios, que estaban ena
14. Corriendo a la oscuridad.Salí por la puerta de la cocina tan pronto como me percaté de que mi padre y mi madre me observaban patidifusos. Corrí hacia el único lugar dónde me sentía segura, hacia la laguna.Mientras lo hacía, caía en la cuenta de algo: él nunca fue para mí, desde el principio mi hermana ya le había conseguido. Ahora entendía sus duras palabras en el día de la mazorca, por qué le había molestado tanto que él me hubiese defendido. Ella pensaba que se lo estaba arrebatando.Algo dolió dentro de mí, era cómo eso que suelen decir, mi corazón se rompió tan pronto como descubrí que para ella todo aquello no era más que un juego, un juego por ganar.No podía dejar de pensar en él, en todo lo que él había hecho desde ese beso en e
15. La boda.Papá y yo colocábamos los cubiertos en las mesas. Todo estaba preparado para el gran enlace, y corrían de un lugar a otro, histéricos. Sólo yo parecía en calma. Creo que me sentó bien desahogarme con un buen amigo.¿por qué estás tan cayada últimamente? – preguntó mi padre, mientras yo negaba con la cabeza, en señal de que no era nada - ¿volviste a discutir con tu hermana? – volví a negar con la cabeza, no quería hablar de ello – Lo que dijiste el otro día, sobre Caleb…No quiero hablar de ello – le dije, para luego caminar hacia el otro lado del jardín, observando el pequeño molinillo que Aaron y yo ayudamos a papá a construir.Me agarré los brazos, percatándome de que tení
16. El incidente.Me detuve cuando hube llegado a la orilla de la laguna, sintiendo las aguas sobre mis zapatos, inundándolos y llenándome de una sensación mojada. Sonreí con melancolía al recordar la última vez que tuve aquella sensación, fue con Aaron, ambos nos metidos en la laguna con los zapatos puestos, y reíamos feliz, intentando mojarnos el uno al otro.Siempre fui tan sobre protectora con mi hermano mayor, como si en lugar de ser la pequeña, yo fuese la mayor de los dos. Y él siempre fue tan bueno conmigo. Siempre supe que era su preferida, así que no me extrañaba que Elena me acusara de ello.Ya no tenía a nadie que me salvase de mi horrible vida, recordaba que cuando era niña y discutía con mamá, Aaron y Shally siempre estaban ahí para recomponerme, y cuando discutía con mi hermana, pap
17. Miedo.Me repetí las pruebas esa misma semana, teniendo que tomarme algunos días más de vacaciones en la empresa. Los nervios porque aquella prueba saliese negativa me habían jugado malas pasadas, pues no dejaba de vomitar y sufrir leves mareos a causa de lo histérica que estaba. Pero entonces caí en que aquellos síntomas eran los mismos que los que tiene una mujer embarazada, y mi miedo aumentó considerablemente.Caleb me llamaba todos los días para preguntarme por mi estado, y yo me sentía cada día más perdida.¿Qué haría si estaba embarazada? ¿Qué haría para continuar con mi vida? ¿Debía tener un hijo fruto de una mentira?Estaba sentada en el porche, pensando en todo esto, y en las muchas ganas que tenía de hablar con alguien. Pero Tyler había desaparecido del pueblo y nadie ten&iac
18. Deja que te ayude.No sabía cómo, pero allí había acabado, frente al lago, sintiendo la agradable brisa nocturna sobre mi rostro.Estaba descalza, con los pies metidos en el agua, mientras esta me llegaba hasta la rodilla. Cerré los ojos, dejándome llevar por mis pensamientos, recordando a Shally.“Una Shally de no más de doce años de edad jugaba conmigo en la laguna, mientras hablábamos sobre nuestras madres.Estoy segura de que en el fondo ella te quiere, Sara – aseguraba mi amiga - ¿cómo no iba a quererte si te has pasado nueve meses dentro de ella? Creo que todas las madres deben querer a sus hijos, al fin y al cabo, son parte de ellos.Cuando tenga hijos los querré así, y se los mostraré cada día – aseguré, con una tenue